ARDIDES
ELECTORALES
El
marketing electoral le impone, a una Presidente altanera, un cambio de imagen.
Las encuestas no la ayudan pero hay un 30% a 40% de opinión pública que podría
revisar su posición si los modos de la Presidente -dicen los especialistas-
fuesen amables. Entonces, han simulado una Presidente casi papal, aprovechando
la novedad del papa Francisco. Pero ¿hay que aceptar esa mentira? A eso se
refiere el autor:
25/03/2013| 08:33
Cristina
Fernández de Kirchner y el papa Francisco: "La caída en la imagen que
tienen la Presidente y su gobierno, ameritaba que el kirchnerismo encontrara la
forma de revertir esa situación. La elección del nuevo Papa, que en un primer
momento causó tanto malestar, se transformó sin embargo en esa posibilidad. El
kirchnerismo actuó en consecuencia."
por
DANIEL LUJAN
PARANÁ
(Especial para Urgente24). N°1: “Seguramente la situación ameritará
un cambio radical en la forma de guiar su gobierno”.
N°2: “Quizás
ahora, este suceso trascendental abra las puertas para que ella pueda llevar
adelante sus ideas respecto a lograr más institucionalidad como prometió durante
la campaña”.
N°3: “Sin
dudas habrá un cambio y en ese sentido estaremos a su lado acompañándola y
ayudando en todo cuanto nos sea posible”.
Todo lo
anterior forma parte de las muchas frases que se dijeron por muchos sectores de
la oposición ante el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, respecto
a cómo esa muerte podía incidir sobre su viuda, la presidente Cristina
Fernández.
El
kirchnerismo, que por entonces estaba en franca caída ante la opinión pública,
aprovechó la situación y antes que nadie reaccionara (mucho menos la oposición
política), logró revertir la tendencia logrando el recordado éxito del 54%.
El
cimbronazo que produjo la muerte del ex Presidente fue letal para la oposición política
que se vio sorprendida y sin poder de reacción, aunque esperando un cambio
sincero en las actitudes de CFK. Pronto entenderían que todo aquello que
imaginaban haría la presidente quedaría sepultado bajo la contundencia del “Vamos
por todo”.
La situación
pareciera repetirse ante la elección del nuevo Papa y el aprovechamiento que
desde el gobierno se está pretendiendo hacer de la misma. El malestar que la
elección del cardenal Jorge Bergoglio causó en amplios sectores afines al
kirchnerismo y en el seno del mismo gobierno, quedó en evidencia en las
primeras reacciones; lo que vino después fue una burda bajada de línea, la
primera en el sentido de buscar el aprovechamiento, y tratar de mostrar una
imagen distinta ante la evidencia y el categórico apoyo de toda la sociedad al
papa Francisco.
El
problema es que, como ocurrió con la muerte de Kirchner, la presidente ha
comenzado con sus consabidos cantos de sirena, y nuevamente la oposición no
está dando señales de acusar lo que se está intentando.
La caída
en la imagen que tienen la Presidente y su gobierno, ameritaba que el
kirchnerismo encontrara la forma de revertir esa situación. La elección del
nuevo Papa, que en un primer momento causó tanto malestar, se transformó
sin embargo en esa posibilidad. El kirchnerismo actuó en consecuencia.
Cristina,
luego de su visita al Vaticano, aparece rápidamente con una imagen distinta.
Como si estuviera alcanzada por el aurea santa del Papa, ahora pretende
mostrarse conciliadora y moderada. Sus más inmediatos colaboradores, como si
también estuvieran alcanzados por ese aurea mágico y santo, ya se comienzan a
postular para lograr al menos una beatificación.
Los
cantos de sirena se harán más continuos a partir de ahora, y serán seguramente
con una profusa aparición mediática. Los fieles que domingo a domingo concurren
a misa no deberán sorprenderse desde ahora, si cuando se den la paz, se
encuentran a su lado a la mismísima presidente, a Amado Boudou, a Aníbal
Fernández, a Diana Conti, o hasta Luis D'Elía.
Lo que
lamentablemente no está sucediendo, una vez más, es que la oposición no está
dando muestras de reacción. Es como si se repitiera la sorpresa en que cayeron
ante la muerte del ex presidente. ¿Una vez más se dejarán obnubilar por los
cantos de la sirena ? Una inmensa mayoría del País, que ya no cree en esos
cantos, espera que los opositores también dejen de creerlos y actúen en
consecuencia.
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