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miércoles, 10 de abril de 2019

Involución social ciudadana


Adiós a la privacidad otra vez: se viene el sistema de reconocimiento facial en las calles
Lo anunció el vicejefe de Gobierno/ministro de Seguridad. Entrará en vigencia el 23 de abril. Por qué es un atentado a la intimidad de las personas (todas)
Por Nicolás Lucca 4 de abril de 2019
Ahora que el contador Diego Santilli anunció que se utilizará un sistema de reconocimiento facial para la detección de delincuentes "con pedido de captura" y que el mismo entrará en vigencia en tan sólo unos días –23 de abril–, vale la pena aclarar algunas cosas. Antes que nada, entiendo el jolgorio y la algarabía de quienes celebran cualquier medida que contribuya a la disminución del crimen, pero cualquier medida puede convertirse en una medida peligrosa.
"Es sólo para aquellas personas que están siendo buscadas por la Justicia", aseguró Diego Santilli en su exposición ante el Primer Congreso Internacional sobre Delito Transnacional. Una medida espectacularmente bienvenida en una ciudad que no tiene policías, porque el sistema de identificación facial a través de una cámara callejera requiere que el ciudadano a detener se encuentre, precisamente, en la calle. Y todos sabemos que no hay mejor lugar para que un policía nos haga sentir su presencia que la calle. El problema radica en que, en el afán de identificar a uno, nos identificarán a todos. No hay forma de que así no sea desde el momento que nuestra foto se encuentra en un pasaporte o documento nacional de identidad –creado bajo el amparo de la Ley de Identificación, Registro y Clasificación del Potencial Humano de la Nación bajo la dictadura de Onganía y que no existe en todos los países del mundo– y desde el momento mismo en que, para poder reconocer un rostro, hay que revisar todos.
Siempre puede ser peor. Hace tan sólo un mes, la ministro de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, contaba que, si fuera por ella, el registro de ADN debería ser para todos los habitantes de la Argentina y no tan sólo para quienes hayan delinquido. Hubo que explicar que el ADN no es la huella dactilar del siglo XXI, que la tecnología no siempre es buena y, fundamentalmente, que toda medida invasiva que permitimos "porque el gobernante nos cae simpático" es una puerta abierta a su uso de parte de un futuro gobernante despótico, en un país con tan poca memoria que cree que el pasado nunca podría volver a ocurrir.
En Gales, en mayo del año pasado, la Policía quiso probar el sistema de detección facial en un partido de fútbol. El resultado fue desastroso: 92% de falsos positivos. Imaginemos que casi 10 de cada 10 personas podrían ser detenidas. Sin embargo, el efecto provocado por el sistema de reconocimiento facial masivo en China hace que a cualquier autoridad se le haga agua la boca: en el gigante asiático, con 1.339 millones de habitantes, cuenta con 176 millones de cámaras y un registro de identificación facial que monitorea absolutamente todo y, hasta ahora, "sólo fue utilizado para capturar delincuentes". Nadie tiene en cuenta que en China no gobierna precisamente una democracia y que ser opositor al régimen es un delito que se pena con prisión, si se tiene suerte. Una prueba más de que la tecnología deja de ser una buena herramienta en las manos equivocadas.
Lo curioso es que cuando políticas similares son aplicadas por otros signos políticos, la reacción es más fácil, más directa. No debería atemorizarnos las simpatías políticas: una mala idea no tiene color. En 2011 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lanzaba el SIBIOS, Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad. Algunos pusimos el grito en el cielo, otros lo justificaron, pero nada pasó. Ni siquiera hubo una reacción cuando el entonces ministro Florencio Randazzo firmó un acuerdo de colaboración para "implementar más tecnología biométrica" en bases de datos con la potencia internacional de los derechos humanos: Cuba.
La tasa de criminalidad de la ciudad de Buenos Aires se encuentra en niveles anteriores a la creación de la Policía Metropolitana allá por 2008. Podría tratarse de un dato meramente estadístico si no fuera por un detalle que no es menor: en 2016 la ciudad de Buenos Aires recibió el traspaso de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Policía Federal. O sea, todas las comisarías, agentes, oficiales y presupuesto correspondiente. El Jefe de Gobierno porteño presentaría esa suma de oficiales de policía como un logro de su gestión luego de dar un largo listado de bondades en materia de seguridad que hizo que uno se pregunte para qué desplazó al ministro anterior si hizo todo bien. Todo esto fue ante la legislatura porteña presidida por el mismo hombre que ahora oficia de ministro de Seguridad sin dejar de ser vicejefe de Gobierno.
Sí, los porteños somos de darnos todos los gustos y tenemos al frente de una fuerza del Poder Ejecutivo al presidente del Poder Legislativo. Y como somos de empacharnos, no pusimos a cualquiera al frente de la seguridad: elegimos un contador público. Podríamos haber optado por un licenciado en Ciencias de la Seguridad, un abogado, un ex miembro de las fuerzas de seguridad, todo dependiendo de qué esperamos de nuestra policía. Bueno, no sabemos qué espera el jefe de Gobierno, pero puso a un contador.
El problema en materia de seguridad siempre es la prevención, algo que en Buenos Aires nos acostumbramos a que no exista hace años. Miles de cámaras por todos lados y ninguna sirve para otra cosa que para cobrar multas. ¿Quién las monitorea? Cada vez que se comete un hecho delictivo el fiscal pide a las autoridades la remisión de las cámaras y, casualmente, allí está registrado el hecho delictivo. ¿Nadie pudo verlo? ¿Para que tenemos las cámaras si no podemos evitar que un ciudadano que pagó por ellas pase un momento espantoso? ¿Para identificar la cara de un motochorro que usa casco? Bueno, ahora se les dará un nuevo uso.
No faltará quien venga a decir que "quien nada oculta nada teme". Permítanme decir de antemano que el que nada oculta tiene una vida aburridísima pero, más allá de eso, de mi vida muestro lo que quiero y a quien quiero. Del mismo modo que en las redes sociales elijo qué mostrar y qué no, el Estado no tiene por qué saber si me gusta comer, qué hago los sábados a la noche con cinco personas entrando a un bar, con quién me junto ni cada cuánto lo hago. Del mismo modo, no quiero que mañana tenga que presentarme ante la AFIP para explicar cómo es que terminé comiendo en Puerto Madero si mi sueldo no alcanza para pagar un sánguche de bondiola en la Costanera. ¿Emboqué las cuatro cifras a la cabeza de la nocturna nacional? ¿Me regalaron una cena por mi cumpleaños? ¿Soy amigo del dueño? ¿Qué te importa? Y si así y todo creemos que hay peores monstruos que la AFIP, deberíamos tener presente que en este país se ha llegado a hackear a la mismísima ministro de Seguridad. Imaginemos que todos los datos recolectados son sustraídos por cualquier persona con ganas de joder y hacerse de unos pesitos extorsionando.
Antes nos reíamos para no llorar de que quienes vivíamos tras las rejas éramos los ciudadanos "de bien". Ahora podemos modernizarlo: los que no cometemos delitos salimos a la calle con pasamontañas para que no nos jodan. ¿Tan difícil es que un policía detenga a un delincuente en vez de decirle a una víctima "sí, ya sé quien fue, porque lo vi robar varias veces hoy"? Me pasó a mí, no me lo contaron. Tampoco es tan difícil que los policías asignados a las paradas en esquinas estén en esas esquinas y no tomando café dentro del bar. Lo veo todas las noches, no me lo contaron. Mucho menos es difícil encontrar a alguien que tenga idea de cómo funciona una fuerza de seguridad.
Siempre es bueno recordar que lo que ayer fue delito hoy no lo es y mañana puede volver a serlo. ¿Seguimos dejando herramientas para que a la desgracia de un déspota tengamos que sumarle que tiene todo servido para hacer lo que quiera? Nadie tiene la suerte comprada. Tampoco los países.

La UE avanza hacia las tarjetas de identificación nacionales biométricas universales
Publicado por Melvecs
La tendencia hacia la identificación biométrica universal está avanzando. Europa pronto sumará su población a los aproximadamente 3.6 mil millones de ciudadanos en todo el mundo que llevarán una tarjeta de identificación nacional biométrica para 2021. Además, la ONU ha ordenado que toda la humanidad sea identificada para 2030. Este es un elemento esencial para implementar la tecnocracia mundial.
La Comisión Europea ha propuesto una serie de nuevas medidas destinadas a "negar a los terroristas los medios para actuar", que incluyen la inclusión obligatoria de dos datos biométricos (huellas dactilares y una imagen facial) en todas las tarjetas de identificación y documentos de residencia para ciudadanos de la Unión y sus familiares. por los Estados miembros de la UE.
Según la propuesta de la Comisión: "Hasta 370 de los 440 millones de ciudadanos en 26 Estados miembros (DK [Dinamarca] y el Reino Unido no emiten tarjetas de identificación) podrían poseer tarjetas de identificación nacionales", aunque "la titularidad de la tarjeta de identidad es común y obligatoria en 15 Estados miembros" y hay otros cinco Estados miembros en los que los ciudadanos "están obligados a tener un documento no específico con fines de identificación. En la práctica, esto con mucha frecuencia es una tarjeta de identidad".
La medida esencialmente tiene como objetivo la toma de huellas dactilares de la mayoría de los ciudadanos de la UE, lo que complementará la toma de huellas dactilares de los ciudadanos no pertenecientes a la UE según lo exige el Sistema de Información de Visas (VIS), para aquellos que requieren una visa para ingresar al bloque, y según lo previsto por la Entry / Exit System, que conservará las huellas dactilares de casi todos los ciudadanos no pertenecientes a la UE exentos de los requisitos de visa.
Un documento publicado junto a las propuestas de estados (énfasis agregado):
"Se estima que 80 millones de europeos actualmente tienen tarjetas de identificación que no se pueden leer en la máquina sin identificadores biométricos. Dado que muchas de las medidas de seguridad de la UE se basan en documentos seguros de viaje e identidad, como los controles sistemáticos realizados en las fronteras exteriores de todos los ciudadanos que utilizan el Sistema de Información Schengen, esto crea una brecha de seguridad, debido al mayor riesgo de falsificación y fraude de identidad. También conlleva dificultades prácticas para los ciudadanos al viajar o trasladarse a otro Estado miembro.
Por lo tanto, la Comisión propone medidas para reforzar las características de seguridad de las tarjetas de identificación y los documentos de residencia de los ciudadanos de la UE y sus familiares que no pertenecen a la UE. Los documentos más seguros mejorarán la gestión de las fronteras exteriores de la UE, aumentarán la protección contra la falsificación y el fraude de documentos y harán más difícil el uso indebido o la copia de dichos documentos. Esto beneficiará la seguridad de todos los ciudadanos, autoridades públicas y empresas".
Se han presentado propuestas para nuevas reglas sobre tarjetas de identificación nacionales junto con las medidas propuestas para facilitar el acceso transfronterizo a la información financiera para las autoridades policiales; hacer más difícil la adquisición de precursores de explosivos; y por controles más estrictos en la importación y exportación de armas de fuego.
La Comisión también publicó ayer una propuesta de nuevas reglas que permite un acceso transfronterizo más fácil a las "pruebas electrónicas" para las autoridades policiales y judiciales, con las medidas descritas por las organizaciones de la sociedad civil EDRi como "maximizar los riesgos de violaciones de derechos fundamentales".



La identificación biométrica en el país
Por Javier  Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 09.01.12

A partir del 3 de enero ya contamos en nuestra provincia con los DNI "cero año" (ver más información en El Tribuno del 3/1/12, pág. 17). ¿Qué significa realmente este "gran avance" en la identificación de las personas que incluye la denominada captura digital?
Significa la identificación biométrica desarrollada en los EEUU por los servicios de inteligencia para distinguir a supuestos delincuentes terroristas de manera rápida y certera.
Antecedentes
En EEUU se lo denominó Next-Generation Identification (NGI) y fue desarrollado por Lockheed Martin, partiendo de la identificación del iris del ojo, la huella digitalizada, el rostro biométrico, las venas de la parte superior de la mano, etc.

Hoy puesto en práctica por la novísima ley marcial norteamericana, la National Defense Authorization Act (NDAA), la que habilita la detención a cualquiera y en cualquier parte, indefinidamente (es casi equivalente a la figura de "A Disposición del PEN" de la dictadura argentina).

Nick Megna (consultor biométrico del FBI) sostiene que el NGI posibilita "identificar en pocos minutos a individuos desconocidos, facilitando el trabajo del FBI en la identificación de supuestos delincuentes en el marco de la lucha contra el crimen".

En nuestro país, según el decreto 1766/2011, recibió el nombre de Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad (Sibios). Fue anunciado por la propia Presidente, quien sostuvo que este sistema "es un empecinamiento personal porque significa un salto cualitativo en la lucha por la seguridad y contra el delito". Destacó el bajo costo del sistema y agradeció la "colaboración prestada por la República de Cuba (¿?), ya que el mismo se desarrolla en el Ministerio de Seguridad bajo el asesoramiento de especialistas cubanos. Destacó que "el sistema Sibios ya contiene los datos de 13 millones de argentinos, no pudiéndose haber hecho de golpe por temor a un colapso. Pero en el plazo de dos años los 40 millones o más de argentinos serán identificados". (Ver más información en el diario Página 12 del 7-11-2011).

Para ello se cuenta con el soporte del software del Sistema Automatizado de Huellas Digitales (AFIS) que procesa registros patronímicos y biológicos, integrado a la Oficina Nacional de Tecnologías de Información (ONTI) dependiente de la Jefatura de Gabinete (Abal Medina).
Slim Telecomunicaciones brindará el asesoramiento necesario en materia de pautas de estandarización y compatibilidad de equipamiento, plataformas de hardware y software, atendiendo a fortalecer la operatividad y eficiencia funcional del sistema para lograr las respuestas a las consultas biométricas en tiempo real.

A partir del 1 de enero, cada hospital y clínica del territorio nacional cuenta y/o contará con un equipo de toma de datos biométricos para identificar a cada recién nacido.
AFIP
Ya el 23 de abril de 2010, por medio de la resolución general 2811, el sistema recaudatorio argentino se adelantaba a lo expuesto, con la creación del Registro Tributario de Aceptación de Datos Biométricos, involucrando a más de 7 millones de contribuyentes.
Todos sospechosos
El Sibios parece ser un decisivo paso en el censo y control social del "ganado" humano, ensamblado en la reciente ley antiterrorista, por la que ahora con la excusa de "prevención" somos todos sospechosos, monitoreados por los cada vez más sofisticados sistemas de control de la cárcel sin muros de vigilancia permanente en la que poco a poco estamos inmersos.




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