A vueltas con las manchas
blancas de Ceres
Daniel
Marín 30 jun 16
Las
manchas blancas de Ceres son el mayor enigma que ha descubierto la misión Dawn
de la NASA desde que llegó a la órbita del planeta enano. En principio se pensó
que podían estar formadas por hielo de agua, pero esta hipótesis se desechó
rápidamente al comprobar la alta temperatura superficial de Ceres. Finalmente,
hace seis meses el misterio parecía haber sido resuelto cuando los científicos
de la misión anunciaron que las manchas eran depósitos salinos. Más
concretamente, sulfato de magnesio (MgSO4). Sin embargo, ahora
parece ser que el asunto no es tan simple.
Las manchas blancas del cráter
Occator parecen ser depósitos de carbonato de sodio
(NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA/ASI/INAF).
Un nuevo
estudio publicado en Nature apunta que, efectivamente, las manchas son
sales, pero no sulfato de magnesio como se pensaba, sino carbonato de sodio (Na2CO3)
mezclado con cloruro de amonio o carbonato de amonio. De ser cierto, estaríamos
ante las mayores concentraciones de carbonatos descubiertas fuera de la Tierra.
El descubrimiento es importante porque no se trata de un simple cambio de
fórmula química. El carbonato de sodio se encuentra en la Tierra en zonas con
actividad hidrotermal, así que es posible que las manchas sean un indicio de la
existencia de agua líquida en tiempos geológicamente recientes o incluso en la
actualidad.
Los
nuevos resultados se han obtenido a partir de observaciones de las manchas del
cráter Occator, las más llamativas del planeta enano, aunque con toda seguridad
son extensibles a las cerca de 130 manchas blancas que Dawn ha descubierto en
la superficie. El cráter, de 92 kilómetros de diámetro, tiene una edad de solo
80 millones de años, así que probablemente el impacto que lo creó generó el
calor suficiente para que el agua líquida del interior rica en sales se
filtrase por las grietas y depositase el carbonato en la superficie tras
sublimarse. La mayoría de manchas están asociadas a cráteres de impacto, por lo
que el proceso podría ser similar en todo el planeta enano.
El cráter Occator y sus manchas,
con los datos del espectrómetro de Dawn a la derecha
(NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA/ASI/INAF).
Por otro
lado, el carbonato de sodio consolida la hipótesis de que Ceres se formó mucho
más lejos de donde se encuentra ahora (el carbonato de sodio y el cloruro de amonio
son comunes en Encélado, la luna de Saturno, por ejemplo), una idea que también
ha sido reforzada por el descubrimiento de amoniaco en el planeta enano
anunciado el año pasado. Antes de la llegada de Dawn se pensaba que Ceres podía
ser un cuerpo diferenciado con un núcleo rocoso, una superficie helada y un
manto de agua líquida en medio que con suerte podía haber sobrevivido hasta el
presente. Pero los datos de Dawn son compatibles con un
mundo más homogéneo, menos diferenciado, y que quizás sufrió en el pasado la
pérdida de las capas exteriores ricas en hielo de agua. La superficie de Ceres
ha resultado ser más seca de lo esperado y el planeta enano parece ser un
cuerpo no diferenciado de roca porosa con, como mucho, un 40% de hielo
mezclado. Pero no no todo el mundo está de acuerdo con esta hipótesis y ahora
habrá que ver cómo se reconcilian estos modelos del interior con la presencia
de carbonatos.
En vez de
poseer un manto de agua líquida en el pasado —o en la actualidad— es posible
que el agua en Ceres aparezca en zonas muy diversas del interior del planeta
enano dependiendo de la concentración local de hielo y sales. Esta posibilidad,
sumada a la existencia de carbonatos, convierte a Ceres en un objetivo más
interesante desde el punto de vista astrobiológico, a pesar paradójicamente de
la relativamente escasa cantidad de hielo de su interior.
El centro del cráter Occator
(NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA/ASI/INAF).
Referencias:
- https://www.nasa.gov/feature/jpl/recent-hydrothermal-activity-may-explain-ceres-brightest-area
- http://nature.com/articles/doi:10.1038/nature18290
- http://www.nature.com/ngeo/journal/v9/n7/full/ngeo2743.html