sábado, 20 de septiembre de 2025

Dos clavos más al cajón

¿El último clavo en el cajón del CAREM?

El desguace del sector nuclear argentino

El gobierno paralizó totalmente la construcción del CAREM, el primer reactor de potencia de diseño ciento por ciento argentino, cuando ya se encontraba con un grado importante de avance en su desarrollo. Además, anunció su reemplazo por otro reactor que apenas existe en los papeles. Se trata de un nuevo paso en el ajuste contra el sistema científico y tecnológico nacional o de la rendición ante intereses geopolíticos que no quieren que la Argentina se convierta en un actor importante en el mercado internacional de generación nucleoeléctrica.

18 Sep 2025 POR Gabriel Rocca

El sueño argentino de contar con un reactor de potencia de diseño ciento por ciento nacional nació hacia mediados de la década del 80, cuando el CAREM fue la primera propuesta de SMR (Small Modular Reactor) en el mundo. Su desarrollo tiene un primer freno en los tempranos años 90. Hacia fines de esa década se retoma la idea pero se detiene nuevamente durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Con la llegada de Néstor Kirchner, se produce el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino y, entre otras acciones, se retoma el proyecto CAREM. Durante 10 años se avanza con fuerza en su construcción hasta que en 2017 la administración de Mauricio Macri lo vuelve a paralizar. Bajo la presidencia de Alberto Fernández se reanuda con la iniciativa luego de la pandemia pero el gobierno de Javier Milei decidió no sólo detenerlo una vez más, sino que parece resuelto a boicotearlo para hundirlo de manera definitiva.

"Públicamente ellos nunca dicen que frenaron la la obra pero, en la práctica, tiene cero presupuesto ejecutado desde el octubre del año pasado. Por otro lado, están deshaciendo los equipos de trabajo, que es lo más grave porque después son muy difíciles de recomponer. Mi visión es que hay una clara intención de que el proyecto no continúe", afirma Adriana Serquis, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)desde junio de 2021 hasta mayo de 2024.

"Al asumir su gestión el actual presidente de la CNEA, Guido Lavalle, sostuvo que no se iba a paralizar el proyecto CAREM. Luego explicó que este desarrollo no era económicamente competitivo. Y finalmente concluyó: 'El CAREM es donde estamos aprendiendo a hacer reactores'. Aun si fuera así hay que terminarlo y demostrar que funciona. Sin embargo, hoy está paralizado, desmantelados sus equipos técnicos, cancelados los contratos", suma Diego Hurtado, expresidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear (en 2015) y vicepresidente de la CNEA entre 2021 y 2023.

"Públicamente ellos nunca dicen que frenaron la obra pero, en la práctica, tiene cero presupuesto ejecutado desde el octubre del año pasado".

Ahora bien, ¿en qué consiste este proyecto clave para el desarrollo tecnológico nacional, que tanto apasiona a sus impulsores y que, una y otra vez, sectores particulares del poder local e internacional se empeñan en hacer fracasar?

Un pequeño gran proyecto

El proyecto CAREM (acrónimo de Central Argentina de Elementos Modulares) consiste en el desarrollo, construcción y operación de la primera central nuclear de potencia que cuenta con un diseño totalmente nacional. Se trata de una variante de los llamados PWR (Pressured Water Reactor) que utiliza uranio enriquecido como combustible y agua liviana como refrigerante. En relación con los PWR clásicos (como Atucha I y Atucha II), el CAREM presenta una serie de innovaciones que lo hacen más seguro y simplifican los criterios de construcción, operación y mantenimiento.

Una de sus características más novedosas es que cuenta con un "sistema de seguridad inherente pasivo", lo que significa que para ejecutarse no requiere de la intervención humana ni de sistemas activos que requieran alimentación eléctrica.

Las mismas características que hacen del CAREM un reactor de última generación, sencillo, ultraseguro y de bajo costo, también le imponen ciertas restricciones respecto de su tamaño. Sus desarrolladores proyectan que manteniendo la misma configuración del prototipo –que generará 32Mw–, se podría escalar la producción hasta los 120 Mw.

Ese límite en su diseño, ¿constituye una desventaja frente a las megacentrales nucleares capaces generar 1.000 o 1.500 Mw? De ninguna manera. El CAREM, por sus características, resulta ideal para el abastecimiento eléctrico de zonas aisladas, de polos fabriles o emprendimientos productivos con alto consumo energético, también para darle potencia a plantas desalinizadoras de agua o para proveer de vapor a un proyecto industrial.

El CAREM, por sus características, resulta ideal para el abastecimiento eléctrico de zonas aisladas, de polos fabriles o emprendimientos productivos con alto consumo energético.

Al instalar el módulo cerca del lugar donde se lo necesita permite ahorrar miles de kilómetros de líneas de transmisión, muy caras por el valor de los cables y también por la pérdida de energía que provocan. Por otro lado, dadas sus características modulares, si la demanda requiere de una potencia mayor, se puede armar una central con cuatro módulos que entregará 480 MW.

El prototipo del reactor CAREM –que se está construyendo en el predio de Atucha, en Zárate. Provincia de Buenos Aires– fue ideado originalmente para proveer 25 megavatios de potencia (de allí su nombre CAREM-25); sin embargo, a partir de sucesivas mejoras en la ingeniería y en algunos de sus componentes, será capaz de generar unos 32 MW, lo suficiente para abastecer de energía eléctrica a una ciudad de unos 120 mil habitantes. De todas formas, este prototipo no estará dedicado, en una primera instancia, a la generación de electricidad en sí, sino que tendrá fundamentalmente la función de probar las innovaciones aplicadas en el diseño de esta nueva generación de reactores. Por eso, está previsto realizar una extensa y diversa serie de pruebas para consolidar las ingenierías necesarias para completar el diseño de la futura versión comercial de los reactores tipo CAREM.

El plan de demolición

El de Javier Milei no ha sido el primer gobierno que paralizó al CAREM, pero sí fue original para aplicar un método, como ya lo hizo en otros casos similares –comedores populares, universidad pública, CONICET, Garraham– que consiste en desprestigiarlo primero para después vaciarlo de recursos.

Adriana Serquis

En el caso del CAREM, ese paso inicial fue dado por el presidente de la CNEA. Germán Guido Lavalle quien poco tiempo después de asumir su cargo encomendó a una comisión la revisión técnica del proyecto. "La intención era frenar el proyecto y para eso buscaron como excusa que tenía problemas técnicos. Entonces, hicieron una supuesta auditoria, se les entregaron algo así como 1.800 informes técnicos de los cuales no leyeron ninguno", se indigna Serquis.

"Desde el principio, yo denuncié que la supuesta evaluación integral era simplemente una excusa para desfinanciar el proyecto. Así se empezó a ralentizar su evolución hasta llegar a su paralización total", cuenta Hurtado y agrega: "Para colmo, a poco de conformar la comisión, uno de sus integrantes en una entrevista a un diario de Río Negro dijo que el CAREM era un fracaso. ¿Pero cómo? Todavía no empezaste la evaluación y ya decís que es un fracaso. Eso se llama boicot".

Si bien las autoridades negaban que hubiera una decisión de frenar la iniciativa, poco tiempo después enviaron telegramas de despido a unos 150 trabajadores de la construcción, de manera tal que ya no se pudo seguir adelante con la obra civil.

El paso siguiente en esta cadena de obstáculos lo volvió a dar Guido Lavalle al sostener que el CAREM no es un proyecto comercialmente viable. "Seamos honestos intelectualmente, no vamos a vender 50 CAREM, sabemos que no es así, que no es económicamente competitivo. Basta pararse en frente de la obra para darse cuenta de que eso no es un reactor modular pequeño», dijo el presidente de la CNEA y fue reproducido por diferentes medios.

Reidel comunicó que el CAREM sería dejado de lado y que en su reemplazo se apostaría al desarrollo de un nuevo reactor: el ACR-300.

Pero, ¿esto es realmente así? "No, obviamente no estoy de acuerdo –sostiene Serquis–. Lo que estábamos construyendo era un prototipo, y claro, nunca se pretendió vender el prototipo. El objetivo era que Argentina desarrollara su primer reactor de producción de energía eléctrica. Una vez probados todos los sistemas, solucionados todos los inconvenientes que se pudieran presentar, la idea era, sobre esa base, desarrollar el modelo comercial. De hecho, habíamos elaborado un informe muy serio con economistas de la UNSAM y de YPF para empezar a planificar su comercialización y era perfectamente viable".

Más allá de las opiniones de los exfuncionarios, un informe oficial llevado a cabo por la Nuclear Energy Agency (NEA) que depende de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que estudió en base a seis variables los 21 proyectos más importantes a nivel global de reactores SMR, ubicó al CAREM entre las cuatro iniciativas más avanzadas.

Sin embargo, el golpe final que vino a poner fin al sueño del CAREM lo dio, el entonces jefe del Consejo Asesor Económico del Gobierno y presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), Demian Reidel, quien primero al comunicar el nuevo plan nuclear argentino y luego durante la celebración del día Nacional de la Energía Atómica, comunicó que el CAREM sería dejado de lado y que en su reemplazo se apostaría al desarrollo de un nuevo reactor: el ACR-300.

¿Qué es el ACR-300? Se trata de un nuevo modelo de reactor modular diseñado por la empresa estatal rionegrina INVAP, que ya cuenta con una patente registrada en Estados Unidos. Reidel informó que comenzarán la construcción de sus cuatro módulos en el predio de Atucha. Cada uno de esos módulos tendrá una potencia instalada de 300 megavatios, por lo que el total de su capacidad ascendería a 1.200 megavatios. Según el amigo presidencial, la nueva central podría estar operativa en 5 años.

Una vez obtenida la patente, INVAP la cedió a una empresa Meitner Energy, a cambio del 40 por ciento de sus acciones. El otro 60 por ciento lo tiene un grupo inversor de origen paquistaní con sede en Canadá. Actualmente, la empresa está abocada a la búsqueda de capitales que le permitan avanzar con el proyecto.

"Una patente no es un reactor. Una patente es un diseño básico y a partir de ahí tenés que avanzar en la tecnología. Yo me pregunto, ¿por qué frenar un reactor con un prototipo avanzado al 64% y reemplazarlo por otro que apenas tiene la ingeniería básica, que apenas es un papel?, se pregunta Hurtado. "Yo infiero que el único objetivo concreto fue anunciar que el CAREM ya es historia", responde con desazón.

Para el exfuncionario, estos anuncios no son más que una cortina de humo cargada de falsedades: "Dicen que van a tener andando el ACR-300 en 5 años. Esperate, ¡¿En 5 años?! Que la autoridad regulatoria nuclear te autorice el emplazamiento son 2 años si tenés el diseño del reactor. Sin el diseño, te lleva 4 o 5 años. Con lo cual, en 10 años no vas a tener ni un solo módulo funcionando. Además, no hay ni una sola estimación de costos. Hacer un reactor de este tipo implica no menos de mil millones de dólares de inversión, cuando para terminar el CAREM solo faltan unos 200 millones de dólares. Con todo el respeto que me merece INVAP, hoy el ACR-300 es una fantasía".

El diablo metió la cola

El titular de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) de la OCDE, William Magwood, consideró que los SMR son game-changers, es decir, su irrupción en la industria nuclear podría cambiar las reglas de juego del sector.

De acuerdo con la última base de datos que actualiza periódicamente esta agencia existen actualmente 56 modelos en distintas etapas de desarrollo. Los más avanzados están siendo construidos en China y Rusia. Estados Unidos también cuenta con modelos propios pero se encuentra más retrasado.

Argentina, con el CAREM, fue el país pionero en el diseño de este tipo de reactores pero las sucesivas demoras de la iniciativa le hicieron perder al país esa ventaja estratégica. De todas maneras, a pesar de estar frenado, sigue siendo uno de los proyectos más avanzados a nivel global.

Pero entonces, ¿cuál será la razón para que sucesivos gobiernos pongan tanto empeño en detener el desarrollo del CAREM? ¿Será simplemente una cuestión de ahorro de recursos, de ajuste fiscal o habrá intereses geopolíticos determinados en que nuestro país no ingrese al mercado de producción y exportación de reactores de producción nucleoeléctrica?

Hacer un reactor como el ACR-300 implica no menos de mil millones de dólares de inversión, cuando para terminar el CAREM harían faltan solo unos 200 millones de dólares.

"Yo creo que es un poco de las dos cosas -opina Serquis-. Claramente hay un modelo de país, sostenido por los diferentes gobiernos neoliberales, que no quiere apostar a un desarrollo propio. Pero también, desde el punto de vista geopolítico, seguir fortaleciendo nuestro desarrollo nuclear nos pone en una posición donde claramente algunos países no nos quieren. Prefieren que sigamos siendo el patio trasero, prefieren que sigamos siendo tecnológicamente dependientes".

Por su parte, Hurtado sostiene: "Son dos caras de la misma moneda. El FMI te exige austeridad y desde la geopolítica te piden que frenes los proyectos estratégicos: satélites, reactores, medicamentos. Pero no lo dudes, la dimensión geopolítica es la que manda". Y sigue: "Durante el gobierno de Alberto Fernández, una funcionario estadounidense de tercera o cuarta línea, Ann Ganser, vino al país y dijo: 'Queremos ser socios de Argentina en el desarrollo de pequeños reactores modulares'. Pero, ¡¿cómo socios?! Si el CAREM es nuestro. Y después agregó: "En el CAREM o en cualquier otro'. Ahí te estaban anunciando la paralización del CAREM. Y es lo que consiguieron ahora durante el gobierno de Milei. Como en el Juego de la Oca, estábamos en el casillero 64 de 100 y ahora nos llevaron al cero con la promesa del ACR-300".

Un horizonte incierto

La gran cuestión que queda planteada ahora es si el actual freno es sólo un nuevo tropiezo en la larga y sinuosa historia del CAREM o si, está vez, el gobierno de Milei habrá logrado la liquidación definitiva del proyecto.

Para responder ese interrogante es necesario plantearse el siguiente escenario: en el caso de que cambien los cursos de la política y que en un futuro vuelva a conducir el Poder Ejecutivo una fuerza que impulse el desarrollo científico tecnológico nacional, el proyecto CAREM ¿se podría retomar? Desde el sector nuclear son optimistas y consideran que es una posibilidad muy concreta.

A pesar de las sucesivas demoras, según la NEA, el CAREM sigue siendo uno de los proyectos más avanzados a nivel global.

Por un lado, destacan el trabajo realizado por la gerencia anterior del proyecto que, antes de ser corrida, apuró mucho el avance de la obra civil de manera tal que las paredes de concreto pudieran proteger la tecnología instalada y que ningún dispositivo quede a la intemperie. Por otro, quedó armado un equipo de mantenimiento para cuidar los equipos del deterioro durante el tiempo en el cual el proyecto esté parado. Además, citan como ejemplo lo ocurrido con Atucha 2. La construcción de esa central comenzó en 1982 pero la obra se detuvo en 1994. Los trabajos se retomaron recién en 2006 y la central se puso en marcha en 2014.

Pero retomar el proyecto no será una tarea fácil y habrá que superar varios obstáculos. Uno de los principales problemas a resolver será la reconstrucción de los equipos técnicos altamente capacitados, muchos de sus integrantes no sólo dejaron de trabajar en el CAREM sino que directamente abandonaron la CNEA, en algunos casos para trasladarse al sector privado y, en otros, directamente se fueron al exterior.

Completar el CAREM y ponerlo en funcionamiento significaría para Argentina ingresar el selecto club de países capaces de diseñar y construir reactores de potencia para la producción nucleoeléctrica. Los servicios del CAREM serían muy útiles en nuestro territorio, donde ya se había proyectado su utilización para abastecer de energía a plantas para desalinizar agua en la Patagonia y para dar potencia a industrias electrointensivas en ciudades costeras. Pero también sería muy importante para obtener divisas a partir de su exportación. Se calcula que una central de estas características podría venderse en un valor cercano a los 2.800 millones de dólares.

A lo largo de los últimos 40 años, oscuros intereses nacionales e internacionales vienen intentando una y otra vez, mandar al CAREM al arcón de los recuerdos de los sueños tecnológicos inconclusos de la Argentina, que abarcan desde el Pulqui II, pasando por el Cóndor 2 y llegando hasta el ARSAT III. Por el momento, esos grupos parecen estar cumpliendo con su objetivo. Pero el CAREM ha resultado duro de matar y frente a cada período adverso parece entrar en un estado de hibernación, del cual es rescatado luego con resuelta obstinación por las y los integrantes del sector nuclear que han puesto su inteligencia y su corazón para dar vida a este proyecto. ¿Podrán hacerlo una vez más?

https://nexciencia.exactas.uba.ar/gobierno-milei-paralizo-construccion-carem-remplazo-acr-300-adriana-serquis-diego-hurtado

Compró Celulosa Argentina por 1 dólar y tomó el control total

Esteban Nofal -hijo de Luis Nofal, uno de los fundadores de Torneos y Competencias (TyC) junto a Carlos Ávila- compró el 45% de Celulosa Argentina y se convirtió en su nuevo controlador. Se trata de una práctica habitual en compras de empresas en dificultades financieras, donde el comprador asume pasivos significativos.

20 de septiembre de 2025


Celulosa Argentina, firma industrial con más de 95 años de historia y propietaria también del aserradero Tapebicuá en Corrientes, fue adquirida este viernes por el empresario Esteban Nofal. Según lo informado oficialmente por la empresa ante la Comisión Nacional de Valores (CNV), la operación se concretó mediante la compra del 45% del paquete accionario y le otorga el control total de la compañía.

El precio pagado por Nofal fue simbólico: apenas un dólar. Según publicó El Cronista, se trata de una práctica habitual en compras de empresas en dificultades financieras, donde el comprador asume pasivos significativos.

Salida de los anteriores accionistas y comunicado oficial

Con esta operación, salieron de la compañía tres figuras claves: Douglas Albretch, José Manuel Urtubey y Juan Collado, quienes eran los principales accionistas. A través de un comunicado enviado a la CNV, Celulosa Argentina informó: “Informa cambio de control por venta de participación accionaria”. La operación fue presentada como un “hecho relevante” en el mercado financiero local.

El documento fue firmado por Gonzalo Coda, responsable de Relaciones con el Mercado, quien detalló que la operación se hizo mediante “un contrato de compraventa de participaciones y acciones”. Además, informó que el nuevo controlador deberá lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) por el total de las acciones emitidas y en circulación.


¿Quién es Esteban Nofal?

Esteban Nofal es hijo de Luis Nofal, uno de los fundadores de Torneos y Competencias (TyC) junto a Carlos Ávila. Si bien tuvo paso por la empresa de medios como CEO, su perfil actual está más vinculado a las finanzas. Se lo conoce por adquirir compañías en crisis, como parte de la deuda de Vicentín, en operaciones de tipo especulativo financiero similares a las de los “fondos buitre”.

Su rol como financista despierta interrogantes en el sector industrial sobre el futuro de Celulosa Argentina: ¿la mantendrá operativa o la dividirá para vender por partes?. El comunicado oficial dejó abierta esa posibilidad, aunque resaltó el compromiso con la producción.

Impacto en Tapebicuá y el interés de Da Rosa

La compra también impacta directamente sobre Tapebicuá, la unidad industrial ubicada en Gobernador Virasoro, Corrientes. La planta estaba en la mira del grupo misionero Da Rosa, que negociaba su adquisición en conjunto con el Gobierno provincial. Ahora, con el nuevo control accionario, esa alternativa quedaría descartada, aunque aún no fue confirmada la decisión final de Nofal sobre esa planta.


Concurso de acreedores y futuro incierto

Celulosa Argentina permanece en concurso de acreedores por su situación económica. El comunicado subrayó que esta compra representa un “voto de confianza en el potencial de la empresa, en su gente y en su rol estratégico en la industria nacional”.

Además, el actual CEO de Celulosa, Harnán Bagliero, señaló: “Celulosa Argentina es un emblema de la industria nacional. Con visión de futuro, responsabilidad social y el compromiso de nuestros colaboradores, estamos convencidos de que mantendrá su liderazgo y se proyectará hacia un futuro de crecimiento”.

Finalmente, la compañía expresó: “Con más de 95 años de historia, Celulosa Argentina inicia hoy un capítulo que conjuga su larga historia con una mirada innovadora hacia el futuro. Producción sostenible, empleo de calidad y desarrollo de nuevos mercados, serán los ejes de esta nueva etapa”.

https://infonews.com/compro-celulosa-argentina-por-1-dolar-y-tomo-el-control-total.html

 


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