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miércoles, 18 de enero de 2017

Los Mapuche son Chilenos



Es absurdo reconocer a los mapuche porque son chilenos igual que todos
El Premio Nacional de Historia aseguró que el conflicto chileno-mapuche "no es esa cosa tremendista" que se presenta.
Manifestó que visión del pueblo es "conservadora, retrógrada, va hacia atrás".

Publicado: Domingo 19 de agosto de 2012 | Autor: Cooperativa.cl
El historiador Sergio Villalobos, quien obtuvo el Premio Nacional de Historia en 1992, se manifestó contrario a la idea de reconocer al pueblo mapuche en la Constitución. "Lo hallo absurdo, ¡porque son chilenos igual que todos!", declaró.
En entrevista con el diario El Austral, el historiador manifestó que "después de cuatro siglos de evolución ya no son propiamente indígenas, sino que son mestizos chilenos, igual que todos los chilenos".
Villalobos aseguró que el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche "no es esa cosa tremendista que suele presentarse".
Además, formuló que el problema ha sido agrandado por "el Partido Comunista, las tendencias de extrema izquierda, el populismo, los antropólogos, los políticos y los periodistas, que son fabricantes de noticias truculentas".

El historiador manifestó que el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche "no es esa cosa tremendista" que se presenta.
"Los araucanos reciben educación básica, educación media, son profesionales, están en las Fuerzas Armadas, en las municipalidades, en la administración pública, en el Congreso y hay ministros de Estado. Entonces, todo el alegato de discriminación y deuda histórica es falso", manifestó.
El reconocido historiador aseguró que la posición actual de los indígenas es "conservadora, retrógada, va hacia atrás y no reconocen todo lo que se ha avanzado".
Villalobos declaró que la lucha del pueblo mapuche por la reivindicación de tierras "es propio del ser humano, porque el ser humano actúa por resentimiento, por envidia".
Además, aseguró que el Gobierno y la policía no han abusado en su violencia en La Araucanía y que, al contrario, "diría que la ha empleado con excesiva prudencia, con excesiva condescendencia".

Sergio Villalobos: "El mal del pueblo mapuche es creer en la caridad pública"
por Pedro Bahamondes Ch.
El historiador y premio nacional de 1992, Sergio Villalobos, evita utilizar la palabra mapuche y enfatiza en otras como Pacificación y consenso. Recientemente, el también académico de la Universidad San Sebastián sostuvo una dura polémica epistolar con el intendente de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, a quien aconsejó reformar su carta de navegación “si desea tener éxito en un mar tempestuoso”.

¿Cómo analiza el anuncio de la Presidenta Bachelet sobre seguir cediendo tierras al pueblo mapuche?

Primero que todo, llama la atención que la Presidenta y el intendente Huenchumilla sean quienes encabecen estas decisiones. Ninguno de los dos conoce la historia de La Araucanía. Los araucanos, pues no sólo hablamos de mapuches, colaboraron en su colonización y venta de sus tierras. Eso está avalado por la historia.

¿Cómo lo hicieron?

Entre ellos había un grupo llamado por los españoles como indios amigos, pues mantenían relaciones cordiales con ellos. Fueron los mismos quienes les vendieron las tierras y provocaron la autoenajenación. Por eso, que sigan reclamando a pesar de los años me parece francamente insólito.
Pero era la comunidad la que habitaba estas tierras antes de la Conquista…
Estamos de acuerdo en eso, pero durante la Pacificación y Conquista hubo reservas de terrenos destinados para la vida y cultivo de los araucanos que fueron mal aprovechadas. Por eso insisto en lo que digo: fueron ellos quienes renunciaron a consciencia. Esta postura actual no es más que un acto demagógico y poco respetuoso de la historia.

¿No cree que el Estado deba ceder tierras entonces?

Debe hacerlo, sí, pero debiera ser más normado y regularizado.

¿Y cómo llegar a ese consenso? La medida ha sido transversal a las inclinaciones políticas luego del retorno a la democracia…

Ceder tierras es una medida muy antigua. Durante otros gobiernos del siglo XX, como en el de Salvador Allende, lo hicieron por concurso y se pudo comprobar que esos terrenos estaban perdidos. Hablamos de miles de hectáreas mal administradas y que no progresaban en paralelo al desarrollo económico del país. Los araucanos no pueden esperar que el Estado les regale cosas en vez de ganárselas con trabajo y esfuerzo como el resto. El mal del pueblo mapuche es creer en la caridad pública y que se puede vivir a costa de ella.

¿Cómo lo compara con otros países de la región como Bolivia, donde sí se reconoció la soberanía territorial y cultural de sus pueblos indígenas?

Desconozco el caso boliviano, aunque se trata de dos contextos distintos. En Bolivia existe una gran cantidad de población indígena, no así en Chile. Además, no es sólo soberanía, aquí lo quieren todo. O casi.
Entonces, ¿qué medidas deberían tomar las autoridades para intentar aplacar el conflicto?
Lo primero es que el Estado debe respetar las leyes vigentes, el estado de derecho y propiedad privada. Ahora bien, si el Estado decide ceder tierras, que lo haga, pero que al menos se tome el trabajo de fiscalizar que sean trabajadas y que signifiquen un aporte al desarrollo económico. Si el Estado es tan autónomo como dice ser, jamás se dejaría amedrentar. Esa es la vía, pienso yo.



Sergio Villalobos, historiador: “Muchas machis eran homosexuales de dudosa reputación”
Macarena Gallo 24 Enero, 2016 Fotos: Alejandro Olivares
El historiador Sergio Villalobos (85) siempre arma polémica cuando habla de los mapuche. Los ha tildado de borrachos, flojos y promiscuos. Y que no han sido un pueblo humillado ni perseguido. Al contrario, para él ellos estarían en deuda con nosotros. En su último libro “La Araucanía: Historia y Falsedades” no se queda atrás. Se va en picada contra historiadores y periodistas por tergiversar la historia. Y desmenuza todas las mentiras en torno a los araucanos, como le gusta llamarlos, y revela aspectos más desconocidos: “Los araucanos mataban a los bebés de sus enemigos estrellándolos contra la pared”, lanza.

En su nuevo libro revela que los mapuche comían humanos durante la Colonia. Para usted, ya no solo eran borrachos y flojos, sino también caníbales. ¿De dónde saca eso?
-De fuentes históricas y libros, por supuesto. El canibalismo ritual de los araucanos es un tema del que no hablan los historiadores. Tampoco del sacrificio de niños que hicieron hasta el terremoto de Valdivia en el año 60. Y es cierto que los araucanos mataban a las personas y luego se comían su carne.
¿Pero lo hacían por placer o qué?
-Hacían rituales después de alguna victoria. Mataban a sus enemigos y a gente que tenían en cautiverio de la manera más cruel. Luego colgaban sus cabezas en árboles.
¿Cómo los mataban?
-Los martirizaban, los desmembraban. Utilizaban los cráneos para beber. Todo eso está repetido por los cronistas. No hay ninguna duda. Y con los huesos de los que asesinaban hacían flautas, las pifilcas como las llamaban, que usaban para tocar en la guerra. Cosas atroces. Los cortaban a pedazos con cuchillos, los asaban y luego se los comían entre todos.
El militar y cronista Pedro Mariño de Lobera, que cita en el libro, decía que los mapuche llegaron a tener hasta carnicerías donde iban a comprar “hombres” para comer. ¿No habrá estado cuenteando para victimizar a los españoles?
-No creo. Puede que haya exagerado. Mariño de Lobera es un cronista muy primitivo de los años de La Conquista. En ese sentido, no tiene los criterios nuestros. Pero yo creo que cuando se mataba a españoles, la carne quedaba disponible. Que se vendiera no me consta.
Si duda del testimonio, ¿dónde queda su rigurosidad como investigador?
-Por supuesto que el rigor se mantiene. Uso “al parecer esto sería exagerado” o “según la opinión”. Siempre hay formas de explicarlo.

Pero usted le compra en su libro…

-Cuando los testimonios se repiten, uno tiene que pensar que son verdaderos. Hasta los mayas cometían atrocidades siendo civilizaciones bastante más desarrolladas.

¿Y los mapuche comían guaguas, como decían de los comunistas?

-No me consta. Pero sí que las sacrificaban. Además, los araucanos mataban a los bebés de sus enemigos estrellándolos contra la pared. En el fondo, era matar al enemigo y a su hijo.
Hasta lo que entiendo, los historiadores nunca le han dado validez al canibalismo mapuche.
-Por respeto al pueblo araucano será. Algo de respeto tiene que haber, je, je, je.

Otra frase que destaca en su libro es “la homosexualidad, condenada por el cristianismo, tenía cierta extensión entre los araucanos”.

-Decir que los araucanos eran homosexuales es demasiado. Había homosexualidad, sí. Ahora, la homosexualidad fue marginada por el cristianismo moralmente, pero los pueblos antiguos la practicaban. Yo creo que hasta Alejandro Magno era homosexual. Y otros grandes jefes también. Entonces, ha sido una constante.
Si ha sido una constante, ¿por qué destacarlo en un libro? ¿qué punto quiere apoyar hablando de la homosexualidad de los mapuche?
-Es un fenómeno humano general. Y lo puse por ser un fenómeno más.
¿Pero un fenómeno que se daba más entre los mapuche que en los españoles?
-Posiblemente se daba mucho más. El relajamiento moral era muy grande. No había pautas morales. Podían matar a la mujer, violarla, venderla.
Pero esa práctica también se daba entre los españoles.
-¿Vender a una mujer? ¡De ninguna manera! Pegarle, sí poh. Y eso es bien merecido a veces.
¿Cómo que va a ser bien merecido?
-Ay, tenga sentido del humor, mija, ja, ja, ja.

LOS MAPUCHE CIVILIZADOS


En este libro, nuevamente recalca en lo buenos para tomar que eran los mapuche.
-De eso no hay duda: estaban el día entero tomando. Y eso lo dicen los cronistas, los viajeros, los militares, los colonos.

¿Los araucanos toman más que los irlandeses?

-No conozco a los irlandeses ni su historia. Nadie duda que sean buenos para tomar los araucanos. Cuando uno lee cualquier papel relativo a la Araucanía, aparecen los indios borrachos, que no se pueden mantener en pie, reunidos en las rucas y botados en el suelo.
¿Una constante que dura hasta hoy?
-Uno va para allá y se encuentra con indios borrachos en los campos, en la ruca, en los caminos. De ahí que sea general y total, no. Pero persiste. Uno de nuestros grandes aportes fue civilizarlos. La labor misionera de la Iglesia logró penetrar realmente y atenuar así las costumbres bárbaras y aproximarlos a nuestra ética. Ahora, para los araucanos la gran ventaja es que los españoles trajeron el vino y el aguardiente, de larga duración, porque la chicha de ellos a los pocos días se convertía en vinagre. Los araucanos debieran estar agradecidos del Dios Baco.
¿Por qué usted hace hincapié en lo buenos que eran para tomar los mapuche? ¿Influye en algo?
-Claro, pues. En todas las relaciones: Cómo van a trabajar, qué disciplina van a tener. Tomar en demasía es dañino para la salud, y provocaba poca productividad entre otras cosas. Dentro de una familia, que alguien esté borracho perturba todas las relaciones. Y estando borrachos cometían incestos, eran promiscuos. A veces morían niños aplastados por los cuerpos exánimes de los mayores. En las fiestas pasaban todas esas atrocidades. Imagínese, qué trato podían recibir las mujeres con indios borrachos.
¿Cómo las trataban?
-¡Pésimo! El feminismo debiera estar en contra de los araucanos, porque abusaban completamente de ellas. Eran ellas las que trabajaban, las que cuidaban los caballos y las que debían obediencia total al indio. ¿Y el hombre qué hacía? ¡Estaba borracho! Eran flojos, no trabajaban.
Esa misma flojera es la que se le achaca a los pobres.
-Bueno, debe ser la tendencia heredada. En parte creo que es así. Ahora no sé. Trato con gente muy modesta en este sector y no diría que son flojos ni tontos ni que le tienen desprecio al trabajo. Pero es difícil remontar hacia arriba: tienen que ahorrar, guardar platita y ganan poco.
¿Son pobres por falta de oportunidades o de esfuerzo?
-Ambas cosas. Ahora, cuando había oportunidades de trabajo, en la construcción férrea por ejemplo, se contrataban obreros araucanos.
¿Y trabajaban bien?
-Había que mantenerlos en orden. Castigarlos a veces, a latigazos si fuera necesario.

Usted ha tenido jardineros mapuche. ¿Cómo ha sido su experiencia?

-He tenido como tres jardineros araucanos. Han sido responsables y trabajadores. Uno era bien obediente, ahorraba su platita, se compró un autito, una casa y se casó. Es decir, el hombre iba para arriba: no era borracho ni flojo, sino que cumplidor. Un excelente hombre.
¿Que fuera un excelente hombre, de qué dependió?
-Bueno, la vida civilizada educa, obliga.
¿Usted lo ayudó a ser civilizado?
-O sea, lo ayudamos a todas esas cosas. Pagándole bien y dándole recompensas de vez en cuando: el regalo de pascua, una bonificación, unas platitas. Los dos o tres que hemos tenido han sido agradecidos. Formaron su casa, todo bien.
ARAUCANOS V/S MAPUCHE
A usted le da tirria que se hable de mapuche y no de araucano. ¿Por qué?
-El mapuche es un invento de nuestro tiempo. Ellos nunca se llamaron mapuche.
Pero ahora se definen así…
-Ahora poh, con la propaganda política y la acción de los periodistas, sociólogos y antropólogos. Claaaaro, ahora somos mapuches poh.
Y mapuche sin S.
-Esa es una ridiculez más de la sensiblería araucanista.
¿Pero por qué no reconocer que ellos se identifican con la palabra mapuche?
-Porque fue una imposición política.

¿Y el término araucano acaso no fue una imposición de los españoles?

-Fue una imposición de los españoles llamarlos así, evidentemente. Así como existió el hombre de Pekín, el hombre de Java y el hombre Neandertal. Las grandes civilizaciones les han dado nombre a los pueblos. Eso es inevitable.

¿Pero por qué insiste tanto en llamarlos araucanos?

-Porque es la tradicional en Chile. Está incorporada a nuestro idioma desde La Conquista hasta la tontería del quinto centenario del descubrimiento de América, donde comenzó la sensiblería indigenista.
¿Qué influyó en esa sensiblería?
-Se puso de moda el “oh, la injusticia de la dominación” sin entender todo lo que la civilización dio. Imagínese si siguiéramos con la cultura mapuche.
¿Qué nos pasaría?
-En lugar de ir al médico usted tendría que ir a la machi.
Cosa que sucede. Algunos rescatan la medicina mapuche.
-Pero si son sensiblerías absurdas, mija. ¿Cómo va a ser mejor una lagartija seca, cocida con hierbas, que la penicilina o el antibiótico?

Habría que probar. ¿No cree?

-No me embrome, poh. Entonces, para la próxima vez cómase una lagartija con hierbas.

¿Nunca ha probado esa medicina?

-Pero cómo se le ocurre.
En su libro, cuenta que las machis antiguamente no solo eran mujeres, sino que también hombres de conducta turbia. ¿A qué se refería?
-Sí. Porque muchas machis eran homosexuales de dudosa reputación.

UN PUEBLO QUE NO EXISTE

¿Los mapuche son un pueblo guerrero?
-Nah. Si no hay pueblo guerrero. Cualquier pueblo se defiende del invasor, toma las armas y se transforma en un luchador. Ese mito de que los araucanos son un pueblo guerrero viene de La Araucana de Ercilla.
¿Con La Araucana de Ercilla empiezan todas las mentiras respecto al pueblo mapuche?
-La Araucana de Ercilla es el comienzo de muchas mentiras. No todas, pero del aspecto bélico sí.

Usted en varios lados ha dicho que el pueblo mapuche no existe.

-Son araucanos para empezar. Enseguida, nunca formaron una unidad, eran tribus dispersas. Los unía eso sí una cultura. Pero los caciques eran autónomos. Por eso muchas agrupaciones estuvieron de lado del español y otras del lado chileno. Eran inorgánicos. Vivían peleando y luchando entre ellos.
¿Qué lo lleva a pensar que no existen como pueblo?
-Han sido absorbidos por el pueblo chileno. ¿Qué indio auténtico hay hoy? En algunos rincones, sí, pero, en general, están disueltos en el mestizaje chileno. Basta mirarle la cara a la gente que anda en el metro y en los mall y en todas partes, porque tienen acceso a todos los beneficios. ¡Si son chilenos!
Eso no es un indicador para decir que un pueblo ha muerto…
-Pero si ya no hay siquiera identidad mapuche.

Para usted, entonces, es una tontera cuando se habla de Nación Mapuche.

-Qué nación mapuche, si nunca la hubo. ¿Sabe qué los unificó un poco? La llegada del español, porque vieron ahí un enemigo en común y formaron alianzas. Y hacían sus machitunes y reuniones para ir a combatir contra el español, y otros no querían luchar porque estaban de acuerdo con los españoles. ¡Si no hay unidad, no hay un pueblo araucano! No hay un territorio mapuche. Chile es uno solo, desde la línea de la concordia hasta la Antártica. Esa unidad es la que le dio grandeza a Chile. Por eso vencimos en las guerras y hemos construido un país de forma unitaria.
¿La pacificación de la Araucanía fue una matanza?
-De ninguna manera. Hay que leer la historia de la Ocupación, las memorias de los militares, la documentación oficial. Había choques de vez en cuando. Pero nunca una matanza ni genocidio. Aquí no se extinguió a un pueblo. Al contrario: los militares admiraban el valor de los araucanos y su historia pasada. Cultivaron la amistad, se reunían en comilonas, y a tomar también. Y andaban abrazados. El militar chileno no odió al araucano.
LA HERENCIA MAPUCHE
¿Se reconoce como hijo del pueblo mapuche?
-Del pueblo araucano, claro.
¿Qué tiene usted de araucano?
-Haber nacido en Angol. Ahora, mi familia está más ligada al norte. Quizá soy más mestizos de diaguitas que de araucanos.
¿Y heredó algo más de los mapuche?
-La reticencia a los araucanos, je, je, je.
¿Por qué reticencia?
-No, si no es reticencia. Lo que pasa es que en historia uno tiene que definir a los personajes, a los grupos humanos. Y uno va calificando y diciendo son así y asá.

En esa calificación, ¿ve a los mapuche como una raza inferior?

-No me simplifique las cosas. No hay razas inferiores. Son todas igualmente hábiles e inteligentes. Son cuestiones culturales del momento las que las hacen variar. El ser humano, si usted le da las condiciones para desarrollarse, puede llegar a las cosas más maravillosas.

¿Qué nos ha dado el pueblo araucano?

-Bueno, una fuerza de trabajo muy localizada en la Araucanía, pero que se ha extendido al país.
¿Y como cultura?
-Prácticamente nada.
Uno pensaría que usted odia a los mapuche.
-No los odio en absoluto, los estimo. Y por eso me he interesado tanto en su historia.
Pero suele mirarlos en menos. Algunos lo tildan de racista.
-La gente no tiene idea de lo que es el racismo. Confunden raza con cultura. Lo racial es físico, se transmite genéticamente. Las otras cosas son del dominio del espíritu, del pensamiento. Y eso varía según la época. Está cambiando siempre. Y ahí somos todos iguales. Lo que hago es desnudar los errores de quienes exageran virtudes que nunca existieron y no valorizan el enorme aporte cultural de la civilización cristiana occidental traída por los españoles.
¿Los españoles son mejores que los araucanos?
-Ni mejores ni peores. Están en distintas etapas culturales.
Pero usted recién decía que los araucanos debieran agradecer que los cristianos los hayan civilizado…
-Claro, porque del cristianismo vienen los grandes valores que tenemos hoy.
¿Son superiores entonces?
-Moralmente e intelectualmente. Hay una cultura superior. Hay culturas y culturas.

Pero dicen que el español que nos conquistó era el peor de todos.

-Venía de todo, claro. Pero no sé de dónde sacan que el español que nos conquistó era el peor. Don García Hurtado de Mendoza era de la más alta nobleza española. Don Alonso de Ercilla había sido criado con el Rey Felipe II. El paje Irarrázaval también había sido criado en la Casa Real española. ¡Grandes personajes!
¿De dónde viene ese invento, entonces?
-Son las estupideces de los izquierdistas. No me cabe duda.
¿Cómo ve a los mapuche de hoy?
-Desordenados, opuestos a la realidad chilena, desagradecidos de la cultura que han recibido y de las posibilidades de realización. Influidos por populismos baratos que han fracasado en todo el mundo. La plaga de los antropólogos que les da por inventar e inflar todas las cosas de los araucanos. Porque es un invento eso de la etnia perseguida, humillada, víctima del racismo. Fíjese que el pueblo araucano se entendió muy bien con el Estado chileno durante La Colonia. Vivieron en paz durante gran tiempo. Si la guerra fue lo menos, no duró 300 años. Tuvieron relaciones pacíficas, comercio, mestizaje, trabajo, religión. Si lo de la guerra es el gran mito militar de Chile.
¿Cómo ve todo lo que está pasando en La Araucanía?
– La posición de los rebeldes araucanos, llamémosle así, es ir contra del Estado y la ley. ¿Por qué matar a los dueños, al camionero? ¿Por qué quemar unos camiones de una forestal donde trabajan, incluso, muchos de ellos?

Hay algunos que creen que estos atentados son montajes de los mismos camioneros…

-Pero no me embrome: ¿Destruir su maquinaria para crear una leyenda? ¡Noo! El gobierno ha sido demasiado blando y condescendiente con las exigencias del pueblo araucano.
¿Es buena señal la salida de Huenchumilla?
-Muy buena señal. Él fue un buen ejemplo de cómo asciende esta gente ocupando cargos del Estado. Huenchumilla no sabía nada de la historia de la Araucanía.
¿Hay que devolverles las tierras a los mapuche?
-Pero si las tienen, mija. Tienen unas propiedades enormes y mal utilizadas. ¿Por qué despojar a otros que las trabajaron, las compraron y las han hecho producir? Es una injusticia quitarles las tierras a los colonos. ¿Por qué no vamos entonces a quitarles las tierras a los hacendados de Colchagua o del Valle del Elqui?
¿Es mentira la usurpación de tierras?
-En parte hubo un despojo de tierras, porque había demasiadas que no utilizaban. Eso en un país moderno no puede ser, porque se perjudica la población entera con una mala producción agrícola. Y otras están en el poder de los indígenas hasta hoy. Oiga, y no son pocas tierras. No hay ninguna deuda histórica. Es más, ellos están en deuda con nosotros.

¿Qué nos deben?

-Nos deben el caballo, el vacuno, la oveja, el cerdo, los árboles frutales, el vino, el aguardiente, la ropa, las herramientas, la educación pública y las universidades, la asistencia médica, la construcción de caminos y ferrocarriles. Todo eso no puede haber sido promovido de manera más significativa sino es por los chilenos. Pero eso no lo reconocen los araucanos. Hay personajes araucanos que son periodistas, abogados, intendentes algunos, que han sido ministros de Estado y parlamentarios. ¡Significa que se han incorporado a la nación chilena! Esa es la deuda real.

¿Entonces, para usted, los mapuche no aportaron en nada en la creación de la nación chilena?

-¡Por supuesto que no! La ocupación de la Araucanía es el esfuerzo del chileno, del colono y del Estado, que dieron auge a la zona.
Pero a costa del desplazamiento…
-En todos estos procesos de dominación de un pueblo hay una faceta positiva y otra negativa, pero no hay por qué desconocer lo positivo que han recibido.
HISTORIADORES TRUCULENTOS
En su libro se tira contra “los antropólogos, políticos, historiadores, gobernantes y periodistas que escriben la historia enceguecidos por un populismo irracional”.
-Los historiadores y periodistas han inventado y exagerado la cuestión de la Araucanía sin ningún conocimiento histórico. Todo es truculencia, fantasía, cuentos, mitos y leyendas. Los historiadores han caído en lo mismo que los periodistas, pero por cosas ideológicas. Tienden, por una cosa populista, a una sensibilidad marxista que identifica al araucano como un pueblo oprimido, víctima del capitalismo, de los conquistadores. Para mí, es una cosa un poco llorona.
¿Jorge Pinto, Premio Nacional de Historia y discípulo suyo, también ha exagerado la historia?
-Sí, claro.
¿Qué busca Pinto?
-Estar de acuerdo con las tendencias populistas reivindicativas del pueblo mapuche. Y no hace hincapié suficiente en los aspectos positivos. Jorge fue discípulo mío y tiene derecho a tener un pensamiento y filosofía distintos, pero las cosas hay que probarlas concretamente.
¿Y cómo las prueba usted?
-¡Con documentos históricos!
Pero él y otros también usan fuentes históricas.
-Pero las deforman y las usan a su manera. Idealizan hasta el vestuario de los araucanos. Se ha creado una gran mentira. Yo me di cuenta de eso estudiando los papeles y documentos sobre la Araucanía. Está todo mal contado.
Eso mismo alegan los pinochetistas cuando pescan un libro de historia.
-La historia tiene que ir aclarando esas cosas. El gobierno de Pinochet cometió atrocidades, expulsó gente, asesinó a personas. La educación intervenida, horrible. Eso es indudable. Pero se implementó el neoliberalismo y se produjo un desarrollo económico significativo. Hubo más libertad, en general, que opresión hacia las agrupaciones exageradamente izquierdistas.

Pero no puede minimizar las violaciones a los derechos humanos…

-Claro que no, pero valoren también lo otro. Se mejoró la posición económica de Chile.
Pero para eso debieron morir muchos inocentes.
-De acuerdo. Mija, la historia es discutible, por eso se la está rehaciendo constantemente.
CRISIS MORAL
Sacándolo del tema mapuche. Usted tuvo cercanía con la DC. ¿Qué piensa de ese partido ahora?
-Es un partido en decadencia. Ha perdido su ideología inicial para caer en un populismo político común y corriente, con alianzas extrañas, solo para tener poder.
¿Y la Nueva Mayoría?
-Cada vez la entiendo menos. Es un grupo anticuado, nostálgico, que no capta las realidades del mundo y no observa los ejemplos de la decadencia de ese doctrinarismo, de ese estatismo desenfrenado, que hay en todas partes, como Venezuela, Cuba, Brasil y Argentina.

¿Y Bachelet lo ha hecho bien?

-No me ponga a la Bachelet porque me va a matar la gente de ella.
¿Por qué?
-Creo que no tiene mucha aptitud para gobernar. Qué quiere que le diga. Todas estas cosas, la señora Compagnon y el otro guatón con un arito aquí. No entiendo a qué fue Bachelet a la Araucanía. Fue a ponerse para la foto y televisión. Y para parecer que tiene interés por el pueblo araucano, pero no tiene ninguno. Además este incidente con el ministro del interior, vino a borrar el efecto principal, que fue el haber ido para ganar simpatías y tener difusión nacional. Estamos en una política desorientada, en una profunda crisis valórica.
¿Qué piensa del aborto, por ejemplo?
-De esas cosas no entiendo nada. No me he preocupado de eso.
¿Y del matrimonio homosexual?
-Eso me produce asco.
¿Cómo que asco?
-¡ASCO! Así como un plato mal hecho y mugriento, me produce asco ver a dos hombres o dos mujeres en esa actitud.

2 comentarios:

  1. EL SR. (SÓLO POR CORTESÍA) VILLALOBOS CON SUS MANIFESTACIONES HACEN DUDAR ENFÁTICAMENTE DE SU PRETENDIDO TÍTULO DE "HISTORIADOR"...TIENE UNA LECTURA Y MIRADAS SESGADAS DE LA HISTORIA, MUY PROPIAS DEL MANIQUEÍSMO DEFORMADOR DE LA HISTORIA, SUS ACTORES, LOS HECHOS Y SUS CONSECUENCIAS...

    ESTE "PERSONAJESCO" (PERSONAJE GROTESCO) NO DEBERÍA TENER NI UNA LÍNEA DE ESPACIO PARA MANIFESTAR SUS ABERRANTES DICHOS QUE CARECEN DE ABSOLUTA PROFESIONALIDAD Y MUCHO NENOS OBJETIVIDAD.

    ESTAS PUBLICACIONES QUE VIENE PONIENDO EN CIRCULACIÓN LA GENTE DE VÓRTICE, HACEN DESMERECER EL TRABAJO QUE REALIZAN.

    LAMENTABLE POR VÓRTICE Y DESPRECIABLE LO QUE HACE VILLALOBOS...

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    Respuestas
    1. Es lamentable estimado Norberto que siga recurriendo a el insulto y el desprestigio sin exponer contestaciones con sustento, comprendo que esta es una técnica de denigrar el discurso del otro para sustentar las propias ideas, pero aquí también publicamos ideas adversas, discutibles, CON ARGUMENTOS SOSTENIBLES, y no necesitamos escribir en mayúsculas para llamar la atención, invitamos a que escriban en base a documentos históricos que sustenten ideas claras, como por ejemplo la idea clara que los autodenominados mapuches son argentinos y deben respetar las leyes argentinas, y no dben sentirse más que otro, por tener asiento de organización en Londres, de donde vienen los asentados en malvinas y lago escondido.

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