La City: el poder invisible de Reino Unido
- NUEVO IMPERIO BRITÁNICO El sector financiero permite a Londres mantener su influencia en todo el mundo.
El sector financiero británico emplea a dos millones de personas. Buena parte de ellos trabaja en la milla cuadrada de Londres que ocupa la City.Dreamstime
POR Roberto CasadoLondres
Actualizado: 27/07/2016
La independencia de India en 1947 es para muchos el momento simbólico que marca el final del Imperio Británico.A partir de entonces, un Reino Unido agotado por las dos guerras mundiales se dedicó a recomponer su economía -basándose en las industrias nacionalizadas- y a edificar un sistema de protección social -ampliando el alcance de la sanidad pública y las pensiones-.
Fuente: Libro "The City", de Tony NorfieldInfografía Expansión
Esa etapa de proteccionismo acabó en los años ochenta con la llegada de Margaret Thatcher al poder. Las privatizaciones de empresas estatales, la liberalización de los mercados y la apertura a la inversión extranjera permitió el renacimiento de la City de Londres como "el preminente centro financiero internacional", según escribe Tony Norfield en un libro dedicado a explicar la importancia global del clúster de bancos e inversores ubicados en la capital británica.
"A primera vista, parece difícil ese rol de Londres, ya que la Reserva Federal estadounidense (Fed) juega un papel crítico para los mercados financieros internacionales, marcando los tipos de interés y determinando la oferta de la principal moneda de reserva internacional, el dólar. Las bolsas de Nueva York y Chicago son las mayores para el trading de acciones. Pero Londres es de lejos el mayor centro para la negociación de divisas, de derivados, de préstamos bancarios internacionales y de bonos", afirma Norfield en The City, London and the Global Power of Finance.
- Título: 'The City. London and the Global Power of Finance'
- Autor: Tony Norfield
- Editorial: Verso Books
- Páginas: 272
- Precio: 20 libras
El autor trabajó durante varias décadas en esta plaza financiera, en firmas como Bank of America, Mitsubishi y ABN Amro. Pero quien espere un libro repleto de anécdotas sobre la supuesta codicia de los banqueros o el ambiente en las salas de trading va a llevarse una decepción. Norfield se centra en un análisis teórico sobre el papel de la City en los flujos financieros internacionales y su impacto en la economía británica.
Quizá su aportación más original es la consideración de la City como "el nuevo e invisible Imperio Británico". Tener esta plaza financiera en Londres permite por un lado que las compañías locales puedan financiarse de manera más sencilla, utilizando esa ventaja competitiva para expandirse por todo el mundo; y además, hace que las compañías e inversores de otros países tengan que pasar por la capital británica para sellar sus operaciones, pagando por el camino las comisiones correspondientes a los intermediarios de la City.
Según Norfield, "la City es parte de un mecanismo por el cual el capitalismo británico opera y extrae ingresos del resto de la economía mundial, algo que define el estatus de Reino Unido como un poder imperialista. Hablar del imperialismo británico puede traer memorias de los virreyes, de los buques de guerra de la Royal Navy y de las tiendas de productos coloniales en todos los pueblos británicos. Pero la relación entre imperialismo y finanzas está lejos de ser sólo de interés histórico".
Londres lidera los mercados de divisas, bonos, derivados y grandes préstamos internacionales
La Tasa Tobin "sería menos efectiva con la economía que la medicina homeopática con un cáncer"
Con dos millones de empleados y aportando un 12% de la recaudación de la Hacienda británica, la industria financiera es especialmente clave para la economía de Reino Unido porque permite paliar su elevado déficit por cuenta corriente, explica el libro. "Los servicios financieros, con la ayuda del sector de seguros, permitieron cubrir más de la mitad del gran déficit comercial de Reino Unido entre 2008 y 2014".
Este poder imperialista de la City y su efecto bonancible en la economía británica no está asegurado para siempre, advierte Norfield. Por un lado, las corrientes de descontento social generadas por la crisis financiera de 2008 y la posterior recesión está detrás de riesgos para la estabilidad política de Reino Unido, como el Brexit (salida de Reino Unido de la Unión Europea) y la posible independencia de Escocia. También ha provocado un endurecimiento de la regulación financiera, que podría llevar al establecimiento de impuestos a las transacciones financieras, aunque Norfield señala que la denominada Tasa Tobin "sería menos efectiva en resolver los problemas económicos que la medicina homeopática lo es para remediar un cáncer o un tumor cerebral".
A nivel global, el crecimiento de China puede erosionar a medio plazo el poder de la City en algunas partes del mundo. "Reino Unido quiere impulsar sus lazos con China, pero este país parece tener una fuerte posición para determinar las reglas del juego fuera de la órbita de las finanzas anglosajonas".
El riesgo del Brexit para el capitalismo londinense
El libro de Tony Norfield fue escrito antes del referéndum del pasado 23 de junio en el que los británicos votaron por el Brexit (salida de Reino Unido de la Unión Europea). Pero el autor adelanta algunas de las consecuencias de la ruptura con Bruselas. "Lo último que las grandes corporaciones británicas querrían es abandonar la UE, por el riesgo de que las relaciones de comercio e inversión se vean afectadas, y por la repercusión en el negocio de la City", escribe Norfield. En su opinión, "un electorado descontento puede encontrar consuelo [al votar por el Brexit] en una política que, irónicamente, supone el regreso a las posiciones de la izquierda en 1975. La posición de muchos en el laborismo y los sindicatos en esa fecha era de rechazo a lo que llamaban la capitalista comunidad europea". Finalmente, un 52% de los votantes en el plebiscito respaldó el Brexit, frente a un 48% partidario de seguir en la UE. Otra potencial consecuencia es que Escocia, que votó en su mayoría por seguir en la UE, intente convocar otro referéndum por la independencia. Según Tony Norfield la anterior consulta de 2014 en la que la secesión no salió adelante por un pequeño margen "fue un golpe para la imagen y consideración de Reino Unido. Si el país no puede manejar sus asuntos internos, su capacidad de intervenir en otros países queda en entredicho".
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