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lunes, 27 de mayo de 2019

El nuevo ecumenismo


El Papa nombra por primera vez a mujeres como consultoras del Sínodo
Francisco nombra a cuatro mujeres, entre ellas la española María Luisa Berzosa González que critica la invisibilidad femenina en la Iglesia
El Papa Francisco durante la cumbre contra la pederastia. VINCENZO PINTO AFP 

El Papa ha abierto por primera vez a las mujeres la puerta del Sínodo, una institución vaticana permanente, de cierta responsabilidad y de carácter consultivo. Francisco ha nombrado este viernes a cuatro mujeres —entre las que se encuentra la religiosa española María Luisa Berzosa González, una voz crítica contra la invisibilidad femenina en la Iglesia-—como consultoras de la Secretaría General del Sínodo de los obispos. Esta estructura se creó en 1965 y está formada por líderes de la Iglesia procedentes de todo el mundo, que se encargan de examinar diferentes asuntos que afectan a todo el catolicismo y de intercambiar información con el Pontífice y asesorarlo.
La secretaría se ocupa de preparar asambleas generales ordinarias, que se celebran cada uno o dos años, para profundizar durante un mes sobre un tema seleccionado por el Papa —por ejemplo, los jóvenes, las misiones, la nueva evangelización, etcétera—, y también asambleas extraordinarias para abordar asuntos urgentes que incumben a la Iglesia —como la relación con las conferencias episcopales o la familia— y de que se apliquen sus conclusiones, aunque no es un órgano legislativo. En ambos casos, los consultores aportan sugerencias o respuestas y contribuyen a elaborar la documentación de estudio.
La última vez que se reunió el sínodo de los obispos fue en octubre, para debatir sobre los jóvenes y el discernimiento vocacional. En esa ocasión se invitó a un puñado de mujeres a participar, pero su presencia fue marginal (solo el 10% de los integrantes) y ninguna tuvo derecho a voto sobre el documento final, un texto que recoge las conclusiones de las reuniones y que el Pontífice transformó en el documento papal Christus vivit (exhortación postsinodal), que entró a formar parte de su magisterio el pasado abril. En él se menciona de forma escueta que "una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista".
María Luisa Berzosa González, de 75 años, directora de la federación Fe y Alegría, que se encarga de la educación de los más desfavorecidos y la inclusión social, fue la única religiosa española que participó en esa asamblea. En esa ocasión pidió "más ojos femeninos" en la reunión de líderes de la Iglesia y criticó que de la Unión Internacional de Superiores Generales hubiera diez representantes "pero ninguna de la Unión de Superioras". También reconoció que la Iglesias en ocasiones es "una tortuga patriarcal, que cuesta moverla".
Junto a la española, se suman a la Secretaría Nathalie Bacquart, exdirectora del Servicio Nacional para la Evangelización de los Jóvenes y las vocaciones de la Conferencia Episcopal francesa; Cecilia Costa, profesora de Sociología en la Universidad Roma Tre; y Alessandra Smerilli, docente de Economía en la Facultad Pontificia de Ciencias de la Educación.
Francisco ha nombrado a un total de seis personas que ayudarán al secretario del Sínodo, el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri. A parte de las cuatro mujeres, hay dos hombres entre los nuevos miembros: los reverendos Giacomo Costa y Rossano Sala. La próxima reunión tendrá lugar en octubre de este año y girará en torno a la evangelización y protección del Amazonas y de sus poblaciones indígenas.


La nueva cara del ecumenismo
Publicado en el diario El Tribuno el 04/03/2013
Por JAVIER CORNEJO

El mundo se encuentra expectante ante el interregno que significa la vacancia del Trono de San Pedro.
Si bien el inmediato sucesor que se designe es de suma importancia para el catolicismo, el cristianismo y el mundo, la proyección de los candidatos en los tiempos venideros abre expectativas de suma trascendencia.

Unidad de los cristianos

El papa Benedicto XVI desarrolló en forma intensa una estrategia de acercamiento con todas las Iglesias. Su trabajo dedicó un capítulo muy
especial a la Iglesia Anglicana, que se tradujo en actos de decisiva importancia cuyas últimas motivaciones y consecuencias escapan, por ahora, al conocimiento de quienes no integran el círculo íntimo del papado.
En octubre de 2009 se celebró el crucial acuerdo entre Roma y Londres (divergentes desde 1534) entre los representantes de la Iglesia Anglicana, los arzobispos de Canterbury, Rowan Williams, y de Westminster, Vicent Gerard Nichols con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, William Joseph Levada y el secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, Joseph Di Noia.
Al decir del cardenal Levada, este acuerdo "está en línea para el compromiso ecuménico". "Se establecerán diócesis no territoriales que dependerán de un obispo particular", no del diocesano. "Esas comunidades conservarán su patrimonio espiritual litúrgico anglicano, y su prelado personal será elegido entre ese clero". Para este histórico acercamiento, Benedicto XVI aprobó una constitución apostólica, norma de máximo rango.
Un año después, en octubre de 2010, el Papa viajó a Londres para ratificar el acuerdo del año anterior. En ese momento inicia el camino de beatificación del presbítero anglicano convertido al catolicismo que llegaría a ser el cardenal John Henry Newman. Benedicto XVI fue recibido en la Abadía de Westminster por su canóniga, la reverenda Jane Hedges (adalid en la consagración de obispos mujeres).
Ya el 16 de abril de 2010 el arzobispo Williams había anunciado a través de la BBC: "Benedicto será recibido como un valorado socio. Y ya está". El 10 de marzo de 2012 en la capilla de Gregorio Magno tuvo lugar el encuentro ecuménico de Benedicto con el arzobispo de Canterbury.

Los liderazgos

La reina Isabel II es la jefa del Estado Británico, del Commonwealth, de las Fuerzas Armadas y también jefa de la Iglesia de Inglaterra (Anglicana). Mediante el "ecumenismo" el Papa abrió las puertas del Catolicismo a la Iglesia Anglicana (que permite el sacerdocio femenino y sacerdotes homosexuales). Conciliar las jefaturas de la iglesia romana, el Papa, y de la anglicana, la reina, no parece ser una simple cuestión.
De allí que es válido conjeturar si esta integración entre ambas Iglesias, en la intención de conformar una superestructura mundial de fe unificada y control financiero centralizado (tal como propone el cardenal Peter Turcker):
¿No significa también la unificación futura de su jefatura? Para los católicos, la idea es que los anglicanos vuelvan al redil. Para los británicos, el propósito podría ser otro.
Para tal evento -si es que Roma acepta ceder el liderazgo- parece que Gran Bretaña se encuentra preparando al futuro monarca, de quien aspiran que no sólo sería el rey de Inglaterra sino que, como producto de esta unión ecuménica, bien podría considerárselo como el nuevo líder mundial de la Iglesia Universal; es decir, bien podría ser el futuro rey del mundo: me refiero al actual príncipe Guillermo.



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