Artículo publicado en el diario El Tribuno el Domingo, 01 de mayo
de 2011
Por Javier Cornejo
Un día como hoy en 1982 el británico submarino HMS
Conqueror hundía al crucero argentino ARA General Belgrano comandado por Héctor
Bonzo.
Fuera del
área de exclusión fue impactado por dos torpedos MK 8. Ese fue el único caso de
un barco hundido en guerra por un submarino nuclear de un poder ofensivo de
máximo nivel.
Trescientos
veintitrés argentinos murieron como consecuencia del hecho que Margaret
Thatcher consideraba como el "blanco de oportunidad", para inclinar
la balanza del desarrollo de las acciones bélicas hacia el resultado conocido.
Desde la residencia campestre de Checkers, cerca de Londres, la primer
ministro, en forma directa, dio la orden del disparo de tales torpedos al
Comandante Chris Wreford Brown.
Fueron conscriptos, suboficiales y oficiales -en
fin, soldados
argentinos- los que murieron no
sólo a consecuencia de las heridas, sino por el congelamiento que sufrieron mientras esperaban ser
rescatados. Innumerables y escalofriantes
son los testimonios en tal sentido.
Por eso, hoy
2 de mayo, es un deber del pueblo argentino acallar la apabullante
festividad de todos los medios de información que nos atosigan con un casamiento imperial -en relación al
efectuado el viernes; entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton- en el que el glamour de nuestros difuntos no tiene cabida.
Constatamos con estupor la desmesurada vocación servilista de todos los medios en seguir a
detalle los acontecimientos sociales que
tienen lugar en la capital
del Imperio británico, imponiendo un deliberado silencio a los hechos y a las personas de un abril de 1982 que se intenta
que olvidemos
Hechos ocasionados por un imperio que, una vez más,
decide sobre destinos de todos nosotros al imponemos al final de la guerra los
Tratados de 1990 de Madrid y de Londres, jalonando nuestra absoluta y
total dependencia, para los siglos venideros.
Todos estos son conceptos ampliamente desarrollados
por el inglés profesor Richard
Gillespie de la Universidad de Warwick en «Argentina británica» o la obra de Andrew Graham Yooll «La colonia
olvidada» o la publicación de la Universidad
de Londres «Argentina gesta británica», autor un tal Fernández Gómez en la que con toda
displicencia sustenta la tesis de
que la Argentina fue hecha por y para los británicos.
Realmente, la «colonización» de la que fuimos y somos objeto desemboca en un paroxismo de desarrollo a
ultranza de un «síndrome de Estocolmo»
generalizado del pueblo argentino que día a día, cada vez más, se aleja de una posible curación al carecer de un real
diagnóstico y tratamiento que, incluso de
existir, es ex profesamente equivocado.
Buen punto. ...
ResponderBorrar