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lunes, 25 de marzo de 2013

Nuevo aniversario del 24 de marzo de 1976


Autor: Javier Cornejo

Ayer se cumplió un nuevo aniversario del 24 de marzo de 1976.
El significado y trascendencia de esta fecha encuentra en el doctor Julio González la persona que con su simpleza, pero profunda y consistente erudición, la ubica en el contexto exacto del proceso histórico argentino.
Su obra “La involución hispanoamericana de Provincias de las Españas a territorios tributarios” es de obligatoria lectura para el conocimiento de la verdad argentina.
Masacre y destrucción industrial
Del sanguinario escarmiento que pretendió ser el asalto al poder de 1976-1983, conocimos la masacre llevada a cabo: muertos, desaparecidos, apropiados, exiliados y detenidos. Hoy siguen los juicios a los responsables.
Muy poco del inicio del endeudamiento externo sin fin.
Muy poco se difundió, y casi nada se estudió de la aniquilación de las “herramientas” para el trabajo y futuro de los argentinos: la destrucción industrial.
En este accionar la complicidad de los gobiernos democráticos siguientes, hasta nuestros días, adquirió una relevancia que superó la devastación del proceso militar. Tal el caso de la dupla Menem-Cavallo que llevó el desmantelamiento industrial a un virtual paroxismo.
El 4 de junio de 1943 comenzó a forjarse un Estado argentino de valores agregados: minería, tecnificación agropecuaria, industrial, tecnológica, científica, marítima y aérea. Sin deuda externa.
Con interrupciones y reanudaciones, llegamos al 24 de marzo de 1976, que no fue la simple sustitución de un gobierno por medio de un golpe de Estado, sino la fractura y aniquilamiento, es decir, la reducción a la nada, de una estructura jurídica-económica-industrial-tecnológica y científica que había gestado el sur de la América del Sur en su progresión al techo mundial antártico.
Una demografía que se organizaba como una nación y como un Estado nunca previsto por los númenes de la geonomía o geoeconomía. Es decir, algo económicamente impensado que sólo tenía el precedente de pensadores e idealistas permanentemente silenciados.
Lo más increíble fue que esta estructura innovadora tuvo por artífice a un General que actuando, con un método “bonapartista”, forjo una “economía para la defensa” en lugar de defender, como era usual en Latinoamérica, a un sector de la economía opositor a otro.
El 24 de marzo de 1976 se inició el aniquilamiento del programa que en esos años se sintetizaba en dos palabras: “liberación o dependencia”.
“Liberación” que el imperio, dominante hasta nuestros días, no podía tolerar bajo ningún aspecto. Desarrollando una acción de promoción del golpe que hizo pública sin ambages, tal como leemos en el “Informe” de Lord Franks, presidente de la Comisión de Consejeros Privados de la Reina,(con el título “Fakland Islands Review” publicado por el diario la Nación el 2 abril 1989):
“Enero 22-1976: los comandantes del Ejército y de la Armada son contrarios a aprobar cualquier medida militar susceptible de facilitar el mantenimiento en el poder del régimen de la señora de Perón. Si bien es posible que se establezca una corta tregua, es previsible la toma de nuevas medidas contra los intereses británicos bajo la forma de un aumento de presión hostil, tanto política como económica”.
Constatamos que toda obra de defensa del patrimonio nacional y del bienestar del pueblo argentino es una hostilidad hacia Gran Bretaña.
En esos años se efectuaron concretos actos de defensa soberana, que difieren sustancialmente de la cosmética verbal de tinte nacionalista inocuo de nuestros días.

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