¿Quién ejerce el poder en el Atlántico Sur? «La Cuarta Invasión Británica a la Argentina» (Cesar Lerena) - Fund.NUESTROMAR
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El Canciller Felipe Solá acaba de efectivizar el anuncio del presidente Alberto Fernández de presentar una Ley de aprobación de límites externos de la Plataforma continental Argentina y, aumentar las sanciones a la pesca ilegal. Es un hecho auspicio, pero, no debiera hacernos perder de vista que la Argentina sufre la CUARTA INVASIÓN BRITÁNICA. En esta ocasión, del ATLANTICO SUR, pero, esta vez, asociada a los españoles, quienes son los primeros licenciatarios en Malvinas y ahora el caballo de Troya profundizando la internacionalización del Atlántico Sur.
En ninguna de las invasiones anteriores los británicos ocuparon tanto territorio nacional: 1.639.900 km2, 52% del territorio marítimo y 28% del territorio nacional total; sin incluir, su pretensión sobre la Antártida, la parte meridional del Atlántico Sur y la plataforma continental (ver mapa bicontinental). Por un sinnúmero de cuestiones que detallaré, debo decir, que la Argentina sufre desde hace años la más brutal ocupación extranjera de todos sus tiempos; dejándonos como un país bolivianizado, que podría presentar un futuro impredecible. Al respecto, el reconocido jurista Alberto Spota, decía hacia 1966: «no deberíamos descartar que la Argentina deje de ser triangular, sino hacemos los deberes para evitarlo».
Hemos visto que detrás de un Acuerdo Pesquero entre Cámaras pesqueras españolas, argentinas y una ignota ONG y, con el pretexto de coordinar la conservación y explotación de los recursos migratorios argentinos, se esconde, un nuevo avance británico en el Atlántico Sur. Bastaría revisar la historia expansionista británica para entender, que no se trata de proteger a tres mil isleños ubicados a 13 mil km del Reino Unido (RU) en un agreste archipiélago de 11.410 km2.
El poderío del RU se asienta en su alianza en la OTAN (a la que coincidentemente con la guerra de Malvinas en España adhirió en 1982), en su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; en su alianza estratégica con Estados Unidos; en la transformación de Londres en el centro financiero más importante internacional y, entre otras cosas, en el armado del Commonwealth, compuesto por 54 naciones, con 31,5 millones de Km2 y en diez de las 16 colonias existentes en el mundo. A ello habría que agregarle el poder de la Royal Navy, que, podría considerarse por su potencial, entre las 4 más importantes del mundo, después de Estados Unidos, China y Rusia.
El nuevo escenario internacional; el Brexit; el cambio de ruta del transporte marítimo, etc. obligan al RU a profundizar su estrategia expansionista. En el mapa que más abajo se agrega se puede ver con toda su magnitud, el espacio territorial que ocupa el RU y, el área pretendida por sus socios españoles, bajo pretexto de conservar los recurso -con los mismos españoles que tienen largos antecedentes de depredación- un argumento, que ya fue utilizado por los británicos, cuando establecieron el área de protección provisoria (FICZ) alrededor de las Islas Malvinas en 1990.
La pretensión de las Cámaras Españolas, con apoyo de algunas Cámaras Argentinas, es crear un Área de Reserva de Pesca Regulada en una franja de 150 millas más allá de la ZEE en Alta Mar, rica en especies migratorias argentinas y asociadas, con una organización OROP que debilitaría la administración de los Estados Ribereños (Argentina y Uruguay) y fortalecería a los Estados de Bandera con capturan con buques subsidiados (España, China, etc.).
Dr. César Augusto Lerena © 2020. reservado todos los derechos (mapa y texto). Esquema aproximado. Autorizada su reproducción mencionando la fuente. (1) Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA), parte de ella por el Tratado del Río de la Plata y su frente Marítimo, Zona Común de Pesca con Uruguay, con bajo control de las fuerzas armadas y de seguridad argentinos que, junto con los espacios invadidos por el Reino Unido de Gran Bretaña alcanzan a los 3.146.345 de km2. Zona periódicamente invadida por buques extranjeros ilegales; (2) ZEEA ocupada por la fuerza por el Reino Unido de Gran Bretaña, de unos 438.000 Km2, denominada por los británicos FICZ (Falklands Interim Conservation and Management); (3) Zona llamada del "gallinero" o "medialuna" acordada con fines de conservación por el Reino Unido y la Cancillería Argentina (Cavallo), denominada por los británicos FOCZ (Falklands Outer Conservation Zona), de unos 400 mil km2; (4) Espacio establecido y denominada GAP en forma unilateral por los británicos dentro de la ZEEA, rica en calamar de unos 1.900 Km2; (5) Área Marítima Protegida determinada en forma ilegal por el Reino Unido en territorio marítimo argentino, de 1.070.000 Km2 alrededor de las Islas Georgias del sur y Sándwich del sur; (6) Área pretendida por el Reino Unido de Gran Bretaña sobre la Plataforma Continental Argentina y la Antártida Argentina, que se superpone con los derechos argentinos de esos espacios; (7) Área Marítima Protegida (AMP) "Namuncurá" establecida por Argentina de unos 32.336 Km2 que facilita el desarrollo de las especies que migran hacia el área de Malvinas; (8)Área de 100.000 Km2 de explotación offshore petrolera otorgada a varias empresas ingleses o con vínculos con Malvinas (9) Área de 150 millas más allá de la ZEE Argentina, un espacio marítimo estimado en unos 600.000 Km2 pretendido por el Acuerdo de conservación y explotación entre OPRAS y las Cámaras españolas y argentinas (CAPECA-CAPA). Todo ello agravado porque el Acuerdo de Investigación Conjunta de Pesca entre Argentina y el Reino Unido, a través de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS), se extiende en un área marítima que excede la zona de exclusión ilegal británica en Malvinas (hoy suspendido).
Me referiré brevemente (para más detalles el artículo del autor «El Atlántico Sur, Malvinas y Pesca. Aciertos y desaciertos del Gobierno Argentino (1982-2020)» sobre las acciones británicas desde la invasión a Malvinas en 1982 y las consecuencias negativas para la Argentina.
En la década del 80, en el momento de producirse la rendición en Malvinas, el día 14 de junio de 1982 el RU ocupaba el Archipiélago Malvinas de 11.410 Km2 y tres millas marinas a su alrededor. A partir de ello, con el otorgamiento de licencias ilegales del RU, se profundiza la captura extranjera iniciada en la década del 70, acrecentándose la internacionalización del mar argentino, dentro del cual, las empresas extranjeras pescaron desde 1976 a la fecha -con licencias ilegales británicas o sin ellas- 44 millones de toneladas, a un valor estimado en los 2.600 millones de dólares/año, por un valor total de 114 mil millones de dólares. En 1984 la Argentina firmó con Chile el Tratado de Paz y Amistad, sobre el diferendo del canal del Beagle, donde perdió territorio insular y marítimo.
En 1986, bajo el pretexto de los Acuerdos de pesca firmados por el Canciller Caputo con la URSS y Bulgaria, el Gobernador ilegal británico en Malvinas anunció la creación de la «Zona Provisional de Conservación y Administración de Pesquerías» (FICZ) de 150 millas, en la cual se prohíbe el ingreso de buques argentinos, además de reivindicar la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y una Plataforma Continental de 200 millas. En 1989 se firma el «Acuerdo de Madrid», bajo la «fórmula del paraguas», la entrega de la pesca al RU y aceptando las restricciones militares que consolidaron la ocupación militar y económica británica del Atlántico Sur. Del total de km2 que el RU tenía bajo control descarta unos 4.000 Km2 al sudeste de Malvinas, para ajustarse a lo previsto en la CONVEMAR respecto a la delimitación de espacios entre países ribereños vecinos (estatus que el RU pretende).
En la década del 90, en Londres, 1990, se firma el Tratado de "Promoción y Protección de Inversiones", complementario del Acuerdo de Madrid, convalidado por la Ley 24.184, por el cual, la Argentina le otorga importantes ventajas económicas al RU. El mismo año, el Canciller Cavallo firma el "Acuerdo del Gallinero", de conservación conjunta de los recursos pesqueros al éste de Malvinas, un área, con forma de medialuna en territorio argentino, que facilita al RU el otorgamiento de licencias pesqueras. En 1991 Cavallo promueve la determinación de las Líneas de Base del territorio continental argentino que le allanó al RU la posterior demarcación de una ZEE alrededor de Malvinas; ocupación que, en 1993, amplía alrededor de las Georgias y Sándwich, favoreciendo un mayor control y su proyección con la Antártida. En 1994 el RU establece un área de 1.400 Km2 al noroeste de las Islas, en la ZEE Argentina y por fuera de la exclusión británica (FICZ), que denomina "GAP", para proteger las capturas de calamar en favor de sus licenciatarios. En 1995 la Argentina y el RU acuerdan una investigación pesquera conjunta en un sector más amplio que el de la exclusión británica, obteniendo una información vital para otorgar licencias.
En 1998 se firma el "Convenio de Cooperación Militar" con el RU y, en lugar de reducirse la presencia militar británica en el mar argentino, esta traslada el Comando Sur desde la Isla Ascensión a Malvinas, instalando la mayor base de la OTAN en el Atlántico Sur. En 1999, en Madrid, el secretario de la Cancillería Andrés Cisneros acuerda con el RU combatir a los "buques sin licencias británicas".
En la década del 2000, se dicta la Ley 25.290 sancionada en el 2000, que aprueba el llamado Acuerdo de Nueva York (no ratificado) sobre la Conservación de especies transzonales y altamente migratorias, que, pondría en manos de los Estados de Bandera (no ribereños) con mayoría de votos en las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) el control de las especies migratorias argentinas, abriéndole al RU las puertas en esas organizaciones para intervenir bajo pretexto de considerar a Malvinas un estado ribereño. Aceptar las OROP sería entregar definitivamente la administración pesquera del Atlántico Sur y el fin de los proyectos de soberanía política y alimentaria.
En 2001, en medio de un desacierto incomprensible, el Canciller Rodriguez Giavarini invita a coordinar con el RU la presentación ante la Comisión los Límites de la Plataforma Continental. En 2005 la Unión Europea vota su Constitución, que incluye, a Malvinas, Georgias, Sándwich y la Antártida, como Territorios Británicos de Ultramar que, en 2009, la UE reconoce. ¿Dónde estaban los argentinos con doble ciudadanía española e italiana? En 2008 se dicta la Ley 26.386 que impide a las empresas pesqueras que operan en Malvinas la obtención de permisos para pescar en el Atlántico Sur. Ello, no impide que algunas empresas violen esta legislación.
En la década del 2010, el RU inicia exploraciones petroleras en Malvinas en el 2010. Este año, por Decreto del PEN 256 se obliga a los buques desde y hacia Malvinas, solicitar permiso de tránsito a las autoridades nacionales, medida apoyada por los países suramericanos, pese a lo cual, cientos de buques extranjeros reparan, arman y transbordan en Puertos Uruguayos y en la Alta Mar. El RU crea la «reserva Blue Belt más grande del mundo» con 1.070.000 km2 (3 veces más grande que el RU) en jurisdicción argentina, para asegurarse la llegada de peces al área de Malvinas, incluidos 20 mil Km2 de exclusión, en contra de las prescripciones del CAMELAR (Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos).
En el año 2013, por Ley 26.875, el gobierno crea el Área Marítima Protegida "Namuncurá", que, en todo caso debió limitarse, a que el Consejo Federal Pesquero dicte normas de regulación y evitar que esos recursos migren a Malvinas. En el 2015 el RU anuncia el hallazgo de petróleo en la Cuenca Norte y luego, otorga permisos de explotación. En el 2016/17 la Comisión de Límites (CLPC) aprueba el informe argentino, por el cual, recomienda que sobre el total de 1.782.000 km2 presentados, queden firmes 351.633 km2 «dejando en suspenso el resto de km2 por tratarse de espacios en disputa con el RU». En el mismo año, se ratifica de hecho el Acuerdo de Madrid, con el denominado Pacto Foradori-Duncan (Cancilleres Malcorra y Faurie), quienes declaran: «adoptar las medidas para remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas»
Este pacto reactivó las investigaciones pesqueras conjuntas con el RU en el Atlántico Sur que habían sido suspendidas en 2015 y, habilitó un vuelo de Malvinas a San Pablo, facilitando el comercio con este importante centro económico y una vía de acceso al mundo y, con ello, la sobrevivencia de las Islas post-Brexit. En este año, la Canciller Malcorra manifiesta (en medio de su campaña por hacerse la secretaría general de la ONU), que "las Islas Malvinas no son más el tema principal en la relación entre Buenos Aires y Londres". En 2018 durante la Cumbre del G20 se firman Acuerdos pesqueros con China y Rusia ratificando la política de extranjerización del Atlántico Sur. En 2019 se licita y aprueba a favor de empresas británicas, áreas offshore de explotación petrolera en una zona entre Malvinas y el continente argentino, consolidando la presencia británica en esa región austral.
En la década del 2020. El presidente de la Nación anuncia una nueva política respecto a Malvinas: la creación de una Comisión integrada por opositores y expertos; la delimitación de los espacios según los nuevos límites exteriores de la Plataforma Continental Argentina; la aplicación de mayores sanciones a los buques extranjeros que pescan en el Atlántico Sur y, la Cancillería, anuncia gestiones en la U.E. para evitar el libre comercio de las materias primas de Malvinas en esa comunidad. En este mismo año el Canciller Solá suspende las Investigaciones Pesqueras conjuntas con el RU en el Atlántico Sur, ya que la información biológica que le suministraba Argentina facilitaba luego el otorgamiento de licencias británicas.
A lo dicho, debemos agregar, la presencia de entre 300 y 500 buques pesqueros extranjeros, mercantes y buques contenedores de gran porte que, por su tamaño, deberán llegar al Pacífico a través del Pasaje Drake, una zona, que no está siendo debidamente coordinada por Chile, frente a la carencia de suficientes medios de la Armada Argentina y la Prefectura Naval para controlar debidamente todo el Atlántico Sur, en una muestra de debilidad de la Argentina.
La región sur (patagónica) es un territorio de explotación primaria de bajo a alto desarrollo, con industrialización moderada, siendo la región con más alto PBI per cápita del país con U$S 12.714, aunque muy por debajo de los 100 mil U$S en Malvinas. Es, con el 6% de la población total, la menos poblada del país y, con 3 hab/km2 la de menor densidad poblacional, concentrada un 90,1% en los centros urbanos, dejando muy despoblado el ámbito rural. La región es -en general- de baja diversidad productiva, instrumento clave en el diseño de políticas de desarrollo.
Con una pobreza del 24,9%; las NBI del 10,8% de la población; un buen índice de desarrollo humano (0,861) y una desocupación del 6%; con el más bajo nivel industrial (13,9%), agropecuario y pesquero (5,8%), construcción (6%) y comercio (6,9%), exportando el 10,8% del total nacional y, finalmente, un dato no menor: tiene una baja representación regional en la Cámara de Diputados de la Nación (36). Todo ello, junto a la radicación de empresas de capital extranjero y extensos territorios en sus manos, nos lleva a ver la necesidad de fortalecer las provincias del litoral marítimo, en razón, de tratarse de área estratégica, a pesar de ser la que más transferencias recibe de la Nación por habitante ($ 41.440).
Y mientras la autoridad ilegal en Malvinas tiene un medio oficial y existe un portal probritánico; en la Argentina -si bien varios medios difunden cuestiones de Malvinas- no hay un medio que promueva la estrategia nacional en esta materia y, ello, puede deberse a la baja preocupación efectiva de los gobiernos de incorporar a la cultura nacional la cuestión Malvinas. Una prueba de ello es la denuncia que en forma reiterada viene planteando Luciano Moreno Calderón, respecto a que en el reverso del Documento Nacional de Identidad se hayan omitido varias islas y la Antártida Argentina, ignorando la legislación nacional que obliga a usar el mapa bicontinental.
Si bien se han dado pasos para mejorar la situación, entiendo que no alcanzará, sino se ejecutan proyectos relevantes para revertir esta ocupación del territorio y explotación de los recursos. Las Olas del Atlántico Sur, esta vez, deben ser gobernadas por la República Argentina. (CESAR LERENA) #NUESTROMAR
https://www.nuestromar.org/pesca-y-acuicultura/quien-ejerce-el-poder-en-el-atlantico-sur-la-cuarta-invasion-britanica-a-la-argentina-cesar-lerena/
Objetivo final: La
Antártida (III)
Por Javier Cornejo
Artículo publicado
en el diario El Tribuno el 04-02-2013
El británico nombre de Queen Elizabeth Land (Tierra
de la Reina Isabel) que el Reino Unido decidió imponer a territorios
comprendidos en el sector antártico Argentino, no obedece a ninguna casualidad
temporal o geográfica, sino que tal sector constituye la prolongación de la
plataforma de Malvinas en poder efectivo del Imperio.
Lo que Inglaterra hizo fue “bautizar con nombre y
apellido lo que en el Tratado de Lisboa del 13-12-2007 se denomina el Sector
Antártico Británico” (Eduardo M. Lualdi). De tal manera conservar para sí y la
Alianza Militar de la OTAN el control del paso interoceánico Atlántico Sur-
Pacífico Sur, el control de la ruta transpolar, el
dominio de todos los recursos naturales que abundan en la vastedad de los
5.000.000 km2 usurpados, y lo definitivo: la proyección Antártica.
El Reino Unido nunca se avendrá a restituir los
territorios que nos robaron.
Instalaron la fuerza necesaria para enfrentar
efectivamente todo intento de cualquier posible interesado en una aventura
militar. A tal punto las Fuerzas Armadas constituyen uno de los principales
pilares del Imperio Británico, que en el primer mensaje efectuado por la reina
Isabel II con la última tecnología de 3D en ocasión del pasado saludo navideño,
rindió solemne homenaje a las “Fuerzas Armadas cuyo deber las separa de
familias y amigos” expresándoles su emocionada gratitud (El Tribuno 26-12-12
pág. 2).
La extensión armada
Los actuales EEUU constituyen “el músculo que
acciona el cerebro Británico”.
La fuerza pretoriana de la Alianza se encuentra al
servicio de Su Majestad, quien la tiene muy en cuenta en caso de ser necesaria
su utilización en el hemisferio sur.
La base instalada en Cocón (Chile) lo demuestra.
En la actual mundialización del planeta, en que se
encuentran cada día más difusos los Estados nacionales, los territorios
dependen absolutamente de la capacidad bélica de quién se los propia
(efectivamente o en alianzas dependientes).
Por ello:
Por primera vez en la historia, un presidente de
los EEUU se dirigió a ambas cámaras del Parlamento Británico.
Obama el 25 de mayo de 2011 en Westanimster Hall
Londres- sostuvo: “Vine aquí para reafirmar una de las más antiguas, una de las
más fuertes alianzas que el mundo haya conocido jamás”.
“Desde hace tiempo EEUU y el Reino Unido comparten
una relación especial y dado que además compartimos una prensa crítica, esa
relación es a menudo analizada y sobre analizada con un poco de nerviosismo o
tensión”. “Por supuesto todas las relaciones tienen sus momentos buenos y
malos, hay que admitir que la nuestra empezó con el pié izquierdo, con un
pequeño problema sobre té e impuestos (risas) “. “Hubo algunos sentimientos
heridos cuando prendieron fuego a la Casa Blanca durante la guerra de 1812
(risas)”.
“Pero afortunadamente todo ha ido progresando desde
entonces”.
A tal punto fue el progreso que, protegidos por el
paraguas territorial inglés sobre los paralelos circundantes, EEUU instaló sus
bases en el techo del mundo: la nuclear Mc Murdo, la más cercana al polo
geográfico la Amundsen-Scott, la Palmer, la Eights, Campamento Byrd, la Siple.
No les preocupa las teatralizaciones del Canciller
Argentino.
Si China con cinco bases, y Rusia con la base
Vostok en el centro magnético.
El caballo de Troya: los
chinos en Argentina y Uruguay - Pal´Sur
La Argentina es incapaz de
controlar la pesca ilegal con buques chinos en el Atlántico Sur y favorece sus
inversiones para que se lleven los recursos naturales, económicos y el trabajo
del país. El Uruguay, por su parte, facilita las operaciones de las esas
embarcaciones ilegales en sus puertos y, promueve, la radicación de capitales
chinos en ese país, entendiendo, que esta República -dice el presidente Luis
Lacalle Pou- puede ofrecerle a China ser el “HUB” (Centro Regional) de «entrada
de sus productos y servicios a la región y su acercamiento al Mercosur».
Un ofrecimiento que debe resultar muy atractiva a
Xi Jinping. Una propuesta de colonización encubierta -esta vez China- con
inversiones que dejan al descubierto, como en la Argentina, la indefensión
nacional aprendida. Estamos inertes ante la necesidad de capital y nos
entregamos con los brazos atados a estas nuevas formas de dominación y de
destrucción de las industrias locales que, suenan como métodos más
sofisticados, pero son igualmente invasivos, tanto como los británicos y
franceses subiendo el río Paraná en 1845 para hacerse de nuestro comercio. Como
la savia que se extrae por la hidrovía, que oficia de arteria regional, para
llevarse impunemente el esfuerzo laborioso de nuestras materias primas sin
valor agregado de la mano de navieras, peajes y dragados extranjeros.
Los chinos no vienen por nuestro desarrollo
regional, vienen por nuestros recursos.
¡Argentinos a las cosas y uruguayos a las suyas!,
pero, ambos juntos, con políticas concertadas de interés común, para poder
enfrentar los grandes desafíos del comercio internacional y alcanzar el
bienestar de sus pueblos y, la armonía y defensa inteligente de la región,
frente al sostenido avance de las grandes potencias mundiales que han
transformado la invasión militar en colonización económica y financiera. Ni
Argentina ni Uruguay pueden ofrecerle el “HUB” a China; a no ser, que estén
resignados a transformarse en meras colonias para la extracción de sus recursos
sin valor agregado, en lugar de países industriales de productos de excelencia,
de transferencia de tecnología y conocimiento, en ambientes sostenibles y
seguros.
¿Seguiremos los rioplatenses vendiendo productos
baratos con mano de obra esclava como en los siglos XVIII y XIX? O se decidirán
nuestros países empobrecidos a unir voluntades para defender sus intereses
culturales, económicos y sociales, como los concibió Artigas y San Martín.
A qué desactivado MERCOSUR se refiere Lacalle Pou,
cuando no podemos siquiera ponernos de acuerdo entre los rioplatenses en el uso
de las aguas comunes; la utilización de los puertos y el diseño de los canales
de navegación; el comercio común marítimo y fluvial; el aprovechamiento de los
recursos pesqueros en la Zona Común que ambos países acordaron inteligentemente
en 1973; la exportación de productos de calidad certificada rioplatense en
lugar de seguir dependiendo de certificadoras internacionales (una nueva forma
de colonización); el intercambio de bienes y servicios; el combate de la pesca
ilegal china, española, coreana, taiwanesa y británica en el Atlántico Sur, en
Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur que le quita, no sólo
importantísimos recursos a ambos países, sino que enajena la soberanía de
Uruguay y Argentina en este amplio territorio marítimo que ya era una
estrategia central en el Virreinato del Rio de la Plata. ¿Qué hemos hecho en
común en la Antártida latinoamericana que soñara el General Jorge Edgar Leal,
fundador de la Base Esperanza en 1952?
¿Qué se hace la Muy fiel y Reconquistadora
Montevideo que le permitió a Buenos Aires deshacerse de los ingleses en 1806 y
qué, la Muy noble y muy leal, ciudad de Buenos Aires, ambas controladas
por capitales chinos?
Somos buenísimos las autoridades de ambos países
con discursos altisonantes sobre América para los americanos en los
Foros Internacionales, aunque incapaces de unir voluntades para hacer de este
mensaje una realidad palpable que demuestre la vocación cierta de
desarrollarnos con autonomía. No es con un “HUB” chino. Es con un “HUB”
Rioplatense que habremos de cambiar nuestro destino y transformarnos en países
soberanos, dejando el vuelo bajo de los chismes y celos de conventillo. Unidos
o Dominados no diría el General Juan Perón.
Los gobiernos de Sudamérica ya han dado muestras
sobradas de incapacidad para diseñar y llevar adelante un proyecto regional que
nos fortalezca con equidad y nos permita aprovechar al máximo nuestras
capacidades individuales. Una acción sinérgica que destaque las potencialidades
de cada uno y que nos ayude a competir en el mundo, alcanzando un desarrollo
equilibrado que haga sustentable a ambas Naciones, facilitando la actividad de
las pequeñas y medianas empresas nacionales, el pleno empleo, el bienestar de
la gente y robustecer una identidad y tradición común que nos hermana.
Desde hace años que los gobiernos uruguayos de
distinto signo político (Tabaré Vázquez ayer y hoy Lacalle Pou) vienen
insistiendo en la construcción de un puerto chino en Uruguay y, ahora, es el
propio Estados Unidos que expresa su preocupación por la penetración china.
Ahora, ¿es razonable que sean otros intereses ajenos a la región los que deban
señalarnos el problema y diseñar nuestro futuro? y, por el contrario, sea el
propio Uruguay con la Argentina y viceversa, quienes armen sus proyectos de
Nación Independiente y complementarias, fuera o dentro del MERCOSUR y, no sea
necesario, que, bajo el pretexto de recibir recursos económicos chinos,
enajenen sus destinos de grandeza.
Siento un profundo amor por los orientales, pero lo
del “HUB” chino, excede el proyecto de país y avanza en la pretensión China de
constituirse en el epicentro económico de la región. No será inocuo para
Uruguay ni tampoco para la Argentina. Ya hemos sido colonia española,
portuguesa, brasileña, nos ocupan y explotan los británicos, no queremos ser
colonia China.
¿Qué es esto -por otra parte- que por un minúsculo
negocio con Malvinas se promueva el turismo en esos territorios nacionales de
Argentina ocupado en forma prepotente por una nación extranjera? ¿Tal vez una
nueva forma de dependencia? No se merecen estos pueblos grandes una mirada tan
pequeña de nuestros gobernantes.
Según Búsqueda (Nº 2094, 22-28/10/20) «La
posibilidad de que la empresa china Shandong Baoma Fishery Group construyera un
puerto para proveer servicios de mantenimiento a barcos pesqueros ya se negoció
durante el gobierno pasado (…) El consejero económico comercial de la embajada
china en Montevideo, Zhou Quan, dijo que “se ha realizado suficiente
intercambio de opiniones en el nivel técnico de la comisión mixta”. Imaginamos
que Uruguay, como país, está abierto a las inversiones (…) que, como quedó
claro en el diálogo que mantuvieron Lacalle Pou y Jinping, Uruguay y China
comparten la visión de que no hay que ir “por el camino del proteccionismo”,
sino “seguir con los mercados abiertos». Habría que analizar que hace
hoy Estados Unidos, a la Unión Europea y la propia China al respecto, que
aplican aranceles y restricciones para arancelarias a nuestros productos con
valor agregado.
Nos queda muy claro a quién beneficiará esta
iniciativa: adquisición de materia prima barata; compra de plantas a bajo
costo; explotación de los recursos de bajo valor agregado; exportación de
commodities agropecuarios y pesqueros; transferencia de la mano de obra
uruguaya (como ya ocurre en la Argentina) a China y otros países desarrollados.
Fueros de artificio que no pueden engañar a dos
pueblos inteligentes y a gobernantes informados.
¿Un centro regional chino en Uruguay? Puerto
franco, depósitos y muelles para la logística, insumos importados, evasión de
impuestos, recambio de tripulación, etc. con extensión al área portuaria de
Montevideo; astillero para la reparación de barcos; depósitos de petróleo para
pesca subsidiada, trabajo esclavo, etc. ¿Quién y con qué se controlarán estas
capturas que se desembarquen en un puerto privado chino?, ¿y el transporte, con
bodegas y contenedores llenos de capturas ilegales en la ZEE o adyacente a
ésta, o con licencias ilegales británicas de Malvinas? Todo el Atlántico Sur,
el Río de la Plata, los ríos y territorios continentales, mantenidos con
nuestro escaso patrimonio al servicio de la extracción y depredación China. ¡Un
negocio chino!
Ya los grupos chinos Hesheng Group y Fores Group se
quedaron con el Frigorífico Nacional Lorsinal de carnes rojas y China «se
hará de soberanía en el Río de la Plata si construye un Puerto con zona franca
pesquera en Uruguay». Con la instalación del puerto, comenzaremos a ver
frente a las costas de Uruguay y la Provincia de Buenos Aires -en la Zona
Común- cientos de buques pesqueros chinos de los 16 mil que depredan en el
Pacífico y Atlántico; que despacharán y operarán sin intromisión alguna;
destruyendo los recursos, pero también los mercados de nuestros países.
Todo ello en un marco de fragilidad y dependencia
absoluta: «el primer ministro australiano Scott Morrison puso en duda la
transparencia china en la pandemia y como respuesta relámpago los chinos
-nuestro principal importador- retiraron la habilitación de las cuatro plantas
exportadoras de carnes a ese país y decretaron para la cebada australiana un
arancel del 80%» (El Observador, 21/8/20) ¿A esto se llama socio confiable,
imperecedero, capaz de contribuir al desarrollo de la región?
Ya lo dije, China no viene a desarrollar Uruguay o
Argentina ¿por qué lo haría? vienen por nuestros recursos naturales, por
las materias primas de bajo valor agregado o simplemente -en el caso de la
pesca- a la exportación de commodities o harinas de pescado (1.212
U$S/tonelada) -devaluando
aminoácidos de la mejor calidad biológica para transformarlas en la
alimentación animal y, aún más grave, a instalar una base de operaciones del
gigante asiático en la cabecera del Atlántico Sur. Tan inocente, como la compra
de plantas de procesamiento de alimentos, mineras o campos de explotación
agraria en Argentina o la instalación de una Estación Espacial de China en
Neuquén, que depende de los altos mandos del Ejército Popular, un
territorio de soberanía china, a cargo de funcionarios chinos e inaccesible a
los argentinos. Con la misma inmunidad de hecho o derecho que tendría un Puerto
en Uruguay.
La fama de China en la actividad pesquera es
reconocidamente mala y se le atribuye pesca ilegal en innumerables Estados
ribereños. Una docena de países han protestado contra la pesca ilegal de los
buques chinos subsidiados: Ecuador, Chile, Perú, Colombia, México, Costa Rica,
Corea del Sur, Vietnam, Mauritana, Senegal, Guinea, Sierra Leona, son solo
algunos y, este país, ha dejado claro su interés en el Pacífico y el Atlántico
Sur, después de haber depredado el mundo. A China no se le puede abrir el mar
por su asimetría económica y, porque sus embarcaciones no respetan el derecho
del mar y las demás normas internacionales vigentes.
El “HUB” chino en Uruguay habría de transformar ese
país en una gran factoría para el ingreso de sus productos y, la
explotación y exportación de materias uruguayas sin valor agregado a través en
unas pocas empresas chinas que monopolizarán y establecerán el valor de las
pequeñas y medianas empresas nacionales para luego exportarlas desde empresas
chinas a China sin arancel alguno, al contrario de lo que ocurre con los
productos uruguayos y argentinos. Será progresivo y sostenido y, los pequeños y
medianos empresarios locales no podrán competir con los bajos precios chinos y
serán irremediablemente absorbidos por éstos para que junto a sus capturas
ilegales ingresen como de origen chino en sus puertos de destino.
Durante 2019 las exportaciones desde Argentina a
China de los filetes de merluza se pagaron 1.500 U$S/tonelada, a Uruguay U$S
3.805 U$S; el calamar U$S 2.345, a España U$S 3397; la corvina U$S 1.526, a
Estados Unidos U$S 2.331; la merluza negra U$S 14.800, a Rusia U$S 25.098; la
pescadilla U$S 1.143, a Italia U$S 2.753; la anchoita salada U$S 2.700, a Brasil
U$S 6.422; el mero U$S 1.600, a Alemania U$S 10.500. Son pruebas irrefutables
del bajo valor agregado chino, a lo que se agrega el ingreso sin aranceles a la
República Popular China, el trabajo esclavo y la pesca ilegal subvencionada.
Yo pronostico el trabajo devaluado a fasón para las
empresas uruguayas y la concentración y la fijación del precio por parte de las
chinas. Como en la Argentina, donde el sector pesquero nacional en 1970,
cincuenta años después, está manos de chinas, americanas, españolas, etc. que
exportan commodities y, les regalamos a sus transformadoras en destino el
empleo nacional.
Fuera de ello, ¿cómo se supone que afectará el
trabajo esclavo, el desprecio por el cuidado ambiental y los hábitos culturales
chinos en nuestros trabajadores; en el medio marino; en el Río de la Plata y
fluvial y en las costumbres rioplatenses? Los chinos «operan sin ningún
control ambiental, laboral ni sanitario, utilizando mano de obra esclava,
depredando el ecosistema marino y contaminando» nos refiere desde hace años
el experto en pesca ilegal Milko Schvartzman.
No dejemos embaucarnos con las luces de la
ciudad, el tránsito fácil de recibir inversiones chinas que no se destinan
al desarrollo cierto de las nacionales, sino a satisfacer sus necesidades, no
son más que espejitos de colores, ¿porqué no habrían de serlos? si
nuestros países en lugar de fortalecer sus potencialidades se transforman en
grandes supermercados de exposición de productos extranjeros en vez de promover
nuestro productos nacionales, destinándolos al consumo de la región y la
exportación al mundo. Los salarios de nuestros empleados públicos y privados,
argentinos y uruguayos, se van en la adquisición de bienes y servicios
extranjeros en lugar generar desarrollo regional y, con este mejorar, la
calidad de vida de los rioplatenses.
Obviamente, que este modelo requiere decisión y una
vocación unívoca de ambos presidentes Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández para
avanzar sin fisuras hacia un destino común. Nada mucho cuesta poco,
orientales y argentinos. Marcos Mundstock (1942/2020) en la película “el
cuento de la comadreja” al aplicar su estrategia en el juego del billar le
dice a su contendiente: «¿sabe cuál es su problema? Que a usted le gustan
los tiros fáciles y ¡nada bueno es fácil! En este juego para ganar hay que
mirar al rival, pensar como el rival, sentir como el rival ¡no es nada fácil!
Cuando parece que todos los caminos están cerrados, ¡siempre se encuentra una
manera!».
En la «Convención Preliminar de Paz» el Gobierno de
las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Reino del Brasil acordaron en
1828 terminar con la disputa por la Banda Oriental; al tiempo que establecieron
por quince años, asegurar la libre navegación para ambas naciones; sin embargo,
no se fijó el mar territorial y, ello generó diferencias, a punto de provocar
algún conflicto armado. 145 años después (¡!) la firma del Tratado del Río de
la Plata, en Montevideo en 1973, ratificado en Argentina por Ley 20.645 y, en
Uruguay por Ley 14.145, dando fin a los graves desentendimientos entre dos países,
original y, culturalmente hermanos.
Ese Tratado que fue el resultado de una política de
Estado iniciada en 1910 por Roque Sanz Peña, quien luego sería presidente
argentino, continuada en 1964 por el Canciller Miguel Angel Zavala Ortiz y
firmada en 1973 por los Cancilleres uruguayo Juan Carlos Blanco y argentino
Alberto Vignes, pretendió, ir mucho más allá de una cuestión de límites, peces
y ambiente, sino «sentar las bases de una más amplia cooperación entre los
dos Países y estrechar los arraigados vínculos de tradicional amistad y hondo
afecto que unía a sus Pueblos» y, como refirió el Presidente Juan Domingo
Perón el 19 de noviembre de 1973: «Este será el instrumento más eficaz en la
defensa de intereses comunes a los dos pueblos, una acción ejemplar en el orden
internacional. Suscribir el protocolo de la fraternidad uruguaya y argentina
-decía Sáenz Peña- no es crear una política distinta de la que nos viene
impuesta por nuestra tradición; es consagrar para siempre, la fraternidad
uruguaya y argentina. Un mismo cielo cubre nuestras aguas, su azul se refleja
en el y en nuestras banderas. Aceptemos ese simbólico abrazo de la naturaleza
como un signo de fraternidad que nos convoca a la paz, al trabajo en común, a
la prosperidad y a la felicidad de nuestros dos pueblos»
A casi cincuenta años, de ese trascendente acto de
alianza estratégica y cooperación, los resultados de uno de los más importantes
tratados de integración suramericana son verdaderamente escasos, limitándose, a
una discutida administración del Río y la Zona Común. El delimitar las
jurisdicciones de los países en el río y los alcances de las actividades, no
debiera operar como una suerte de muro separador, sino por el contrario,
consolidar una gran puerta de acceso y de unión indisoluble de vecinos
fraternos, con una historia y cultura común y, con la necesidad, de actuar en
forma sinérgica en las cuestiones económicas y geopolíticas, de cara al mundo,
de ocupación del Atlántico Sudoccidental, de tránsito al Pacífico y vínculo
antártico.
No se efectuaron mutuas resignaciones y se
estableció una Zona Común de Pesca en la ZEE. uruguaya y en la aún más extensa
y rica ZEE Argentina para entregar a terceros países nuestros recursos sino
para «asentar las bases de la más amplia cooperación entre los dos países» en
su explotación, el transporte, la tecnología, el desarrollo portuario y
general; en el que ambas Naciones pueden y deben complementarse, no olvidando
que el Tratado refiere a la «prohibición de acciones contaminantes, a la
protección del medio marino y a la conservación de las especies» (art.
47-52, 54-56, 66, 73-76, 78, 80-82) y, en el concepto más amplio de estas
acciones, se encuentra la prohibición de la explotación irracional y sin
control; la depredación; el descarte de especies; la captura de juveniles, etc.
todas prácticas que son realizadas por los buques ilegales chinos y, que,
siendo perpetradas dentro o no de la Z.E.E. atentan contra el ecosistema y a
ambos países.
En esa lucha de intereses del siglo XIX, dejamos de
lado un territorio indivisible y a sus habitantes, genéticamente y,
culturalmente unidos. Más aún, perdimos de vista, lo que ya el Virreinato
conocía perfectamente: la posición estratégica de los puertos de Montevideo y
Buenos Aires en cada extremo del Plata, y su operación asociada con relación al
control del Río de la Plata, el Atlántico sur y, al mar austral de las
Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, para controlar la Antártida y el acceso
al Pacífico. ¿Por qué desde el año 1494 Portugal y luego los brasileños tenían
interés en quedarse con la Banda Oriental?, sino era, por su posición
estratégica sobre el Atlántico Sur, el Río de la Plata y el acceso a los ríos
Uruguay y Paraná, permitiéndole, una libre navegación en la cuenca superior, y,
¿por qué España creó en 1776 el Apostadero Naval de Montevideo, su más
importante autoridad naval en el Río de la Plata y el Atlántico Sur hasta el
Cabo de Hornos?, sino era con el objeto de controlar el acceso al Pacífico, el
estrecho de Magallanes y el paso de Drake y, ¿por qué en San Ildefonso, se
dispone la presencia permanente de dos fragatas en el Río de la Plata, una en
las islas Malvinas y, otra en Montevideo? Dos Estados marítimos que han perdido
de vista sus potencialidades.
Es notable que durante la etapa fundacional de los
siglos XVIII y XIX, se pudo entender más claramente la importancia del Río de
la Plata, la cuenca del Paraná-Uruguay, el Atlántico Sur y su integración
geopolítica, que, todos estos años transcurridos desde la gestación del
Tratado. ¿Qué están haciendo Uruguay y Argentina en pleno siglo XXI, con un
MERCOSUR deprimido, tratando de dar manotones de ahogado convocando a la
injerencia de terceros países (a modo de Caballo de Troya) para que nos
resuelvan nuestros problemas inconclusos y recidivantes?
En ese Río de la Plata, de 30.212 Km2 de
superficie y 290 km de longitud, por el que ingresan el 95% de las
importaciones argentinas y uruguayas y egresa el 80% de sus exportaciones, ya
habían entendido los portugueses en el siglo XV y, luego los ingleses, los
brasileños y rioplatenses, que la Banda Oriental y la Cuenca del Plata eran
estratégicamente fundamentales por su proyección al Atlántico Sur y su acceso a
la hidrovía. Ahora, países independientes, sería bueno esperar una asociación
estratégica, generosa y amplia, que potencie los intereses binacionales,
derivados de esta esta extraordinaria «puerta de entrada y salida al mundo».
Se avanzó en esta integración, cuando se creó en
1960 en Montevideo la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), luego
ALADI; con el Tratado de Límites del Río Uruguay aprobado por ley 15.868
durante la gestión de Frondizi en 1961; con el Estatuto del Río Uruguay de 1976
ratificatorio y complementario del Tratado; y, en 1964 cuando se firmó el
Convenio entre YPF y la ANCAP del Uruguay y, también, cuando ambos países
acordaron el monitoreo conjunto del río Uruguay con motivo de la instalación de
pasteras.
Esta relación se ratificó cuando por la Res. del
UNASUR dada en Asunción el 17 de marzo de 2012 todos los Cancilleres de
Sudamérica rechazaron la explotación por parte del Reino Unido de los recursos
naturales del Atlántico Sur y decidieron prohibir el ingreso a los puertos de
buques con bandera ilegal de Malvinas. Es decir, compromisos, que hacen
inaceptable el uso de los puertos uruguayos a los buques extranjeros que pescan
ilegalmente recursos argentinos y uruguayos en el Atlántico Sudoccidental y,
también, la irresponsabilidad (¿o corrupción?) de funcionarios argentinos que
toleran la carga directa o indirecta de combustible a buques tanques y otros
insumos que sostendrían a las embarcaciones depredadoras.
Nos une un interés común que debiéramos potenciar
con un protocolo adicional al MERCOSUR que dé nacimiento a un Mercado Común
Pesquero y otros proyectos entre ambos países, que nos permita explotar
inteligentemente más de un millón de toneladas pesqueras del Atlántico Sur que
en la actualidad depredan chinos, españoles, coreanos, taiwanes y británicos.
En ningún caso debiéramos avanzar en proyectos sin
el consenso necesario ya que lo que es malo para los uruguayos debiera ser malo
para los argentinos y viceversa y, no debiéramos olvidar que Montevideo y
Buenos Aires han servido de refugio a los emigrados políticos desde la época de
la colonia y la independencia, hasta los tiempos de los gobiernos militares.
Yo también quiero tener mi ciudadanía uruguaya,
pero, para hermanarme un poco más a los Orientales educados, con esa bonhomía e
inteligencia que los hace singular, no para huir del fracaso de las políticas
argentinas y, encontrar del otro lado del charco, el mismo sentimiento de
entrega nacional.
¿Dónde está la cooperación argentino-uruguayo que
debió potenciar el desarrollo de nuestros países en lugar de abrir las puertas
a una nueva colonización que destruya las empresas locales, el empleo y nuestra
cultura creativa?
Es hora de los funcionarios de ambos gobiernos: los
Cancilleres Felipe Solá (Ar) y Francisco Bustillo (Uy), los embajadores Alberto
Juan B. Iribarne (Ar) y Carlos Fernando Enciso Christiansen (Uy), de los
Ministros de Agricultura, Ganadería y Pesca Luis Basterra (Ar) y Carlos Uriarte
(Uy); los delegados de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP)
embajador Diego Tettamanti (Ar) y Alem García (Uy); los Presidentes de las delegaciones
de la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM) Embajadora Mariana
Inés Llorente (Ar) y CN Julio Suárez Bonorino (Uy); las autoridades de la
hidrovía Paraguay-Paraná Ministro Mariano Vergara (Ar) y Juan José Olaizola
(Uy); las autoridades de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) José
E. Lauritto (Ar) y Mario D. Ayala Barros (Uy) y los Ministros y Secretarios
temáticos de industria, producción, pesca, puertos, transporte, energía,
comunicaciones, turismo, etc. con la aprobación de ambos Congresos, revitalicen
y redireccionar este importantísimo Tratado de Cooperación, que significó
grandes esfuerzos para su concreción a ambas Naciones, en busca de potenciar el
desarrollo equilibrado de ambos pueblos, integración económica, social y
ambiental.
Ya sea “bo” o “che”, todas estas
cuestiones deberían estar “pronto” o “hechas”. Uruguay-Argentina
o Argentina-Uruguay debieron ser un único y gran país, pero no siéndolo, es
necesario que trabajemos para consolidar el espíritu de la Federación que quiso
Artigas, sabiendo que, como dijera San Martín, «para los hombres de coraje
se han hecho las empresas». Un modelo para Sudamérica y el mundo. El
lenguaje y la comunión debiera servirnos para reencontrarnos y caminar juntos
hacia un destino mejor. Tomémonos un buen mate oriental o argentino y
encaminémonos hacia un proyecto rioplatense creador, teniendo en cuenta
aquellos versos del Martín Fierro «si los hermanos se pelean nos devoran los
de afuera».
Señor presidente de la República Oriental del
Uruguay Dr. Luis Lacalle Pou y de la República Argentina Dr. Alberto Fernández
en sus manos está el destino de esta patria grande.
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca, ex Secretario de
Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Ctes) ex Profesor Universidad UNNE y
FASTA, Ex Asesor en la H. Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación,
autor de 25 libros (entre ellos “Atlántico Sur, Malvinas y Reforma Federal
Pesquera”, 2019)
http://palsur.com.ar/nota/750/el-caballo-de-troya--los-chinos-en-argentina-y-uruguay/