"LOS
SOSPECHOSOS DE SIEMPRE"
Por
Gabriela Pousa
“El
mejor modo de conocer un país es averiguar cómo se trabaja
en él, cómo se ama y cómo se muere. En nuestro país todo
eso se hace igual, con el mismo aire ausente. Es decir, que se
aburre uno y se dedica a adquirir hábitos. Los deseos de la
gente joven son violentos y breves, mientras que los mayores
trabajan para enriquecerse. Pero hay países donde la gente
tiene la sospecha de que existe otra cosa. Aquí todo se hace
sin darse cuenta, hasta morir es una dificultad. Nunca es
agradable estar enfermo pero hay países que nos sostienen en
la enfermedad. Pero aquí la importancia está en hacer
negocios”
Extraído
del libro “La Peste” de Albert Camus
Como
si un instante pudiera sintetizar una eternidad, como si una
crónica periodística pudiese alterar la realidad, así se
vive en la Argentina a finales de 2013. Con dificultades que
exceden la lógica y se adentran en un abismo de marginalidad.
Todo está presto para el negociado espurio, nada está dado
para el trabajo honesto. Se ha impuesto la cultura del menor
esfuerzo con siniestra majestuosidad.
Es
por eso que un cambio insustancial de ministros despierta
voces esperanzadas en la nada, y un fin de semana largo es
vendido como reflejo de una década ganada… Sólo la débil
memoria de los argentinos puede permitir eso. Si acaso el
recuerdo de aquel fatídico 2001 sirviera para que la
experiencia torciera el destino sería propicio insistir con
estas crónicas…
Pero
después de publicadas, también se modificó la escenografía
y paradójicamente o no, asumió un tal Jorge Milton
Capitanich la jefatura de ministros. Era otro calendario y
otro el jefe de Estado pero al frente del equipo, estaba el
mismo.
Ningún
homónimo, exactamente idéntico funcionario que respaldó la
gestión de Sandra Mendoza al frente del ministerio de Salud
del Chaco cuando las muertes por dengue crecieron
exponencialmente. Capitanich sí, aquel que llevó a sus hijas
adolescentes de veraneo a Panamá en el avión de la gobernación,
aduciendo que aprovechó para hacer un control técnico que
jamás se realizó. Es ese Capitanich que ahora algunos creen
ha de salvar al país…
Pero
Argentina es o debiera ser mucho más que un teatro de
mediocres actores recitando guiones plagiados al pasado. La
vuelta de la Presidente apenas modificó la escenografía. Un
par o dos de pinceladas sobre paredes raídas no alcanza,
aunque enseguida se escuchen voces de algarabía sostenidas en
espejitos de colores y aplausos de cotillón. Sigue el viejo
espectáculo maniqueo convocando al tedio.
Posiblemente
la crisis de hoy sea distinta a la de comienzo de siglo, otro
contexto, otras causas pero la comandan los mismos que nunca
solucionaron un ápice, y que en muchos ocasiones empeoraron
la situación. ¿En qué sustentar pues las esperanzas?
Las
proyecciones con base en datos fácticos, en evidencias empíricas
y en cuentas sin dibujos acrobáticos muestran un país en caída
libre. Posiblemente los tiempos no puedan determinarse como
antes ya que es dable reconocer que, en los últimos años, ha
habido un porcentaje de argentinos que han ganado más dinero
de lo esperado.
Pero
es el país de los contrastes donde también ha habido un
porcentaje similar de ciudadanos – que deberían ser
contemplados en el contexto de las políticas igualitarias que
tanto vocifera el kirchnerismo en su relato -, que han tenido
que mudar a las villas, su decencia, sus naderías…
La
ONG Techo comprobó durante un trabajo de campo realizado en sólo
siete provincias, la existencia de 1.834 asentamientos, donde
malviven más de dos millones y medio de personas. Y Chaco no
es excepción a ello, al contrario. El pleno empleo que se lee
en ciertas estadísticas tiene la certeza de los índices de
inflación que dejara Guillermo Moreno como corolario de la
desidia.
En
ese contexto, proyectarse a la presidencia por el simple hecho
de haber sido designado jefe de un gabinete escindido no tiene
mucho sentido, como tampoco lo tiene vislumbrar cambios en un
gatopardismo comprobado hasta el hartazgo.
El
circo no se renueva. A lo sumo, los payasos ensayan
nuevas morisquetas. Algunos se van pero dejan sus huellas muy
parecidas a esas llagas que permanecen abiertas…
Moreno
, sin ir más lejos, no se va por sus fracasos sino por los
fracasos del matrimonio Kirchner. En poco tiempo se comprenderá
que el ex Secretario de Comercio no fue sino un soldado, el más
brutal quizás pero un soldado, ni siquiera un general con
propia tropa a su mando. Y las extorsiones y los aprietes
tuvieron su razón de ser en empresarios que se dejaron
apretar y extorsionar vaya a saber por qué…
Lo
cierto es que frente a la derrota, deciden suavizar modos no métodos,
y eso corrobora la continuidad del actual estado de cosas.
Temer
ahora al comunismo que dice representar Axel Kicillof es
ingenuo porque el nuevo ministro no hará sino
implementar los caprichos que le indiquen desde Olivos. El
problema no es Marx, ni Keynes, ni Chávez, el problema es el
kirchnerismo. El kirchnerismo con su modelo nacional y popular
impuesto por Nestor Kirchner primero, y profundizado por
Cristina Fernández luego.
Ese
modelo que persigue la pobreza del pueblo en detrimento de la
riqueza del poder, el modelo que multiplica, simultáneamente,
habitantes en la Villa 1-11-14 y en Puerto Madero y El
Calafate. No quieren la revolución del Che sino la
revolución de guante blanco , donde el revolucionario
redentor es el mismo personaje que dirigió el gabinete de
Duhalde cuando se produjo la mayor devaluación.
No
es la metodología marxista de Lenin y Stalin sino la
metodología de usura y apropiación de Cristóbal López y Lázaro
Báez. Es otra vuelta de “robo para la corona”. No son los
bolcheviques de Leningrado sino los “pibes” de barrios
privados que, no usando corbata, se creen liberados de formas
y mandatos…
En
ese ámbito estamos, girando en un círculo vicioso donde
aumenta cada vez más la brecha que hay entre la sociedad y el
‘comando presidencial’.
Cristina
sigue actuando coyunturas. Cristina sigue sacándose fotografías…
Así concibe la historia de la Argentina: como un álbum
de imágenes sueltas que no cuentan una trama verdadera.
Aquella instantánea, por ejemplo, donde pudo vérsela
embarrada en Tartagal, Salta, después de un alud, puede
volver a sacarse hoy día porque nada ha variado en esa
geografía.
Cada
foto es una asignatura pendiente que se suma a otras tantas.
Para la jefe de Estado todo empieza y termina cuando se abre
el obturador de la cámara. Mientras, la gente vive la película
sin pausa, sin tregua, sin intervalo siquiera…
La
reciente aparición de la dama dando un discurso en un balcón
interno de Balcarce 50, es el símbolo más perfecto de su
proyección. Afuera hay un mundo que no mira. Afuera está la
sociedad sin militancia, la que muy posiblemente vaya una
semana a la costa atlántica pero sólo porque sabe que los
pesos después no le servirán para nada.
No
se trata, en definitiva, de bonanzas sino de desesperanzas, de
dar por perdida la ilusión de un cambio que permita proyectar
una vida y no apenas una estadía. Pequeñas grandes
diferencias que la mandataria no está dispuesta a ver ni
mucho menos a asumirlas…
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