¿El universo responde a tus
preguntas y tú escuchas?
Pijamasurf
Entre otras cosas, el 2017 será recordado como el
año en el que entró a la conciencia colectiva la noción de que nuestra apuesta
por la tecnología digital y sus riquezas nos podría estar llevando hacia un
derrotero, en el que la verdad es cada vez más difícil de distinguir -el mundo
de las fake news y las burbujas de filtro- y donde algunas de
nuestras facultades humanas más preciadas están siendo puestas en entredicho
por la necesidad de la nueva economía de captar o robar nuestra
atención. En los últimos meses hemos visto cómo resurge la noción de que
estamos viviendo en una distopía -aunque no como la de Orwell, acaso más como
la de Huxley, quien sugirió que el control iba a ser, más que a través de la
represión, a través de la distracción y el entretenimiento insignificante-.
Henry Farrel, en un ensayo en
el Boston Review que ha generado mucha
discusión en Internet, sugiere que más bien estamos entrando en el mundo que
anticipó Phillip K. Dick en sus novelas y cuentos. Dick, por supuesto, es el
autor de ciencia ficción que más relevancia ha cobrado en nuestra época -ganando
una fama póstuma que ha visto cómo muchas de sus historias se convierten en
películas y series de gran éxito comercial-.
Al menos por el momento, estamos en una fase en la
que si bien estamos otorgando poder y confianza a la tecnología para que
resuelva nuestras vidas, nuestras máquinas y algoritmos aún cometen muchos
errores e interactúan caóticamente con las personas, lo cual genera un
predicamento que el lector de las novelas de Philip K. Dick reconocerá como
parte de una especie de absurdo cósmico muy peculiar, en el cual se corre el
riesgo de confusión fatal. Y es que para Dick no había más grande horror y
error que confundir la verdad humana y la verdadera humanidad -que es
esencialmente imagen divina- con las simulaciones generadas por computadoras o
fuerzas espurias. Como ha notado Jordan Peterson, una de las características
esenciales de un estado totalitario -como el estalinismo- es que las personas
dicen mentiras y se engañan entre sí todo el tiempo, lo cual es una definición
también del infierno.
No vivimos en una distopía perfecta, en un
totalitarismo omnisciente todo-abarcante, sino que vivimos en algo menos
inteligible, un mundo "en el que la tecnología se está desarrollando en
formas que hacen cada vez más difícil distinguir entre los seres humanos y las
cosas artificiales". Y en el que se ha creado una serie de "entidades
adaptadas para explotar [ciertos nichos en el ecosistema digital] de manera
engañosa". Vivimos en la realidad imaginada o prevista por Philip K. Dick,
una realidad que se vuelve espuria, que se vuelve simulacro, que se
deshumaniza. Un mundo en el que:
Las grandes arquitecturas comerciales están siendo
colonizadas por parásitos casi autónomos. Los estafadores han construido
algoritmos para escribir libros falsos desde cero y vender en Amazon,
compilando y modificando textos de otros libros y fuentes en línea como
Wikipedia, para engañar a los compradores o para aprovechar las lagunas en la
estructura de compensación de Amazon. Gran parte del sistema financiero mundial
está compuesto por sistemas automatizados de bots diseñados para inspeccionar
continuamente los mercados en busca de oportunidades fugaces de arbitraje. Los
programas menos sofisticados plagan los sistemas de comercio en línea como eBay
y Amazon, ocasionalmente con consecuencias extraordinarias, como cuando dos
bots en guerra ofertan el precio de un libro de biología hasta $23,698,655.93
(más $3.99 de envío).
En otras palabras, vivimos en el futuro de Philip
K. Dick, no en el de George Orwell o el de Aldous Huxley. Sus mundos
imaginarios se juntan con retazos extraños de los años 50 y 60 en una
California con cohetes, drogas y especulación social. Dick escribía
habitualmente con prisa y por dinero, y a veces bajo la influencia de las
drogas o de una revelación religiosa personal reciente y urgente.
Sin embargo, lo que capturó con genio fue el
malestar ontológico de un mundo en el que lo humano y lo abhumano, lo real
y lo falso, se confunden.
Aunque Dick de alguna manera predijo
atinadamente algunas cosas particulares -como, por ejemplo, que nuestros
teléfonos nos espiarían-, su literatura de anticipación es de otro orden más
profundo que imaginar coches voladores o algo así. Como sugiere Erik
Davis, las predicciones de Dick no son tanto hechos concretos sino del
"tejido de la existencia" y de sus "profundas
implicaciones", es decir, el ambiente mismo, la cualidad del tiempo en el que
vivimos y los efectos que tiene la tecnología en nuestra humanidad. Dick creó
escalofriantes alegorías de la realidad para representar su idea de que vivimos
en "una realidad programada informáticamente", algo que atisbó a
partir de una serie de experiencias místicas y de su interés por el
gnosticismo, la secta mística cristiana que creía que vivimos en un mundo
falso que nos oculta la verdad, que el mundo que experimentamos es
una especie de proyección holográfica o realidad virtual (el stereoma
o la Prisión de Hierro Negro de Dick) que nos impide ver y unirnos con la
divinidad subyacente. Dick creía que "las realidades falsas son
fabricadas por los medios de comunicación, por los gobiernos, por las grandes
corporaciones, por grupos religiosos, por grupos políticos, y el hardware
electrónico existe para entregar estos pseudomundos directamente a las cabezas
del lector". Este juego de simulacros, en el cual el mismo Marshall
McLuhan veía la presencia del mal (donde los entornos informáticos eran
"un facsímil del cuerpo místico"), conlleva el riesgo de perder
nuestra propia humanidad, la empatía y la conexión auténtica. Como si al
volvernos insaciables consumidores de los sueños y las
realidades simuladas empezáramos a perder interés en la realidad que
existe más allá del velo electrónico y nos volviéramos nosotros también
irreales, dejando que el sueño o la realidad falsa invadiera todo:
el bombardeo de pseudorealidades comienza a
producir humanos inauténticos muy rápidamente, humanos espurios, tan falsos como
los datos que les presionan por todos lados. Mis dos temas son realmente un
solo tema; se unen en este punto. Las realidades falsas crearán humanos falsos.
O bien, los seres humanos falsos generarán realidades falsas y luego las
venderán a otros seres humanos, convirtiéndolas, eventualmente, en
falsificaciones de sí mismos. Así que terminamos con humanos falsos inventando
realidades falsas y luego vendiéndolas a otros humanos falsos.
Quizás estamos tan envueltos en el ambiente
tecnológico de las "pseudorealidades" que no podemos ver lo que
sucede -peces en el mar digital que no pueden realmente reflexionar sobre
la naturaleza del agua-, como creía McLuhan, el teórico de medios
canadiense, quien consideraba que la velocidad de adopción de un nuevo medio era
superior a la velocidad de reflexión sobre sus efectos. Así, mientras que nos
podía fascinar la forma en que amplificaban nuestros sentidos -por
ejemplo, la TV amplifica nuestra visión- no notábamos que también amputaban
ciertas funciones cognitivas y sensoriales. Según McLuhan, sólo los
artistas eran capaces de darse cuenta de lo que sucedía y de ver en el
presente el germen del futuro. Claro que siempre queda la opción de que
todo esto sólo es paranoia. Y Philip K. Dick era sumamente paranoico, como el
mismo reconocía, pero también ha probado ser genial y preclaro (un
paranoico es alguien que sabe algo de lo que está sucediendo, había dicho
Burroughs). Lo indudable es que esto nos coloca en medio de un puzzle
existencial. Escribe Farrel:
Descubrir qué es real y qué no lo es no es fácil.
Herramientas científicas como la famosa prueba Voight-Kampff en Do Androids
Dream of Electric Sheep? (y Blade Runner, la película de
Ridley Scott de 1982 basada vagamente en ella) no funcionan muy bien,
dejándonos con poco más que esperanza en alguna fuerza mística -el I Ching,
Dios en una lata de spray, una bruja marciana del agua- para guiarnos de
vuelta hacia lo real.
Vivimos en el mundo de Dick, pero con pocas
esperanzas de intervención o invasión divina. El mundo en el que nos
comunicamos e interactuamos a distancia está cada vez más lleno de algoritmos
que parecen humanos, pero son personas falsas generadas por realidades falsas.
Cuando Ashley Madison, un sitio de citas para las personas que quieren engañar
a sus esposos, fue hackeado, resultó que decenas de miles de mujeres en el
sitio eran "fembots" falsos programados para enviar millones de
mensajes informales a los clientes masculinos, con el fin de engañarlos para
que creyeran que estaban rodeados por un gran número de parejas sexuales
potenciales.
Dick fue un hombre de fe. Lo que caracteriza a
nuestra era es justamente la secularidad -la sociedad secular es la religión de
nuestros días, ha notado el escritor italiano Roberto Calasso-. La otra
religión -o sustitución de la religión- de nuestros días (que está
estrechamente ligada a la sociedad secular) es la tecnología o la ciencia.
Pero la ciencia y la tecnología por sí mismas no pueden dar sentido o
significado a la existencia, sólo proveen descripciones de la naturaleza y
herramientas para explorarla o explotarla. Nos enfrentamos entonces a una
crisis de sentido que viene desde la llamada "muerte de Dios"
vaticinada por Nietzsche, que coincide con la intensificación de la
industrialización. El poder divino que el hombre encontraba en sí mismo, en la
Iglesia o en la naturaleza se traspola a las máquinas. Las máquinas producen
fenómenos que antes nos habrían parecido supernaturales ("la tecnología
suficientemente avanzada es indistinguible de la magia"), pero nos dejan
solos para darle sentido a lo que sucede. Actualmente Ray Kurzweil y
los fundadores de Google confían en que la inteligencia artificial nos otorgará
la inmortalidad, la felicidad absoluta y demás cosas que antes eran vistas como
el dominio exclusivo de lo divino. La lectura de Philip K. Dick lo que hace es
hacernos sospechar de estas tecnoprofecías y dudar de la forma y agenda
con la que se programan estas realidades. En sus novelas abundan
entidades cibernéticas, CEOs que han encontrado la inmortalidad o fuerzas
cósmicas malignas que engañan y seducen a los seres humanos creando realidades
alucinatorias que brindan confort, riqueza, seguridad y demás pero, a cambio de
esto, lo que piden es nuestro espíritu -o al menos nuestra cordura-.
* * *
Paradójicamente Dick, el gran arquitecto literario
de mundos falsos, en contraste con esta invasión de lo espectral que veía
filtrándose por todo intersticio, quería dotar de realidad al mundo. Él vivía
cerca de Disneylandia y veía cómo de alguna manera el mundo se volvía una
Disneylandia gigante, sin fronteras. Imaginó que alguien podría entrar en la noche a
ese parque de atracciones y reemplazar los animales de metal o cartón por
animales reales. Creía que de alguna manera esto iba a ocurrir, el tiempo
llegaría a su momento revelatorio, hacia el juicio o desvelo.
Y si lo hace, las atracciones en Disneylandia no
van a volver a ser lo mismo otra vez. Porque cuando acabe el tiempo, los
pájaros y los hipopótamos, y los leones y los ciervos en Disneylandia ya no
serán simulaciones y, por primera vez, cantará un pájaro de verdad.
Ser o no ser, una pregunta galáctica
Por LaRouche, Ciencia y cultura Proyecto del
Sótano
¿Acaso somos, como humanidad,
algo único sobre este planeta y en este universo, o somos simplemente un animal
más?
Creighton Cody
Jones
Esta es la
pregunta.
Dados los recientes
acontecimientos en Japón, terremoto del 11 de marzo de 2011 de 9 grados RICHTER y alrededor
del cinturón de fuego del Pacífico, ahora más que nunca, es la pregunta
existencial.
Si seguimos
actuando -como lo exigen esos embaucados monetaristas seguidores de Adam Smith-
como meras criaturas darwinianas, en un arranque de supervivencia, buscando el
mayor placer y evitando el dolor, en donde un lado de esta falsa dicotomía
declara que unos pocos deberían ser libres para maximizar su placer, mientras
que el otro lado suplica que tenemos que establecer reglas para minimizar el
dolor de la mayoría, entonces, como bestias, estamos destinas a sufrir la misma
suerte de todos los animales que nos han precedido, y los que vendrán después
de nosotros; porque, como sabemos, casi 99% de todas las especies que han
llegado a existir sobre este planeta se han extinguido.
Pero si reconocemos
que, al hombre, se le ha otorgado una identidad superior, por encima de las
simples percepciones de nuestras meras ataduras mortales, una identidad
coherente con los más grandes logros de las artes clásicas y las ciencias,
entonces debemos ubicar nuestra misión, no en lo que es, sino en lo que debe
llegar a ser.
Para entender mejor
qué caminos se abren ante nosotros, debemos recurrir a las estrellas, no como
astrólogos o simple observadores de estrellas, sino como un tipo de arqueólogos
galácticos, para ver cómo se han manifestado aquí en la Tierra el
desenvolvimiento de los procesos galácticos y extra galácticos, como una forma
de aumentar nuestra comprensión de lo que ha ocurrido en el pasado y para
entender potencialmente lo que se encuentra adelante del camino.
Empezamos con lo
que se ha descubierto como un ciclo de aproximadamente 62 millones de años en
los registros de biodiversidad marina, compilados por John Sepkowski y David
Raup que se remonta aproximadamente a 542 millones de años, abarcando el
período conocido como Fanerozoico.
A partir de esos registros de biodiversidad, un grupo encabezado por
Robert Muller encontró que la tendencia de biodiversidad, medida como el número
diferentes géneros de criaturas, manifiesta un ciclo de aumento y decremento
cada 62 millones de años; sin embargo, este grupo no pudo encontrar, ni la
causa de este ciclo ni una correlación con otros procesos.
Les tocó a los
astrofísicos Mellot y Medvedev, de la Universidad de Kansas formular la
hipótesis de que este ciclo de 62 millones de años en la biodiversidad estaba
conectado con un supuesto ciclo de aproximadamente 60 millones de años de
nuestro sistema solar oscilando arriba y abajo del plano de la galaxia mientras
orbita el centro de la Vía Láctea.
Ahora, una
discrepancia para quienes habían intentado previamente establecer una conexión
entre el ciclo de biodiversidad de 62 millones de años y el movimiento de
nuestro sistema solar alrededor de la galaxia era que los momentos singulares en
el movimiento de nuestro sistema solar parecen ocurrir a intervalos de aproximadamente
30 millones de años, ya fuera como puntos de distancias máximas a partir del
plano galáctico ya sea en el lado norte o en el sur del plano galáctico o en
los puntos donde cruza el plano, todo lo cual ocurre a intervalos de 30
millones…
Así que ¿por qué el
ciclo de 62 millones de años y no de 30?
Lo que Mellot y
otros propusieron fue que este ciclo de 62 millones de años estaba conectado al
movimiento de nuestro sistema solar exclusivamente hacia el lado norte de
nuestra galaxia, porque este lado norte es la dirección de movimiento de nuestra
galaxia hacia un cúmulo más grande de otras galaxias, conocido como el Cúmulo
de Virgo, localizado en la constelación de Virgo desde nuestro punto de visión
aquí en la tierra.
La idea es que
mientras nuestra galaxia se mueve a los estimados 200 km/s penetrando el denso
ambiente electromagnético cósmico, se genera un tipo de frente de choque que en
efecto concentra y amplifica varias formas de radiación cósmica hacia el lado
norte de nuestra galaxia, y que cuando nuestro sistema solar oscila hacia ese
lado norte de la Vía Láctea, experimentaría una intensificación de la radiación
cósmica.
Ahora, ellos
concibieron el significado de este aumento en los rayos cósmicos de un modo
algo simplista, como un impulsor cinemático de la biodiversificación, pero lo
que quedará claro en la medida en que avancemos, que hay un conjunto mucho más
dinámico de procesos asociados con este ciclo, que no pueden reducirse a simples
causas mecanicistas.
Ahora, este modelo
recién discutido no es la única hipótesis de su tipo.
Es coherente con
esta idea del aumento en la intensificación de los rayos cósmicos como una
función de los ciclos galácticos e impulsor de procesos aquí en la Tierra, el
trabajo del científico Nir Shaviv y otros, que acudieron a los registros
geológicos para determinar el ciclo de aumentos en la exposición a rayos
cósmicos en la Tierra.
Ellos determinaron este ciclo a partir de las proporciones de isótopos
de potasio 40 y 41 medidas en meteoritos de hierro y níquel encontrados en la
Tierra, y correlacionaron esto con el aumento de los rayos cósmicos, que se
suponía ocurrirían con el paso de nuestro sistema solar a través de los brazos
espirales de nuestra galaxia, la Vía Láctea, que ellos calcularon que ocurre
aproximadamente cada 143 millones de años.
La idea es que la
mayor intensidad de rayos cósmicos se da en los brazos de la galaxia, que están
compuestos de cúmulos repletos de estrellas, y que tienen una frecuencia mucho
mayor de eventos de brotes estelares y supernovas, que en palabras llanas
significan eventos de expansión estelar y nacimiento de estrellas, y son
fuentes de radiación de alta energía.
Ahora, hay algo más
siniestro que encubre ese ciclo de 62 millones de años del aumento y
disminución de la biodiversidad, mientras nuestro sistema solar oscila arriba y
abajo del plano galáctico.
Hay una clara correlación
entre el ciclo galáctico y los eventos de extinciones masivas sobre la Tierra, lo
que se conoce como las “5 grandes” extinciones que ocurrieron todas en la misma
zona general del ciclo de 62 millones de años,
y con la misma
dirección de movimiento del sistema solar respecto al plano galáctico.
También, 4 de esas
"5 grandes" extinciones coinciden con los periodos de aumento en la
radiación cósmica; asociados con el ciclo de 143 millones de años del
movimiento del sistema solar a través de los brazos de la galaxia.
Así que, hay una
coincidencia clara del movimiento de nuestro sistema solar a través de la
galaxia y los acontecimientos de extinciones masivas, lo cual debería llevar a
los vivientes y los pensantes, a preguntar:
¿Dónde está situado
hoy nuestro sistema solar dentro de los ciclos galácticos?
Los estimados
actuales indican que nuestro Sistema solar ya está 30 años luz por encima del
plano galáctico en el lado norte de la galaxia, en aproximadamente esa misma
posición general en el espacio tiempo, y con la misma trayectoria, que coincide
con aquellos periodos de grandes extinciones de nuestro pasado.
En otras palabras, nuestra posición relativista actual en la galaxia coincide
cíclicamente con las posiciones y la dirección de movimiento de las grandes extinciones
del pasado.
Ahora, los que
están bien versados en la historia biológica y geológica de nuestro planeta
pueden replicar:
"Simplemente
estás haciendo correlaciones que relacionan ciclos galácticos y aumentos de
rayos cósmicos con los cambios en la biodiversidad y las extinciones, pero eso
es por pura casualidad, porque nosotros sabemos lo que causó las grandes
extinciones, fuerzas geológicas y climatológicas geocéntricas, y de ninguna
manera se relacionan entre sí, ni son de naturaleza galáctica".
Bueno,
investiguemos un poco.
Para refrescar
nuestra memoria, y para sentar las bases para el argumento de que son los rayos
cósmicos, consideremos lo que se conoce comúnmente sobre las cinco grandes extinciones;
solo para concentrarnos en lo que ha sido mejor estudiado, y que es más dramático
en la historia de la vida en nuestro planeta.
Esas extinciones
son como sigue:
Empezando con la
más reciente de las 5 extinciones masivas, la que empezó hace 65 millones de
años y eliminó a 50% de todos los géneros sobre el planeta, se conoce como la
extinción C-T, porque demarca la frontera entre el cretácico y el terciario y
es mejor conocida porque provocó la eliminación de los dinosaurios.
El mejor análisis
sugiere que esto fue provocado por la combinación de dos factores:
primero, el impacto
de un enorme asteroide, cuyo cráter se localiza parcialmente en la parte
superior de la península de Yucatán en México, que aunque es de origen cósmico,
no es un fenómeno ni periódico ni comúnmente asociado con la radiación cósmica;
y la segunda causa de la extinción es el movimiento tectónico y la súper
ruptura continental aunada a la serie masiva de erupciones de los Traps del
Decán, una región volcánica en el occidente de la India, cuya fase inicial de
erupción arrojó ríos de lava que cubrieron 1,5 millones de kilómetros cuadrados
de superficie, aproximadamente la mitad del tamaño de la India.
La siguiente
extinción, que se remonta a 200 millones de años, ocurrió al final del Triásico
y eliminó el 48% de todos los géneros, y se piensa que fue provocada por la
erupción de la provincia magmática del Atlántico central, que constituyó una
erupción masiva de lava hacia la superficie, asociada con la ruptura
continental de Pangea, y cubrió con lava más de 11 millones de Kilómetros cuadrados de tierra, y
emitió todo tipo de gases que alteraron el clima.
Hace 250 millones
de años ocurrió la más anómala de todas las extinciones, conocida como la del
final del Pérmico, en la cual 83% de los géneros de todas las criaturas fueron
eliminados, 96% en el mar y 70% de los vertebrados terrestres.
Esta aniquilación
masiva de la vida generalmente se asocia con efectos derivados de las
erupciones volcánicas masivas de los Traps de Siberia, y las perturbaciones en
la corteza conectadas con la formación del súper continente Pangea.
La siguiente, que
ocurrió hace 370 millones de años, es la extinción del Devónico tardío, que acabó
con 50% de todos los géneros y 70% de todas las especies, y se cree que resulto
de un gran congelamiento profundo de todo el planeta.
Y finalmente la más
antigua de las 5, que ocurrió hace 445 millones de años, conocida como la del
Ordovícico tardío, que acabó con el 57% de todos los géneros y se cree que fue
provocada por una intensiva acción tectónica de placas acompañada con cambios en
el nivel del mar.
Así que, a partir
de esta noción generalmente aceptada de los acontecimientos y que provocó las 5
grandes extinciones, uno podría sentirse justificado al decir que todas estas extinciones
fueron provocadas por causas muy diferentes, desde actividad volcánica hasta movimientos
tectónicos y cambios continentales, periodos de rápido congelamiento, eras de
hielo, y choque de asteroides, y que no tienen relación entre sí; ni qué hablar
de una relación con radiación cósmica y procesos galácticos.
Pero una mirada más
allá del mundo de sombras de los sumos sacerdotes de la academia y la ciencia
popular aceptada, revela un montón de investigaciones de vanguardia que
vinculan todas estas diferentes causas asociadas con extinciones, a ciclos
galácticos y diferentes formas de radiación cósmica.
Voy a mencionar
solo algunas de las fronteras en investigación que respaldan este argumento.
En la India, donde
la capacidad de pronosticar terremotos es muy apreciada, el doctor Saumitra
Mukherjee, jefe del Laboratorio de Aplicaciones de Teledetección de la Facultad
de Ciencias Ambientales, de la universidad Nehru en Nueva Delhi, con el
propósito de desarrollar sistemas de detección sísmica temprana
está investigando
la correlación entre los terremotos y los cambios en el flujo de rayos cósmicos
y también los cambios en el campo magnético de la tierra.
Está investigando:
1) la forma en la
que cambios en el Sol, como se manifiestan por ejemplo en las eyecciones de
masa coronal, pueden provocar cambios en el ambiente electromagnético de la
tierra, llevando a cosas tales como terremotos, cambios rápidos de temperatura
y un aumento en las nevadas; y
2) Las
correlaciones de estos cambios en el ambiente electromagnético tierra sol. Con
los brotes estelares galácticos y extra galácticos, que son intensos estallidos
estelares, que pueden causar cambios en el campo magnético del Sol, e
incrementar el flujo de rayos cósmicos; y este rápido aumento en la radiación
cósmica lo que él ha mostrado que se correlaciona con la actividad sísmica y
cambios dramáticos en el clima.
Este trabajo es
consistente con el del afamado astrofísico danés Henrik Svensmark, quien, en
base a su propio trabajo y construyendo sobre el trabajo de otros, tales como
el astrónomo Nir Shaviv, ha desarrollado una teoría que muestra una conexión
causal entre un aumento en el flujo de rayos cósmicos y el enfriamiento global,
mientras establece correlaciones entre ese aumento en el flujo de rayos
cósmicos con los movimientos a través de los brazos de nuestra galaxia espiral.
A la vez,
correlaciona los enormes aumentos episódicos en la intensidad de rayos cósmicos
con estallidos estelares locales y supernovas, los cuales potencialmente son
precipitados por la interacción de nuestra galaxia con estructuras extra
galácticas vecinas, tales como la gran nube de Magallanes, así como la actual
excursión de nuestro sistema solar dentro de lo que se conoce como el cinturón
de Gould, una región en nuestra galaxia con una concentrada formación estelar y
gran actividad de supernovas.
De forma similar,
Yu Zhen-Dong, del instituto de investigación de protección ambiental Hubie, en
Wuhan China, ha escrito un documento llamado: “Fuertes temblores, novas y ambiente
de rayos cósmicos" que toma datos que se remontan a los 1930s, y observa
intervalos de mayor actividad sísmica, que él describe como 10 o más terremotos
de magnitud 7 o más, en un periodo de dos meses y lo correlaciona con
estallidos de novas observados.
Más recientemente,
ha escrito un documento relacionando el enorme terremoto de 8 grados del 2005
centrado en Whenchuan China, a un pico agudo en la intensidad de rayos cósmicos
a nivel del suelo previo al terremoto, y establece correlaciones similares con
otros 8 grandes terremotos en China durante los últimos 100 años.
Con lineamientos
parecidos un grupo de científicos japoneses a publicado un documento titulado:
“Erupciones volcánicas explosivas precipitadas por rayos cósmicos” en lo que
ellos correlacionan erupciones volcánicas violentas en Japón, en el transcurso
de los últimos 300 años, con períodos de intensa radiación cósmica, que ellos
consideran relacionada con la actividad del Sol, es decir, periodos de mínima
actividad solar se correlacionan con períodos de intensificación de radiación
cósmica galáctica y extra galáctica, debido al hecho de que un Sol más activo
proporcionará mayor protección a la Tierra, mientras que un Sol menos activo
permitirá que más radiación cósmica pase al ambiente de la Tierra, llevando a
una mayor actividad volcánica.
Ellos formulan la
hipótesis de que el mecanismo para esto sería un proceso de nucleación inducida
por la radiación cósmica, específicamente en magma rico en silicona, que
precipita la erupción.
Esto cuadra con el
trabajo antes mencionado de Svensmark sobre la relación del ambiente de
radiación cósmica Tierra-Sol, con el clima global.
Pero, más sobre
este punto de la relación de la radiación cósmica con la actividad volcánica y
el brote de magma en los océanos y sobre los continentes.
Hay un grupo de
Canadá que hizo un análisis sobre lo que se conoce como grandes provincias de
rocas ígneas, que son grandes zonas donde el magma que brotó se ha enfriado y
convertido en roca, Traps del Decán y de Siberia.
Ellos datan estas
grandes provincias de rocas ígneas en 3500 millones de años atrás.
Lo que encontraron
fue varios ciclos diferentes de muchos millones de años en su tasa de
aparición; en particular, identificaron un ciclo de aproximadamente 170
millones de años, que abarca desde hace 1.600 millones de años hasta el
presente, y varios ciclos diferentes de aproximadamente 60 millones de años distribuidos
en grupos de intervalos por todo el registro de 3500 millones de años.
Estos ciclos, por
supuesto deberían regresar nuestra atención a los ciclos de 62 millones y
aproximadamente 143 millones de años asociados con el movimiento de nuestro
sistema solar a través de la galaxia.
Para aportar un
apoyo aún más fuerte a la relación de los ciclos galácticos con las enormes
perturbaciones de la corteza terrestre y procesos relacionados, el mismo grupo
de Mellot y sus asociados que establecieron la correlación de los cambios en la
biodiversidad el ciclo de 62 millones de años del movimiento del sistema solar
a través de la galaxia, también encontraron un ciclo de aproximadamente 62
millones de años en el aumento del isótopo químico estroncio, que ellos asocian
con la expansión de los fondos oceánicos, la actividad tectónica y la elevación
continental; donde el aumento en la proporción de estroncio 87 a 86 crece
proporcionalmente al descenso de la biodiversidad, lo cual consecuentemente, de
acuerdo a la hipótesis, correlaciona el aumento en el flujo de radiación
cósmica con un aumento en la expansión de los fondos oceánicos y la elevación
continental.
Así a partir de lo
anterior, vemos que todos los procesos que se consideran como los impulsores de
las extinciones del planeta - de la actividad tectónica y los cambios
continentales, a los volcanes y las columnas de magma y flujos de lava
relacionados, y a las eras glaciales – se pueden relacionar a grandes ciclos
que relacionan a nuestro sistema solar con la galaxia, en particular con los
ciclos de 62 y 143 millones de años, con énfasis en el papel de la radiación
cósmica como el impulsor invariante de estos procesos diversos.
Lo cual plantea la
pregunta: ¿qué realmente causa qué?
Teniendo en mente, lo
que acabamos de discutir, veamos de nuevo dónde está nuestro sistema solar y
por lo tanto nuestra Tierra, en relación a los ciclos galácticos.
Como se puede ver,
estamos actualmente en la misma zona del ciclo de biodiversidad de 62 millones
de años, y el ciclo que se ha planteado de aproximadamente 60 millones de años
de oscilación galáctica, que se corresponde con aquella fase de los ciclos con
los que existe una correlación con las anteriores 5 grandes extinciones
discutidas anteriormente.
Más
específicamente, se ha calculado que estamos a unos 30 años luz al norte del
plano galáctico, habiendo cruzado el plano galáctico aproximadamente hace 3
millones de años, y estamos viajando en la dirección del lado norte del plano
galáctico, que es el lado que en teoría ha sido objeto de un flujo más intenso
de radiación cósmica, debido al frente de choque que acelera los rayos
cósmicos, creado por el movimiento de nuestra galaxia, en la dirección del extra
galáctico cúmulo de Virgo.
Así que, como se
ve, todas las 5 grandes extinciones han ocurrido en la fase del ciclo de
biodiversidad que en teoría corresponde al movimiento del sistema solar hacia
el lado norte de la galaxia.
También, en
relación a los brazos espirales, durante los últimos millones de años, hemos
estado en el llamado brazo de Orión, una ramificación de uno de los más grandes
brazos galácticos, conocido como el brazo Carina-Sagitario, lo cual viene al
caso porque, como Svensmark ha determinado, la densidad de estrellas en los
brazos es 80% mayor entre ellos y se ha calculado que nuestra posición en los
brazos influye 10 veces más en la densidad del flujo de rayos cósmicos, que la
que resulta de la influencia menor de los cambios en el Sol.
Pero, ¿esto es
todo?
¿Es cierto que la
Tierra y la vida en ella son simplemente golpeadas y maltratadas por las
fuerzas de la galaxia, esperando que sobrevivan los suficientes en cada uno de
estos desastres periódicos para mantener alguna continuidad?
¿Podremos ubicar
alguna razón o intención general en este proceso, o la vida esta solo atrapada
en algún ciclo repetitivo de efectos, esperando al final una explosión de
nuestro Sol o una colisión de nuestra Vía Láctea con una galaxia cercana, ya
que ambos se dice que ocurrirán aproximadamente en 5 mil millones de años, un
período relativamente corto de tiempo desde el punto de vista de los procesos
extra galácticos?
Para abordar la
cuestión desde arriba, por así decirlo, y más allá de la lectura simplista de la
historia de nuestro planeta en la galaxia como simplemente una en la que una
serie de cambios cíclicos a nivel galáctico se correlacionan con los cambios en
la biodiversidad, marcados por las extinciones, debemos reconocer que esta
imagen de los ciclos es solo una proyección, en lo que puede entenderse un múltiple
universo de espacios-fases , del tipo Vernadsky – Rieman, en donde lo
volitivamente creativo, lo vivo y lo aparentemente no vivo, coexisten como un
conjunto anidado de dominios jerárquicos, cada uno con sus propias cualidades
características espacio-temporales, todo lo cual es subsumido por lo que
podríamos caracterizar como la creatividad universal o la anti entropía
universal.
Vemos esta caracterización de diferentes espacios tiempo para
diferentes espacios fase, cuando lo que un tipo de medición análisis proyecta como
cíclico y periódico, desde otro punto de vista es en realidad un proceso de
crecimiento en aumento constante como se observa cuando vemos la curva general
de la biodiversidad, que, aunque tiene una periodicidad, lo que en teoría se ha
correlacionado con un movimiento periódico a través de la galaxia claramente se
caracteriza por una función de crecimiento subyacente
Pero incluso esta
curva de crecimiento puede pensarse como solo una proyección media entre dos
espacios fase, porque la verdadera historia de la biosfera en su conjunto, se
caracteriza por saltos alinéales desde niveles inferiores de organización y
complejidad, hacia niveles cada vez superiores.
De hecho, esos
saltos evolutivos hacia estados superiores de organización, parecen ser
coincidentes con períodos que salen de las que por otro lado se caracterizan como
fases de extinción.
En otras palabras,
períodos en el ciclo galáctico que fueron marcados por extinciones, también
demarcan puntos de explosión en el desarrollo ascendente del poder de la vida
para actuar sobre el planeta; en la que cada fase de desarrollo establece la
plataforma para el siguiente estado superior de la biosfera.
Por ejemplo, fue
tras la extinción del Ordovícico tardío que se vio el primer movimiento de la
vida vegetal fuera de los océanos y sobre la tierra, lo cual, por supuesto,
revolucionó la biosfera de la tierra y creó todo un nuevo potencial electromagnético
para el planeta.
Porque fue por este
movimiento de la vegetación a la tierra que llegaron a ser posibles la
formación de nubes y los sistemas climáticos continuos, que junto con la obvia
captación de agua y los efectos climatológicos que esto tuvo sobre los
continentes, también facilitó la creación del circuito eléctrico planetario
como lo conocemos hoy, cuyo rango generado de 10 a 30 Hz de resonancias
Schumman desempeña un papel regulador en cosas tales como las funciones
cerebrales, y fue el periodo posterior a la siguiente extinción, la extinción
del Devónico tardío, que los anfibios y luego los reptiles revolucionaron por
primera vez, representando la primera colonización de la tierra por criaturas
vertebradas, una revolución biológica en sí misma.
Esto significó que
la biosfera tenia ahora una capacidad para un movimiento dirigido y una
concentración de materiales y organismos biogénicos de relativamente mayor
extensión sobre la tierra.
Esto se caracteriza
por efectos tales como el papel de estas criaturas en la difusión de las
semillas y bacterias a través de su consumo y secreción, aumentando la
extensión y la tasa de expansión de la biosfera en su conjunto.
En ambos casos que
acabo de mencionar, el desplazamiento de las plantas y luego los animales hacia
la tierra, significó que la vida requirió el desarrollo de estructuras más
complejas, de orden superior, como pulmones, piel y avanzados sistemas
vasculares, capaces de mantener cosas como la hidratación interna, así como el
desarrollo de capacidades avanzadas para la nutrición y la obtención de
energía, todo lo cual representa un nivel de dificultad mucho mayor sobre la
tierra. Gran parte de estas capacidades se han alcanzado, como lo acabamos de
ver, por relaciones simbióticas, o cooperación entre diferentes especies e
incluso reinos enteros de vida, lo que representa el movimiento de la vida
hacia niveles cada vez superiores de complejidad y especialización.
Como, por ejemplo,
en la relación entre el reino fungi y el reino vegetal, la supervivencia de
cada una de ellas depende del intercambio de nutrientes entre ellas.
Otra de esas
revoluciones, de saltos cualitativos de orden cada vez superior en la evolución
de la vida, también ocurrieron en medio de las extinciones, estableciendo
plataformas de orden cada vez superior y, en última instancia, sentando las
bases para una de las más sólidas explosiones en la historia de la vida, la que
surgió de la extinción de los dinosaurios, cuando los altamente diversificados
y complejos mamíferos se apoderaron del planeta.
Una criatura cuyo
alto metabolismo -aproximadamente diez veces el de los dinosaurios- y con alta
regulación de la temperatura interna, le da un campo mayor de actividad y una
mayor capacidad para existir en climas mucho más diversos y cambiantes.
Lo atestigua el
hecho de que se pueden encontrar diversos mamíferos desde el polo norte hasta
el ecuador.
Pero para lograr
esto, los mamíferos requerían una fuente de alimento con mucha más densidad
energética, lo cual encontraron en la hierba recién evolucionada, y en los
árboles frutales ricos en energía, los angiospermas que habían llegado a
dominar el contenido de flora del planeta, reemplazando a las menos
desarrolladas y primitivas gimnospermas.
Es la relación
entre estos dos, junto con otras relaciones, que se elaborarán en un momento
posterior, lo que llego a dominar el planeta, llevando la vida a climas cada
vez más variados, e incrementando la intensidad general del flujo del material
biogénico a través del planeta.
Todo esto para dar
forma a la biosfera de la tierra para tener las condiciones adecuadas para el
próspero surgimiento de la humanidad en el sistema solar, en un periodo de 2 a
3 millones de años atrás, que parece coincidir con el último cruce de nuestro
planeta a través del plano galáctico, a medida que avanzamos hacia el actual
punto de inflexión, ya muy discutido, del ciclo de 62 millones de años.
Así que, de nuevo, sólo
para enfatizar el punto, cuando queremos medir nuestra galaxia, por ejemplo, desde
la perspectiva de cómo se manifiesta en el espacio fase de la vida, medido en
términos de sus características inherentes, obtenemos la imagen de un proceso
que es otológicamente alineal y anti entrópico, de tal manera que lo que desde
un tipo de medición se puede proyectar como un ciclo de aproximadamente 62 o
142 millones de años, desde un espacio-fase superior se proyecta como un
proceso que exhibe un cambio evolutivo ascendente de onda larga.
Entonces, ¿por qué
suponer que el proceso cíclico es primario y el otro proceso de desarrollo
solamente es un epifenómeno?
Esto se cruza con
otra cuestión que se nos presenta, a la que nos hemos referido antes, en cuanto
al fenómeno de la radiación cósmica, que hasta el momento ha sido implicado
como lo que impulsa todos esos efectos asociados a los procesos correlacionados
con los grandes ciclos galácticos y extra galácticos.
Así, a la luz de lo
que acabamos de decir sobre el desarrollo anti entrópico ascendente de la vida
sobre la Tierra, la pregunta es,
¿hay algo más
profundo en el fenómeno de lo que hemos llegado a llamar radiación cósmica, que
simplemente esos efectos cinemáticos e inherentemente destructivos, como suele
ser el enfoque de esos investigadores que se atreven a tocar el tema?
Afortunadamente, yo
y otros del "equipo de investigación del sótano" de LaRouche, estamos
en una posición privilegiada para abordar este tema más profundo, debido a una
disposición epistemológica que nos ha llevado a combinar las investigaciones
sobre los procesos galácticos que hemos discutido hasta ahora, con la obra del
biogeoquímico Vladimir Vernadsky y el biólogo Alexander Gurwitch, junto con
otros que representan su revolución científica.
En síntesis, lo que
Gurwitch descubrió es que los procesos internos de los organismos vivientes,
como el crecimiento, la diferenciación celular y regulación interna, están
mediados y controlados por lo que él llamó radiación mitogénica, que es bio
radiación generada internamente, cuya fuente determinó, era el ADN, y se media
en el rango de los UV, Gurwitch consideró que esta radiación está muy
estrechamente conectada con lo que descubrió como el campo biológico singular, lo
cual consideró como una analogía biológica del campo gravitacional relativista
de Einstein.
Los trabajos
posteriores de Fritz Popp y otros, han encontrado efectos de bio radiación
cubriendo todo el rango del espectro electromagnético, y también encontraron
que los efectos regulatorios no se limitan al funcionamiento interno de
organismos individuales, sino que se extienden entre organismos, y de hecho yo
sostendría que toda la biosfera de Vernadsky, estrechamente conectado al
dominio más amplio de la radiación cósmica galáctica y extra galáctica.
Así es que desde
este punto de vista de un campo de radiación cósmico integrado y la correlación
de los procesos aquí en la Tierra con los ciclos galácticos y extra galácticos,
que se debe investigar la historia evolutiva de nuestro planeta.
Por lo tanto,
debemos preguntarnos:
¿Cómo debemos
entender estos periodos de la historia de nuestra galaxia de un híper
incremento en la formación de estrellas, como el periodo de nacimiento de
estrellas cuyos efectos se han registrado que impactaron en la tierra hace 2000
o 2500 millones de años, cuyo período se correlaciona con la explosión de vida
productora de oxígeno sobre la Tierra, cuyas consecuencias atmosféricas y
biológicas fundamentalmente revolucionaron, la naturaleza de nuestro planeta?
O el período de
entre 2 y 3 millones de años atrás que vio el surgimiento del hombre, que es un
período en el que al menos se produjo una supernova cercana, con muchísima más
evidencia secundaria apuntando a la existencia de por lo menos una más.
Este es un periodo
acompañado por un enfriamiento rápido y la mayor tasa de fluctuación en las
temperaturas jamás registrada, que se cree fue inducida por el aumento de
radiación cósmica.
También en ese
momento la Tierra vio la formación del istmo de Panamá, que conectó
Norteamérica con Sudamérica y cambió permanentemente el flujo de las corrientes
marítimas, que a su vez cambiaron las características electromagnéticas del
planeta y cuya formación es el resultado de la actividad tectónica y erupciones
volcánicas, que como hemos desarrollado anteriormente también podrían estar
correlacionadas aumento del flujo de la radiación cósmica.
Y es en ese momento
más o menos hace 3 millones de años, que debimos haber estado en el punto de
cruce del plano galáctico, al iniciar a ascender hacia el lado norte de la galaxia.
Así que la evidencia si apunta al hecho de que el hombre surgió en un
periodo de transformación terrestre y galáctica, correlacionada con los
aumentos de la radiación cósmica.
Todo lo cual tiene
que ver con la cuestión de la nebulosa del cangrejo, la entidad astronómica más
anómala e intensa en energía conocida por los astrónomos, tanto en nuestra
galaxia como más allá, y cuyo nacimiento fue presenciado aquí en la tierra hace
un poco menos de mil años, en el año 1054 DC
Lo que nos lleva de
nuevo a la verdadera pregunta...
¿Hacia dónde vamos
ahora?
Detengámonos y
reflexionemos sobre el hecho de que nos hemos situado simplemente en un proceso
en la Tierra, sino que en realidad hemos abarcado, en la medida de nuestra
comprensión actual, todo el proceso de evolución y cambio galáctico como una
unidad en nuestras mentes, algo que ningún animal es capaz de hacer.
Que, aunque en su
conjunto la biosfera demuestra un proceso de desarrollo anti entrópico, ningún
animal en la biosfera es capaz de ser auto consciente de ese proceso como una
unidad, y mucho menos intervenir creativamente para cambiar el nivel de
desarrollo del universo.
Eso es algo
exclusivo del individuo creativo, ejemplificado por los descubrimientos
científicos, mediados y fomentados a través del dominio único de la historia y
la cultura.
Y si la humanidad
continúa haciendo las preguntas correctas y planteando las paradojas correctas,
quizás encontraremos que, como humanidad, no solo podemos comprender mejor los
procesos de nuestra galaxia y más allá, sino que un día quizás aprenderemos a
controlarlos y aprovecharlos para nuestro propio beneficio fructífero, como
parte de la relación en constante desarrollo del hombre con el universo.
Así, con este
discernimiento, encontraremos al hombre creativo no simplemente como algo en el
universo siendo influenciado pasivamente por él, sino que más bien, venimos a
encarnar ese principio de creatividad que delimita nuestra galaxia y el
universo por igual, y con ese fin, decimos que nuestro futuro no yace en las
estrellas, sino que el futuro de las estrellas yace en nosotros.
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