El pensamiento humano ahora debe pasar por el tamiz de la IA.
La globalización viral de
la vigilancia de la IA
La exportación más popular del
mundo, justo detrás de armas, es la tecnología de vigilancia de IA. Las
corporaciones y los gobiernos quieren venderlo, y todos los demás lo quieren.
La industria se ha vuelto viral, infectando todo el planeta.
Todos lo hacen: corporaciones,
regímenes, autoridades. Todos tienen los mismos motivos: eficiencia, facilidad
de servicio, rentabilidad, todo bajo el término general de “seguridad”. Llámalo
vigilancia o llámalo monitoreo de la ciudadanía global; todo se reduce a lo
mismo. Estás siendo vigilado por tu propio bien, y tales casos deben
considerarse como una norma.
Dadas las debilidades del
derecho internacional y el hipo general que acompaña a los esfuerzos por
formular un derecho global a la privacidad, pocas restricciones o problemas de
este tipo preocupan a los que están bajo vigilancia. Todo el negocio está
floreciendo, un complejo viral que no corre el riesgo de reducirse.
El
Carnegie Endowment for International Peace ha publicado un informe
desconcertante que confirma ese hecho, aunque utiliza irritantemente un índice
para hacerlo. Su enfoque es la tecnología de Inteligencia Artificial (IA). Se
ofrece una especie de definición para AI, que es “un sistema integrado que
incorpora objetivos de adquisición de información, principios de razonamiento
lógico y capacidades de autocorrección”.
Cuando se dice así, todo el
asunto parece benigno. El aprendizaje automático, por ejemplo, “analiza una
gran cantidad de información con el fin de discernir un patrón para explicar
los datos actuales y predecir usos futuros”.
Hay varios aspectos
perturbadores proporcionados por el autor del informe, Steven Feldstein. Se
observa la relación entre el gasto militar y el uso de los sistemas de
vigilancia de IA por parte de los estados, con “cuarenta de los cincuenta
principales países de gasto militar del mundo (basados en gastos militares
acumulativos) también [que usan] tecnología de vigilancia de IA”. En 176
países, datos recopilados desde 2017 muestra que las tecnologías de vigilancia
de IA no son simplemente buenas tarifas domésticas sino un próspero negocio de
exportación.
La inclinación ideológica del
régimen en cuestión no es obstáculo para el uso de dicha vigilancia. Las
democracias liberales se señalan como usuarios principales, con el 51 por
ciento de las “democracias avanzadas” que lo hacen. Ese número, curiosamente,
es menor que “estados autocráticos cerrados” (37 por ciento); “Estados
autocráticos electorales / autocráticos competitivos” (41 por ciento) y
“democracias electorales / democracias liberales” (41 por ciento). El taxonomista
político corre el riesgo de ahogarse en minucias en este punto, pero la
realidad escalofriante se destaca: todos los estados son adictos a las dietas
de las tecnologías de vigilancia de IA.
Feldstein señala que los
estados “autocráticos y semi-autocráticos” abusan más de la vigilancia de la IA
“que los gobiernos de las democracias liberales”, pero las comparaciones
tienden a colapsar en la carrera mundial por la superioridad tecnológica.
Rusia, China y Arabia Saudita se señalan como “explotando la tecnología de
inteligencia artificial para fines de vigilancia masiva”, pero todos los
estados buscan el Santo Grial de la masa, preferiblemente vigilancia sin orden
judicial. Las
revelaciones de Edward Snowden en 2013 hicieron más que cualquier otra cosa
para burlar la pintoresca noción de que aquellos que profesan salvaguardas y
libertades son necesariamente conscientes de las tendencias desbocadas de su
establecimiento de seguridad.
El nexo entre corporaciones y
estados es indispensable para la vigilancia global, una relación simbiótica que
resiste la regulación y los principios. Esto tiene el efecto adicional de destruir
cualquier distinción creíble entre un estado supuestamente más conforme con los
estándares de derechos humanos y aquellos que no lo son. El hilo común, como
siempre, es la compañía de tecnología. Como señala Feldstein, además de China,
“las compañías basadas en democracias liberales, por ejemplo, Alemania,
Francia, Israel, Japón, Corea del Sur, el Reino Unido, Estados Unidos, están
vendiendo activamente equipos sofisticados a regímenes desagradables”.
Estas tendencias están lejos
de ser nuevas. En 1995, Privacy
International publicó un informe con el título inconfundible Big
Brother Incorporated, una descripción general de la tecnología de
vigilancia que se conoce como el Comercio de Represión. “Gran parte de esta
tecnología se utiliza para rastrear las actividades de disidentes, activistas
de derechos humanos, periodistas, líderes estudiantiles, minorías, líderes
sindicales y opositores políticos”.
Las corporaciones sin ninguna
lealtad particular, excepto las ganancias y los accionistas, como la firma
británica de computadoras ICL (International Computers Limited) fueron
identificadas como diseñadores clave detrás del sistema automatizado de
libretas sudafricanas, la firma destacada del Apartheid. En la década de 1980,
la compañía israelí Tadiran, muy en consonancia con una rica tradición del
Comercio de Represión, suministró a la política asesina de Guatemala listas de
muertes computarizadas en sus esfuerzos de “pacificación”.
Investigadores crean el
primer mapa de emociones y sentimientos y las zonas del cuerpo que activan
pijamasurf
Un mapa
de calor de todas las sensaciones humanas subjetivas
Por más
mental que parezca, cada sensación o emoción humana tiene un correlato
fisiológico, y un grupo
de investigadores finlandeses ha creado el primer mapa comprensivo de lo que
llaman "sensaciones subjetivas", lo cual abarca lo que comúnmente se conoce como
emoción (amor, miedo, odio, etc.) y sensaciones como el dolor de cabeza o el
deseo sexual.
Para
realizar el mapa se tomaron en cuenta los sentimientos reportados de más de mil
personas, a las que se les pidió que dijeran en qué lugar del cuerpo sentían
cada sensación. "Hemos encontrado pruebas sólidas que demuestran que el
cuerpo está implicado en todas las funciones cognitivas y emocionales. En otras
palabras, el espíritu humano está fuertemente encarnado", dijo Riitta
Hari, una de las autoras del estudio.
Los
resultados de esta investigación se han publicado en la revista científica PNAS.
La idea es hacerse consciente de los diversos sentimientos que definen la
experiencia cotidiana de ser seres humanos con conciencia, así como descubrir
de dónde proceden y con qué otros sentimientos se relacionan.
Los
investigadores separan las sensaciones en positivas o negativas y luego en
aquellas vinculadas a la enfermedad, la homeostasis o la cognición. En estos
cinco grupos se puede clasificar cualquier sensación humana.
Además,
los científicos crearon una especie de huella dactilar corporal, en la que
vinculan cada sensación con el área del cuerpo (o las áreas) donde se
siente algo. Cuando una persona está triste (o enojada, o enamorada), esto
generalmente se siente en ciertas partes del cuerpo; pero también leer o respirar
produce una cierta zona de calor. Esto puede ser muy útil para reconocer
ciertas emociones negativas y no ceder a sus inercias de descontrol, algo que
se suele practicar en la meditación budista.
El sistema SIBIOS
Por
Javier Cornejo
Publicado en el diario El Tribuno el 15-10-2012
Publicado en el diario El Tribuno el 15-10-2012
El
9 de enero de 2012, en la página 22 de El Tribuno bajo el título: “La
identificación biométrica en el país”, explicitaba su significado y alcances, y
la expansión del sistema a la AFIP. En una palabra, a todos los habitantes y
hasta el más recóndito lugar de país (puede consultarse fácilmente por
internet).
Este sistema de identificación recibió el nombre de SIBIOS (Sistema Federal de Identificación Biométrica).
Este sistema de identificación recibió el nombre de SIBIOS (Sistema Federal de Identificación Biométrica).
Peligros
Es
de destacar que el propio Reino Unido de Gran Bretaña, hace más de dos años
desmanteló un sistema parecido ante la insostenible presión pública que lo
catalogó como un programa invasivo de la intimidad de las personas (Katitza
Rodriguez Electronic Frontier Foundation).
En
la justificación de su implementación se esgrime que “el sistema mejora la
seguridad y puede controlar a los delincuentes”. (Discurso de la Presidente
Cristina Fernández del 7/11/11, en el anuncio de su implementación).
Ante ello es preciso preguntarse: ¿Dónde queda la libertad y privacidad de los no delincuentes?.
Ante ello es preciso preguntarse: ¿Dónde queda la libertad y privacidad de los no delincuentes?.
Este
SIBIOS creado por Decreto N: 1266/11 para “enriquecer” el Registro Nacional de
las Personas (RENAPER) debe relacionarse con la Ley 26.734, denominada “ley
Antiterrorista”, que reformó el Código Penal (aprobada en tiempo récord por
ambas Cámaras en diciembre de 2011) .
Esta
ley fue pedida por el Departamento de Estado de EEUU a través del Grupo de
Acción Financiera (GAFI).
Es
una herramienta jurídica destinada a “criminalizar las protestas sociales” al
categorizar a la “protesta” como un delito. Además esta herramienta jurídica es
una eficaz arma de atemorización, disuasión y desintegración de los lazos de
las redes sociales.
Curioso
Inaugurando
esta herramienta la Sra. Presidente el 8 de abril de 2012, pidió a los jueces
que “agarren el código penal, identifiquen a los que hacen estos actos y actúen
en consecuencia” en razón de que el 2 de abril hubo un “acto de vandalismo” por
quienes se “visten con ropaje pseudorevolucionario y en plena democracia, con
plena libertad, como nunca antes se ha visto, sucedan estas cosas” frente a la
Embajada del Reino Unido de Gran Bretaña. Allí un grupo de manifestantes
repudiaron la presencia de empresas inglesas en el país y prendieron fuego a
banderas británicas.
Cacerolazos
Es
decir, que por aplicación de la ley 26.734 en base a los datos de las personas
recopilados en el Renaper por el Sistema SIBIOS, en cualquier intento de queja
en la geografía argentina y por cualquier tema, están supercontrolados e
“identificados” en forma fehaciente e indubitable todos sus participantes.
La
anticipación en la preparación de este “arsenal informático jurídico” por parte
del Gobierno Nacional, hace suponer, sin lugar a dudas, que la previsión y
tratamiento de estallidos de conflictos sociales en nuestro país, ya se
encuentra previsto en varios capítulos atrás del manual de procedimientos que
se aplica a rajatabla en pos de objetivos totalmente desconocidos por el
dislocado pueblo argentino.
Si
los datos que el sistema recopila son puestos en manos de “Vatayones
Militantes”, las consecuencias no hace falta que sean esclarecidas. Los
lectores de esta columna sabrán entenderlo perfectamente.
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