Escándalo de la pobreza
Publicado
en el diario El Tribuno el 21 de Agosto de 2009
Por
Javier Cornejo
Los
conceptos expresados por el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica denotan la
interrelación de la economía con la religión. Tal situación no es nueva. Desde
su origen la Iglesia estuvo involucrada.
El Dr.
Julio González (titular de la Cátedra de Estructura Económica Argentina de la
Universidad Lomas de Zamora) lo explica en pocas palabras: En latín ley (lex)
significa "ligare", esto es unir o ligar a una persona a una
determinada voluntad normativa que debe cumplir obligatoriamente porque así lo
dispuso una autoridad con poder coercitivo. La palabra religión es simplemente
un "re"-ligare. Es decir que una persona queda nuevamente unida u
obligada por un mandato que le impone su conciencia.
Lo dicho
es un concepto básico para analizar la importancia que el "ligare" y
el "re-ligare" tienen en economía. Ambos conceptos determinarán los
actos que debe o puede realizar el productor y el consumidor. La bibliografía
sobre estas cuestiones es abundantísima. Se señalarán sólo tres fundamentales:
Tawney (siglo XIX) "La religión en el origen del capitalismo", Max
Weber (1864-1920) "La ética protestante y el espíritu del capitalismo",
y Kurt Samulsson (siglo XX) con "Economía y Religión".
La
oración básica del cristiano es el Padre Nuestro. En él, Nuestro Señor Jesús
Cristo nos enseñó a pedir lo siguiente: Let
dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Esto es: "Y perdona nuestras
deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mateo cap.6 vers.9
al 13).
El
razonamiento es muy simple: para poder comprar el pan de cada día era necesario
no tener deudas en dinero. Las deudas de dinero que los contemporáneos de Jesús
debían pagar eran diezmo al templo y el diezmo al conquistador romano.
Si
el diezmo no se pagaba en dinero, debía pagarse en especies, y si era imposible
pagarlo de esta manera, el deudor era vendido como esclavo él y su familia hasta
que pagase su deuda.
Nuestro
Señor Jesús Cristo habla de "deudas", esto es, obligación por imperio
de la ley "ex lege". Un
tributo a la autoridad y al poder que no tenía ninguna contraprestación. La
"deuda" no era pues el "precio" que debía pagarse por la
mercadería. Era una forma bestial de succionarle a cada uno su vida.
Hacia el
año 1980 la palabra "deudas" fue reemplaza por "ofensas".
Primero en la Argentina y luego en toda Latinoamérica. El texto originario
latín de la palabra "ofensa" se escribía "offensa" o bien "offensum
offendi". Deudas y ofensas son dos palabras diferentes y dos conceptos
diferentes e imposibles de conciliar.
Curiosamente,
el cambio de las palabras directas de Jesús Cristo en la oración básica,
coincide con el incremento bestial que se hizo en Latinoamérica de la deuda
externa, lo mismo que en otros países subdesarrollados. Ocurre que si mil
millones de cristianos hubiesen todos los días repetido la oración de Nuestro
Señor Jesús Cristo en sus términos literales e históricos, la misma era
perfectamente aplicable al saqueo que se hace de nuestras remuneraciones en el
día de hoy para pagar una deuda que no hemos contraído, que nos ha sido
fraguada, verdadera causa del hambre de América. Esto hubiese creado una
mentalización y un poder anímico de protesta de mil millones de personas contra
el despojo de nuestros días.
El Padre
Nuestro era un alegato rotundo contra la deuda, que era lo que no se debía, y
establecía una implícita condena a la autoridad (romana) que con su poder la
aplicaba. Según los conceptos, deudas u ofensas, las consecuencias son
completamente distintas.
El papa
Juan Pablo II en su Encíclica Sollicitudo Rei Socialis expresa: "La
desigualdad de los recursos y de los medios económicos es tal que crea entre
las naciones un verdadero abismo. Por un lado están los que poseen y
desarrollan los medios de crecimiento y, por el otro, los que acumulan
deudas". Lo expuesto acredita que el concepto de deuda de dinero (es decir
lo que no se debe) es bien conocido por la Santa Sede.
Pero...
el actual catecismo de la Iglesia Católica "exige moralmente el pago
de..." basado en San Pablo (Romanos Cap. 13 vers. 7) nos dice: "Dad a
cada cual lo que se le debe, al que impuestos, impuestos, a quien tributo,
tributo, a quien respeto, respeto, a quien honor, honor". San Pablo (que
no conoció a Jesús, su conversión fue en el año 63) nos obliga a obedecer la
autoridad y a pagar los diezmos y tributos. Tener en cuenta emperador romano
del momento: Nerón, en el 9º año de su reinado.
El
introducido concepto de "ofensa" es el que tiene vigencia:
"católico, apostólico, romano"... ¿Y cristiano?
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