“PAGADORES SERIALES”
Usando un léxico con un
significado propio del derecho penal para calificaciones delictuales agravadas,
la Señora Presidente de nuestra Nación, se refirió concretamente al sumiso
papel que le cabe ante la banca usuraria internacional que estrangula
cruentamente al pueblo argentino.
La rigurosa conducta de
cumplimiento a rajatabla de los dictados usurarios por parte del Gobierno
Nacional, bien puede resumirse en la frase del ex -presidente Néstor Krichner:
“Es necesario que nos dejen crecer porque los muertos no pueden pagar”.
A tal punto llega la distorsión
conceptual de nuestros valores, del conocimiento del “bien y del mal”, que la
Señora Presidente se ufana de que ella y Néstor fueron los presidentes que más pagaron la deuda, o al
decir con sus palabras “honraron la deuda”.
Se ufana que “deberíamos figurar
en el libro Guines como el país que más hemos pagado”.
NÚMEROS
De acuerdo a sus dichos, el drenaje
producido al cuerpo social argentino por parte de ella y Néstor llega actualmente a la friolera de US$
173.723.000.000 (Ciento setenta y tres mil setecientos veintitrés millones de
dólares).
No obstante lo pagado, la deuda en estos días
importa la suma de U$S 209.000.000.000 importe al que se le debe adicionar las
deudas de las provincias, de los municipios y las con sentencia firme, con lo
que llegaríamos a los U$S 300.000.000.000.
Frente a ello, las reservas de
Banco Central ya “perforaron” el piso de los U$S 37.000.000.000 en que se
encontraban el mes de junio. El Banco Nación tiene comprometido el 62% de su
capacidad y la Anses el 65%.
Es decir que la capacidad
crediticia interna está absolutamente comprometida. La posibilidad de cobro de nuestros jubilados
se desvanece en una delictual licuación de sus ahorros. El Banco Hipotecario desde su re-estructuración
virtualmente no existe cómo herramienta de financiamiento de nada.
DEUDA Y RECAUDACIÓN IMPOSITIVA
Comprendiendo cabalmente que la
necesidad de pago de la deuda externa es el compromiso que desde 1976 todos
nuestros presidentes veneran cualquiera sea su color político, podremos
entender el ¿por qué? de la bestial
presión impositiva recaudatoria a la que somos salvajemente sometidos, todos y
cada uno de los argentinos y hasta el último rincón de nuestro país.
Presión bestial que merece el
calificativo presidencial de “pagamos con recursos genuinos”. Le falta agregar
que se paga con la sangre y sudor de todo el pueblo que genera riqueza para ser
dilapidada al exterior en pagar una deuda calificada como ilegal, ilegítima e
inmoral.
¿POR QUÉ NO SE INVESTIGA?
Ecuador investigó su deuda.
El presidente Correa pagó sólo lo legal y
legítimo.
Tenemos importantes antecedentes
internacionales. Incluso de declaración
de “deuda odiosa”.
En nuestro país Alejandro Olmos
inició una concienzuda investigación que mereció una Sentencia Judicial del
Juez Jorge Ballesteros ordenando su investigación por parte del Congreso
Nacional.
Si la Señora Presidente reconoce
explícitamente que el origen de la deuda es totalmente espúreo (deuda con el Club de París del gobierno
militar, etc.), debe proceder en consecuencia y abstenerse de cualquier erogación.
De todos modos la continuidad en
los pagos está asegurada, sean Daniel, Sergio o cualquiera que sucedan a
Cristina.
El FMI quiere conocer el
plan económico del gobierno de Alberto Fernández y evaluar la "viabilidad
fiscal” de sus propuestas
En una
entrevista con medios estadounidenses, Georgieva aseguró que cualquier plan que
pongan en marcha tiene que tener en cuenta el impacto en la población más
vulnerable
19 de
noviembre de 2019
Kristalina
Georgieva, directora del FMI
Kristalina
Georgieva, la
directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró que el organismo
internacional espera ver los planes económicos de Alberto Fernández y que está
abierto para discutir con el nuevo Gobierno sobre la “viabilidad fiscal” de sus
propuestas y cómo lograr en forma sustentable una vuelta a los mercados.
La
titular del organismo habló sobre la relación con el Gobierno entrante en una
entrevista con la agencia de noticias Bloomberg, donde se remarcó que la
Argentina es uno de los principales temas en la agenda del FMI. El
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, le dijo Alberto Fernández que
le pidió al FMI que trabajara con el Gobierno entrante sobre la línea de
crédito stand-by de $56.000 millones.
Reconocemos que la pobreza creció
en la Argentina; entonces cualquier plan que pongan en marcha tiene que tener
en cuenta el impacto en la población más vulnerable
“Queremos
ver que es lo que está pensando el nuevo Gobierno. Reconocemos que la pobreza
creció en la Argentina; entonces cualquier plan que pongan en marcha tiene
que tener en cuenta el impacto en la población más vulnerable. Esperamos
ver más atención en protección social y ya estamos hablando con nuestros
colegas del Banco Mundial y del BID para que apoyen esta clase de planes”,
señaló Georgieva durante la entrevista.
“Por
supuesto que eso tiene que ser en un nivel sostenible. Entonces, podrían volver
a los mercados. Espero que puedan discutir con el FMI sobre cómo hacerlo. El
Gobierno tiene que encontrar la forma de mantener las restricciones
presupuestarias que existen y para eso necesitan continuar trabajando y ver
dónde el gasto público no está dando resultados valiosos para el país.
Obviamente, cada país debe hacer eso por su cuenta y ver atentamente qué
políticas permiten destrabar inversiones y generar crecimiento”, continuó la directora
del FMI.
Alberto
Fernández junto a Alejandro Werner, director del Departamento para el
Hemisferio Occidental del FMI y Trevor Alleyne
Durante
su charla, Georgieva reiteró que el organismo está “muy abierto” para tener una
discusión sobre estos parámetros con el nuevo Gobierno. Pero también advirtió
que debe haber una “responsabilidad social” del nuevo Gobierno de tener en
cuenta la “viabilidad fiscal” de cumplir con las promesas que fueron
realizadas. Y también la sostenibilidad para poder volver potencialmente al
mercado.
El
presidente electo aseguró este domingo que su equipo económico está avanzando
en las conversaciones con acreedores de la deuda pública con el objetivo de
flexibilizar los plazos de pago. “Estamos avanzando mucho más rápido de lo que
piensan los medios”, dijo Fernández en declaraciones radiales.
Durante
la campaña electoral, Fernández había dicho que buscaría negociar plazos de
pago más flexibles tanto con acreedores privados como con el FMI, sin
quitas sobre el capital ni lo intereses. Sin embargo, muchos analistas
consideran que será necesaria alguna rebaja para que la Argentina pueda
afrontar sus compromisos, algo sobre lo que ningún miembro del equipo económico
de Fernández se manifestó todavía.
“Tampoco
hay que salir corriendo, porque finalmente esto es una negociación. Cuando
se negocia, se hace una estrategia para buscar las mejores oportunidades y el
mejor momento para hacer las cosas”, dijo Fernández a Radio 10.
11
noviembre 2019 - Por Jorge Herrera
No hay duda de que será complicado el inicio del
próximo gobierno dada la situación socioeconómica y financiera que heredará.
Pero antes de fin de año vencen $120.000 millones y u$s2.500 millones.
Foto:
Pixabay
Los
economistas aún debaten si la agenda del próximo gobierno debe arrancar o no
con la reestructuración de la deuda o priorizar la reactivación. Donde hay casi pleno
consenso es sobre la necesidad de evitar el default. Lo cierto es que la
próxima administración no tendrá ninguna tregua en este aspecto. Hasta fin de
año, el Tesoro debe enfrentar vencimientos en pesos en torno a los $60.000
millones mensuales y en dólares por u$s1.200 millones por mes. El
presidente electo, Alberto Fernández, no dispondrá de mucho tiempo para
acomodarse porque tras el cierre de 2019 se le viene un verano, y sobre todo,
un otoño álgido. Desde febrero los vencimientos en pesos pegan un fuerte salto,
pasando de $50.000 millones a más de $160.000 millones y en marzo más de
$215.000 millones y otro tanto en abril y mayo. Mientras que los vencimientos
en dólares saltan en abril y mayo a más de u$s8.000 millones. Con relación a
esto último cabe señalar que en mayo vence la última cuota del Club de París
por casi u$s2.000 millones. Por eso urge reestructurar la deuda y no hay mucho
tiempo.
Huelga
decir en este contexto lo clave que es el stock de reservas disponibles
del BCRA que Cambiemos le deje a Alberto
F. Según estimaciones privadas, gracias al súper cepo, podrían rondar los
u$s10.000 millones. Sin duda un número nada despreciable para atravesar el
desierto de la renegociación de la deuda y no caer en default. Pero que tampoco
le brinda mucha holgura ni respiro.
El
gobierno de Cristina le heredó a Macri un anémico stock de reservas
disponibles en el BCRA. A cambio le traspasó un bajo nivel de endeudamiento, lo
que fue plenamente aprovechado por la gestión de Cambiemos que no paró de
colocar deuda hasta que sobrevino el “sudden stop” en 2018 (los mercados
dejaron de financiar al Gobierno). De modo que “la vuelta a los mercados de
capitales”, que para el kirchnerismo fue algo casi de ciencia ficción, para
Cambiemos fue casi una obsesión o la meca (por lo visto entre 2016 y 2017 se
explica claramente el porqué).
De ahí
que gran parte del establishment económico debata hoy si se debe arrancar
rápidamente con la negociación de la deuda o no. Quienes recomiendan hacerlo se
basan en que no hay plata suficiente (escasas reservas y sin financiamiento)
para atender los vencimientos de deuda en dólares de los primeros cinco meses
de 2020. Pero todos tienen claro que sin negociación habrá default y como la
experiencia histórica indica si eso se produce antes de reestructurar la deuda
las consecuencias económicas suelen ser mucho más severas que en el caso de una
reestructuración preventiva. Además no puede soslayarse que la masa de
vencimientos de deuda, de corto plazo, no solo condicionan la política
monetaria sino también la reestructuración de la deuda. Y esto a su vez,
condiciona la política fiscal, monetaria y cambiaria. Y por ende, a cualquier
diseño de programa económico.
Más allá
de cuánto sea la deuda en términos del PBI, ya que hay varias
metodologías, para el Estudio Broda si el próximo gobierno no tiene acceso a
ninguna fuente de financiamiento, el país tendrá no sólo un problema de
liquidez, sino también uno de solvencia. “No hay plata para mantener el pago
de la deuda por mucho tiempo”, advierte la consultora de Miguel Broda.
Cabe
tener en cuenta que con relación a los desembolsos remanentes del FMI, Alberto F. deberá negociar si los u$s6.400
millones que no ingresan este año y los otros casi u$s6.000 millones que
estaban previstos para el próximo bienio, y eventualmente algo más, pueden ser
parte de un apoyo financiero a la Argentina o si por el contrario no habrá
financiamiento porque será imposible acordar un programa económico común. Por
ello desde MacroView consideran que es “muy importante” que Alberto F. no se
enemiste con el FMI.
Si bien,
aún no se conocen ni los planes ni las estrategias ni los equipos que
finalmente comandarán la administración de próximo gobierno y sobre todo la
renegociación de la deuda, surgen algunas opciones como para ganar algo de
aire. Como por ejemplo, dado el stock estimado de reservas disponibles que
quedará el 10 de diciembre en el BCRA, y suponiendo que sigue el supercepo, se
podría en un principio permitir utilizar la deuda reperfilada para pagar
impuestos. Algunos también especulan con que vendrá algo unilateral, y rápido,
bajo un DNU, que volvería a reperfilar las Letras de corto plazo.
Sobre la
base de que se evitará un default unilateral (mientras haya caja o voluntad de
seguir pagando), el próximo gobierno sabe que no tendrá mucho tiempo como para
sentarse y hacer arqueo. Quedará para después. Primero deberá empezar la
renegociación de la deuda.
COMPLICADA HOJA DE RUTA
- Los vencimientos en pesos en lo que resta del año suman 60.000 millones mensuales, mientras que los nominados en dólares ascienden a 1.200 millones.
- Los vencimientos en dólares entre noviembre y diciembre de 2019 suman más de 2.500 millones (casi mitad y mitad entre bonos y Letras).
- En 2020 los vencimientos en pesos arrancan con fuerza desde febrero (160.000 M) y hasta mayo suman 600.000 millones. En cambio, los vencimientos en dólares se elevan con furia entre abril y mayo superando los 8.000 millones (entre enero y mayo suman más de 12.000 millones).
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