Qué le
regaló Macri al Papa en su segunda visita al Vaticano
Arte degenerado y
ecuménico,
Hay
varios detalles para empezar a analizar la reunión entre el jefe de Estado y el
Pontífice
15 de
octubre de 2016
(Télam)
Mucho se habló antes y mucho se hablará después de
la visita que realizó el presidente argentino Mauricio Macri al papa Francisco
este sábado en el Vaticano. El cara a cara entre el jefe de Estado y el
Pontífice fue privado, pero de a poco empiezan a trascender algunos detalles
que permitirán desentrañar parte de lo que pasó en Aula Paulo VI del Vaticano.
El primer dato surge de las matemáticas. Los
cronómetros de los periodistas que vieron entrar y salir al líder de Cambiemos
concluyeron que la reunión duró casi una hora.
Otro detalle es el regalo que le llevó el
mandatario argentino al Obispo de Roma. Esta vez Macri eligió agasajar a
Francisco con una escultura de Alejandro Marmo realizada con material reciclado
sobre una base de madera.
Se trata de una pieza de un poco menos de un metro
de alto y, como toda obra del artista argentino de 46 años, está confeccionada
con materiales de descarte ferroviario y metales.
En este caso, la escultura representa la
unión de las tres grandes religiones, con una cruz que, montada sobre una
base que simboliza una estrella de David, tiene también dos medialunas, símbolo
del islam.
Con sus constantes llamados a la unión entre
religiones, el diálogo interreligioso es uno de los ejes del pontificado de
Francisco, incluso desde antes de su entronización como Papa ya había sentado
las bases para el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI) fundado en Buenos
Aires en 2001, cuando aún era cardenal.
La escultura fue entregada en mano por Marmo al
Presidente el jueves pasado en la casa de Gobierno durante una reunión en la
que Macri destacó la obra del artista, cercano al Pontífice.
Marmo tiene dos obras expuestas en los jardines del
Vaticano: una Virgen de Luján construida con rezagos y una obra de la serie
Cristo Obrero.
Además, el artista también fue el encargado de
presentar el año pasado en el Vaticano “La mia idea di Arte”, el primer libro
de Francisco.
“El arte, además de ser un testigo creíble de la
belleza de la creación, es una herramienta de evangelización”, resaltó el
Obispo de Roma a lo largo de la obra de 104 páginas curada por la periodista
Tiziana Lupi e ilustrada en la tapa por Marmo.
“Este es el papel del poeta, del artista:
contrastar la cultura del descarte y la evangelización”, realzó Francisco su “idea
del arte”, a la que pone de ejemplo a Marmo, cuyas obras combinan materiales de
descarte con la integración de los sectores sociales más marginados.
El Santo Padre eligió una suerte de galería ideal
con diez obras representativas de su visión, creaciones tan disímiles como el
Cristo Obrero y la Virgen de Luján de Marmo, el Torso del Belvedere, el
Obelisco de San Pedro, la Bóveda de la Estancia de Constantino de Rafael, el
Santo Entierro de Caravaggio, la Capilla Sixtina y su amada “Renoleta” blanca, entre
otras.
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