se derrumbó la producción de leche, pero aseguran que no peligra el abastecimiento interno
Debido a la crisis económica que arrastran los tamberos desde el año pasado y por las altas temperaturas del verano, en los dos primeros meses de 2024 retrocedió más de un 15% el volumen producido
20 de marzo de 2024 Mariana Reinke LA NACION
La crisis de los tamberos se tradujo en un derrumbe productivoDaniel Basualdo
Lo que tiempo atrás fuera un presagio del sector lechero ocurrió. La crisis que venían atravesando los tambos por la sequía y por las malas políticas del gobierno pasado con los dólares soja y otras intervenciones condujo a una fuerte retracción productiva: más del 15% abajo en los primeros dos meses del año y un 17,8% menos si se compara febrero (con 29 días que significa más ordeñe) versus igual periodo del año pasado. Pese a esto, en la actividad aseguraron que no peligra el abastecimiento de productos lácteos en las góndolas.
Ya en el transcurso de 2023 los tamberos aventuraban una drástica caída. Esto se vio en sus establecimientos cuando en diciembre representó un 7% de baja y el acumulado de todo el año cerró con un 2% menos.
En este contexto arrancó el año, donde se sumó el fenómeno de calor y de humedad, lo que se denomina en la jerga el ITH (Índice de Temperatura y Humedad) afectando fuertemente al rodeo lechero con temperaturas de 40º grados y más de 80% de humedad. Esto generó, explicaron los expertos, un estrés en el rodeo que permaneció a la sombra sin comer y que llevó a una disminución en la producción.
Un problema no menor fueron las secuelas económicas que dejaron la sequía y la falta de pasturas, donde los tamberos para sostener la producción tuvieron que comprar alimentos afuera y donde las relaciones de precio no eran favorables: el resultado fue un productor desfinanciadoArchivo
Un problema no menor fueron las secuelas económicas que dejaron la sequía y la falta de pasturas, donde los tamberos para sostener la producción tuvieron que comprar alimentos afuera y donde las relaciones de precio no eran favorables: el resultado fue un productor desfinanciado.
"Este escenario de mayor estrés para el rodeo y grandes dificultades económicas se combinaron y generaron una caída de casi el 13% en enero, y de más del 17% en febrero, respecto al año pasado, lo cual da un primer bimestre con un 15% menos de leche que el 2023. Seguramente esto se arrastrará gran parte en el mes de marzo", señaló a LA NACION Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
"Es probable que, terminada esta situación de verano extremo, podamos empezar a repuntar porque las relaciones de precios son un poco más favorables y porque, producto de las lluvias, va a haber disponibilidad de verdeos, praderas y reservas forrajeras a través de heno y de silo. Es probable que la cosa pueda empezar a mejorar", agregó.
Pese a la baja productiva en los tambos, en la actividad aseguraron que no peligra el abastecimiento de productos lácteos en las góndolas
Hace más de un año que la tambera y coordinadora de la Comisión de Lechería de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Andrea Passerini, lo anticipaba en redes sociales. "La caída de producción de leche de febrero de 2024 es la peor en lo que va del siglo, por lejos. Era crónica de una muerte anunciada, quienes producimos la vivíamos, la sentíamos y la gritábamos a los cuatro vientos en cuanto ámbito pudimos. Pero nada pasó y ojo al piojo de lo que está pasando en marzo donde la caída va a ser mayor", enfatizó.
En cuanto a si este contexto actual llevará a que exista faltante de productos lácteos para el consumidor, en el sector primario lo negaron. "Las góndolas no van a correr peligro, al menos desde la producción primaria. Si bien bajó la producción, estamos esperando señales claras desde la cadena y la política, para seguir apostando cada día a algo que realmente nos apasiona", dijo José María Cano, presidente de la Unión de Productores de la Cuenca Lechera Mar y Sierras.
En esa línea, Giraudo indicó que también el consumo interno fue en el mismo sentido que la producción, donde luego del proceso devaluatorio y de alta inflación la compra de productos lácteos en el mercado doméstico tuvo también un fuerte freno. Por otro lado, señaló que la devaluación y la suspensión de los derechos de exportación (DEX) favorecieron el incremento de las exportaciones este año.
"El consumo de leche fluida ha caído en torno al 15%, en algunos otros productos como los quesos cayeron mucho menos, pero cayeron al fin. Con lo cual no se nota en el mercado esa menor oferta que existe", dijo el directivo.
Indicó que, cuando empiecen a converger los precios y los ingresos de la población y empiece a reactivarse algo el consumo interno, ya se va a encontrar una mayor oferta de producción porque, aparte de haber caído la producción, se está hacia el pico estacional de mínima. Vale recordar que la producción lechera merma normalmente hasta abril y luego empieza a crecer hasta octubre.
"Con lo cual, ese rebote en la producción va a lograr volúmenes que abastezcan concretamente. Pero bajo ningún punto de vista, está en riesgo la disponibilidad de productos lácteos en el mercado doméstico. Normalmente, la Argentina destina el 70% de lo que produce al mercado interno y un 30% lo exporta. A pesar de que tiene alto consumo, la producción siempre es excedentaria sobre el consumo doméstico", aclaró.
La industria coincidió en que no va a haber faltante para el consumidor local. Ércole Felippa, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), destacó: "S bien es una baja pronunciada, no hay que olvidarse que el país consume el 75% de lo que produce, más allá que hoy hay un nivel fluido de exportaciones y hay una baja importante en la producción. Pero de ahí a que falte leche en las góndolas hay un trecho bastante largo. Particularmente no veo ninguna posibilidad de que falte leche en el mercado interno".
Para Cano, en particular en su cuenca, hay dos motivos principales de esa marcada caída. El primero es la falta de precio de la materia prima y, por otro lado, la mala relación con los insumos para lograrlo. Por esto, muchos tamberos dejaron parte del área utilizada para dar de comer a sus vacas y se pasaron a agricultura "por ser infinitamente más rentable".
"Los productores tamberos queremos defender nuestro esfuerzo de muchos años a nuestra gente. Por eso, si bien hubo una caída importante en la producción, no se redujo el personal de manera directa. Desde hace muchos años nos faltan políticas que acompañen a un sector que ha ido creciendo en tecnología, genética, uso de prácticas sustentables. Es un sector que derrama trabajo en todas las áreas de las economías regionales: transportistas, talleres, contratistas rurales, plantas de alimento balanceado, agronomías y veterinarias", reivindicó.
¿Vamos hacia un mundo sin leche?
Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 25 de Julio de 2009
La crisis a la que ingresamos parece arrasar con lo más elemental. El haber elegido como “botón de muestra” esta industria se encuentra motivado porque la misma es el alimento base del ser humano a partir de su nacimiento. El haberla llevado a la extrema situación en que se encuentra está acorde con los programas malthusianos de reducción poblacional a los que nada se encuentra ajeno. Al decir de Josué de Castro en su obra “Geopolítica del hambre”, ya en 1972 “las carencias nutricionales cualitativas y no sólo cuantitativas... serán causantes del desquicio físico generacional...”.
En Estados Unidos, al ritmo actual de desintegración económica, para fines de este año habrá desaparecido alrededor de un 20% del ganado lechero. Esto es lo que proyectan dirigentes lecheros basados en el hecho de que les “pagan los productos a precios de 1973 y pagan costos de 2009”. “Todo el mundo está en rojo”, sostiene Mike Van Amburg, profesor de Ciencia Animal en la Universidad Cornell en Nueva York, uno de los tradicionales estados lecheros de EEUU.
La crisis es mundial y afecta la principal fuente de proteína animal en la dieta diaria de millones de personas. Debido a esto, se puede decir que la política económica actual del gobierno de Obama, que está contribuyendo al desastre, forma parte de su política de atención médica orientada a la reducción poblacional acorde con los programas en tal sentido aplicados a mansalva en gran cantidad de naciones. De las que grotescamente Argentina también forma parte, adecuando la política agropecuaria a tales dictados. El tema es mucho más profundo y va más allá de una simple resolución 125.
Los consumidores enfrentan precios inalcanzablemente altos que fijan los megaprocesadores (Nestlé, Kraft, Suiza/Dean, Unilever, etc.) a los productos lácteos, en tanto que los granjeros, casi sin ninguna excepción, reciben pagos por debajo de sus costos de producción.
En EEUU, en los últimos 18 meses, el precio que reciben los productores por “100 libras de leche” cayó de US$ 20,50 a entre US$ 11,50 y US$ 12,50 en junio. Esto está US$ 3 por debajo del costo de producción, así como también de US$ 6 a US$ 8 por debajo de lo que recibían en el 2007 y principios del 2008. Un lechero típico que ordeña 375 vacas pierde US$ 26.000 al mes.
Los lecheros de California marcharon a Washington en busca de soluciones. El senador Bob Casey, de Pennsylvania, presentó un proyecto de ley en tal sentido. No obstante, el secretario de Agricultura de Obama, sigue aplicando medidas obstruccionistas.
En Nueva Zelanda, la compañía exportadora de leche más grande del mundo, Fronterra Cooperative Group Ltd., les estaba pagando, para mayo de 2009, a los productores 12% menos por su leche que el año anterior.
En la Unión Europea, se espera que para fines de julio se anuncien algunas medidas y recientemente extendió a seis meses, su programa para comprar y almacenar superávits de mantequilla y leche en polvo que significa un pequeño aliciente a los productores. Ello, luego de que productores, al mejor estilo “piquetero”, bloquearon las carreteras a Bruselas el pasado 13 de junio.
Con el fin de apuntalar un “alza en los precios” se sacrifican permanentemente vacas de ordeñe. En EEUU se eliminaron 1.600 millones de libras de capacidad de producción de leche.
En nuestro país, como es de público conocimiento, a fines de 2009 ya tendremos que estar importando leche, habiendo sido uno de los países productores más importantes del mundo. En el 2006, teníamos alrededor de 55,4 millones de cabezas. Para el 2010 se estima estar por debajo de los 47 millones de cabezas. El tránsito a la faena de las vacas lecheras es una constante. El cierre y quiebra de los establecimientos parece imparable.
La industria láctea es el primer escalón en la escalera nutricional del ser humano. Su continuación, el resto de la industria alimentaria, sigue por igual o peor camino. El designio inexorable de aniquilación humana es de aplicación global.
Con o sin INDEC, la franja de la pobreza se amplía velozmente y con ella la vulnerabilidad sanitaria y de otros factores a los que la población no tiene posibilidades de enfrentar.
Todas las posibilidades están dadas para revertir totalmente el escenario. Sólo falta la voluntad política de nuestros gobernantes, más preocupados en el parloteo mediático, intrascendente, de alianzas, instaurado como panacea. Totalmente alejado de la concreción de los hechos, medidas y decisiones que el país, sin más dilaciones, ya necesita.
¡Los usureros no dialogan! ¡Los usureros no negocian!
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