(FNM) La
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos acaba de firmar el primer
contrato de exploración minera de 2016. El acuerdo fue firmado con Seabed
Resources Limited del Reino Unido (UKSRL) y contempla un contrato de
exploración de nódulos polimetálicos por 15 años en la región oriental de la
Zona de Fractura Clarion-Clipperton, en el Océano Pacífico, al oeste de
México.
La
Clarion-Clipperton es una zona de fractura ubicada en el Océano Pacífico, con
una longitud de alrededor de 7.240 km. Es una de los cinco principales
lineamientos geológicos del fondo del Pacífico norte, y fue descripta en 1950
por el Instituto Oceanográfico Scripps.
El área
asignada al contratista cubre una superficie total de 74.919 kilómetros
cuadrados.
La zona
de fractura Clarion-Clipperton tiene una extensión cercana al 80% de la
superficie de los EEUU, y los contratos de exploración concedidos hasta el
momento cubren el 25% del área.
El
reciente, es el decimocuarto contrato de exploración de nódulos polimetálicos
en la zona y el segundo otorgado a UKSRL, que ya había firmado otro en
febrero de 2013, para un área de alrededor de 116.000 km2.
Crece el
número de contratos
El año
pasado, la Autoridad firmó cinco nuevos contratos de exploración, llevando el
total a 23 en todo el mundo, y de aquí a julio se espera la rúbrica de otros
cinco.
Entre
1984 y 2011, la Autoridad emitió solo seis concesiones de exploración minera.
En los últimos cinco años, otorgó 21.
Por el
momento, los contratos solo permiten la exploración, pero cuando se alcance el
cumplimiento de ciertas condiciones es de esperar que se transformen en
convenios que autoricen la minería de escala comercial.
Los
cinco contratos firmados en 2015 contemplan la exploración de distintos
recursos: dos se refieren a nódulos polimetálicos (con Marawa Research and
Exploration y Ocean Mineral Singapore); otro está orientado a sulfuros
polimetálicos (Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales de
Alemania) y los dos restantes apuntan a la exploración de cortezas
ferromanganosas ricas en cobalto (Ministerio de Recursos Naturales y Ambiente
de la Federación Rusa y Companhia de Pesquisa de Recursos Minerais de Brasil).
Prospección
minera
El primer
descubrimiento de nódulos polimetálicos se produjo en 1873 durante la
expedición del HMS “Challenger”. El buque recogió mediante el uso de dragas de
fondo, “varios cuerpos peculiares negros de forma oval compuestos casi
completamente de óxido de manganeso”.
En 1965,
J. L. Mero estudió las posibilidades económicas de la minería de nódulos de
manganeso y pronosticó que la actividad se convertiría en una propuesta
rentable unos 20 años más tarde.
Subsecuentemente,
se descubrió que los nódulos cubren vastas áreas de suelo oceánico pero que son
más abundantes en las regiones de la costa oeste de México, la zona de fractura
Clarion-Clipperton, la porción central del Océano Índico y la cuenca de Perú.
Los
nódulos están mayormente compuestos de manganeso, hierro, silicatos e
hidróxidos. Sin embargo, lo que atrae el mayor interés es la presencia de
metales traza, tales como níquel, cobre, cobalto, molibdeno y tierras raras.
Los
nódulos varían en tamaño, desde micronódulos hasta alrededor de 20 centímetros.
El tamaño más común se ubica en el rango de 2 a 8 cm. Se presentan más abundantemente
en depósitos superficiales (interfase agua-sedimento) y algunas veces en
sedimentos enterrados, en este caso en menores cantidades.
Los
depósitos de importancia económica se encuentran en su mayoría entre 4.000 y
6.000 metros de profundidad, en zonas con tasas de sedimentación extremadamente
bajas. En estas regiones del fondo oceánico, los sedimentos se acumulan a un
ritmo de un par de centímetros cada 1.000 años, y los nódulos pueden necesitar
un millón de años para crecer unos pocos milímetros.
La
formación de un nódulo requiere de la existencia de un núcleo, que puede estar
constituido por una variedad de elementos, desde un trozo de lava, un diente de
tiburón, restos basálticos y aun microfósiles de plancton, como
radiolarios o foraminíferos.
Biodiversidad
Relicanthus
sp. – una nueva especie de Cnidario obtenido a 4.100 metros en la Zona de
Fractura Clarion-Clipperton, que vive en tallos de esponjas fijadas a los
nódulos.(Foto: Craig Smith and Diva Amon, Abyssline Project).
Poco se
sabe acerca de la vida en el lecho marino de la zona de fractura
Clarion-Clipperton. Sin embargo, es conocida la existencia de ecosistemas que
casi no sufren perturbaciones. Bajo circunstancias normales, el fondo oceánico
en esa región es uno de los ecosistemas con menores cambios sobre la Tierra.
Registro
fotográfico de la huella de un equipo de exploración minera, (1,5 metros de
ancho), tomada 26 años después de producida. Nótese la extremadamente lenta
recuperación del ecosistema abisal a partir de la perturbación física (Ifremer,
Nodinaut cruise (2004).
El
proyecto de investigación Abyssline (2013-2018) se encuentra abocado a obtener
información para el establecimiento de una línea de base del ecosistema del
fondo abisal en la región de la Zona en la que están presentes los nódulos de
manganeso.
Un
trabajo publicado el año pasado en la revista Science afirma que la minería en
el suelo marino podría causar “daños serios, impredecibles y potencialmente
irreversibles” en sectores del fondo oceánico y muchos científicos creen que
debería establecerse áreas marinas protegidas que otorguen a las especies las
máximas posibilidades de supervivencia frente al inminente boom minero.
El
impacto de la minería podría afectar a importantes beneficios ambientales
provistos por las áreas profundas de los océanos, según sostienen
científicos del Center for Ocean Solutions. Por ejemplo, la zona profunda
del océano es importante para el ciclo de carbono en la Tierra, pues captura
una sustancial cantidad de carbono emitido por el hombre con impactos en el
clima. La actividad minera podría perturbar esos sumideros y liberar los
excesos de carbono acumulados de nuevo a la atmósfera.
Las
regiones de las profundidades oceánicas también sustentan pesquerías
económicamente importantes, y albergan microorganismos que se han probado
valiosos en una cantidad de aplicaciones farmacéuticas, médicas e industriales.
En los
próximos meses, la Autoridad decidiría si acepta o no una serie de áreas
protegidas propuestas en 2013. Estas áreas cubrirían cerca de 1,7 millones de km2
de la Zona.
Otros
proyectos
En muchas
áreas oceánicas, las compañías mineras se están preparando para explotar las
estructuras minerales que se forman alrededor de las chimeneas hidrotermales.
El primer proyecto de este tipo, a cargo de Nautilus Minerals, tendrá lugar en
las aguas territoriales de Papúa Nueva Guinea, tentativamente a partir de 2018.
El
Derecho del Mar
La
Autoridad (Autoridad Internacional de los Fondos Marinos), que tiene su sede en
Kingston, Jamaica, fue creada el 16 de noviembre de 1994. Es una organización
internacional autónoma establecida bajo la Convención de las Naciones Unidas
sobre Derecho del Mar de 1982, a la que se ha asignado la responsabilidad de
implementar el carácter de “patrimonio común de la humanidad” que se aplica la los
recursos minerales, más allá de los límites de jurisdicción nacionales (es
decir, fuera de las plataformas continentales).
Persigue
una visión de desarrollo sostenible de los recursos minerales en el área
internacional de los fondos marinos y de beneficios y responsabilidades
compartidas para todos los Estados, incluidos los Estados sin litoral o
en situación geográfica desventajosa. (Por Wendy Laursen; The Maritime
Executive. Adaptado al español por NUESTROMAR)
01/04/16
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