Para cambiar algo es necesaria una férrea voluntad de cambio que no tema enfrentar los sacrificios y las privaciones necesarias e inevitables. Pero eso se hace cuando hay objetivos y valores que defender. Únicamente las comunidades fuertemente conscientes de los valores imprescriptibles y permanentes que NADIE puede cambiar ni desdeñar, porque son eternos y vitales son capaces de gestar una verdadera Revolución que reforme y re-encause una sociedad que ha perdido el rumbo.
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