por Javier Cornejo
Nota del redactor:
Artículo publicado en el diario El tribuno el 02/11/2009
En el próximo mes de diciembre tendrá lugar en Copenhague
(Dinamarca), la harto publicitada reunión de presidentes de países que
"debatirán" sobre el calentamiento global.
En función de ello, el Gobierno británico, a través de la
Agencia Meteorológica del Reino Unido, el ministro de Energía y Cambio
Climático EdMiliband y su par de Relaciones Exteriores, elaboró y publicitó en
todo el mundo un mapa sobre su impacto, con el que medidas para detener dicho
calentamiento. Entre ellas: "Financiamiento a los países en vías de
desarrollo para que efectúen acciones de reducción de emisiones de C02"
(Clarín 23/10/09 pág. 36). ¡Se presentan ante el mundo como los salvadores de
su "fritura", de igual manera a como se presentaron como adalides de
la libertad de esclavos, cuando debieron colocar su máquina a vapor!
Hay cambio climático. Siempre lo hubo. Es algo normal en la
estructura planetaria. Pero no significa que sea calentamiento por emisiones
humanas de C02.
Esto es una falacia de fabricadores de falsos apocalipsis
como Al Gore y naciones "desarrolladas" encabezadas por él Imperio
británico (El Tribuno 31/ 7/09 pág. 16) "El fraude del calentamiento
global").
Hay cambio climático en proceso de pico de temperatura
extrema hasta el 2012, a partir del cual se revierte el proceso por una futura
glaciación en consonancia con los ciclos solares, verdaderos responsables del
"cambio". Está demostrado científicamente (y no publicitariamente)
por los laboratorios rusos, chinos y de EEUU de investigaciones astronómicas y
espaciales, tales como el de San Petersburgo.
A través del falaz calentamiento global, se intenta detener
el progreso de los países subdesarrollados, para acaparar sus recursos naturales
"intactos" y tales geografías libres de ocupantes.
Seguramente los presidentes de países votarán algún acuerdo.
En él resulta relevante el voto de los países de economía agrícola que
impondrán normas a los industriales. De allí que el papel de Latinoamérica sea
decisivo en orientar una decisión de desarrollo o aniquilación. O el voto sea
orientado por los países industriales que dominantes de algunos países
agrícolas los usen para imponer un criterio a industriales competidores. Es
decir, el voto de nuestro país puede venderse al mejor postor, según sea la
necesidad K de fondos. No obstante, según lo acordado en la reunión del G-20 el
2 de abril pasado en Londres, está previsto una alineación en pos de Gran
Bretaña como contraprestación al envío de fondos que haría el FMI sin
auditoría. Frente a ello llama la atención el reciente acuerdo entre Roma y
Londres, divergentes desde el año 1534, entre el jefe de la Iglesia Anglicana,
Rowan Williams, y el arzobispo de Westminster, Vincent Gerard Nichols, por un lado,
y el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, cardenal
William Joseph Levada, y el secretario de la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, arzobispo Joseph Di Noia, por
otro. Al decir del cardenal Levada, el mencionado acuerdo: "Está en línea
con el compromiso para el diálogo ecuménico"(¿?). "Se establecerán
diócesis no territoriales que dependerán de un obispo particular", no del
diocesano. "Esas comunidades conservarán su patrimonio espiritual
litúrgico anglicano, y su prelado personal será elegido entre ese clero".
Para este acuerdo el papa Benedicto XVI aprobó una Constitución Apostólica,
norma de máximo rango.
En 2007 el ex primer ministro Tony Blair, dando el puntapié
inicial, dejó la Iglesia Anglicana y se sumó al catolicismo.
Seguramente el mundo debatirá la "cosmética" de
este acuerdo. Correrán ríos de tinta e interminables debates de devenidos
especialistas en religión, sobre si recibirán la comunión de curas casados,
obispos mujeres, homosexuales que consagren el cuerpo de Cristo, inimaginables
procesiones, misachicos y misas concelebradas, matrimonios entre personas del
mismo sexo celebrados en tradicionales catedrales del mundo. El tema será
interminable. Mientras tanto, a los fieles católicos, que "
casualmente" en su gran mayoría se encuentran en los países
subdesarrollados, quizá se les llegue a imponer como "pecado",
"como pecado ambiental" el talar un árbol, y sea válido el asesinato
de quién lo intente. Podemos esperar cualquier cosa. Hasta la manipulación de
la fe pareciera ser un arma idónea para lograr de-tentar los recursos
energéticos necesarios para el control del mundo actual y futuro.
Los hechos concretos y no los pareceres nos demostrarán la
angustiosa verdad que se cierne sobre nuestro país y sobre todos nosotros.
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