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jueves, 29 de junio de 2017

PUTO CAPITALISMO



PUTO CAPITALISMO

15 de mayo de 2015


Coca-Cola, HSBC o Disney, entre las multinacionales que hacen lobby a favor del homosexualismo en EEUU. Presionan al Tribunal Supremo para que pida que el ‘gaymonio’ se amplíe a los Estados en los que no está aprobado. Envían un informe de 127 páginas a los nueve jueces que el 28 de abril deben decidir sobre cuatro recursos en el país. Entre las empresas pro-gay están la mayoría de las compañías informáticas, Facebook, Apple, Google, HP, Microsoft y Twitter. También aparece el fraudulento HSBC o la multinacional Disney, que ha dado varios pasos en el mismo sentido. Por cierto, en Europa, Dolce y Gabbana estallan contra Elton John por pedir un boicot a su firma tras defender algo tan ‘extraño’ como la familia natural.

Cuenta la agencia italiana Correspondenza Romana, con un título ilustrativo, 379 colosos económicos a favor del matrimonio homosexual, la campaña iniciada por un grupo variopinto de empresas americanas para presionar al Tribunal Supremo de ese país para que se pronuncie a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. En otras palabras, abogan por el homosexualismo en un campo que les es ajeno, del mismo modo que podrían presionar -y entonces estaría más justificado- sobre el aumento de sueldos o la discriminación laboral y no hacen. Contradicciones del rema-rema en algunas empresas o de la política del plumero abierto, como quieran. El caso que es que han elaborado y enviado a los nueve jueces de la Corte Suprema un documento de 127 páginas con el que pretenden influir en la vista que celebran el 28 de abril para resolver los recursos contra la prohibición del gaymonio en cuatro estados: Michigan, Ohio, Kentucky y Tennessee. Después de la aprobación en Alabama, el experimento está aprobado en 37 de los 50 estados americanos.

Lo sorprendente no es sólo el número de empresas que han secundado a su vez al poderoso lobby gay para influir en los jueces, sino los nombres de esas multinacionales atrapadas en la gran corriente de ingeniería social, que denigra directamente el valor del matrimonio entre hombre y mujer; o sea, el natural. Entre esas firmas están varias de los gigantes informáticos, donde el homosexualismo es particularmente poderoso, como se demostró con la dimisión forzada del consejero delegado de Mozilla Firefox, Brendan Eich, por el acoso del ‘lobby gay’. El pecado de Eich, uno de los fundadores de Mozilla, fue defender la familia natural hace nueve años; es decir, atreverse a opinar en contra del gaymonio. Para eso no cabe libertad de expresión. Pues bien, en esa lista están Facebook, Apple, Google, HP, Microsoft y Twitter.

Más. Está también Coca Cola y su chispa de la vida, cómo no, la misma multinacional que desmantela cuatro plantas de producción en España, entre ellas la de Fuenlabrada, y que emprende un ERE, a pesar de estar en beneficios –algo que es inaceptable– para ahorrase una suma importante en las indemnizaciones por los despidos. Les contábamos el viernes el último ‘sacrificio’ de su ‘jefazo’, Muhntar Kent, con su renuncia a un bonus de 2,3 millones, cuando cobra diez veces más al año: 23,8 millones.

Y no falta tampoco un clásico en este tipo de peticiones, la compañía Disney, según la lista completa que aparece en la Fundación Cardenal Newman, como se ha hecho eco también Noticias Globales. De Disney, en fin, ya les contamos que es una multinacional para los niños… y también una de las mayores organizaciones pro-gay.

Todas esas compañías, y otras muchas como el banco británico HSBC -ahora cuestionado tras protagonizar uno de los mayores escándalos como cómplice en la evasión fiscal masiva desde su filial helvética- tienen la cara dura de pedir al Tribunal Supremo de EEUU que se pronuncie en contra de “las leyes estatales que prohíben o se niegan a reconocer los matrimonios entre parejas del mismo sexo”. Pero hay más: Amazon, Procter & Gamble, United Airlines, Groupon y un largo, larguísimo etc. de 379 grupos empresariales.

Por cierto, tiene gracia el pollo que ha montado el cantante británico Elton John contra los modistos italianos Domenico Dolce y Stefano Gabbana, contra los que ha lanzado una campaña de boicot. Ya se han sumado varios lumbreras como Victoria Beckham, Ricky Martin o Courtney Love. Al británico le irritó que los italianos defendieran algo tan extraño como la familia tradicional y que critiquen la adopción de niños por homosexuales, la fecundación in vitro o los vientres de alquiler. Vamos, que una cosa es ser gay, vinieron a decir, y otra tener hijos, lo cual es imposible. El cantante les ha llamado de todo menos bonitos (“vuestro pensamiento arcaico está pasado de moda, como vuestra ropa. Nunca volveré a llevar Dolce&Gabbana”). Y claro, los dos empresarios, en su día pareja, le han contestado que de qué va. “Esto es intolerancia a las opiniones diferentes, una locura, no soy idiota”, ha dicho Gabbana en su cuenta y le ha llamado “fascista” a través de las páginas de Corriere de la Sera. Dolce, por su parte, ha insistido en que es “siciliano y he crecido con un modelo de familia tradicional, formado por una madre, un padre y un hijo”.



 


PUTO CAPITALISMO II

28 de junio de 2017

 


Pasolini: profeta del capitalismo gay
Orgullo neocapitalista 
Juan Manuel de Prada        

Que el homosexualismo se ha convertido en el instrumento más eficaz de la gran revolución neocapitalista es una evidencia clamorosa.

Frente a los ilusos izquierdistas de su época, Pier Paolo Pasolini tuvo la perspicacia de advertir que la única fuerza auténticamente revolucionaria –devastadoramente revolucionaria–

era el capitalismo; y profetizó que esa fuerza utilizaría las reivindicaciones de los ilusos izquierdistas como motor de su triunfo. "El capitalismo –escribió el genial cineasta y escritor italiano– es hoy el protagonista de una gran revolución interna:se esta convirtien revolucionariamente, en neocapitalismo. La revolución neocapitalista se presenta taimadamente como opositora, en compañía de las fuerzas del mundo que van hacia la izquierda.
 En cierto modo, él mismo va hacia la izquierda. Y yendo (a su modo) hacia la izquierda tiende a englobar todo lo que marcha hacia la izquierda". Esta gran intuición de Pasolini lo llevaría a afirmar, allá por 1972, que la llamada "libertad sexual" no era, en realidad, sino una vil argucia capitalista que, concediendo "una tan amplia como falsa tolerancia", somete aún más y de una manera más vil a los seres humanos, lucrándose con lo que disfraza de transgresión sexual.

Tras advertir que el neocapitalismo estaba asimilando e instrumentalizando las ideas que los ilusos izquierdistas seguían jaleando, Pasolini realizó la brutal y estremecedora Salò, que no es solamente –como sus comentaristas más lerdos pretenden– una condena del fascismo, sino sobre todo una crítica del capitalismo que se lucra con el discurso de la libertad sexual. El marxista Pasolini fue entonces tildado de "reaccionario" por los ilusos marxistas que seguían predicando la libertad sexual, sin percatarse de que era el nuevo instrumento alienante utilizado por el neocapitalismo revolucionario. Y hoy el homosexual Pasolini habría sido tildado con idéntica virulencia de "homófobo" por los orgullosos promotores del homosexualismo.


Que el homosexualismo se ha convertido en el instrumento más eficaz de la gran revolución neocapitalista es una evidencia clamorosa. Si hay una batalla que el neocapitalismo libre con denuedo es la batalla antinatalista. La automatización de los procesos de producción favorecida por el desarrollo tecnológico necesita disminuir de forma drástica la mano de obra. Y la revolución neocapitalista sabe bien que sólo podrá llevar a cabo sus designios suministrando derechos de bragueta a granel; pues una sociedad infecunda, aparte de favorecer la disminución de mano de obra, es una sociedad ensimismada en el consumo. O sea, la sociedad soñada por la revolución neocapitalista.

Pretender presentar la fiesta del Orgullo Gay como una fiesta "reivindicativa" es graciosísimo. ¿Alguien ha oído hablar de algún acto auténticamente subversivo que sea celebrado lo mismo por las izquierdas que por las derechas, lo mismo por las grandes corporaciones que por la prensa sistémica? ¿Alguien concibe un acto de auténtica rebeldía social que sea sufragado igualmente por empresas privadas y poderes públicos? ¿Alguien puede imaginar una fiesta auténticamente contestataria en la que desfilen carrozas patrocinadas por marcas comerciales? ¿Se imaginan una manifestación de refugiados o de trabajadores en paro con carrozas patrocinadas? El Orgullo Gay es la orgía exultante y avasalladora de un neocapitalismo que celebra su éxito arrollador; pues, a la vez que ha conseguido instaurar su modelo social anhelado, ha logrado hacerlo presentándose taimadamente como fuerza opositora. El Orgullo Gay nos confirma que aquella revolución neocapitalista avizorada por Pasolini se ha consumado.


Confundir el Orgullo Gay con un acto reivindicativo es tan surrealista, en fin, como confundir Wonder Woman con una película de Pasolini.

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