POR JAVIER CORNEJO
Es indudable que
los símbolos transmiten un mensaje único, comprensible por todos.
Su sola visualización amalgama un trascendente significado sin que precise
explicación alguna. Un sólo logo
identifica una pertenencia.
En tal simbología se ubica como prioritario el
pabellón de las naciones, su bandera.
Acordando que una
bandera significa un todo comunitario y geográfico por el que es representado,
bien podemos inferir que la destrucción de ella conlleva implícita la destrucción de a quienes
representa y su geografía. Sin analizar conclusiones más complejas, y
constatando los hechos que hoy nos inundan, comprobamos la puesta en marcha de
una campaña sistemática de destrucción del símbolo que nos identifica como el
Estado Nacional Argentino. Una campaña en todos los frentes con el claro objetivo de fraccionamiento de la Nación
Argentina, de su territorio, y disgregación de sus ciudadanos.
Aplaudimos y
asistimos impávidos a una secuencia de suicidio institucional que
necesariamente derivará en un desencuentro impensable en pos de una nueva simbología
con la que ya convivimos. Paradójicamente se impone con la complacencia y, hasta agrado, simpatía,
beneplácito de todos.
Me refiero a las banderías
importadas que hoy eclosionan como estandarte de autodenominados “pueblos
originarios” y comunidades minoritarias pretendientes de imponer su criterio a todo el
pueblo argentino.
VEXILOLOGIA SEPARATISTA
Al respecto
traigo a colación el artículo denominado “Vexilologia Separatista” que bien
puede aclarar la intencionalidad del proceso destructivo de nuestra enseña
patria, nuestra Bandera Azul y Blanca por la que ofrendaron su vida
innumerables argentinos.
Con permiso de su
autor “argentinatoday.org”, a continuación reproduzco sus conceptos:
VEXILOLOGÍA SEPARATISTA
Análisis de las hipotéticas banderas
indigenistas y de los falsos mapuches.
La vexilología es la disciplina que estudia sobre
el origen y conformación de las banderas. Ya hemos ido subiendo oportunamente
información sobre algunos de los símbolos usados por los grupos separatistas,
pero aquí hemos sistematizado y ampliado lo ya expuesto.
A través de una intensa campaña de propaganda y de
saturación visual se nos pretende hacer creer que ciertos símbolos, esgrimidos
por los llamados (a veces mal llamados) “pueblos originarios”, tienen un
carácter ancestral. Nada más falso, toda vez que el concepto de bandera es
occidental y que los indígenas precolombinos no conocieron las telas de flameo.
Es oportuno escribir algunas líneas al respecto para ver cuánto tienen de
apócrifas dichas presuntas enseñas.
LA WIPHALA. Bandera cuadriculada multicolor convertida en
símbolo nacional por Evo Morales en Bolivia (imagen 1). Sobre ella nos dice la
Academia Nacional de Historia del Perú: “El uso oficial de la mal llamada
bandera del Tahuantinsuyo es equívoco e indebido. En el mundo prehispánico
andino no se vivió el concepto de bandera, que no corresponde a su contexto
histórico”. Posición compartida por el Congreso de la República del Perú, que
publicó en su boletín número 59, del 23 de junio de 2004, la siguiente
aclaración: “El origen de la mencionada bandera es tan sólo una invención del
siglo XX. Una investigación publicada en el diario El Comercio señala como su
autor al ingeniero Raúl Montesinos Espejo, dueño de la radio Tahuantinsuyo,
quien en 1973 la utilizó al conmemorar el 25 aniversario de su radioemisora.
Luego su uso se fue extendiendo, razón que llevó en 1978 al alcalde del Cuzco,
Gilberto Muñiz Caparó, a declararla como emblema de su ciudad”.
Badera
Indigenista
Bandera
De Cuzco
Algunos investigadores sostienen otra teoría que
señala el origen de la Wiphala en la bandera ajedrezada de los tercios
españoles y menciona la serie de pinturas de los denominados Ángeles de
Calamarca, donde aparecen representaciones de banderas ajedrezadas
multicolores, y un cuadro llamado “Entrada del Virrey Morcillo a Potosí, de
Melchor Pérez de Holguín”, que se conserva en el Museo de América de Madrid, y
en el cual se puede ver al templo de San Martín en cuyas torres flamean dos
wiphalas.
Una tercera teoría señala que el origen de la
Wiphala es la etiqueta de una marca de gaseosas boliviana llamada
“Champancola”. Durante la preparación del Primer Congreso Indigenista Nacional
de Bolivia, el investigador Hugo Lanza Ordóñez propuso crear un emblema para dicho
evento. Otro de los organizadores, Germán Monroy Block opinó a favor de usar
una banderita más colorida, y ambos se dirigieron a la imprenta de un seño
llamado Gastón Velasco. Estaban discutiendo los colores que debía usarse en la
bandera, cuando don Gastón recordó que tiempo atrás le habían encargado la
elaboración de una etiqueta para la Champancola. La misma que se componía de
cuadraditos de varios colores, y el diseño fue adoptado para darle colorido al
primer Congreso Indigenista de Bolivia. Elizabeth de Col de Céspedes, que narra
esta historia en un artículo, asegura haberla oído de labios del mencionado
Lanza Ordóñez y tuvo la oportunidad de preguntar por su veracidad al imprentero
Velasco, quien, la corroboró sonriendo, diciéndole: “Cierto es, niñita, ¿cuándo
pues has visto un tejidito a cuadros entre los aymaras, o cuándo se ha conocido
antes esos colores si son invento de ahorita?”.
De cualquiera de las tres formas queda en evidencia
que no se trata de un símbolo ancestral indígena. La historiadora peruana María
Rostworowski Tovar de Diez Canseco pide separar “las cosas verídicas, serias y
reales, de las tonterías. Es momento de hacer un deslinde y rectificar por qué
está tomando cuerpo una cosa que no es histórica”. Y, para rematar, lanza esta
frase: “Le doy mi vida, los incas no tuvieron esa bandera. Esa bandera no
existió, ningún cronista hace referencia a ella”.
EL WENUFOYE (imagen 2): Transcribimos un
párrafo de Rodolfo Casamiquela, “Racista antimapuche”… o la verdadera
antigüedad de los mapuches en la Argentina”: La bandera no existía en América a
la llegada de los españoles. Su nombre mapuche es “terá-terá, derivado del
castellano “bandera”, (aunque hoy se ha difundido un neologismo mapuche, “foye
wenú”, que, con la intención de expresar “flamea arriba” (que sería fochei
wenú), expresa algo bien diferente: ¡canelo arriba!)”. (Nota: el canelo es un
árbol típico de algunas regiones cordilleras).
Muy lejos de ser un símbolo ancestral, la “bandera
mapuche” que se busca imponer en las escuelas y edificios públicos de la
Patagonia argentina fue creada en 1991 por el Consejo de Todas Las Tierras y
actualmente se usa en Chile. El CCT está liderado por Aucán Huilcamán, hombre
que pasa la mitad del año en Suiza recolectando euros para el separatismo mapuche
y que, según datos de la Policía de Investigaciones de Chile, realizó 198
viajes a Europa en 10 años, más que el Papa o el presidente de EEUU.
EL WUÑELFE (O GUÑELVE). Otros grupos
separatistas, como los que dirigen el sitio Kizugunewtun Independencia,
rechazan la bandera del Consejo de Todas las Tierras y enarbolan el Wuñelfe
(“Lucero de la mañana”, imagen 3). Se trata de una estrella blanca de ocho
puntas, que según algunos representa al planeta Venus y, para otros, es la flor
de canelo, árbol sagrado de los araucanos. Esta estrella va sobre un fondo
azul, y la presunta base histórica de esta bandera se debe a un retrato del
indio Lautaro realizado por el pintor chileno Pedro Subercaseaux –ya en el
siglo XX- en el que aparecía ondeando dicho símbolo.
UNA BANDERA QUE SIMBOLIZA GUERRA
Desde hace un tiempo venimos viendo que algunos de
los grupos mapuches radicalizados de Chubut utilizan en sus actos violentos una
bandera que no es la conocida Wenufoye, creada por el Consejo de Todas las
Tierras en 1991. Indagando un poco, nos encontramos con que la misma es la
denominada bandera “mapuche tehuelche” (imagen 4), lo cual suena bastante
confuso y parece un oxímoron. Esta fue creada en 1987 por Julio Antieco, quien
empezó las gestiones con comunidades mapuches para confeccionar una bandera
“que representase al pueblo mapuche-tehuelche”.
El 3 de agosto de 1991, en la Primera Reunión
Provincial de Caciques y Comunidades Aborígenes, realizado en Trevelin, expresó
la intención de crear un símbolo común. Por medio de la ley 4072, publicada el
5 de abril de 1995, la Provincia del Chubut la reconoció como «símbolo y
emblema de las Comunidades Aborígenes de la Provincia». La bandera lleva los
colores amarillo, blanco y azul y una punta de flecha.
La bandera ha cobrado oficialidad por parte del Ministerio de Educación Argentino que ha permitido su izamiento en escuelas de la región y en importantes oportunidades para el “pueblo mapuche-tehuelche”.
La bandera ha cobrado oficialidad por parte del Ministerio de Educación Argentino que ha permitido su izamiento en escuelas de la región y en importantes oportunidades para el “pueblo mapuche-tehuelche”.
Los colores de la bandera representan:
Amarillo: el sol.
Azul: el cielo.
Blanco: color del caballo sagrado en la
rogativa. (Es significativo este dato, y revela cuán poco tiene de ancestral el
símbolo, dado que el caballo era desconocido en nuestro continente antes de la
llegada de los españoles).
Flecha (kewpü): simboliza la guerra —cuando el pueblo mapuche-tehuelche recupere su dignidad como pueblo originario y no esté en guerra, se removerá esta flecha—
Este último dato es altamente significativo: enarbolar esa bandera significa estar en guerra ¿contra el Estado argentino, o quién sino? Llama la atención su asombrosa similitud con la denominada “bandera de la Patria Vieja”, de Chile, utilizada hasta 1818 aproximadamente. Es triste que este señor Antieco se sienta en guerra contra la Argentina, siendo que otro chubutense con su mismo apellido -Oscar Simón Antieco, araucano como él- sea uno de los 649 héroes que cayeron en Malvinas en defensa de la única bandera que tiene la Nación Argentina, la azul y blanca.
Sugiero consulta
blog www.argentina
vórtice geopolítico mundial articulo: “El indigenismo de Gran Bretaña”
Dr. Javier
Cornejo
Descendiente
directo en 15va. Generación americana de:
Inca Tupac Huallpa Cusi Yupanqui y Palla Cusi Chimpu Cusco.
Araucano, mapuche es un invento político
El historiador y escritor Chileno Sergio Villalobos vapuleo al tendencioso periodista de CNN, demostrando una superioridad intelectual y un conocimiento histórico sin precedentes. Una clase magistral de altura de conceptos que no pudo sostener el periodista, evidenciado cuando no encuentra argumentos para responder las respuestas de sus preguntas, que no tienen sustento.
Identidad Patagónica: solo Tehuelche
Los mapuches no son autóctonos de la
Patagonia Argentina
18/11/2014
A
propósito de las reivindicaciones mapuches en el sur argentino, publicamos un
interesante artículo esclarecedor sobre la temática.
Rodolfo
Casamiquela (1932-2008) fue un gran etnólogo argentino, criado ya desde muy
pequeño en contacto con indígenas de nuestro sur. En sus últimos años fue
varias veces escrachado por activistas mapuches (foto abajo), y sobre ello
afirmaba que ellos no tienen interés en la cultura indígena, sino que son más
bien "piqueteros".
Siempre
luchó por salvar del olvido la lengua tehuelche. Esto le preocupaba más que los
escraches.
Aporte:
Gabriel Martinez
"Empecé
a estudiar esto a los 14 años. Me fui a Buenos Aires y un día, en la Biblioteca
Nacional, empecé a leer mapuche, sin saber que en mi pueblo (Ingeniero
Jacobacci) la mitad de los chicos hablaba esa lengua, porque entonces ellos
ocultaban su origen. Ni los maestros lo sabían. Entonces, cuando volví, fue una
grata sorpresa descubrir que los peones que enfardaban la lana en una casa
comercial, donde trabajaba mi padre, eran de origen indígena. Con ellos pasé un
verano fantástico, porque empecé a anotar las primeras cosas sobre su idioma. A
los 16 años, siempre acompañado por los indígenas, ya estaba haciendo el primer
museo referido a su historia.
"He
conocido a cientos de indígenas y a todos los hablantes de tehuelche de la
Patagonia. Aprendí que primero vino el mundo tehuelche paleolítico, muy
antiguo. Los antepasados de sus antepasados se remontan a 10 mil ó 12 mil años
y evolucionaron en la Patagonia. Mucho después de la llegada de los españoles,
alrededor del 1600, el caballo permite que los tehuelches copen todo el ámbito
pampeano y Neuquén. Al mismo tiempo empieza la mapuchización. Existen grandes
diferencias entre unos y otros.
"Los
gigantes patagones no son una fantasía, sino los tehuelches reales, que
alcanzaban casi los dos metros de altura y una corpulencia de 150 kilos, de tez
oscura y ojos asiáticos, que vivían de la caza y se vestían con pieles. Los
araucanos o mapuches, en cambio, son una gente de raza mediana, cultivadores al
modo andino, que tenían casas de madera y paja y trabajaban en forma
maravillosa el tejido y la platería; ellos tenían una trayectoria cultural
superior, que los tehuelches imitaron.
Con la
llegada de la religión y la onomástica se va produciendo una transformación en
la lengua. Los caciques tehuelches, en el norte de la Patagonia, empezaron a
hablar mapuche. Pero las mujeres siguieron hablando tehuelche. Incluso algunas
familias saltaron del tehuelche al castellano, sin pasar por el mapuche. Hubo
un sincretismo religioso y lo tehuelche se mapuchizó. Pero el mapuche estaba
del otro lado de la Cordillera: en Chile.
"Hoy
hay descendientes vivos de grandes caciques tehuelches. Sólo son algunas
familias, los otros son descendientes de mapuches. Los Catriel, los Cual, los
Curiñanco. Los Ñanco, por ejemplo, son descendientes de Sacamata, uno de los
caciques más serios del norte de la Patagonia, nacido entre 1870 y 1880. Uno de
mis maestros fue quien salvó la lengua tehuelche, ya que era el último que la
hablaba. Se llamaba José María Cual, que en tehuelche quiere decir cuello. Él
murió en 1960, a los 90 años. Cuando lo conocí, yo era un muchacho y él estaba
ciego. Durante muchos años nos dedicamos a la lengua tehuelche (...) Estoy solo
en esto. Los descendientes no estudian a sus antepasados, porque eso
significaría leer a los blancos y hay una especie de rechazo, una negación, que
es como hacerse trampa en el solitario de la vida. No se puede avanzar.
Entonces soy un maestro ciruela, vale decir un científico, que dice la historia
como la cuenta la antropología. No hago concesiones de tipo demagógico. POR
ELLO, SI DIGO QUE ACÁ NO HABÍA NINGÚN MAPUCHE EN 1865 Y QUE RECIÉN LLEGARON EN
1890, DIGO LO QUE ES LA HISTORIA, NO LO INVENTO. SÓLO QUE OTROS CALLAN.
ENTONCES SOY EL MALO.
"Pero
los que me escrachan no son indigenistas en el sentido cultural, sino
piqueteros. Son políticos.
EL 99 POR
CIENTO DE LOS QUE SE DEFINEN COMO MAPUCHES SON, EN REALIDAD, DE ORIGEN
TEHUELCHE. Pero se
han dado muchas confusiones por la lengua o el apellido. Así se va perdiendo la
identidad.
"Ocurre
que la palabra mapuche es muy atractiva. Quiere decir gente de la tierra. Si se
usa como símbolo es correcto. Yo también soy gente de la tierra. En 1960, como
un homenaje, el Primer Congreso del Área Araucana Argentina propuso que a los
araucanos se les dijera mapuches, como en Chile.
"¿PUEBLOS
ORIGINARIOS? EN 1816 NO HABÍA MAPUCHES EN LA ARGENTINA. Los primeros se
radican en la Pampa en 1820. En 1890, al sur del Limay y el Negro, los primeros
pobladores de origen chileno fueron los mapuches y los chilotes. Hay que
distinguir muy sutilmente en todo este asunto.
"La
pérdida de identidad es terrible. Los nietos de mis maestros, que sabían lo que
eran, hoy se creen todos mapuches. Es decir, el abuelo era tehuelche puro, pero
el nieto es mapuche. Entonces, la Patagonia perdió su identidad. Esta es tierra
de aluviones, porque todos los días llega gente desde otros lugares".
Extractos
de: El Chubut / Azkintuwe Noticias/ Los Mastuatos."Patagonie, une tempete
imaginaire"..
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