Por los altos costos, el
Gobierno declarará fracasada la licitación de la campaña antártica
Desestimará
las ofertas porque superan el tope de US$ 20 millones; la única propuesta que
se ajusta al presupuesto no cumple las exigencias técnicas
LA NACION
Viernes
23 de septiembre de 2016
Decidido
a no gastar más de US$ 20 millones en el alquiler de un buque que sustituya al
rompehielos Irizar, en los próximos días el Gobierno declarará
"fracasada" la licitación destinada a contratar un buque extranjero
para la próxima campaña antártica.
El
objetivo de bajar costos -el último alquiler pactado por la gestión
kirchnerista había ascendido a US$ 25 millones- le complicó al Gobierno los
planes para el aprovisionamiento de las bases de la Antártida en el próximo
verano. Sin embargo, en el Ministerio de Defensa garantizaron a LA NACION que
la campaña no corre riesgos, dado que ya están lanzados un Plan B -firmar un
contrato con un Estado extranjero- e incluso un Plan C -hacerlo con medios
propios, aunque con restricciones-, que permitirá llevar los combustibles y
víveres que necesitan los 250 militares y científicos que pasan todo el año en
las seis bases permanentes.
El Gobierno
quiere bajar los costos de la campaña. Foto: Archivo
"La
campaña no está en riesgo. Estamos evaluando las alternativas y todo se
definirá en breve", adelantó a LA NACION una fuente cercana al ministro
Julio Martínez.
Más notas
para entender este tema
La
organización de la campaña antártica está a cargo del secretario de Logística
del Ministerio de Defensa, el radical Walter Ceballos, quien en los últimos
días advirtió inconsistencias en los gastos de alimentos contratados por el
gobierno anterior para la campaña 2015/16. Un estudio comparativo de los
alimentos adquiridos al Mercado Central muestra que mientras la gestión
kirchnerista gastó $ 76,1 millones en los principales rubros de alimentos en
2015, el gobierno actual previó $ 41,1 millones, con lo que la próxima campaña
antártica generará un ahorro de $ 35 millones (ver aparte).
"En
los últimos ocho años, los sucesivos alquileres de buques polares y rompehielos
para sustituir al Irizar costaron más de US$ 147 millones, con una curva
promedio que fue creciendo año tras año", explicó Ceballos, al ser
consultado por LA NACION.
Siete de
las últimas ocho licitaciones fueron adjudicadas por el kirchnerismo al buque
polar ruso Vasily Golovnin -la mayoría de las veces como único oferente en las
licitaciones-, por precios que variaron de US$ 16 millones en 2008 a US$ 25
millones en 2015. El único año que no fue contratado el barco ruso, la
licitación fue ganada por la empresa Transport & Services SA, en 2012, que
realizó la campaña con el buque holandés Timca, que dejó sin entregar el 30% de
la carga.
Para la
próxima campaña, el Gobierno puso un límite de US$ 20 millones para el alquiler
de un buque polar, con dos helicópteros, y un rompehielos, necesario para
llegar a las bases más australes, como la Belgrano II, que recibe
aprovisionamiento cada dos años.
Fuentes
del Ministerio de Defensa anticiparon a LA NACION que ninguna de las cuatro
empresas que se presentaron a la última licitación cumplió con las condiciones
mínimas requeridas. De entrada fueron rechazadas las empresas Témpanos
Argentinos, que ofertó US$ 38 millones y se excedió largamente, y Assine SA,
que hizo un planteo administrativo sin identificar costos ni condiciones
técnicas.
Trade
Baires International, que ofreció el buque Vasily Golovnin, propuso US$ 25,6
millones (también por encima del precio límite) y Meihuizen International
ofertó US$ 10 millones, con el buque sudafricano Agulhas y el rompehielos
Botnica, de Estonia, pero sería descartada por no cumplir exigencias técnicas,
como la capacidad de los helicópteros para transportar cargas.
Con este
panorama, en virtud de los informes que presentarán las comisiones técnica y
evaluadora, el Ministerio de Defensa está a punto de declarar
"fracasada" la licitación. No corresponde declararla desierta, ya que
esta calificación sólo se aplica cuando no hay oferentes.
Planes alternativos
El Plan B
que se analiza en el Ministerio de Defensa comprende gestiones con la
Federación Rusa, mediante un contrato de Estado a Estado, con el techo del
presupuesto oficial de US$ 20 millones. De este tema habló Martínez con el
ministro de Transporte ruso, Maxim Sokolov, en su reciente visita a ese país.
Incluso no se descarta que se concrete el alquiler de un barco con opción de
compra. Fuentes castrenses recordaron a LA NACION que luego del incendio del
Irizar le ofrecieron en dos oportunidades al gobierno de Cristina Kirchner
venderle el Vasily Golovnin por US$ 10 millones, pero no aceptó. Luego, el
mismo barco fue alquilado sucesivamente para las distintas campañas, abonando
finalmente en total un precio superior a los US$ 100 millones.
La opción
de Estado a Estado también podría avanzar con Sudáfrica y con Estonia, para
lograr mejores condiciones que los barcos ofrecidos por las empresas privadas
de esos países.
La última
alternativa sería el Plan C: una campaña antártica con medios propios (buques
de cargas con limitaciones para ingresar en zonas de hielo) y algunas
restricciones en las provisiones. Habitualmente se envía más de 5200 toneladas
de carga y se transportan unas 1500 personas durante el verano. En este caso se
mandarían alimentos, equipos y combustibles necesarios para garantizar el
aprovisionamiento y los proyectos militares y científicos de las seis bases
permanentes.
"Sería
una emergencia, pero no tan grave como la que enfrentamos el 10 de diciembre
pasado, el mismo día que asumió el Gobierno, cuando la gestión anterior había
contratado todo para la campaña y no había pagado un peso. Tuvimos que hacer
malabares, en medio de las restricciones del cepo, para garantizar el pago a
las empresas contratadas y realizar la campaña", recordó a LA NACION un
colaborador del ministro Martínez.
Ahorros en la Antártida
La Casa
Rosada estableció límites para la próxima campaña
US$ 20
millones
Es el
tope fijado por el Gobierno en los pliegos de la licitación de la campaña
antártica. Las ofertas sólo pueden superar dicho monto en un 20 por ciento
US$ 10
millones
Meihuizen
ofertó un precio bajo para el buque polar Agulhas y el rompehielos Botnica,
pero no cumple los requerimientos mínimos
US$ 25,6
millones
Es el
importe propuesto por Trade Baires International para contratar al buque ruso
Vasily Golovnin, que realizó la campaña antártica en siete de las últimas ocho
misiones
$ 35
millones
Es el
ahorro en la compra de alimentos en el Mercado Central. Se gastarán $ 41,1
millones, frente a los $ 76,1 millones de la campaña anterior
Complementariedad
Por Javier
Cornejo
Artículo
publicado en el diario El Tribuno el 02.11.2012
Iniciamos el 2012, en el que se cumplen 30 años de la cruenta Guerra de
Malvinas, herida abierta que parece encaminarse a un resultado, profundizando
la misma.
La ficción del entramado discursivo que el gobierno del Imperio Británico pone en escena, al que le hacen eco los funcionarios argentinos, en la intención de presentar al mundo unas aparentes e irreconciliables posiciones antagónicas, tiene por solo objeto el desvío de atención del único paso válido que debe realizar el gobierno argentino, si es que existe una intención cierta de reclamo soberano sobre nuestras islas Malvinas, esto es: la denuncia de los tratado de Madrid, del 15 de febrero, y de Londres, del 11 de diciembre de 1990.
Tal como lo realizó el general Perón con el convenio Miranda - Eddy, de 1946, por el que nos obligábamos a la exportación de carne a Gran Bretaña. En 1947, al declarar Inglaterra la inconvertibilidad de la libra esterlina, el General denunció el tratado, lo dejó sin efecto y suspendió el envío de carnes. (Galán Beatriz: Derecho Agrario. Ed. Abeledo Perrot. Bs.As. 1967. Pág. 105)
La ficción del entramado discursivo que el gobierno del Imperio Británico pone en escena, al que le hacen eco los funcionarios argentinos, en la intención de presentar al mundo unas aparentes e irreconciliables posiciones antagónicas, tiene por solo objeto el desvío de atención del único paso válido que debe realizar el gobierno argentino, si es que existe una intención cierta de reclamo soberano sobre nuestras islas Malvinas, esto es: la denuncia de los tratado de Madrid, del 15 de febrero, y de Londres, del 11 de diciembre de 1990.
Tal como lo realizó el general Perón con el convenio Miranda - Eddy, de 1946, por el que nos obligábamos a la exportación de carne a Gran Bretaña. En 1947, al declarar Inglaterra la inconvertibilidad de la libra esterlina, el General denunció el tratado, lo dejó sin efecto y suspendió el envío de carnes. (Galán Beatriz: Derecho Agrario. Ed. Abeledo Perrot. Bs.As. 1967. Pág. 105)
Apoyos internacionales
El novedoso apoyo chino, cuya flota depreda de hace años nuestro litoral
marítimo, y ahora sus “empresas” (petróleo, minería, soja, supermercadismo
etc.) se aprestan a la depredación continental (El Tribuno Argentina China I -
II- III marzo 2011), resulta un ingrediente más, demostrando que la disputa de
nuestro sur continental, insular y antártico, se debate entre las verdaderas
grandes potencias mundiales con total independencia de la voluntad argentina.
No contamos. Irak, Egipto, Libia, Siria (ahora Irán), bien pueden servirnos de
ejemplo.
Todo es una cháchara encaminada a colmar nuestra posibilidad soberana con “sentarse a una mesa de negociaciones”, presentando tal cuestión como el gran triunfo de la retórica diplomática argentina y coerción de la unión latinoamericana, que doblega a la potencia insular.
Pero, ¡si eso mismo es lo que pretende el Imperio!, ¡maestros en el arte de la negociación desde la noche de los tiempos!
El Foreing Office ya lo tiene previsto, dejando fuera toda discusión de “soberanía”, la que quedará bajo el denominado “ paragua de intocabilidad” encaminado a lograr la declaración de Estado Ribereño de la nueva inmensa provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Previamente tendremos un sinnúmero de escaramuzas, prohibición de abastecimientos a los buques con bandera de las islas, comunicados que van y vienen, submarinos nucleares que refuerzan el poderío bélico inglés, declaraciones de los isleños, visitas reales, etc.
El concreto resultado será un nuevo tratado que posiblemente se titule: “Acuerdo anglo-argentino de cooperación mutua para el desarrollo austral”. Iniciado con una teórica zona de protección ambiental alrededor de las islas Georgias, para el aplauso ecologista.
A ello se sumará el apoyo continental para las empresas británicas, argentinas o de capitales mixtos de cualquier país, las que, en una complementariedad, culminarán el proceso iniciado en el gobierno de Néstor Kirchner, con Enrique Eskenazi -en la parte operativa petrolera-, y los asesores de Barclays -en la faz financiera de la deuda externa-, tema que será decisorio en la instrumentación del futuro reordenamiento geopolítico del sur patagónico, que posiblemente adquiera una inédita división geográfica que quizá ya no asombre a los anestesiados habitantes de este suelo.
Todo es una cháchara encaminada a colmar nuestra posibilidad soberana con “sentarse a una mesa de negociaciones”, presentando tal cuestión como el gran triunfo de la retórica diplomática argentina y coerción de la unión latinoamericana, que doblega a la potencia insular.
Pero, ¡si eso mismo es lo que pretende el Imperio!, ¡maestros en el arte de la negociación desde la noche de los tiempos!
El Foreing Office ya lo tiene previsto, dejando fuera toda discusión de “soberanía”, la que quedará bajo el denominado “ paragua de intocabilidad” encaminado a lograr la declaración de Estado Ribereño de la nueva inmensa provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Previamente tendremos un sinnúmero de escaramuzas, prohibición de abastecimientos a los buques con bandera de las islas, comunicados que van y vienen, submarinos nucleares que refuerzan el poderío bélico inglés, declaraciones de los isleños, visitas reales, etc.
El concreto resultado será un nuevo tratado que posiblemente se titule: “Acuerdo anglo-argentino de cooperación mutua para el desarrollo austral”. Iniciado con una teórica zona de protección ambiental alrededor de las islas Georgias, para el aplauso ecologista.
A ello se sumará el apoyo continental para las empresas británicas, argentinas o de capitales mixtos de cualquier país, las que, en una complementariedad, culminarán el proceso iniciado en el gobierno de Néstor Kirchner, con Enrique Eskenazi -en la parte operativa petrolera-, y los asesores de Barclays -en la faz financiera de la deuda externa-, tema que será decisorio en la instrumentación del futuro reordenamiento geopolítico del sur patagónico, que posiblemente adquiera una inédita división geográfica que quizá ya no asombre a los anestesiados habitantes de este suelo.
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