Meteorólogos en la Niebla
Agosto 27, 2016
Agosto 27, 2016
La desinformación sobre presuntos resultados alarmantes de los estudios de cambio climático es una constante.
Una noticia difundida estos días sobre un estudio científico a propósito del hielo antártico puede ser una muestra paradigmática de deformación de la realidad con el fin de realzar el alarmismo sobre el clima, un tanto de capa caída últimamente. Se repitió machaconamente en los canales de RTVE y se presentó como un deshielo generalizado de la superficie antártica (ni 10 ni 100, 8000 lagos).
La noticia se basa en un trabajo publicado en la revista "Geophysical Research Letters" sobre un fenómeno que se sabe natural: el hecho de que durante breves momentos del verano, en los glaciares más cercanos al mar antártico, a unos 18 kilómetros como mucho, se producen algunos pequeños estanques de agua por deshielo en un glaciar de la Antártida oriental.
Literalmente la noticia de la web de Rtve hace chocar los tiempos verbales, no seguramente por ignorancia si no por contradicción conceptual in terminis: "La predicción de los investigadores que han llevado a cabo este estudio es que, a medida que el clima se calienta (presente), estos lagos superficiales de la Antártida oriental tendrán (futuro) influencia en la capa de hielo, como se ha observado en Groenlandia durante las últimas tres décadas".
Lo que quieren decir los investigadores es que si se produjera un auténtico deshielo de la Antártida el proceso se amplificaría por medio de esos laguitos. En realidad no es un gran descubrimiento pero se beneficia de estar en el orden de cosas de lo políticamente correcto: una filfa.
Para entender la naturaleza del asunto hay que entender que la Antártida es un continente de 14 millones de kilómetros cuadrados (28 veces España) casi totalmente cubierta por un espeso manto de hielo. La media de espesor de ese manto de 2500 metros, alcanzando en algún punto casi 5000 metros: una gigantesca nevera. Observemos además las temperaturas medias de verano e invierno. Incluso en pleno verano del hemisferio sur (Diciembre, enero y febrero) las temperaturas en casi todo ese continente están bien por debajo de cero.
Es decir, incluso en el caso de una subida catastrófica como la predicha por el IPCC, 3ºC, la "nevera" continuaría siéndolo. De hecho la antigüedad del casquete polar es de 33 millones de años, muy anterior a la era de las glaciaciones modernas del último millón y medio de años, y se formó en una época en la que la temperatura del planeta era muy superior a la actual.
En cuanto a los datos más recientes podemos ver lo que nos dice la medida de temperatura desde satélite con las emisiones de microondas del aire cercano a la superficie, valores disponibles desde 1979: más bien muestran un cierto descenso.
Como dato interesante y contradictorio con lo que ocurre en el hemisferio norte, el aumento de la extensión de mar helado en torno a ese continente:
Aunque en auténtica perspectiva, con el contador a cero, vemos que, como ocurre con otros datos maliciosamente presentados, la cosa no es para tanto:
En cuanto a los datos de estaciones de tierra, aunque son de una integración y valor dudoso, la NOAA en su archivo (desde 1948) presenta la siguiente paradoja: en su verano la zona entre 70 y 90ºS se ha producido una disminución de la temperatura, poco coherente con un deshielo:
Imagen contraria es la de los invierno que muestran una tendencia al alza: obsérvense los valores cercanos a los -30ºC:
En conclusión: no hay ninguna razón para alarmarse de un posible deshielo de la Antártida y si de la manipulación de la información con ánimo de confundir.
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