martes, 27 de febrero de 2024
Las acciones de gobierno tomadas, las que se dicen (¿amenazan?) que se van a implementar, y la auto asumida e intencional descomunal crisis socio económica en la cual se nos embretó a los argentinos, tienen, además de un dogmático y dudosamente o nada bien elaborado basamento técnico – económico de fundamentalismo anarco liberal, con sesgos dieciochescos; mostrando también un pretendido autoritarismo de corte monárquico absolutista, como en la era de Los Luises, de Francia, la cual terminó muy mal.
Esas acciones y expresiones verbales -en muchos casos en lenguaje muy vulgar e incluso chabacano, impropio de una alta investidura-, también demuestran la intención de implementar de facto un rígido unitarismo, en cuyo contexto se pretende no tolerar ninguna opinión y menos aún ninguna acción, que no se subordine totalmente al anarco – ultra liberalismo, de pretendida excluyente vigencia.
Esa suma absoluta del Poder Público, buscó la fallida sanción de la "ley ómnibus" (que fue calificada de burda y aberrante), y por sucesivos DNU (decretos de necesidad y urgencia), que no son necesarios y mucho menos urgentes, pero que muestran la intención de omitir las intervenciones de los otros Poderes del Estado, en particular el Legislativo.
Sin perjuicio que es necesario analizar la conflictiva personalidad del actual detentor del Poder Ejecutivo (lo que acá no se hace), tan presto a pelearse con todos, sin medir consecuencias ni respetar las formalidades de la alta investidura que ocupa; en un contexto de lógica elemental, no se entiende que pueda agredir a los dos países con los que tenemos ¿teniamos? mayores vínculos comerciales y estratégicos, insultar al propio Papa, y a otro presidente, en sus típicos rasgos de furia verborrágica, innecesaria; y conflictivamente tomar partido en contextos de violencia que no nos atañen (Medio Oriente, Ucrania), echando por tierra la postura respetuosa y no intervencionista que caracterizó a Argentina.
Tampoco se entiende que, debiendo ocuparse de gobernar, dedique tanto tiempo y esfuerzos a intervenir y discutir en las redes sociales en forma personal, eso además de los equipos de "especialistas" que según trascendió tiene, incluyendo los que operan en redes electrónicas instalados en la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo. Menos comprensible aun, es que el presidente, debiendo gobernar, se ocupe de polemizar, encarnizadamente, con una artista popular, como queriendo ejercer censura, o peor aún, evidenciando su escaso autocontrol, que muchas veces deriva en improperios, gruesos insultos y agresiones por doquier.
Agresiones verbales que, entre muchas otras, hizo al Poder Legislativo, del cual él mismo formó parte.
También es muy claro, aunque los llamados "periodistas de los medios concentrados", u otros muy "medidos" en sus intervenciones, nunca le hagan ver lo volubles de sus afirmaciones, entre ellas su supuesta aversión a "la casta", a la cual presuroso convocó para ser parte de su gobierno; y vinculado con eso, a quienes está haciendo pagar el costo de sus descomunales ajustes presupuestarios y los descalabros de brutales y nada justificados aumentos de precios. Tampoco parece entender, el auto asumido predicador del libertarismo, que el proteccionismo del mercado interno, es practicado muy activamente, por todos los países con vocación de grandeza, pues solo algunos, con roles de colonias económicas del poder transnacional, pueden despreciar toda protección e intervención del propio Estado en sus territorios.
La arrastrada subordinación que demuestra el actual gobierno, respecto al Bloque Atlantista, y en particular a las dos principales potencias anglosajonas, con sobreactuaciones propias de colonia dócil, llevó al absurdo y muy negativo rechazo a formar parte del crecientemente importante grupo geopolítico del BRICS. Y no es tema menor, considerar no solo los respaldos económicos y financieros, en muchas mejores condiciones del BRICS que las vigentes en el "sector occidental", sino también el esencial apoyo que nuestro país, recibió del BRICS, respecto al muy importante y muy sensible conflicto que la soberbia anglosajona mantiene y profundiza en Malvinas, con proyecciones al Mar Argentino y la Antártida.
En las pretéritas épocas del virreinato, el virrey local dependía del rey, en nuestro caso, hasta nuestra independencia, del rey de España. En el caso analizado, el auto asumido (y no reconocido por los ciudadanos que no nos resignamos a ser vasallos) virrey Javier 1º, por sus farragosos dichos y por sus periplos y acciones, demuestra sumisa subordinación a varios poderes extranjeros, al menos tres, con otras tantas capitales: Washington, Londres y Tel Aviv; a la que se sumaría la cuarta, en la Unión Europea. Va al caso la enseñanza bíblica, la cual expresa (palabras más o menos), que no es posible servir a dos amos. ¡Y en este caso, son tres…o cuatro!
Pero lo esencial es que, el pueblo argentino en general (excepto los cipayos de siempre, y unos cuantos confusos en grados superlativos), no queremos amos ni mandantes extranjeros, lo cual no implica cortar relaciones cordiales, en lo posible, con todos los países, pero en un marco de dignidad y de respeto por la soberanía nacional.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
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