Últimos decubrimientos de esta prometedora tierra, indicadores de una transformación de corto plazo.
El Hielo perdido en la Antártida no es por el
calentamiento global sino por el calor de un volcán bajo el hielo
Cito los
aspectos más importantes de la noticia que a más de uno a dejado a cuadros,
sobre todo a los investigadores y a los defensores y los alarmistas del cambio
climático.
Además
nótese que la noticia omite casi en su totalidad que el volcán está activo:
"volcan humeante". Sencillamente un volcán humeante es un volcán
activo, no tiene más vuelta de hoja, pero la noticia con fuente de europa
press, solo hace una única mención escueta al aspecto más importante de la
noticia, luego la manipula y desvia la atención hacia las opiniones de los
científicos que se han dado de bruces con este hallazgo incómodo.
Descubren
un volcán a un kilómetro bajo el hielo de la Antártida Occidental. Su calor
puede aumentar la tasa de pérdida de hielo de una de las principales corrientes
de hielo del continente.
Investigadores
informan en la edición digital de este domingo de la revista 'Nature Geosciene'
del descubrimiento de un nuevo volcán humeante a un kilómetro bajo el hielo de
la Antártida Occidental, al que todavía no han dado nombre.
Los
científicos, que no estaban trabajando para descubrirlo, sino que estudiaban
otras cuestiones cuando lo hallaron, hablan de la posibilidad de que su calor
aumente la tasa de pérdida de hielo de una de las principales corrientes de
hielo del continente.
"En
estos mapas, se puede ver que hay elevación de la topografía del manto en la
misma ubicación donde se producen los eventos sísmicos", dice Lough, quien
añade que las imágenes de radar también revelan una capa de ceniza enterrada
bajo el hielo.
Una
erupción subglacial y el flujo de calor del que va acompañada fundirán una gran
cantidad de hielo."El volcán creará millones de galones de agua bajo el
hielo", dice Wiens. Este agua se precipitará bajo el hielo hacia el mar y
alimentará la cuenca hidrológica de la corriente de hielo MacAyeal, una de las
varias corrientes principales que drenan hielo de la Tierra de Marie Byrd en la
plataforma de hielo de Ross.
Por la
lubricación de la roca madre, permitirá acelerar el flujo del hielo
suprayacente, tal vez aumentado la tasa de pérdida de masa de hielo en la
Antártida Occidental. "No esperábamos encontrar nada como esto",
reconoce Wiens.
Autor:
Skiper
Descubren un volcán a un
kilómetro bajo el hielo de la Antártida Occidental
Lo
encontraron por sorpresa
Su calor
puede aumentar la tasa de pérdida de hielo
17.11.13
| 19:11h. Informativos Telecinco | MADRID
Investigadores informan en la edición digital de
este domingo de la revista 'Nature Geosciene' del
descubrimiento de un nuevo volcán humeante a un kilómetro bajo el hielo de la
Antártida Occidental, al que todavía no han dado nombre. Los científicos, que
no estaban trabajando para descubrirlo, sino que estudiaban otras cuestiones
cuando lo hallaron, hablan de la posibilidad de que su calor aumente la tasa de
pérdida de hielo de una de las principales corrientes de hielo del continente.
En enero
de 2010 un equipo de expertos diseñó dos líneas de investigación con distintos
sismógrafos en la Tierra de Marie Byrd, en la Antártida Occidental, siendo la
primera vez que los expertos desplegaban diversos instrumentos en el interior
del continente para poder operar durante todo el año, incluso en las partes más
frías de la Antártida.
El
sismógrafo matriz usó perturbaciones creadas por terremotos distantes para
obtener imágenes de hielo y roca en lo profundo de la Antártida Occidental. El
objetivo, según explica Doug Wiens, profesor de Ciencias Terrestres y
Planetarias en la Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, y uno
de los investigadores principales del proyecto, era esencialmente medir la capa
de hielo para ayudar a reconstruir la historia climática de la Antártida.
Para
hacer esto con precisión, los científicos tenían que saber cómo respondería el
manto terrestre a una carga de hielo y dependía de si estaba caliente o frío y
líquido o viscoso, por lo que analizaron los datos sísmicos para comprobar las
propiedades del manto. Así, el software automatizado de detección de eventos se
puso a trabajar para identificar los datos de cualquier suceso inusual.
Cuando la
máquina se encontró con dos ráfagas de eventos sísmicos entre enero de 2010 y
marzo de 2011, la estudiante de doctorado Amanda Lough, miró detalladamente
para ver qué estaba sacudiendo. Cuanto más observaron, los investigadores se
mostraron más convencidos de que se trataba de un nuevo volcán que se estaba
formando a un kilómetro bajo el hielo.
Los
eventos sísmicos detectados eran débiles y de muy baja frecuencia, lo que
sugiere que no eran de origen tectónico, puesto que los temblores sísmicos de
origen tectónico de baja magnitud tienen frecuencias de 10 a 20 ciclos por
segundo y este temblor era de 2 a 4 ciclos por segundo.
Para
investigar más a fondo, Lough utilizó un modelo informático mundial de
velocidades sísmicas, que mostró que casi la totalidad de los hechos habían
ocurrido a una profundidad de entre 25 a 40 kilómetros, extraordinariamente
bastante profundo para estar cerca del límite entre la corteza terrestre y el
manto, llamado Moho, lo que posiblemente descarta un origen glacial y pone en
duda uno tectónico.
"Un
evento tectónico podría tener un hipocentro en entre 10 a 15 kilómetros de
profundidad, pero a los entre 25 y 40 kilómetros, es demasiada profundidad",
considera Lough. Un colega sugirió que por la forma de las ondas de las
sacudidas parecían terremotos 'Deep Long Period' o DPLs, que se producen en las
zonas volcánicas y tienen las mismas características de frecuencia y son igual
de profundos.
CENIZA
ENCERRADA EN EL HIELO
Los
sismólogos contactaron con Duncan Young y Don Blankenship, de la Universidad de
Texas, en Estados Unidos, que vuelan aerotransportando un radar sobre la
Antártida para obtener mapas topográficos de la roca madre. "En estos mapas,
se puede ver que hay elevación de la topografía del manto en la misma ubicación
donde se producen los eventos sísmicos", dice Lough, quien añade que las
imágenes de radar también revelan una capa de ceniza enterrada bajo el hielo.
Su mejor
conjetura fue que provenía de Monte Waesche, un volcán existente cerca del
Monte Sidley, pero los científicos no saben cuándo estuvo activo y la capa de
ceniza establece la edad de la erupción en hace 8.000 años. "La mayoría de
las montañas en la Antártida no son de origen volcánico, pero la mayor parte de
esta zona lo son", señala Wiens, añadiendo que es probable que haya un
punto caliente en el manto que produce magma muy por debajo de la superficie.
"No
hay una seguridad total de qué causa DPL -subraya Lough-. Creo que varía según
el complejo volcánico, pero la mayoría de la gente piensa que es el movimiento
de magma y otros fluidos lo que conduce a las vibraciones inducidas por la
presión en las grietas dentro de los sistemas volcánicos e hidrotermales".
Según Lough,
como el radar muestra una montaña bajo el hielo, es posible que haya habido una
erupción en el pasado. Los investigadores calculan que se necesitaría una gran
erupción, una que libere un millar de veces más energía que una erupción
típica, para romper el hielo sobre el volcán. Una erupción subglacial y el
flujo de calor del que va acompañada fundirán una gran cantidad de hielo.
"El
volcán creará millones de galones de agua bajo el hielo", dice Wiens. Este
agua se precipitará bajo el hielo hacia el mar y alimentará la cuenca
hidrológica de la corriente de hielo MacAyeal, una de las varias corrientes
principales que drenan hielo de la Tierra de Marie Byrd en la plataforma de
hielo de Ross.
Por la
lubricación de la roca madre, permitirá acelerar el flujo del hielo
suprayacente, tal vez aumentado la tasa de pérdida de masa de hielo en la
Antártida Occidental. "No esperábamos encontrar nada como esto",
reconoce Wiens.
Registran sismo de magnitud
6,8 en Océano Atlántico Sur
Fuerte
sismo de magnitud 6,8 registrado en Océano Atlántico Sur. (Foto: Archivo)
Hay pocas
probabilidades de que el terremoto, que sucedió a las 03H34 GMT del sábado,
provoque daños o heridos debido a su aislada localización, aseguró el Instituto
Geofísico de Estados Unidos.
El
Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) informó
la noche del viernes que un fuerte sismo de magnitud 6,8 fue registrado en una
remota zona del Mar de Scotia, situado entre el extremo de Sudamérica y la
Antártida.
Hay pocas
probabilidades de que el terremoto, que sucedió a las 03H34 GMT del sábado,
provoque daños o heridos debido a su aislada localización, aseguró el USGS.
Capturan en la Antártida a
dos neutrinos llegados del espacio exterior
Las dos partículas subatómicas que fueron atrapadas
por el complejo IceCube, una estructura científica enterrada a dos kilómetros
de profundidad en el hielo polar, tienen una carga energética nunca vista
+ Daniel
Mediavilla/esmateria.com - 18.11.2013
Este año,
en una gigantesca trampa horadada en el hielo en la Antártida, quedaron
atrapados Epi y Blas, los dos neutrinos más energéticos conocidos hasta
la fecha.
Después de muchos meses de investigación, aún no se sabe con seguridad de dónde proceden, pero se sospecha que estos dos espías cósmicos han viajado largas distancias desde las inmediaciones de algún monstruo del universo como los agujeros negros o las supernovas.
Después de muchos meses de investigación, aún no se sabe con seguridad de dónde proceden, pero se sospecha que estos dos espías cósmicos han viajado largas distancias desde las inmediaciones de algún monstruo del universo como los agujeros negros o las supernovas.
Este
origen exótico viene escrito en su nivel de energía. Normalmente, los neutrinos
que llegan a la superficie terrestre, se producen unos pocos kilómetros más
arriba, fruto del choque de los rayos gamma que llegan desde el espacio.
Esos neutrinos tienen energías de entre uno y 10 TeV (teraelectronvoltio), 100 como mucho. Epi y Blas, sin embargo, llegaban a los 1.000, algo que indica que son fruto de algún fenómeno mucho más poderoso.
Esos neutrinos tienen energías de entre uno y 10 TeV (teraelectronvoltio), 100 como mucho. Epi y Blas, sin embargo, llegaban a los 1.000, algo que indica que son fruto de algún fenómeno mucho más poderoso.
El interés de los
neutrinos como
mensajeros del espacio profundo es su sigilo. Su falta de carga eléctrica hace
que no se vean afectados por la fuerza electromagnética, convirtiéndolas así en
unas partículas poco sociables.
Además,
en los niveles de energía en que se mueven, la gravedad tampoco les afecta con
lo que pueden viajar millones de kilómetros atravesando estrellas, planetas o
el propio vacío interestelar sin inmutarse.
Esto los
diferencia de otros correos del espacio como los rayos cósmicos. Estas
partículas son las más energéticas que se conocen. No se sabe qué tipo de
objetos pueden acelerarlas hasta las velocidades a las que impactan contra la
atmósfera y como están cargadas, se ven afectadas por los campos magnéticos de
nuestro planeta y no es fácil determinar su origen.
“Cualquier
acelerador (un agujero negro o una supernova) que produce hadrones de alta
energía producirá, casi con total seguridad, neutrinos ultraenergéticos como
derivado”, explica Jakob van Santen, uno de los investigadores que trabajan con
los datos del IceCube construido a unos dos kilómetros de profundidad bajo el
hielo antártico.
Como los
neutrinos son unas partículas asociales, no se dejan absorber o desviar por otros
objetos y “pueden servir para conocer el origen de los rayos cósmicos y
averiguar qué tipo de fuentes los producen”, afirma el investigador de la
Universidad de Wisconsin.
Los
neutrinos son mensajeros que pueden resultar muy útiles, pero como se ha comentado,
son extremadamente escurridizos. Para capturarlos se construyó IceCube,
el descomunal detector de neutrinos compuesto por 5.000 dispositivos ópticos
enterrados en hileras como si fuesen collares de perlas en 86 agujeros
perforados con agua caliente.
Allí, a
profundidades que van del kilómetro y medio a los dos kilómetros y medio, se
insertaron aquellas ristras de detectores para que después el hielo las
volviese a cubrir creando una trampa en la que es posible capturar a los
neutrinos. Esto sucede cuando, muy de vez en cuando, un neutrino impacta contra
un átomo de hielo y produce un destello que queda registrado en los detectores
ópticos.
Bautizo
errado
Epi y Blas (en realidad Bert y Ernie, las versiones anglosajonas de los personajes de Plaza Sésamo) quedaron retratados en esta maraña de dispositivos enterrados en el hielo. El nombre se le ocurrió a Van Santen, que no quería asignar el habitual número a dos partículas tan especiales. Una de ellas recibió el nombre de Epi (Bert), porque aterrizó en una dirección más horizontal.
Epi y Blas (en realidad Bert y Ernie, las versiones anglosajonas de los personajes de Plaza Sésamo) quedaron retratados en esta maraña de dispositivos enterrados en el hielo. El nombre se le ocurrió a Van Santen, que no quería asignar el habitual número a dos partículas tan especiales. Una de ellas recibió el nombre de Epi (Bert), porque aterrizó en una dirección más horizontal.
Blas
(Ernie), el personaje de la cara alargada, llegó en una trayectoria más
vertical y era ligeramente más grande. Lo curioso del asunto es que Van Sant,
acostumbrado a trabajar en un campo que requiere una gran precisión, se
confundió en el bautizo y asignó el nombre del teleñeco de cara alargada al
neutrino más horizontal y viceversa. Para entonces, según explica el
investigador, era demasiado tarde: “El nombre había calado”.
Ahora,
los investigadores que trabajan en IceCube tratarán de asegurarse de que Epi y
Blas y otros neutrinos ultraenergéticos que están cayendo en sus redes proceden
de fuentes astronómicas.
Después,
poco a poco, tratarán de resolver el misterio de su origen concreto. Los
neutrinos, esos fantasmas a los que parece que todo lo que sucede en el
universo les resbala, pueden empezar a revelar algunos de los misterios más
intrincados sobre los grandes monstruos del cosmos.
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