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jueves, 14 de agosto de 2025

El vínculo entre San Martín y el Reino Unido

Histórico hallazgo: qué dice la carta inédita de San Martín que revela la trama secreta detrás de la independencia sudamericana

Julieta Ortiz

El descubrimiento de un manuscrito del Libertador dejó ver nuevos detalles sobre las alianzas entre la Argentina y Reino Unido en el siglo XIX.

13 de agosto 2025, 21:10hs

La carta de San Martín, escrita en Bruselas en 1827, fue hallada entre los papeles privados de James Duff, IV Conde de Fife. (Foto: Facebook Museo Histórico Nacional - TN)

Un hallazgo fundamental para la historia argentina y latinoamericana salió a la luz recientemente en Escocia: un equipo internacional de investigadores encontró una carta inédita de José de San Martín, el Libertador de Argentina, Chile y Perú, que deja ver nuevos detalles sobre las redes políticas y personales que dieron lugar a la independencia sudamericana.

La carta, con fecha en Bruselas el 19 de marzo de 1827, fue descubierta en junio de 2025 en los archivos de la Universidad de Aberdeen, entre los papeles privados de James Duff, IV Conde de Fife, un noble escocés de gran prestigio y amigo cercano de San Martín.

Leé también: José de San Martín: el gran Libertador de América del Sur

El documento, que permaneció oculto durante casi dos siglos, se convirtió en la pieza central de una investigación que da pie a reescribir capítulos clave de la historia de América del Sur.

En el manuscrito, el Libertador presenta al General William Miller ante el Conde de Fife y destaca el valor de Miller, a quien describe como un "compatriota" que "le merece a América una no pequeña parte de su independencia y la memoria de los servicios que le he prestado a costa de su sangre en repetidas veces derramada".


La firma de San Martín al final de la carta. (Foto: TN)

El descubrimiento fue posible gracias al trabajo conjunto de un equipo multidisciplinario de Argentina y Escocia: Juan Dávila y Verdin, Ian Williams, Pam Williams, Colin Helling y Veronica Owen. El grupo contó, además, con el apoyo de los fideicomisarios de Mar Estate, el Duque de Fife y las Colecciones Universitarias de Aberdeen.

Según los especialistas, estos documentos "ofrecen una nueva mirada sobre las conexiones transatlánticas y las alianzas personales que dieron forma a la lucha por la independencia en América del Sur a comienzos del siglo XIX". De esta manera, el hallazgo confirma la influencia del Reino Unido en los movimientos independentistas sudamericanos y revela vínculos políticos poco conocidos entre ambas regiones.


La carta de San Martín fue descubierta por un grupo de investigadores de Argentina y Escocia. (Foto: TN)

En los próximos meses, el equipo internacional publicará informes y análisis detallados sobre los documentos hallados, que estarán disponibles para académicos, educadores y el público en general. El coordinador del grupo, Juan Dávila y Verdin, expresó: "Nos sentimos honrados de haber sacado a la luz una nueva fuente de conocimiento histórico sobre el General José de San Martín y el movimiento independentista latinoamericano en general".

El vínculo entre San Martín y el Reino Unido

La vida de San Martín estuvo marcada por su relación con el Reino Unido. En 1811, vivió en Londres, donde se conectó con otros patriotas latinoamericanos. En 1812, volvió a Buenos Aires a bordo de la fragata británica George Canning, acompañado por figuras como Carlos María de Alvear y Matías Zapiola.

Tras su retiro político en 1822, regresó al Reino Unido y, en 1824, fue distinguido con la Libertad del Burgo Real de Banff, el primer reconocimiento público que recibió en suelo británico.

El legado de San Martín en el Reino Unido se mantiene vivo: desde la placa azul en su antigua residencia de Londres hasta la estatua de bronce en Belgrave Square y la exposición permanente en el Museo de Banff, Escocia.


La carta completa

Bruselas, Marzo 19 de 1827

Mi querido amigo,

Hace un siglo que he escrito a V ., pero como nuestra amistad no se demuestra por un protocolo de cartas, y si a esto se añade mi fuerte aversión a amar las plumas convendrá V. en que he tenido razón en no molestarlo con mis cartas.

V. ama mucho a los hombres bravos y honrados.

He aquí en dos palabras la apología de mi Amigo el General Miller a quien le encargo haga a Usted una visita en mi nombre. A este tan recomendable compatriota le merece la América una no pequeña parte de su Independencia y la memoria de los servicios que le he prestado a costa de su sangre en repetidas veces derramada, no podrán olvidarse mientras exista el reconocimiento entre los hombres.

Ignoro si estará V. en su encantadora casa de Duff House, siguiendo mantenga vida filosófica, o se habrá V. vuelto a meter en el bullicio de Londres.

Existen la amable mayoría y la honradez no le hieran tenga V. la bondad de darle mis memorias, como anualmente a mis buenos amigos de Banff.

Mi vida es tranquila y conforme, los veranos los empleo en viajar, y los inviernos formo mis cuarteles en esta: por que cuarenta y ocho navidades que gravitan sobre mi pobre individuo, no me dejan pensar en otra cosa si no en que…

Il jour d'un autre il suffit qui a la fin ("El día ajeno será suficiente, al final" .)

Il a happé le bout de l'année ("Ha atrapado el final del año. ")

A Dios mi buen amigo que la felicidad le sea inseparable, son los votos de mí.

José de San Martín.

https://tn.com.ar/sociedad/2025/08/13/historico-hallazgo-encontraron-una-carta-de-san-martin-que-revela-la-trama-de-la-independencia-sudamericana/

Guillermo Miller

William Miller (Wingham, 12 de diciembre de 1795-Lima, 31 de octubre de 1861), también llamado Guillermo Miller en el mundo hispanohablante, fue un militar británico que contribuyó de manera sobresaliente en la guerra de independencia de Chile y Perú.

Al servicio de Inglaterra y de América

Nació el 12 de diciembre de 1795 en Wingham, condado de Kent en Inglaterra.

Ingresó al ejército de su patria y en agosto de 1811 desembarcó en Lisboa como parte de las tropas que la Corona británica enviaba a la península ibérica para combatir, junto a portugueses y españoles, a los ejércitos de Napoleón.

El entonces joven oficial Miller combatió en los sitios de Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastían, tomando también parte en la decisiva batalla de Vitoria donde el general Wellington logró expulsar definitivamente a las tropas francesas de España. Posteriormente actuaría en la guerra anglo-estadounidense de 1812. Tras viajar por Sevilla, Cádiz y Gibraltar se embarcó en este último puerto para el Nuevo Mundo.[1]

En 1817, como muchos de sus compatriotas, Miller emigra hacia América del Sur en busca de gloria y fama. Llega a Argentina donde inmediatamente se enrola en las huestes patriotas. Con el grado de capitán de Artillería atravesó la cordillera con el Ejército Libertador de los Andes, el cual lograría la independencia de Chile.

En 1818, con la invasión de reconquista de Mariano Osorio, las fuerzas del Ejército de Chile y del Ejército Libertador de los Andes son atacadas en la Sorpresa de Cancha Rayada, donde el Coronel Miller se bate estoicamente contra las tropas realistas. Esto le valió su ascenso a Sargento Mayor y el nombramiento de edecán del General San Martín con quien mantendría una larga amistad por el resto de su vida.

De militar a marino


Efigie de Guillermo Miller en el Panteón de los Próceres en Lima.

Su brillante desempeño militar, y la escasez de marinos que vivía la recientemente creada Armada de Chile, le valió ser destinado al puerto de Valparaíso donde se le confirió el mando de la fragata Lautaro, y luego comandante de las tropas de infantería de marina y artillería de mar, que tenían el objetivo de proteger a la nueva escuadra que formó Chile para asegurar las costas del océano Pacífico.

Cuando el gobierno del Director Supremo, don Bernardo O'Higgins contrató al Almirante escocés Lord Thomas Alexander Cochrane para que se hiciera cargo del mando de la escuadra nacional, Miller fue nombrado jefe de las fuerzas de artillería y de la Infantería de marina. Como tal, tuvo una actuación sobresaliente al mando de las tropas que lucharon contra los realistas en la Toma de Valdivia. Pocos días después fue herido en una escaramuza a la entrada del Fuerte Agüi durante el intento fallido de anexión de Chiloé (Combate de Agüi).

Participación en la Independencia del Perú

Cuando los aliados por la independencia (Argentina y Chile) organizaron la Expedición Libertadora del Perú, Guillermo Miller integró las filas del ejército expedicionario.

Durante este periodo, el almirante Miller, enarboló en la ciudad de Tacna una bandera que buscó reunir a los peruanos independientes. Era una bandera azul marino con un sol dorado (tal vez el Inti) en su interior. Algunos autores consideran a esta enseña como la primera bandera del Perú aunque hay una controversia al respecto.


Bandera del regimiento "Independientes de Tacna" de Miller.

Una vez que San Martín se retira del Perú, el general Miller siguió formando parte del ejército unido libertador, participando en diversas campañas de la guerra. En 1824 el Libertador Simón Bolívar lo nombró general en jefe de la caballería independentista, y con ese grado combatió en las batallas de JunínCorpahuaico y Ayacucho.

Su notable desempeño durante la guerra le valió ser ascendido al grado de Mariscal del Ejército del Perú. En 1821 había participado de la creación del regimiento de caballería Húsares de la Legión Peruana, los que, a consecuencia de haber intervenido heroica y decisivamente en la Batalla de Junín, fueron renombrados como "Húsares de Junín". Entre 1987 y 2012, ese regimiento constituyó la Guardia del Palacio de Gobierno del Perú.[2]

Tras la capitulación de Ayacucho fue nombrado gobernador de la Villa Imperial de Potosí pero en 1825 viaja de regreso a Inglaterra para reponer su maltrecha salud luego de casi 10 años de lucha continua contra el Imperio español. En 1828 por intermedio de su hermano John Miller publica en Londres la obra "Memorias del General Miller, al servicio de la República del Perú", publicación que tuvo gran acogida en las principales editoriales inglesas.


Firma autógrafa de Guillermo Miller (Archivo Histórico de la Casa Nacional de Moneda de Potosí).

Regresó al Perú en 1831 para cumplir diversas responsabilidades militares y diplomáticas. En 1835 se vio envuelto en la guerra entre Andrés de Santa Cruz y Felipe Santiago Salaverry apoyando al primero en su proyecto confederacionista pero tras la derrota y fusilamiento de Salaverry, por quien Miller había intercedido para que le fuera perdonada la vida, se exilió del escenario político y militar no tomando parte de la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana con Chile, la Confederación Argentina y los restauradores peruanos.

Por motivo de haber apoyado a Santa Cruz fue dado de baja y borrado del escalafón militar por las nuevas autoridades peruanas cuando la Confederación fue derrotada. Pasó varios años como cónsul británico en Hawái hasta que pasadas las pasiones de la guerra el gobierno peruano le devolvió su título de Gran Mariscal.

Pasó sus últimos años en Perú hasta que sintiendo la proximidad de su muerte solicitó ser llevado a un buque británico que se encontraba frente al Callao donde falleció poco después a la edad de 66 años.[3]

Después de su muerte se descubrió que todavía tenía (en su hígado) dos balas alojadas en su cuerpo, recuerdo de las más de veinte heridas que había recibido en sus batallas. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio británico de Bellavista y luego, en 1926, fueron transferidos al Panteón de los Próceres, en el Parque Universitario de Lima, donde todavía descansa.

https://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Miller

 

lunes, 11 de agosto de 2025

"Fiesta en Mandrilandia"

Walter Neil Bühler Lunes, 11 de agosto de 2025 


Saltos de algarabía, aullidos orgásmicos, chillidos desenfrenados. Todo fue una gran fiesta en Mandrilandia: Milei había anunciado su decisión de "dejar de hacer uso de los insultos". En medio de la euforia, se hizo una misteriosa pausa: el amauta de los mandriles, por ser el más sabio, aquietó tanta excitación cuando luego de una profunda meditación reflexionó que tal decisión atacaba directamente la existencia misma de los mandriles que tenían su razón de ser, su plenitud existencial en, y gracias a, los insultos que -desde su nombre- les eran propinados desde las más altas esferas. Justo cuando hasta los más circunspectos ministros del presidente, habían entrado en la variante soez y procaz para deleitar a sus escuchas, se decidía su inexplicable cese.

Pero el compromiso del líder libertario de dejar de insultar fue acompañado con una justificación; la frase completa es: "voy a dejar de usar insultos a ver si están en condiciones de poder discutir ideas". Esto significa el liso y llano reconocimiento que, mediante los insultos, durante 600 días de gobierno, aniquiló toda posibilidad de "discutir ideas", y que sus discursos nunca fueran una invitación al diálogo sino una especie de verdad revelada que solo es posible admitir sumisamente. Lo contrario implicaba el destierro y el escarnio, como se pudo constatar con los más de 160 ministros, amigos y funcionarios de altísimo nivel que fueron "eyectados" o "volaron por los aires" porque en su mayoría plantearon una nimia discrepancia. A pesar de su promesa de dejar de insultar, a renglón seguido, justifica los improperios expresando: "Igual quiero hacer una nota de color: había un señor que fue presidente que era un insultador serial, le decían "El Loco" y fue el que transformó la educación argentina. El señor se llamaba Domingo Faustino Sarmiento".

Sabemos que el Dr. "Digamos-Osea", está bastante flojo en la materia Cultura general, especialmente en Historia argentina. Pero la lógica histórica le impide identificarse, simultáneamente, con Sarmiento y con su antítesis: Juan Bautista Alberdi, tan admirado por Milei. El sanjuanino y el tucumano fueron polos opuestos, enemigos declarados que ofrecieron las escenas más dramáticas de disenso intelectual entre dos próceres. Esa guerra de ideas quedó plasmada en un rabioso cruce epistolar, una catarata de agresiones, insultos y descalificaciones que quedaron asentadas en las "Ciento y una" de Sarmiento y en las "Cartas quillotanas" de Alberdi. Sarmiento no era no "insultador serial" como señaló Milei en su discurso, sino que aplicaba con precisión sus mortíferos dardos descalificadores. Sus insultos son expresiones sutiles, cargadas de ingenio e ironía, no los burdos y soeces epítetos que profiere nuestro presidente. Comparemos. No reproducimos aquí las groserías, las fijaciones anales, las referencias sexuales, las zafiedades y chabacanerías del líder paleocavernario, perdón paleolibertario, por ser suficientemente reproducidas e irreproducibles. Pero sí hemos extraído algunos de los "insultos" que Sarmiento dirige a Alberdi en el referido intercambio epistolar. Señores, pasen, vean y comparen: "Doctor, doctorcito, periodista de alquiler, charlatán mal criado, insolente deslenguado, perro de todas las bodas, ratoncito, embaucador, hábil ladrón veleta que tiene una conciencia de las cosas para cada día, mentiroso por hábito, gazmoño, majadero, necio, botarate insignificante, esponja de limpiar muebles, compositor de minuetes, templador de pianos, saca-callos sublime., alma y cara de conejo, vieja solterona a caza de maridos…" Hay algo cierto: Milei se parece notablemente a Sarmiento en que ambos transformaron la educación argentina. El presidente (siguiendo las ideas libertarias de Rothbar, Hoppe y Von Mises), odia la educación pública, laica y obligatoria edificada por Sarmiento y busca destruirla: que "estallle por los aires". Pretende que sea regulada por el sagrado Mercado. Ya lo dijo el auto confesado "topo": viene a destruir el Estado. Presi destruya todo lo que quiera. Eso sí, trate de hacerlo al menos sin mofarse de sus víctimas.

https://www.eltribuno.com/opiniones/2025-8-11-0-0-0-fiesta-en-mandrilandia

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