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lunes, 16 de diciembre de 2024

Conferencia pronunciada en el Ateneo “La Unión” (1987) con motivo de la conmemoración de la Semana de mayo de 1983

HOSTILIDADES BRITÁNICAS

A LOS

GOBIERNOS DE PERÓN

JULIO C. GONZÁLEZ

Ex Profesor de la Universidad de Buenos Aires

Ex secretario técnico de la Presidencia de la Nación


Conferencia pronunciada en el Ateneo Justicialista "La Unión", con motivo de la conmemoración de la Semana de mayo de 1983

"Uno de los factores poco conocidos de la calda de Perón es la industrialización creciente del país. Esto significó un perjuicio considerable para los tejidos y cueros británicos, cuya exportación a la Argentina disminuía rápidamente. La desconfianza británica se transformó en hostilidad cuando comprendió que Perón se preparaba a explotar las enormes reservas petrolíferas del subsuelo argentino".

"Journal Du Franca'', octubre de 1955 ([1])

Sean mis primeras palabras de emocionado recuerdo a todos los compañeros peronistas que sufrieron muerte y padecieron cárcel después del 24 de marzo de 1976. Vaya nuestro homenaje a todos y cada uno de los argentinos inmolados en Malvinas durante la guerra con Inglaterra. La antorcha de esos mártires siempre seguirá encendida. Su luz ha de ser la única que nos guíe y nos conduzca. La luz que ilumine el largo y difícil trayecto que hay que recorrer para recomenzar y terminar la obra interrumpida del Teniente General Juan Domingo Perón: esa obra colosal que es transformar la Argentina Colonial en el Estado Nacional Argentino y en los Estados Unidos de la América del Sur.

Dentro de unos días entraremos en la Semana de Mayo a través de la cual comenzó una forma embrionaria de país. Es oportunidad propicia pues, recrear esas raíces en función del presente, dado que ocuparse con sinceridad de las glorias y de los yerros del pasado es resolver gran parte de les problemas que nos agobian y preparar el futuro para mejores días.

Quienes hemos tenido el privilegio histórico de tratar al General Perón durante su exilio en España, vimos un pequeño busto de Napoleón sobre su mesa de trabajo. Años más tarde, cuando visitamos por primera vez el Ministerio de Economía vimos una estatua de Canning, mucho más grande, presidiendo la mesa de sesiones, alrededor de la cual se sentaron los más variados gabinetes económicos.

En el enfrentamiento entre el mundo latino de Napoleón y el mundo anglosajón de Cánning la victoria correspondió a este último. El genio guerrero de Napoleón cayó vencido por el genio comercial, diplomático y político de Canning. Inglaterra hizo buen uso de los derechos que le daba su victoria y como potencia triunfante, con firme pulso, pasó a diagramar los Estados separados y desunidos que hoy forman el mapa de la América del Sur.

Se impone entonces referirse a cuestiones de ayer, de hoy y de mañana que constituyen la continuidad de la política británica y europea en el Río de la Plata.

Tales cuestiones son:

1.      El Imperio Británico y la Revolución de Mayo.

2.      El Imperio Británico y la caída de Perón.

3.      El Imperio Británico y la subversión en la Argentina.

4.      El Imperio Británico y la Guerra por las Islas Malvinas.

Nos referiremos al tema en ese orden.

EL IMPERIO BRITANICO Y LA REVOLUCION DE MAYO

Los ingleses asaltaron Buenos Aires por primera vez en 1806. Sus tropas despojaron, asesinaron y devastaron.

Saquearon el Tesoro de la Hacienda Pública que era algo similar al Banco Central del Virreinato. De este episodio, arranca el déficit permanente del fisco nacional. Los ingleses nunca devolvieron el Tesoro que, en el decurso de los muchos tratados que con ellos firmaron españoles y argentinos nunca nadie reclamó. Enigmas de la historia... Para tapar este agujero en las arcas del Estado fue menester contratar empréstitos británicos que produjeron y producen agujeros y pozos fiscales imposibles de llenar.

Saquearon la Compañía de Filipinas, la gran empresa comercial hispano-indiana que sembraba riquezas en las hoy desoladas provincias del oeste y del norte Argentino. La Compañía de Filipinas era la vena económica que a través del Pacífico vinculaba nuestro actual país con el lejano Oriente.

Saquearon las propiedades particulares, los negocios de ventas de comestibles y bebidas, los domicilios familiares de adobe o de ladrillo, los monasterios y los templos. Mataron a niños y mujeres. Violaron y asesinaron.

El producido de tan monstruoso latrocinio fue llevado a Londres donde fue paseado por seis carrozas tirada cada una por ocho caballos. Cada carroza llevaba cinco toneladas de metal. El arte del saqueo preanunciaba la economía de miseria, de deudas y de empobrecimiento vitalicio de la Argentina.

Saquearon también las almas y conciencias.

En toda sociedad el cobarde vencido es el aliado más perfecto para sostener con su obsecuencia al triunfador. Y Buenos Aires no fue precisamente una excepción a tan dura regla de la guerra. Mientras la dignidad, sin distingos de clases y de fortunas, luchaba y resistía, la cobardía comerciaba.

La degradación de algunos vencidos obsequiaba a los vencedores: les ofrecía sus salones, sus vinos y sus mujeres. Con las relaciones familiares se iniciaba una sociedad comercial. Para el mantenimiento de la misma muchos sustituyeron su religión y muchos procedieron a la mutación de su idioma. Tal es, en breves palabras el origen degenerado de la "clase dirigente" que nació por esos días. La clase de los futuros "patricios mercaderes".

La reconquista de Buenos Aires en 1806 y la defensa de lo reconquistado en 1807 fue una bellísima gesta popular. Una pueblada de épica. Un populismo de ética, de dignidad, de valor, de coraje, de martirio y de heroísmo. En fin, la suma de todos los valores humanos y divinos que subyacen en la entraña cultural de cada pueblo.

Los indios, célula vital de una cultura exterminada pero universalmente poderosa, fueron los primeros en alistarse para luchar contra el invasor inglés. En el archivo de Indias de Sevilla, amarillentos papeles coinciden con los lujosos protocolos que contienen la historia Argentina en los anaqueles

del Foreign Office: los indios en número de veinte mil "todos gente de guerra y cada cual con cinco caballos" custodió las costas bonaerenses para impedir un nuevo desembarco del invasor "de esos colorados que han tomado las tierras y vuestras casas por una desgracia", según leemos en un documento redactado por los caciques de la época.

Y a los indios se unieron los gauchos.

Y a los indios y a los gauchos los niños. Aquellos niños de los cuales dijo Perón que en toda nación civilizada eran y serían siempre los únicos privilegiados.

La resistencia del pueblo contra los ingleses y el puñado de traidores asociados tuvo una vida que fue más allá de la muerte. Esa vida es la que corporizó en una institución fundadora del nuevo país: el EJERCITO ARGENTINO. En las instituciones, dijo Perón, se prolonga la vida y sólo las instituciones vencen al tiempo.

Al mismo tiempo que Beresford decía con exasperación extorsiva y ruin que "Gran Bretaña es tan capaz de castigar como inclinada a perdonar". Belgrano, síntesis magistral de combatiente y pensador escribía lo siguiente: "El comerciante no reconoce más patria ni más rey ni más religión que su interés propio."

No estaba equivocado el General Belgrano. El ejército de retaguardia de los ingleses era efectivamente un ejército de comerciantes. Y ese ejército de comerciantes era el que estaba destinado a continuar la guerra para beneficio de Inglaterra. Una guerra muy prolongada que sigue aún vigente. Una guerra en la cual el ejército y el pueblo vienen perdiendo hasta ahora muchas batallas. Pero una guerra inconclusa...

En 1804 había en Buenos Aires 47 comerciantes ingleses. En 1810 al estallar la Revolución de Mayo, 2.000. Fracasadas las invasiones armadas, los buques de guerra de Su Majestad Británica se fueron. Pero los buques mercantes de los comerciantes de Londres, abarrotados de abalorios, se quedaron. Primero ejercieron el contrabando a la vista y paciencia de los españoles y ante la perplejidad del Ejército Argentino, de gauchos, de indios y de niños que los habían combatido. Luego el anglófilo Virrey Cisneros les otorgó, por un año, el comercio libre.

Con el comercio libre de Cisneros, que curiosamente debía terminar el 18 de Mayo de 1810, los ingleses vencidos se transformaron en vencedores y el pueblo y el ejército vencedores, en vencidos.

Con el Edicto de Libre Comercio de Cisneros se inauguró el saqueo institucional en gran escala:

1)                  Los términos del intercambio fueron escandalosos: 12 barcos de frutos del país por la carga de un barco inglés de bagatelas importadas. Libre exportación del oro, de la plata y de todo el metálico rioplatense para pagar en dinero en efectivo las chucherías manufacturadas.

2)                  En pocos meses el país se quedó sin dinero y para restituir el dinero que se iba, comenzaron a concertarse empréstitos que serían pagados con nuevos empréstitos. Todo ello sin variantes. Desde el primer empréstito contratado por Rivadavia hasta el último empréstito celebrado en enero de este año por el Ministro Whebe.
En este último empréstito de los 10.000 millones de dólares que presta el Fondo Monetario Internacional a la República Argentina, 3.500 millones de dólares son aportados por el Banco de Inglaterra para que nuestro país, derrotado en las Malvinas —pero aún en guerra con Inglaterra— pueda pagar con preferencia las deudas que tiene con sus acreedores británicos. Como es de. ver, desde las invasiones inglesas hasta hoy nada ha cambiado.

3)                  La geopolítica argentina quedó dada vuelta:

1.      —El comercio hacia el norte y de allí al extremo oriente abandonado.

2.      —El flujo económico que producían las artesanías e industrias provinciales destrozado.

3.      —La navegación por el Pacífico prohibida. Tan pero tan prohibida que en el más risueño disparate que existe en la historia universal nuestro desdichado país y sus discapacitados dirigentes, regalan públicamente el Océano Pacífico. "Argentina en el Atlántico, Chile en el Pacífico". Todos hemos leído y leemos diariamente el absurdo cartelito.

4.      —La minería del norte quedó suprimida y con ella sus implicancias industriales.

4)                  La miseria en medio de la opulencia había comenzado. Saqueo permanente, deudas, hambre y desocupación, serían y son la constante política que nadie ataca. Enfrentamientos sangrientos entre argentinos, odios irreconciliables y divisiones feroces. Todo mantenido por el arma de la colonización sutil, por la acción psicológica que divide al país por fruslerías infantiles.

Divide et impera (separa y gobierna). Trade no countries (tratados comerciales y no territorios). Tales son las coordenadas con que Inglaterra ha gobernado el país desde el Edicto de Libre Comercio de 1809, con el cual el Virrey Cisneros convirtió en triunfo la derrota del invasor británico que había sido aniquilado por el Ejército y por el pueblo, en las jornadas de 1806 y 1807.

¿Cuál fue la posición de la Primera Junta y del Gobierno del General Perón y del Peronismo, frente a la política inaugurada por Inglaterra en 1809? La pregunta es acuciante y las respuestas, hasta ahora, no han sido precisas. Trataremos de aclarar algunas cosas.

La instalación de la Primera Junta fue un acto viril contra la política anglófila de Cisneros. El heroico Ejército Argentino que se había formado junto al pueblo en las jornadas de la

Reconquista y Defensa de Buenos Aires, advirtió con asombro que los comerciantes ingleses unidos a un grupo de perdularios porteños, les estaba robando el triunfo. Por eso actuaron en las jornadas de 1810. Agotada la capacidad de conducción por parte de España, había que defender lo propio, lo nuestro, eso que el extranjero inglés arrebataba como suyo, con ironía, con sarcasmo, con extorsión o con violencia.

La Junta actuó con grandeza moral y con buena fe política. La grandeza moral y la buena fe política, son dos principios básicos y dos hidalgas conductas. Empero, ante la ruindad del mundo internacional y ante la ferocidad de los apetitos económicos no son suficientes para asegurar el éxito. El mundo anglo-sajón, a diferencia del espíritu latino, es magistral en la iniquidad y la intriga. En la alcahuetería disocia- dora que tanto ha fragmento y triturado a la Argentina. En el asesinato hipócrita. En la mentira cínica. En fin, en todo tipo de medios que aseguren el poder-

Por grandeza moral y buena fe política, Saavedra dividió su sueldo con Cisneros y compartieron ambos el sitial que les correspondía en la Catedral, de la misma manera en que Liniers después del 12 de Agosto, compartió su almuerzo con el vencido General Beresford y el Estado Mayor Inglés.

Por grandeza moral y buena fe política, la Junta en pleno, recibió en su primera audiencia al Almirante De Courcy, Comandante en Jefe de las Fuerzas Británicas en el Atlántico Sur. El Almirante inglés con la mayor cordialidad, pero sin dejar de apuntar sus cañones, obtuvo de los desprevenidos patriotas de la Junta, la igualdad de derechos entre ingleses y criollos. Así por medio de la grandeza moral y de la buena fe política, el monopolio que había ejercido España se transfirió para beneficio de Inglaterra y el Edicto de Libre Comercio del Virrey Cisneros. perdió fecha de vencimiento.

Por grandeza moral y por buena fe política, la Junta cedió ante Alejandro Mackinnon, representante de los comerciantes ingleses, residentes en Buenos Aires y éstos obtuvieron el per-miso expreso para exportar a Londres el metálico de oro y plata que recaudaban con sus ventas.

Por grandeza moral y buena fe política, la junta aceptó que Lord Strangford, Embajador inglés en Río de Janeiro, representara al país naciente, ante las cortes de Londres y Madrid.

Por la grandeza moral y buena fe política, la Junta permitió que la bandera inglesa unida a la bandera española, fuese su emblema ante las demás naciones de la tierra.

En poco tiempo todos los patriotas comprendieron con amargura que Inglaterra era la única beneficiaría de la lucha que habían emprendido contra España. Pero ya era tarde. En vez de la anhelada independencia se había instalado una espantosa e irreversible dependencia económica hacia la Gran Bretaña.

Advertidos que la ayuda británica no era de beneficencia, sino que respondía a otras reglas de juego, Saavedra convocó

a las Provincias y al pueblo que lo había acompañado y Moreno recurrió a la queja diplomática. Pero ni la presencia de los representantes de las Provincias en Buenos Aires, ni el Gobierno de la Junta Grande ni el pronunciamiento del pueblo del 5 y 6 de Abril de 1811, ni la proyectada queja diplomática de Moreno dieron ningún fruto.

El avance inglés por medio del comercio era arrollador e incontenible y frente a ese avance fueron sucumbiendo uno a uno todos los que habían levantado sus armas o su voz en contra de ellos.

Liniers, el jefe militar que abatió a los ingleses terminaría fusilado. Alzaga el caudillo popular que armó al pueblo contra los ingleses terminaría ahorcado. Saavedra, el jefe militar que se levantó contra el anglófilo Virrey Cisneros terminaría exiliado y su memoria cubierta por un asombroso silencio. Moreno, el secretario técnico de la Junta que pretendía arreglar el problema con una reclamación diplomática murió misteriosamente. Su deceso fue precipitado "por la administración de un emético que el Capitán del buque inglés le suministro imprudentemente", según las textuales palabras de su hermano Manuel Moreno autor de "Vida y Memorias del Doctor Mariano Moreno" página 241. Agrega Manuel Moreno que el cadáver de su hermano "estuvo todo el día sobre la cubierta envuelto en la bandera inglesa". Larrea, proclive a negocios junto con los ingleses se suicidó.

La lista es trágica, tanto por la ferocidad de los medios de eliminación como por la continuidad de fusilamientos y asesinatos y de suicidios que plagan el destino fatal de nuestros gobernantes y prohombres. Los nombres de Dorrego, Chilavert, de López Jordán, de Leandro Alem, de Lisandro de La Torre, de Belisario Roldan, de Leopoldo Lugones, del General Valle y tantísimos otros de plena actualidad, son testimonios extremadamente serios que nos llevan a una conclusión que causa espanto: los enemigos que se apoderaron sigilosamente de nuestro país siguen imperturbables y victoriosos, mientras que mitos, dogmas, esquemas, etiquetas, palabras y hasta letras siguen provocando el desencuentro de nuestras mentes más brillantes y de nuestros espíritus más lúcidos.

La Revolución de Mayo, despojada de las palabras escolares y profundizada en su real dimensión, deja para la posteridad la enseñanza de un mal éxito que debe prevenirnos para no incurrir en una repetición forzosa.

Con la buena fe y la pureza moral de sus protagonistas la Revolución de Mayo no obtuvo la independencia efectiva del país. Antes bien, ese patrimonio espiritual fue el puente que utilizaron los comerciantes británicos para operar una transferencia del dominio español al dominio de Inglaterra. Ese dominio fue más sutil y más eficiente que el del Imperio Español: nos adjudicó una autarquía administrativa de nivel municipal en lo interno, pero con una férrea dependencia económica que aseguró con sus concesiones y contratos cada vez más leoninos y cada vez más exigentes. Inglaterra se re¬

servó el control de la política interior, reemplazando por adjetivos calificativos, los sustantivos y los verbos que conforman el lenguaje con que deben tratarse los grandes temas de un país. Dividió en forma tan irreconciliable como artificial a los conductores argentinos desde morenistas y saavedristas hasta peronistas de todos los grupos y antiperonistas de todas las tendencias. Porteños contra provincianos, Buenos Aires contra el interior. El campo contra la industria. La civilización contra la barbarie. Gremialistas contra políticos. Civiles contra militares... Siempre los antagonismos vertidos en un molde de hierro: Divide et impera, Gran Bretaña ejerció también, a través de sus personeros más sumisos, la política exterior de los argentinos en todos los gobiernos y en todas las épocas. No es el caso de entrar en casuismos ni contar las pocas excepciones, pero todos recordamos la reciente guerra de las Malvinas dirigida por un Ministro de Relaciones Exteriores que era el más conspicuo abogado del complejo frigorífico inglés Swift Deltec.

La eficiencia del sistema colonial inglés en el Río de la Plata, fue y es, el opus magnum de Canning, el estadista impecable. Inglaterra sería el taller del mundo y la América del Sur su granja.

Este plan gigantesco redujo nuestro territorio de cinco millones de kilómetros cuadrados a menos de tres millones de kilómetros cuadrados y nos convirtió de país bioceánico y minero en país atlántico y pastoril.

Del éxito del plan dice el historiador británico Harry Ferns:

"Durante el siglo XIX no se produjo ninguna alteración en la ecuación Anglo-Argentina y no hay razón alguna para suponer que hoy (en 1966) es diferente a lo que fue un siglo y medio atrás". (T. I, pág. 485).

EL IMPERIO BRITANICO Y LA CAIDA DE PERON

En 1964 Perón escribió sobre el tema que nos ocupa:

"El Imperio Británico celebró mi caída como una victoria típicamente inglesa. Ante una Cámara de los Comunes delirante de entusiasmo, Winston Churchill desencadenó todos los fuegos de artificio de su pirotecnia verbal. Señaló que mi derrota era para el Imperio, un hecho tan importante como la Segunda Guerra Mundial y que no se me daría tregua ni cuartel, hasta el final de mis días".

La sentencia de Churchill se cumplió, Perón no tuvo ni tregua ni cuartel hasta el día de su muerte.

¿Qué había hecho el gran Conductor Argentino para que Churchill lo considerase un enemigo de tales dimensiones?

Algo muy simple, declarar y hacer efectiva la Independencia Económica del país, que fue solemnemente jurada por todo el Gobierno, en Tucumán, el 9 de Julio de 1947. La puesta en marcha de esa Independencia Económica, era revertir y recuperar para los argentinos, los tres millones de kilómetros cuadrados de la geografía que nos quedaba.

La Argentina primaria del pasto y de la vaca inglesa fue reemplazada por la Nueva Argentina industrial, tecnológica y científica.

Esa Nueva Argentina se construyó sobre las siguientes bases:

·         Se decretó feriado y día festivo el 12 de Agosto de cada año. De esta manera el país volvía a insertarse en la continuidad histórica de la cual había sido separado.

·         Se estableció el control absoluto del comercio exterior por parte del Estado.

·         Se creó una flota estatal de 1.500.000 toneladas integrada por 169 buques de ultramar y 1.198 buques fluviales.

·         Se reconquistó la potestad de imprimir moneda y de otorgar créditos, con la nacionalización del Banco Central y con la nacionalización de los depósitos en poder de la banca privada.

·         Se rescataron los servicios públicos de manos de Inglaterra: ferrocarriles, gas, transportes automotores de pasajeros, obras sanitarias, teléfonos, transportes aéreos, etcétera.

·         Hubo precios sostén para los productores y precios máximos para los consumidores.

·         Se construyeron viviendas y más viviendas; escuelas y más escuelas, institutos de enseñanza técnica y universidades sin aranceles. Se abrió de esta manera el crecimiento de la inteligencia de los argentinos.

·         Hubo salud pública integral; erradicación del paludismo y de la tuberculosis.

·         Un derecho laboral, sindical y previsional, perfecto por su eficiencia.

·         Se repatrió la deuda externa y se puso fin a los empréstitos tomados para el derroche.

·         Hubo paz y proyecto de Unión Aduanera con Chile, lográndose de esta manera el retorno de la presencia argentina en el Pacífico.

·         Hubo paz y proyectos de recursos hídricos compartidos con el Brasil.

·         Iniciamos la tercera posición internacional (precursora del Tercer Mundo).

·         Tratamos de igual a igual con los Estados Unidos y esto comenzó con el gran acuerdo Perón-Eisenhower, de 1954, que principió con el frustrado contrato petrolero con la California Argentina.

La Argentina de Perón, consolidada jurídicamente en la Constitución Nacional de 1949 —que ahora ningún dirigente Peronista recuerda ni menciona— era la puesta en marcha de los próceres precursores de Mayo de 1810. Era la revancha contra el brutal colonialismo que nos había impuesto Gran Bretaña, durante un siglo y medio.

Ferns, el gran historiador inglés contemporáneo, señala en el Tomo 1 de su obra dedicada a la Argentina que antes del acceso de Perón al poder, la Argentina "absorbió entre el 40 y el 50 % de todas las inversiones británicas hechas fuera del Reino Unido". (Pág. 397).

Estas cifras son más que indicativas de los intereses que la obra del peronismo habla lesionado. Si tenemos en cuenta que durante el decenio 1946/55 Inglaterra tuvo que resignar ante Ghandi su presencia en la India y que Mohariled Mossadegh habla puesto fin a los intereses ingleses en el petróleo de Irán, comprenderemos la gravitación que nuestro país tenía en 1955 en el derrumbe del Imperio Anglicano.

El reconocimiento que los Estados Unidos hicieron del poder de Perón y de la Argentina Justicialista fue lo último que pudo soportar la metrópoli Londinense de su ex colonia.

El acuerdo Perón-Eisenhower con respecto a la explotación pe- trolera a través de la "California Argentina" iba a alejar por siempre de estas tierras a la Gran Bretaña y a las otras potencias europeas asociadas.

Fue entonces cuando Inglaterra se lanzó a la Reconquista de la Argentina.

Utilizó para tal fin dos fuerzas tradicionales y muy eficaces: sus diplomáticos y sus agentes diplomáticos. Con respecto a ellos dice Ferns:

"La diplomacia británica hubo de participar hábilmente en la política de la comunidad Argentina, ya prestando un. reducido · apoyo a determinados intereses, ya privando a otros de este limitado apoyo, siempre cuidadosa de no comprometer sin reservas o absolutamente la pequeña fuerza de influencia que Gran Bretaña posee con una determinada fracción y siempre decidida, a conservar las apariencias de no intervención. Si el arte de la diplomacia consiste en inducir a otros a tomar decisiones que uno desea que ellos tomen, los agentes británicos en la Argentina practicaron ese arte con grandes resultados".

"Los agentes diplomáticos británicos (en la Argentina) piden moderación a los actores cuando éstos manifiestan sus feroces inclinaciones (contra el imperio); les hacen zancadillas cuando avanzan demasiado o bien dan un empellón o otros en la dirección que les parece conveniente''. (T. 1, págs. 296-299).

El General Perón desde su exilio escribía a Scalabrini Ortiz:

" Usted es uno de los intelectuales argentinos que siempre -Vio claro al enemigo real".

Y en su recordado y poco difundido trabajo sobre los epi- sodios de 1955 decla:

"Quizá un error de nuestra parte fue no haber considerado siempre a nuestro gobierno como una etapa de la lucha secular contra Inglaterra que se Inicia con las invasiones inglesas''.

 

EL IMPERIO BRITANICO Y LA SUBVERSION

EN LA ARGENTINA

En los años que siguieron a 1955, la diplomacia británica no pudo demoler la colosal estructura levantada por Perón.

La Argentina industrial, tecnológica, científica, cultural y social, seguía en pie a pesar de todos los embates y de las más bárbaras políticas que se lanzaban contra ella.

Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema. La cuestión se hace acuciante hacia 1972, cuando el General Perón confirma solemnemente su voluntad de regresar a su Patria.

Entonces aparece el 2do tomo de la obra del historiador británico Ferns sobre la Argentina. Ahí leemos lo siguiente:

"Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón'' (pág. 247).

Y la guerra civil devastadora para nuestra patria programada y bien pensada por los estrategas ingleses "para deshacer la revolución efectuada por Perón'', llegó a nuestras playas. No vino solamente con palabras, vino con armas procedentes de Inglaterra.

Recuerdo el día 18 de abril de 1974: Un diplomático británico de nombre Micke John Bishop fue detenido en el momento de introducir al país un contrabando de armas. El diario "La Nación'' inicia la reseña del gran escándalo, en estos términos:

"La Justicia Federal en lo Criminal y Correccional investiga lo relacionado con el secuestro, efectuado el 10 del actual por personal de la Prefectura Naval Argentina, de varios bultos que contenían 17.500 proyectiles calibre 9 mm, munición de guerra, acondicionados en cajas y utilizadles para pistola, fusil y ametralladora, que fueron desembarcados del rompehielos de la marina británica Endurance".

Y tras dar detalles asombrosos sobre esta invasión virtual en el propio Puerto de Buenos Aires, la crónica da cuenta de la inmediata libertad del Diplomático involucrado, a la vez que señala, como trascendido, que Gran Bretaña había dado al Poder Ejecutivo las explicaciones del caso:

"Lamentando no haber cumplido con los trámites que hubiera debido realizar en el caso ante nuestra Cancillería''.

Nunca se hicieron públicas las explicaciones que habla dado Gran Bretaña. Jamás se conoció la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel entonces. Dejo el tema para los historiadores revisionistas que quieran ocuparse de los años que van de 1973 a 1978.

Al descubrimiento dé ese contrabando inglés de armas siguieron otros dos, de los que sólo informó el diario "Mayoría"; uno interceptado en otro buque inglés y el tercero en una aeronave de la British Caledorniam. Si los contrabandos de armas descubiertos fueron tres ¿Cuántos fueron los que no se detectaron? Nunca lo sabremos, pero si todos recordamos que "La guerra civil devastadora" lanzada anónimamente contra el tercer gobierno del General Perón, tenía entonces cuatro frentes bien definidos:

1)      El terrorismo bélico con el crimen planificado.

2)      El terrorismo periodístico con la tergiversación organizada.

3)      El terrorismo político con la traición reiterada.

4)      El terrorismo económico con el desabastecimiento, los vaciamientos de empresas y el sabotaje a la producción.

Todas estas eran las formas de la "Guerra civil devastadora", declarada en secreto por los ingleses contra Perón.

El objetivo era muy claro: destruir la industria argentina, destruir la tecnología Argentina y destruir la ciencia y la inteligencia argentinas, aniquilando a la Universidad que la produce.

Por estos medios, coherentes y contestes con los históricos planes de Gran Bretaña para el Río de la Plata, se buscó reinstalar a la Argentina en el sistema colonial de la división internacional del trabajo. Arruinada y destrozada la industria, la tecnología y la ciencia argentinas, hemos vuelto a ser un país primitivo: exportador de materias primas e importador de los articules manufacturados de la peor calidad. Exportadores de cerebros talentosos (2.500.000 argentinos emigraron en busca de trabajo entre 1976 y 1980) e importadores de los laosianos y vietnamitas que trajo el Ministro Harguindeguy para cumplir el ·"gobernar es poblar", de Alberdi.

Este es el esquema trágico de nuestra economía colonial: vender cada vez más cantidad de materias primas a los precios más bajos y comprar cada vez mayores cantidades de mercaderías industrializadas a los precios más caros. La diferencia en contra del país la pagarán los consumidores trans- formados en desocupados. El déficit que este ruinoso negocio produce en la balanza de pagos, será corregido con la contratación de nuevos empréstitos.

Con respecto a los empréstitos, es de enfatizar que el gobierno justicialista se hizo cargo de la conducción del país con una deuda externa de 6.000 millones de dólares aproximadamente. De esa cantidad, el 70% debía ser pagado en el decurso de los años 1973, 1974, 1975 y 1976.

En julio de 1974, pocos días después de la muerte del Teniente General Parón, el Mercado Común Europeo (que a partir de la muerte de De Gaulle se había integrado con el Imperio Británico), cerró sus puertas a las carnes argentinas, inaugurando una política absolutamente proteccionista para sus agricultores y ganaderos.

De esta manera cesó virtualmente, la mayor fuente de ingresos en divisas que tradicionalmente tuvo el país. No obstante, ello, la deuda heredada se siguió pagando sin pedir prestado un solo dólar, sin concertar ningún empréstito y sin emitir un solo bono externo. Adviértase la disimilitud con la conducción económica posterior al 24 de marzo, la cual, a través de sucesivos endeudamientos, gastos improductivos e innecesarios, elevó la deuda exterior a la cifra impresionante e inédita de 38.736 millones de dólares. (Informe del Banco Central de la República Argentina 31-12-83 inserto en "La Nación" del 26-2-83, pág. 1). Como un agravante jurídico y moral para quienes así contrataron con el extranjero, es de señalar que esos empréstitos no fueron negociados en la mayoría de los casos con Organismos Financieros Internacionales Públicos o con Gobiernos de otros Estados, sino con bancos y banqueros particulares domiciliados en el extranjero, los cuales, a diferencia de los entes públicos, otorgan como es de práctica, elevadas comisiones a los ministros y funcionarios argentinos que los han elegido como proveedores de fondos para la República.

La Argentina Colonial ha sustituido pues, a la Argentina Independiente de Perón. No en vano, el señor Albano Harguindeguy, ex Jefe de Policía del Gobierno Constitucional y luego de 1976 ministro del Interior dijo claramente: nosotros vamos a regresar la Argentina al 3 de junio de 1943...

INGLATERRA Y LA CAIDA DE ISABEL

La guerra de Las Malvinas enriqueció al país en martirio y heroísmo. En valor sin par. En abnegación y en coraje. Pero también enriqueció al país con documentos decisivos para explicar nuestra tragedia y nuestra frustración permanente

De ellos es altamente significativo el informe de Lord Franks preparado para el Parlamento Británico por el Consejo de la Corona y publicado en Enero de 1983. El informe de Lord Franks trae una sinopsis de la inteligencia británica sobre la Argentina que arranca del año 1965. Refiriéndose a las relaciones con el Gobierno Peronista este importantísimo documento dice textualmente:

"Enero 22, 1976: Los comandantes argentinos son contrarios a aprobar cualquier medida militar susceptible de facilitar el mantenimiento en el poder del régimen de la Señora de Perón. Si bien es posible que se establezca una corta tregua, es previsible la toma de nuevas medidas (por parte del Gobierno Peronista) contra los intereses británicos bajo forma de un aumento de presión hostil, tanto política como económica".

El documento está reproducido en el diario "La Nación" en su edición del día 2 de Abril de 1983 página 9. Como es de ver, los británicos preanunciaban la caída del Gobierno Constitucional con dos meses de anticipación.

Como los vencidos no tienen historia ni derecho, sino únicamente difamaciones y calumnias, es forzoso hacer un inventario de la obra del Gobierno caído el 24 de marzo de 1976. Paradójicamente, esa obra de gobierno es la misma que tanto ha irritado y preocupado a los ingleses hasta el extremo de calificarla de hostil en sus documentos oficiales como es el informe Franks que acabamos de leer. Por eso pasamos a relatarla porque de su enunciado surgirán los verdaderos motivos del 24 de marzo de 1976 que nada tienen que ver con los pretextos infantiles que se esgrimieron para justificar el golpe del 24 de marzo de 1976.

También el inventario de esa obra permitirá comprender el porqué de cautiverios interminables y de otras infamias afines.

LA OBRA DESCONOCIDA DEL GOBIERNO JUSTICIALISTA

La obra del gobierno de 1973/76 es desconocida. O bien se oculta de exprofeso. En su conjunto fue una obra íntegra y coherente. Integridad y coherencia que es mucho más meritoria si se recuerdan todas las dificultades que tenía el país.

Se comenzó por reconstruir la geografía internacional quebrada. Tal es la base del tratado que haciendo binacionales las aguas del Río de la Plata para argentinos y uruguayos puso fin a la artificial división que, en el siglo pasado, Inglaterra impuso entre ambos Estados. Con la solemne inauguración del puente Colón-Paysandú y con la construcción acelerada del puente Fray Bentos-Puerto Unzué, se iniciaba el reencuentro definitivo con nuestros hermanos orientales separados. Se procuró por todos los medios prevenir todo conflicto con Chile y en tal sentido la Secretaría Técnica de la Presidencia ordenó al Ministerio de Relaciones Exteriores que remitiera al Congreso el Tratado sobre Arbitraje de la Corona Británica en el Canal de Beagle para que el Congreso se pronunciase sobre su ratificación o rechazo. Con toda firmeza se anuló el contrato celebrado por el Ministro Geibar (a espaldas de Fabricaciones Militares) con la Mineracao Corumbaense Reunida Do Brasil. Por este contrato se pretendía colocar por cincuenta años a nuestra producción siderúrgica en manos de Brasil.

Se rehabilitó la postergada geografía interna: con la ley de Promoción Industrial y con el Acta de Reparación Histórica para las Provincias del Noroeste. La Secretaría Técnica proyectó la organización de la Liga de Gobernadores como estructura jurídica de consulta permanente de los Gobernadores de Provincias con el Poder Ejecutivo Nacional. En los primeros días de marzo de 1976, la Presidenta de la República aprobó el gran plan del Secretario de Estado de Transportes, General don Agustín Arturo Digier, para unir los desolados territorios del país y de Hispanoamérica con la construcción de dos grandes ferrocarriles: los transpatagónicos que unirían Salta con Santa Cruz y los trasandinos que cruzando Chile unirían el Atlántico con el Pacífico.

Se rescató la vida del hombre argentino: con el Sistema Nacional Integrado de Salud, con la perfecta Ley de Contrato de Trabajo, con la generosa Ley de Asociaciones Profesionales Sindicales y con el Pacto Social entre Sindicatos-Empresas y Estado. El Pacto Social es el único que el mundo conoce en esta especie. Con el Decreto que suprimía los intereses del B.H.N. en créditos destinados a viviendas, se dio un paso firmísimo para el derecho natural a la propiedad de la casa propia. En materia de jubilaciones se firmaron los dos primeros convenios internacionales de reciprocidad en el reconocimiento de beneficios y trabajos, con el Uruguay y con España.

Por su parte, la defensa contra la agresión extranjera abarcó todos los frentes:

·         El diplomático: con la expulsión del embajador de Gran Bretaña dispuesta por el canciller Dr. Arauz Castex.

·         El histórico: con la Ley y el Decreto de Repatriación de Juan Manuel de Rosas.

·         El cultural: con el rescate de los medios de formación cultural que estaban en manos de los extranjeros.

Para evaluar la trascendencia del rescate de los medios masivos de comunicación, son de recordar estos conceptos de Pascal: la fuerza es dueña del mundo, pero a su vez la opinión es dueña de la fuerza. Si falta la opinión libre o si ésta se encuentra distorsionada por el enemigo, no hay fuerza por más armas y razones que nos asistan. Por eso para tener fuerza argentina, se adoptaron medidas decisivas:

·         Decreto de restitución al patrimonio nacional de 36 emisoras comerciales y del canal 7 de televisión.

·         Decreto y Ley de Nacionalización de los Canales de Televisión para restituirle al Estado y al Gobierno, su voz y su derecho. Para que la voz de los argentinos, de su Estado y de su Gobierno, pueda hacerse oír a la par de la voz de los extranjeros poderosos, de sus países y de sus representantes.

·         Ley de Nacionalización de la fallida Editorial Codex, para construir la gran impresora cultural que necesitamos para impedir que agonice la comunión espiritual entre autores y lectores.

·         Ley de Cinematografía destinada a que el cine nacional hiciera obligatorio el conocimiento del país: de su geografía, de sus palabras, de su cultura y de su ciencia. De su poesía, de su arte, de sus letras y su política.

·         Decreto de nacionalización de las Agencias Noticiosas Extranjeras.

·         Anteproyecto de ley nacional de prensa, con el fin de amparar la libertad de todos y hacer prevalecer la responsabilidad frente a la deformación aviesa. -Reglamentación de la ley de propiedad intelectual, ex- tendiendo los alcances de sus beneficios a los intérpretes musicales y artísticos.

La defensa contra la agresión bélica extranjera se cumplió con una orden muy precisa del General Perón: "Dentro de la Ley, todo. Fuera de la Ley, nada". Y así nacieron la Ley Antisubversiva; la Ley de Represión del Tráfico de Drogas; el Proyecto de Ley de Defensa Nacional y el decreto de arresto del Directorio de la empresa Bunge & Born y de la Fundación Bunge & Born, porque hablan subvencionado con cincuenta millones de dólares a la guerrilla.

Se dictaron normas expresas para la restauración de nuestras instituciones básicas: Por Decreto del P.E. se declaró programáticamente prioritaria, la reforma de la Constitución Nacional, antes de toda convocatoria electoral. Por Decreto del P.E. se rescató la institución presidencial, disponiendo la clausura de las sesiones extraordinarias del Congreso, para poner fin a la irresponsabilidad y mezquindad política de los legisladores disolventes que se negaban a formar quórum para tratar la Ley de Defensa Nacional, la Ley de Presupuesto para 1976 y las leyes de recaudación impositiva.

La defensa económica del país quedó documentada en actos trascendentes: Ley de Nacionalización de los Depósitos Bancarios; Ley de Transferencia de Tecnología; Ley de Nulidad de los Contratos concertados entre el Estado Nacional y las empresas Standard Electric y Siemens; negativa absoluta del P.E. a las escandalosas pretensiones de la Compañía ltalo Argentina de Electricidad, tema este último al que nos referiremos en especial.

Contra la deformación y la corrupción administrativas las medidas fueron ejemplificadoras: Se dictó y aplicó el Decreto de Austeridad Administrativa, se congelaron las vacantes en todos los ministerios, se disolvió el Consejo Económico y Social, creado por el General Lanusse por ser incompatible con la forma republicana de gobierno. La Secretaría Técnica proyectó un decreto de austeridad sobre gastos en divisas y de creación de un comité de cambios para poner fin a las mini· devaluaciones; se ordenó por Decreto la reapertura del Ingenio La Esperanza destrozado por la especulación del trust azucarero; se ordenó una amplia investigación con relación a la Compañía Austral de Aeronavegación y hubo una rotunda negativa a toda negociación con respecto a la compañía que pretendió estafar a la Provincia de Entre Ríos y quedarse con las Islas Lechiguanas ...

Señoras y Señores: no quiero seguir fatigando la atención de ustedes, pero quisiera que se dé contestación a una pregunta básica: ¿dónde está el peronismo de subversivos y corruptos?

Para terminar, quiero referirme al acto más trascendente del gobierno constitucional destituido. El acto que fua uno de los motivos más gravitantes para su derrocamiento y cuya concreción escribió una de las páginas más emotivas de la historia contemporánea. Tal es:

La negativa absoluta del Poder Ejecutivo Nacional a "argentinizar" la Compañía Italo Argentina de Electricidad a través del procedimiento de compra de acciones sobrevaluadas al margen del Tribunal de Tasaciones de la Nación. La subsiguiente intervención por Decreto, de la empresa corruptora y el Decreto simultáneo de caducidad del contrato-concesión de la compañía suiza que con total impunidad había defraudado la generosidad de la Constitución y de las leyes de la República Argentina.

En 1943 por ceder ante la CADE el pueblo dijo adiós al partido radical.

En 1983 por no aceptar la extorsión de la ITALO el pueblo dirá otra vez sí al Movimiento Nacional Justicialista.

En la tarde del 23 de marzo de 1976 el Embajador de Suiza presentaba sus credenciales ante la Presidente de la Nación. Apartándose de todo protocolo el diplomático recordó al Poder Ejecutivo que debía acceder a las pretensiones de la Compañía Italo Argentina de Electricidad nacionalizando el paquete accionario de la misma. El Gobierno no cedió.

Horas después todo terminaba en la forma conocida. El día 24 de marzo de 1976 el Señor José Alfredo Martínez de Hoz director vicepresidente de esa compañía, fue ascendido a ministro de Economía de la Nación.

Privatizó durante su gestión todas las empresas del Estado. Pero siguió la política inversa con su propia empresa, la Italo, que vendió a la Nación Argentina por la suma global de 400.000.000 de dólares. Es de acotar que los informes y evaluaciones hechas por la Secretaría Técnica de la Presidencia señalaban que el valor de la Italo era apenas de 4.000.000 de dólares y que aun así era ruinoso e innecesario que el Estado la comprase. Los comentarios obvian.

De esta manera terminó el tercer gobierno justicialista. Cayó con el honor de los grandes y por causa de la incomprensión de los pequeños. Unos días antes la Presidente de la Nación había dicho en la Confederación General del Trabajo:

"Existe un plan internacional de desindustrialización. Si la Industria Argentina desaparece, con ella desaparecerá la independencia y la soberanía de la Nación''.

"Entiéndanlo bien y repítanlo: quieren derrocarnos para voltear las chimeneas que levantó Perón".

Han pasado más de siete años. Un kilogramo de pan que en 1976 costaba 20 pesos, ahora cuesta 40.000 pesos. Casi todas las chimeneas han caído. Quedan muy pocas y tambaleantes. Carcomidas y arruinadas por la catarata de artículos importados. Todo está destruido. El país virtualmente ha retrocedido al 3 de junio de 1943, pero con la moral postrada.

Recordemos en esta noche al Gobierno que en su obra dejó una expresión de voluntad nacional. Porque donde existe esa voluntad todavía hay un camino...

INVENTARIO Y BALANCE

Los términos más draconianos contra el Gobierno Nacional abatido el 24 de marzo de 197b provienen de la prensa anglo-holandesa. El "Daily Telegrap "señalaba en esos días que el "Proceso" instaurado en la Argentina representaba la mejor perspectiva que Inglaterra había tenido en nuestro país después de 1955.A su vez la Cámara de Comercio Helando Argentina, a través de su secretario Arthur Hendricks, declaraba en Portugal que "dimos todos gracias a Dios de rodillas cuando Isabel Perón huía y los militares empezaron a limpiar la basura(sic) de los gobiernos precedentes"("La Opinión" 10.6.1987) Este vocabulario era de reconocimiento expreso pera quienes restauraban el privilegio que la empresa anglo holandesa Shell tenía antes de 1975/76 y ha vuelto a readquirir sobre los recursos del erario público argentino. La nacionalización de las bocas de expendio de combustibles dispuesta por el gobierno peronista de 1975- 1976 ha sido un acto de gobierno rigurosamente silenciado. Tal medida, no obedecía a una xenofobia nacionalista que pretendía ver pintados de azul y blanco todos los surtidores de nafta. Las razones, nunca explicitadas, eran mucho más profundas. Ocurría que las empresas extranjeras expendedoras de los derivados del petróleo que se extrae de las entrañas del suelo argentino, tenían y ahora han vuelto a recuperar, el privilegio increíble de retener durante 45 días el impuesto a los combustibles, que, las estaciones de servicio Y.P.E. deben ingresar inmediatamente en las arcas del tesoro nacional. El impuesto a los combustibles conforma una masa constante de 200 millones de dólares ([2]) Y esta impresionante masa de dinero es ni más ni menos que el componente de aproximadamente la quinta parte del Presupuesto General de la Nación Argentina. De esta manera las empresas extranjeras que venden combustibles, disponen de ese cupo de las rentas nacionales como si fuesen propias de ellas. En definitiva, un singular préstamo de dineros públicos sin intereses que, como es obvio, nunca preocupó a Sadi Conrado Massue ni a Luciano Molinas, sucesivos fiscales de investigaciones administrativas durante el "Proceso" y durante la "Democracia". Demás está decir que el trato que a través de este mecanismo crediticio se asigna al capital extranjero no es el mismo que se aplica a quienes concurren a solicitar un crédito para la vivienda portando como única recomendación una vida de trabajo honrado o el lauro de haber sido combatientes en la Guerra por Malvinas.

TRANSFERENCIA DE LA MISERIA

Al iniciarse el tiempo del "Proceso" Gran Bretaña tenía el problema de 1.500.000 desocupados ([3]) Paradójicamente la Argentina gobernada por el peronismo exhibía una tasa de desempleo de solo el 2,6% de la población activa. Las remuneraciones, en su valor adquisitivo, tanto en el sector público cuanto en el sector privado eran las más altas que registra el período 1955- 1982 ([4]).

Ahora en 1987 la tasa de desempleo de nuestro país es del 5,3% de la población laboralmente activa ([5]) Es decir que en la Nación Argentina abierta "para todos los hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino" hay actualmente 1.350.000 argentinos que no tienen ningún trabajo. Deben subsistir a través de la humillante limosna de la Caja del P.A.N. (Plan Alimentario Nacional). De esta cifra aterradora el 29% corresponde a hombres y mujeres con edades que van de 10 a 19 años. El 27% a edades de 20 a los 2A años. El 10% a edades de 25 a los 29 años y el 31% a edades de 30 a 59 años.

Demostramos así, matemáticamente, que el 5,3% de la energía vital encargada de mantener la continuidad bio lógica del hombre argentino, esto es la juventud en edad de procrear, no tiene ningún medio de subsistencia. Sutil e ingenioso medio de despoblar un país.

Con lo relatado hasta aquí es fácil constatar que a través de la "desindustrialización" iniciada el 24 de marzo de 1976 y mantenida tenazmente hasta el presente, Gran Bretaña ha transferido su desempleo a la Argentina. Los establecimientos industriales cerrados desde el inicio del "Proceso" hasta los actuales días de plenitud de la "Democracia" superan los 18.000([6]) Vemos entonces que, en el término de 12 años, el Estado Nacional Argentino y los hijos de su tierra, habiendo soportado dos sistemas de gobierno antitéticos en sus formas políticas de elección, siguen sumidos en la miseria y se desvanecen en la desesperación de una falta de destino. Quienes se fueron del país no regresaron jamás. Más de 2.500.000 argentinos especializados, con estudios terciarios o técnicos equivalentes le dijeron adiós a la Argentina del inicuo "Proceso" y adiós a la Argentina de la innocua "Democracia". El Teniente General Perón no dejaba de repetirlo "nadie puede realizarse, en un país que no se realiza".

La "desindustrialización" de la Argentina y el despiadado cautiverio que sufrimos algunos de los que integrábamos el Gobierno Nacional que postulaba una política opuesta, se registró también en la India. La India es un país bien grávido de influencia inglesa. Allí, Indira Ghandi, ex Jefa de Gobierno fue destituida y el 3 de octubre de 1977 fue encarcelada junto con tres exministros de su Gobierno. Esos tres Ministros Indúes habían desempeñado su actividad en el área técnica e industrial. La acusación que pesó sobre todos ellos fue la misma que se endilgó a nuestro gobierno: "corrupción". Tras su cautiverio Indira Gandhi fue asesinada.

No está de más recordar que Martínez de Hoz desarrolló siendo Ministro de Economía del "Proceso" una intensa actividad en Inglaterra. El diario "La Nación" del 2 de mayo de 1979, página 2, destaca que "nuestro Ministro de Economía goza en Londres de particular estima, renovada cada vez que se reúne aquí con hombres de la "city" y los empresarios británicos". Un detalle anecdotario: Alfredo Martínez de Hoz, hablaba por supuesto en idioma inglés, pero lo hacía fuera del país. En cambio, en la Argentina masacrada, Jorge Rafael Videla, en una reunión que mantuvo con ciento diez representantes de empresas internacionales "en algún pasaje utilizó la lengua inglesa" y "fue intensamente aplaudido por los ejecutivos asistentes" ("La Nación" 7 de abril de 1978-pagine 1)

DOCTRINA IMPUESTA POR EL INVASOR

La expresión más descarada del maridaje entre el "Proceso" y el Gobierno de Gran Bretaña estuvo dada por la difusión masiva del libro de Robert Moss "El Colapso de la Democracia" cuyo prólogo "para argentinos" está datado en Buenos Aires-Londres en noviembre de 1976. En esta obra encontramos estos conceptos:

"Para la época en que las Fuerzas Armadas derrocaron a Perón en 1955, el gobierno controlaba el 60% de los bancos de la Argentina, el 80% de la producción de electricidad, el 65% del transporte aéreo y marítimo, el 80% de la industria siderúrgica (a través de Fabricaciones Militares) y había establecido monopolios en el carbón, el gas y los fenrocarriles" ([7])

Moss enseña que un mecanismo de consulta electoral que lleve al gobierno a un General Perón([8]) y que ejecuta un programa como el precedentemente inventariado, constituye una "democracia" que deviene en un colapso y ha ce necesario el escarmiento que se llama "Proceso". En cambio, sostiene que una "democracia" que conduzca aun neocolonialismo inalterable, que no se vea perjudicado por movimientos nacionales "demagógicos" y que erradique la "intervención militar" será "un modelo de gobierno creado por argentinos para argentinos" ([9]) En otras palabras: si la consulta electoral nos lega un, General Mosconi, o un General Baldrich, o un General Savio o un General Perón la "democracia* entra en colapso y es preferible la rápida entronización de un "Proceso" con los apellidos de Videla, Massera, Agosti o Harguindeguy. En cambio si la "Democracia" conduce a otros apellidos...puede funcionar.

Robert Moss recorrió con su libro bajo el brazo muchísimos organismos militares argentinos. De las tres FFAA También disertó en Academias Nacionales y en Universidades Estatales y Privadas. Como buen defensor de sus ideas no obsequió su mercadería: la vendió. Quizá supiera que en nuestro país los libros que se regalan no se leen. Fue un éxito editorial. Se vendió por millares. Hasta el momento de la Guerra de Malvinas "El Colapso de la Democracia" fue la biblia del "Proceso" No tenemos constancia que el Dr. Raúl Alfonsín lo haya leído, empero en la revista "Confirmado" (N24jb del 11/5/78,página 18) leemos el siguiente reportaje:

-Periodista: ¿Qué opina de la designación presidencial del teniente general Videla?

-Respuesta del Dr. Raúl Alfonsín Foulkers:"Es conveniente que el gobierno unifique su personería. Además, el teniente general Videla ha reiterado su determinación de conducir el proceso hacia una total democratización"

CONSOLIDACION Y LEGITIMACION


Al iniciarse el quinto año del "Proceso" era necesario que sus redituables resultados fuesen garantidos para sus beneficiarios extranjeros. Todo había marchado perfectamente bien la Argentina estaba devastada. La resistencia vencida. Las fuerzas Armadas agotadas. El rostro de cada argentino espejaba terror y resignación. Perón era un habitante más dentro del cementerio de la Chacarita. Eva Perón después de su peregrinar mortuorio reposaba, paradójicamente, en la Recoleta. Faltaba un último ajuste. Una guerra. Después elecciones. Elecciones que condujesen a la "democracia" que garantizase la invasión.

La guerra fue contra la misma Inglaterra. Su conductor Nicanor Costa Mendez. Había sido Ministro de Relaciones Exteriores de Onganía. Era integrante del equipo jurídico del consorcio británico "SWIFT". Además, era un ferviente admirador de Gran Bretaña. Al respecto, sus escritos despejaban toda duda:

"Pensaba en esa maravillosa Inglaterra, cuyas reflexiones y cuyos ensayos orientan aún hoy a occidente, y en ese Oxford, humanista hasta los tétanos, suscitador de infinita literatura cuya vigencia es tal que ha dado la mayoría de los actúa les miembros del gabinete de Mrs. Thatcher y que ha contribuido así a la renovación política y económica más interesante de la Europa actual. Admiré así a este Oxford quedes de hace más de seis siglos defiende y afirma los grandes va lores de Occidente, el cristianismo, el Humanismo y la libertad del hombre"

Esta pieza literaria se publicó en "La Nación" del 26 de marzo de 1980 pág.9 con el título de "DIEZ DIAS EN OXFORD". El nombre y el apellido del autor se leían con toda claridad NICANOR COSTA MENDEZ. Con tales títulos fue el hombre cabal para dirigir la guerra.

Inglaterra transformó el problema geográfico de Malvinas en un problema ideológico. Gran Bretaña conocía muy bien nuestra historia y la historia es la gran arma secreta de la diplomacia inglesa, del comercio inglés y de la política. Si alguien tiene alguna duda al respecto, que observe la última actividad que Sir WINSTON CHURCHIL brindó a su país. Después de haber ganado la Segunda Guerra Mundial se dedicó a la parte más importante de su actividad pública: Escribió sus "Memorias" que abarcan varios tomos y para reforzar su experiencia completó su opus magnum escribiendo "Historia de Inglaterra y de los Pueblos de habla inglesa".

Frente a esto, como bien lo señalan los autores de "Malvinas La Trama Secreta" ([10]) "La irrealidad política en el poder militar fue una constante en nuestro país". Por eso todo terminó en la forma que es de público y notorio. Como epitafio para quienes fueron sus instrumentos, una publicación argentina después de restablecida la "democracia" publicó el resultado del juicio a que fueron sometidos los conductores militares de la guerra. En "La Nación" del 16/5/86 Segunda Edición pág.1 leemos estos títulos:

·         Izquierda de la primera página: Condenan a Galtieri, a Anaya y Lami Dozo a 12-14 y 8 años de prisión y destitución.

·         Derecha de la primera página: El Comercio con Gran Bretaña se reanudó. ''Después de cuatro años de abrupta interrupción, nuestro país comenzó a restablecer los vínculos del a intercambio comercial con Londres", Etc.

Es decir que Galtieri, Anaya y Lami Oozo, no eran condenados por haber perdido la guerra sino por haber interrumpido el comercio.

De esta manera, los estatutos de cualquier Sociedad Anónima Extranjera tienen primacía absoluta. Primacía sobre las le- yes Argentinas, primacía sobre las FF.AA Argentinas, primacía sobre el Congreso Argentino, primacía sobre el Poder Judicial Argentino, primacía sobre la Iglesia Católica en la Argentina, primacía sobre la Universidad, primacía sobre el pensamiento, sobre la música nativa, sobre el canto criollo y primacía hasta sobre la natalidad de los niños argentinos. En definitiva: La indefensión del país es total. Si algún ejemplo fuese necesario no hay nada más que ver a la Compañía Italo Argentina de Electricidad erguirse victoriosa y burlesca, a la bandera de Suiza (que no es un país marítimo) flamear en los estrechos fueguinos, al acuerdo con el Club de París que se condicionó a un acuerdo previo entre Buenos Aires y Londres (Clarín 14/5/87, pág.22) a la capitalización de la deuda externa y al pago de los empréstitos con otros empréstitos. Porque la deuda externa refinanciada es ni más ni menos que la deuda externa legitimada. Es decir que se ha hecho exigible, con toda displicencia, lo que era litigioso.

Y en medio de todo esto la drogadicción ha de ser, como la guerra del opio en la China del Siglo XIX, el ingrediente decisorio para reemplazar definitivamente a la población - autóctona del país, al hijo del inmigrante, del gaucho y del indígena.

EPILOGO QUE HA DE SER PROLOGO

Mientras exibimos esto, todos los hombres y todas las mujeres de nuestra tierra hemos sido anoticiados por los medios de prensa de la profanación del cadáver del Teniente General Perón. En esta necrófila lista de dislates aberrantes el hecho hubiera pasado como una bestialidad más. Pero recapacitando constatamos algo muy singular: a Perón le han cortado las manos. Le han arrancado la herramienta de su obra. Le han truncado su vigorosa fuerza de defensa argentina. Es una profanación ritual. Sobre esto no hay lugar a dudas. Pero, el resultado ¿Será el que esperaban quienes lo condenaron a no tener más tregua ni cuartel hasta el final de sus días? ROTUNDAMENTE GRITAMOS QUE NO. Porque si al cadáver santo de Perón le pudieron cortar las manos, a esas manos nunca podrán despojarlas de su obra. Y esa obra somos ahora veintisiete millones de argentinos que - decimos BASTA.

La Pascua de Resurrección exhibió el resurgimiento del Nuevo Ejército Argentino. Del Ejército que retomaba la fuerza de las jornadas de la Reconquista de Buenos Aires del 12 de agosto de 1806 y de las jornadas de Puerto Argentina del 2 de abril de 1982.

Ese Nuevo Ejército Argentino está integrado por quienes nacieron a la vida en la Nueva Argentina que trans curre desde el 4 de junio de 1943 hasta el 1b de setiembre de 1955.

En el Ejército de la Guerra de Malvinas se halla la simiente de la fuerza de redención. Es la fuerza que atacó al colonialismo en su médula espinal. La fuerza que, por providencia de Dios alzó su voz en el mismo día de la Resurrección. Alzó su voz en silencio. Porque en algunos episodios de la historia, el silencio es la mejor forma de gritar.

En la resurrección de ese Ejército se halla el resurgimiento del Estado Nacional Argentino que habrá de sustituir de una vez y para siempre a la endémica república colonial.

La senda ha quedado trazada. Solo resta comenzar.

JULIO C. GONZÁLEZ

3- VII - 1987 


 



[1] Citado por Severo Cáceres Cano en "Nuestra Vacilante Política Petrolera", pág. 17, Salta, 1965.

[2] Dato suministrado por la Federación de Empresarios Combustibles de la Provincia de Buenos Aires,en "La Nación 18 de enero de 1979-pág.b.

[3] Álvaro Alsogaray, "La Prensa" l4/11/1976-pág.6

[4] "Fundación Mediterránea", Revista "Creer"-pág.25 Bs-As. Edición junio/julio 1984

[5] INDEC "La Nación" 11/5/198b Sec.3ra.pág.5

[6] Consejo Argentino de la Industria, "La Nación" 12/3/1986-pág.l4

[7] Moss Robert "El Colapso de la Democracia"pag.140 Ed.- Atlántica Bs.As.1977

[8] Ibidem pág.10

[9] Ibidem pág.18

[10] Cardoso-Kirschbaum y Van der Koy op. cit. Ed. Sudamericana 1983.

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