El sindicalismo argentino,
bajo la mirada de una antropóloga británica: “En este país es mucho más fácil
hacer un paro"
Por Federico
Millenaar 29 de septiembre de 2019
Sian
Lazar es una
antropóloga británica y profesora de la Universidad de Cambridge que desde hace
años estudia los movimientos sociales y el sindicalismo en Latinoamérica.
Su último
libro Cómo se construye un sindicalista (Siglo XXI) es un estudio
etnográfico sobre la vida cotidiana y la militancia de dirigentes y delegados
de los dos principales gremios de trabajadores estatales de Argentina: UPCN y
ATE.
Tradiciones
familiares, vocación política y el doble estigma social que enfrentan por ser
sindicalistas y empleados estatales.
-¿Por qué
decidiste estudiar el sindicalismo en la Argentina? En Inglaterra tienen la
tradición más antigua de sindicalismo del mundo...
- El
sindicalismo británico no es muy parecido, no es el mismo objeto de estudio, es
sindicalismo pero lo de Argentina es muy particular. En mi caso tiene que ver
con mi trayectoria personal, me interesé mucho en los movimientos sociales de
América Latina e hice mi trabajo doctoral en Bolivia, en El Alto, donde me
reuní con las juntas vecinales, pero también con la federación de gremialistas,
que es el sindicato de los que venden en las calles. El sindicalismo en sí me
interesó como parte de un movimiento social, entonces si quiero investigar el
sindicalismo latinoamericano la tradición de Argentina es muy importante.
- ¿Cuál
dirías hoy por hoy que es la principal diferencia entre el sindicalismo
argentino y la tradición el de Inglaterra?
- Por una
parte el ambiente legislativo, las posibilidades de actuar políticamente. Acá
los sindicatos tienen más peso político, cultural y social que en Inglaterra.
Además, allá es muy difícil por ejemplo hacer un paro, o hacer una movilización
que sea legal. Es muy difícil…
(Crédito:
Santiago Saferstein)
- Claro,
porque existen muchas trabas legales.
- Sí, por
eso. No hay protección tampoco para los delegados sindicales. Por otra parte,
la tasa de sindicalización en Inglaterra es muy baja. Hay también un desprecio
al sindicalismo dentro de la sociedad, que existe acá también, por supuesto.
Además, yo diría que en Inglaterra el activismo político es más individualista,
no existen las mismas tradiciones colectivas, la sociabilidad que hay acá. Y otra
cosa es que los sindicatos más fuertes en Inglaterra están muy vinculados al
partido Laborista. Entonces eso es diferente como propuesta política, no son
tan autónomos como los sindicatos de acá.
-
¿Incluso los sindicatos que son históricamente peronistas sentís que son más
autónomos que los británicos?
- Los
británicos son autónomos en cuanto a sus cosas gremiales, pero en la actuación
política no hay mucha expresión fuera del partido Laborista. Mientras que, yo
diría que acá el peronismo engloba muchos peronismos, entonces los sindicatos
se crean como poderes autónomos, con vínculos obviamente. No sé si el partido
Justicialista puede dictar lo que hacen los sindicatos.
- De
acuerdo al tiempo que pasaste con tantos delegados y con dirigentes, ¿sindicalista
se hace o sindicalista se nace?
- Eso me
parece un lema muy interesante, mucha gente me ha dicho esto sobre el
peronismo: se nace, no se hace. Justo esa es la pregunta central del libro y la
respuesta es que son las dos cosas. Se nace o se siente una suerte de vocación
de servicio, de un compromiso político, pero también puede llegar desde los
padres, los tíos, las tías. También se hace mediante la acción política, los
debates dentro de la junta interna de la delegación, las marchas, las asambleas
y el trabajo sindical en sí.
- En el
libro hablás sobre los mecanismos que tiene el mismo sindicato para reforzar
ciertos valores que reproducen el compromiso militante...
- Es muy
interesante, hay una suerte de dialéctica en los dos sindicatos que tienen
talleres de formación. UPCN tiene una escuela de formación sindical a la que
asiste mucha gente, tienen cursos muy interesantes. ATE también tiene sus
responsables de formación, los talleres y todo eso. Hay una dialéctica: viene
un delegado con ciertos valores como la vocación de servicio o el ser peronista
y dentro de los talleres refuerzan todo eso diciéndole “sos así, sos un
sindicalista, a pesar del estigma dentro de la opinión pública, tenés ese
compromiso político con el otro". Al mismo tiempo que se enseñan
diferentes estrategia, cómo hablar…
- Sí,
saberes prácticos.
- Saberes
prácticos, exacto, con esas cosas se fijan los valores. No es solamente dentro
del espacio de la formación, sino también cuando están tomando café y cuando
están hablando entre ellos. La otra forma en que circulan los valores y se
refuerzan es también en la convivencia social, en las delegaciones, cuando
discuten, cuando debaten ideas, cuando habla del otro sindicato. Si uno habla
del otro refuerza el entendimiento de lo que uno es.
- ¿Las
movilizaciones también colaboran en reforzar valores?
- Sí,
porque son experiencias muy corporales. Si vas con los bombos, te entra el
sonido en el pecho, y es también una forma de efervescencia. Eso refuerza que
uno es parte de esa colectividad.
- ¿Cómo
viven los delegados o los dirigentes gremiales este doble estigma de ser
sindicalistas y empleados estatales?
- Sí, es
una preocupación porque están trabajando para que funcione bien el Estado. Y el
Estado también son ellos. Alguien me ha dicho: “Yo soy ciudadano argentino,
entonces yo soy mi propio empleador”. No es fácil ser sindicalista en una
esfera estatal porque no tenés exactamente el mismo “enemigo” que en el sector
privado que es el gran patrón. Ahí tenés el patrón y los intereses son
totalmente diferenciados…
- Está
todo más claro.
- Mucho
más claro. Mientras que si uno trabaja dentro del Estado uno es el Estado
también. Yo los vi dentro de esa estigmatización defender su visión del Estado,
defender la visión de un sindicalismo que pelea para el bien de la clase
trabajadora, tanto estatales como un proyecto político también más amplio.
(Editorial
Siglo XXI)
- Y con
respecto a la corrupción, ¿suelen negarla, la minimizan o reconocen que es un
problema grave porque los deslegitima?
- Depende
de la situación. Me han contado pero lo dicen más de otro sindicalista, de los
famosos “gordos”. Dicen: “Nosotros hacemos lo que podemos hacer y lo hacemos
bien, lo hacemos de una manera profesional”. Obviamente que nadie me va a
decir: “Somos corruptos”. Y además la corrupción en sí es algo muy interesante
porque es una narrativa que tiende a decir más sobre la persona que está
hablando que sobre la realidad. El corrupto siempre es otro. Y ese es el
proceso de explicarlo y de construir también una identidad moral de uno mismo
dentro del contexto colectivo. Entonces no es que uno niega la corrupción pero
eso en mi experiencia es muy común por todo el mundo.
- A
grandes rasgos, ¿cuáles son las principales diferencias entre los dos
sindicatos que investigaste (UPCN y ATE)?
- UPCN es
más negociador oficialista, pero también negocian desde una posición de fuerza,
esa es la idea, no es negociar solamente por negociar. Es también verticalista,
y para ellos esa organicidad les da fuerza. Mientras que ATE es más horizontal,
más ligado a los movimientos sociales y con un discurso y una actuación más
combativa. Y por otro lado, en el libro también hablo de la militancia y la
contención, a procesos sociales de construir el ser sindicato, el ser colectivo
y el ser individual. Yo diría que en la militancia los dos tiene mucho en
común, entienden la militancia de manera bastante parecida. En cuanto a la
contención ponen diferentes énfasis: UPCN en un proceso terapéutico de escuchar
los problemas de los afiliados, de hacer actos culturales, de abrazar al
afiliado y al delegado, de cuidarlo dentro de la Obra Social y de la
delegación; y ATE pone más énfasis en las asambleas, las marchas, los debates
políticos y todo ese tipo de cosas. No digo que UPCN no vaya a las marchas o
que no hace asambleas, lo hacen pero no pone tanto énfasis en esa forma de
acción combativa que ATE. Y ATE también negocia ciertas condiciones paritarias
y no es que tampoco no hace los actos sociales y de cuidado. Es una cuestión de
énfasis.
-
¿Algunas de estas características creés que es la que explica por qué en
Argentina los sindicatos retuvieron tanto poder?
- Sí,
para mí esa cuestión de la sociabilidad y de la construcción de la colectividad
en el día a día es lo más importante. Eso es lo que no veo en mi país, esa
forma de trabajo cotidiano de construcción política y social. Por otro lado, el
estar dentro de una tradición histórica de largo plazo, de un sindicalismo muy
importante con mucho peso político, y también de muchas trabas en los años 70.
Toda esa experiencia histórica, ser parte de esa narrativa, también creo que da
una suerte de fuerzas a los sindicatos y es muy importante para ellos.
La Universidad de Oxford y Maradona
Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 22-04-13
La Universidad de Oxford es la más
antigua del mundo. No tiene fecha cierta de fundación. Se la supone anterior al
1096. Junto a la de Cambridge, conforman el Grupo Russell de “universidades
británicas dedicadas a la investigación”. En ellas se analizan los grandes
temas prácticos y trascendentes para la vida del imperio. En sus claustros se
formaron los más brillantes súbditos de Inglaterra.
A tal punto tiene importancia esta
“ecuación”, que en Oxford se creó una cátedra destinada exclusivamente al
estudio de la República Argentina. Este estudio lo realizan juntamente con el
Foreing Office (La Nación, 24 de junio 1999, pág.11).
No existe en Oxford ninguna cátedra
que tenga por objeto el estudio de sólo un país. Por ello es preciso recrear
obligatoriamente el siguiente concepto: “Buenos Aires forma parte del imperio
británico”. El mismo ya fue publicitado en 1933, cuando se firmó el Pacto Roca-
Rucimann, oportunidad en la que el presidente de la delegación argentina Julio
A. Roca manifestó: “Aunque la Argentina no figure en los mapas es parte
integrante del imperio británico”.
En el devenir argentino varios
clanes familiares de este suelo se dedicaron a investigar a nuestro país desde
Londres y no a la inversa; es decir, a Londres en función de nuestro país. Es
decir, es la existencia de estamentos familiares, formados con una mentalidad
para servir a los intereses de los banqueros londinenses. Tuvo comienzo en 1806
en el famoso libro del capitán inglés Guillespie, en el que se inscribían las
familias que aceptaban ser súbditos británicos y servir a Londres, ellos y “sus
descendientes” a cambio de una protección vitalicia.
Es de presumir que lograda la
secesión del Río de la Plata de España, esos elencos familiares de “ciudadanos
británicos” crecieron en número y asumieron el ejercicio del poder público
inveterado en la Argentina.
Las excepciones a estos designios,
que ejercieron el gobierno en breves períodos, fueron combatidas a sangre y
fuego, sin ninguna clemencia y posteriormente erradicados de la vida pública y
de la publicidad intelectual (Dr. Julio González “La involución
hispanoamericana”, pág. 826).
El objetivo de esta cátedra sobre
Argentina es “crear una elite intelectual de especialistas sobre temas
argentinos”. Esto es, un elenco de administradores para la Argentina controlada
por Gran Bretaña, siempre en forma encubierta.
El futbolista
La habilidad de Diego en el juego
creado por los ingleses como esencial herramienta imperial lo llevo a figurar
en los más diversos escenarios y al lado de todo tipo de personajes. La última
escenografía fue en las elecciones de Venezuela, a la diestra de Maduro. El
3/11/95 fue invitado de honor a ese centro de altos estudios en el que le
entregaron el título de “Maestro Inspirador de Sueños”. Este acontecimiento
exhibe la táctica de desorientación que asume Inglaterra en cuanto a su control
sobre Argentina, replicándola exitosamente. Publicita con énfasis que la
universidad que nos estudia a nosotros se centra en la persona del mediático
futbolista, con lo cual la opinión pública de los ciudadanos argentinos
conceptúa inocua la cátedra mencionada. Se reitera el axioma de “ejercer el
poder sin exhibirlo”.
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