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sábado, 3 de agosto de 2024

Un país preparado para su balcanización

Las 13 provincias vacías de Argentina

 

ADN argentino

Por Juan Carlos Quiroga 09-05-2023

Analizando lo que nos viene pasando desde hace décadas, en cuestiones políticas y económicas, con ciclos que se repiten con una coincidencia demasiado sospechosa, se llega a la conclusión de una psicopatía o comportamiento especial de la zona argenta.

Un comportamiento que parece estar condicionado por varios factores, entre históricos y generacionales, sobre todo por quienes eran foráneos de estas tierras, no el mestizaje nativo. También hay ciertos acontecimientos, socialmente catastróficos, que provocaron una conducta social parasitaria, en beneficio de grandes compañías internacionales, que pueden parecer concatenadas con alguna planificación, pero responden a las circunstancias comerciales de la época que ocurrieron, por supuesto que el movimiento comercial que detona la consecuencia  de un comportamiento social, responde a una idea de comercio preconcebida desde hace mucho tiempo, por otro grupo social que miraba sin escrúpulos estos territorios.

La guerra de la triple alianza, por coincidencia se desarrolla entre los negociados de comercio de ultramar de todas las materias primas de Sudamérica, que buscaban mantener la precariedad del territorio y que una fundición metalífera ponía en peligro, que tuvo como parte de sus consecuencias la destrucción de ese alto horno. Al igual que el comercio de petróleo y el azúcar, que no parecen tener relación, pero la destrucción de los ingenios azucareros por cuestiones económico-políticas desemboco en agrandar el conurbano bonaerense, modificando el comportamiento social de una región puramente obrera.

Cuando el aglomerado de la población induce a una nueva conformación económico-política, viene aparejado con un nuevo tipo de negociados y nuevos intereses en el comercio, no por algo planificado o si, pero siempre quien tiene el poder mayor de comercialización impone sus condiciones, a veces sin ser protagonista.

Por eso es que la condición psicosocial de los argentinos nos condujo a esta actualidad de tener más de la mitad del territorio despoblado y el 40% de la población amontonada cerca del puerto, con la educación correspondiente a esta distribución demográfica, si comparamos el territorio de nuestros países vecinos y su distribución poblacional, nos daremos cuenta que nos quedamos en la zona central, desaprovechando las condiciones energéticas y económicas de la región sur y norte, principalmente la primera y no por el petróleo.

Si hacemos una revisión histórica concienzuda del mapa social político de la argentina, nos daremos cuenta que el país se termina de conformar en 1866, durante la presidencia de Bartolomé Mitre, un país agroganadero, época en la que su principal materia prima era el cuero vacuno, ya no existía la ruta naviera del pacífico española, entonces se dependía de la salida por el monopólico puerto de Buenos Aires.

La emancipación sudamericana le dio la posibilidad al comercio internacional de especular con tratados por regiones y las guerras les dieron más deudores de suculentos empréstitos, pudiendo imponer condiciones de comercio que les favorecieran, todo negocio. Las regiones al tener enemistades y verse obligadas a una sola salida comercial, comenzaron a adaptarse socialmente a estas circunstancias, los poblados y ciudades fueron adaptando las comunidades a la ruta del comercio, creando una psicología social y política particular a este movimiento.

Tal cual sucede en la actualidad, porque todavía somos un reflejo de estos tratados económicos, implícitos o no, muchos de los que estamos hoy en esta era moderna y tecnológica tuvimos bisabuelos que nacieron entre 1800 y 1900, o sea que apenas tenemos tres generaciones de argentinos nativos, con la misma tradición familiar política y económica.

Está en nuestro ADN el comercio por el puerto de Buenos Aires, así tengamos otras alternativas, y mientras demos esta facilidad de inoperancia multi comercial, nos van a seguir proponiendo tener ganancias con lo mismo que hacemos siempre, la cultura educativa seguirá promoviendo cursos y carreras que tengan esta continuidad, y nuestros representantes, educados bajo esta condición, nos propondrán y desarrollaran las políticas que sigan esta corriente comercial, pues al fin al cabo es tratar de conseguir el mejor confort productivo de acuerdo a lo que disponemos y conocemos.

En épocas de minería, carne, cueros, granos, ferrocarriles y flotas mercantes extranjeras, el comercio y la política se mancomunaron para mantener el mejor flujo comercial, primeras generaciones. Con la industrialización y el crecimiento de ciudades, muchos grupos no necesitaron estar en el trabajo bruto, se sostuvieron y crecieron aprovechando el intercambio financiero de las ciudades mercantes. Esta comodidad de vivir en comunidades comerciales, hicieron disminuir la mano de obra humana en sus orígenes, y paulatinamente nos acostumbraron al derroche de lo que las generaciones anteriores habían logrado, varios ciclos tuvo argentina de estos picos de derroche de lo logrado, las grandes guerras nos pusieron en una posición de proveedores mundiales, que no supimos aprovechar, y los grandes comercios internacionales no se quedaron de brazos cruzados, propusieron las inversiones justas, para ellos obtener a futuro un sector productor mientras nos mantuviéramos en la misma política comercial. Los avances tecnológicos tan vertiginosos del último siglo provocaron una ruptura en la comprensión de esta condición que nos estancó.

Fuimos acondicionando nuestra vida social a la comodidad del flujo productores de materias primas, nuestra condición psicosocial adaptó nuestras costumbres comunitarias a aceptarlo como algo tradicional. La tercera generación es puramente citadina, dependiente y condicionada a aceptar vivir con deudas, aun cuando tenemos la posibilidad de tener un superávit por habitante que les permita vivir sin pagar impuestos y con una total armonía sustentable. Estamos ciegos culturalmente de ver que las regiones que tenemos abandonadas del país, son el mayor vergel energético, y económico, el que se mantiene bajo un manto de oscuridad por un sistema financiero que nos mantiene asustados, ciegos y sobornados corriendo atrás de pagar continuamente.

¿Cómo salimos de esto?

Tendría que haber un cambio de conciencia de costumbres de hábitat y consumo, sumado a un cambio drástico en los valores de intercambio económico, algo que puede lograrse con una educación dinámica, desestructurada de materias lineales y cronológicas, un cambio profundo en el rol de las dependencias.

Imaginemos que la electricidad, el agua y el gas, son gratis, tienen una fuente continua y sustentable, la tecnología nos provee de robotización completa asistida, lo que hoy existe y es posible,  el ser humano tendría que tener una mentalidad adaptada a esta convivencia, a esta situación de equilibrio en la que no tiene que estar compitiendo ni luchando por ganar un lugar, una situación que rompe los esquemas de sostenimiento financiero de todas las redes sociales que depende del comercio del consumismo.

¿de dónde sale la electricidad gratis? De la máquina perpetua que son las olas, una máquina que siempre está ante nuestros ojos, poniendo generadores de electricidad en los 1600 kilómetros de costa que tenemos, de acumular la energía eólica en grupos individuales de viviendas, junto a la energía solar, (no con el monopolio de campos eólicos o solares) todo controlado robóticamente, tomando el agua del aire, con catalizadores que hoy están probados, o de las lluvias, aunque no puedas verlo porque la arquitectura e ingeniería actual siempre te mostro casas dependientes y depredadoras de energía, no como las de ciudades que se construirán en marte, al servicio del humano, en cambio nosotros estamos al servicio de las ciudades, entretenidos en pagar continuamente un mantenimiento infinito.

Una idea fascinante, pero aterradora para una comunidad que no sabe hacerlo, ¿dejar las ciudades tal y como las conocemos? ¿para estar mejor? Imposible

Nuestros economistas, profesionales, políticos están educados para sostener un sistema decadente y anti ecológico. Las personas que se postulan para representarnos, y las que están, sean intendentes, diputados, legisladores, gobernadores, presidentes, tienen el pensamiento condicionado con este ADN generacional centralizado, no piensan un sistema social sin recaudaciones, o una ciudad sin gastos de mantenimiento, los servicios básicos para ellos, son cloacas, agua, electricidad, gas, vivienda, donde viva un núcleo familiar que sea aportante infinito de estos servicios, ¿de dónde salen los recursos de ambos?, no está contemplado, porque todo funciona así, está sesgado en su comprensión que las cloacas siempre estarán colapsadas y corriendo atrás del crecimiento de la ciudad, que la electricidad no tiene suficiente suministro, que la distribución centralizada de agua esta subsidiada y colapsada, y que los contribuyentes trabajan para el sostenimiento de su decadencia.

Para que este escenario cambie debe haber un colapso económico, una guerra devastadora, algo caótico que rompa todas las estructuras conocidas, para comenzar de cero.

Mientras el comercio financiero mundial mantenga su dominio no va a suceder, porque nuestra sociología comunitaria está adaptada a este tipo de mecanismo económico financiero, que nos da una zona de confort, y esta comodidad, que nos fue condicionada por las circunstancias, nos impide contemplar un cambio.

Densidad de población fuente: http://poblacion.population.city

https://ahoramism0.wordpress.com/2023/05/10/adn-argentino/

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