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martes, 19 de noviembre de 2019

Una mina de oro abandonada en el sur

... y el rey sigue desnudo (shhhh)

Flota pesquera extranjera frente a las costas de Santa Cruz 2017

NASA foto nocturna de la tierra, mostrando la
"ciudad" pesquera depredando el mar argentino. (2017)

Entre la retórica banal y los actos concretos
Por Javier Cornejo
Publicado en el diario El Tribuno 10 de Mayo de 2010

Uno de los temas vertebrales de esta columna es la relación argentino-británica. Los recientes sucesos en la plataforma “submarina” fueron advertidos permanentemente y se destacó la dicotomía entre la retórica banal de la Cancillería Argentina, por un lado, y los actos concretos del imperio británico, por el otro.
Es de destacar que la vehemencia en la oratoria de nuestras autoridades es directamente proporcional a los actos de gobierno que la contradicen. Por ello, cobra esencial importancia lo que sucede en la plataforma “marina” de nuestro país.
El 16 de noviembre de 2004 Néstor Kirchner y Hu Jintao firman una serie de acuerdos comerciales. Se prometieron miles de millones de dólares que China haría llover sobre Argentina. No llegó un solo dólar.
Pero sí, el 18 de enero de 2010, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (¡pomposo título!), a través de Julián Domínguez, dicta la resolución Nº 5/10, por la que se autoriza a su subsecretario de Pesca, a suscribir un acuerdo de cooperación sobre pesca con el Ministerio de Agricultura (escueto título) de la República Popular China (un subsecretario decidiendo cuestiones de competencia del Congreso).
Veamos tal acuerdo: artículo I del Anexo: “...en base al principio de igualdad y beneficios mutuos...”, “...intereses comunes de ambas partes en el desarrollo económico y de la pesca en beneficio recíproco...” (sic). (La Nación, 4 de febrero de 2010).
La subestimación al entendimiento del pueblo argentino es suprema. Es verdaderamente insólito que se pueda acordar sobre la pesca con China en tales bases, cuando no hay registro en toda la historia de la pesca mundial que una embarcación pesquera argentina hubiera pescado en territorio marítimo chino.

Lo contrario es la constante

En el mundo, hay 95.000 buques pesqueros. China cuenta con 40.000 poteros y factorías que en su mayoría se encuentran en el área austral (los argentinos, por su capacidad obsoleta, son irrelevantes). “Conformación de joints-ventures entre empresas argentinas y chinas...”. Tal cosa sólo le interesa a los titulares de las mismas. No al pueblo argentino que se debate en la caída en los límites de la pobreza a la miseria más espantosa, en desnutrición flagelante en innumerables regiones nacionales, mientras nuestros funcionarios regalan nuestro litoral marítimo, riquísimo en fauna de calamar, illex argentinus, merluza, langostino e innumerables especies más. Barcos que se destinan a pescar en todos los mares del mundo que se habrán de retirar solo cuando el recurso se haya depredado totalmente, sin control alguno por parte de nuestras autoridades.
La última información fidedigna con que se cuenta data de 2004 en que la FAO informa sobre capturas (FAO Área 41): la friolera de 945.000 toneladas capturadas bajo licencia inglesa en el área de Malvinas y, si le asignamos el bajísimo valor de US$ 900 la tonelada, constatamos que en diez años se llevarán recursos pesqueros argentinos por un monto estimado en US$ 8.505 millones de dólares. Monto que supera al polémico Fondo del Bicentenario del BCRA (César Lerena. Pesca la moneda de cambio).
El único “interés común” es convalidar la pesca china en el Atlántico Sudoccidental argentino con las empresas que le brindará apoyatura terrestre en el continente, apoyo logístico portuario. De igual manera a la acción que realizarán empresas petroleras “argentinas” (Petrobras recientemente adquirida por Cristóbal López) de brindar apoyatura continental a las empresas británicas que están extrayendo nuestro petróleo, del que ya no pueden ocultar su calidad.





El increíble hallazgo de una “estación de servicio” china en medio del Océano Atlántico, a sólo 20 millas del Mar Argentino

Se trata de un buque tanque de origen chino que puede cargar hasta 17 millones de litros de gasoil. Pasa meses en alta mar para venderle combustible a los pesqueros de la zona que no quieren regresar a puerto. Para los expertos, es un engranaje fundamental en un sistema de explotación del océano que no tiene ni pausa ni piedad con el ecosistema marino

Por Joaquín Sánchez Mariño 15 de noviembre de 2019

Pasan los días, los buques y las boyas flotando solas en el océano y se nos dibuja cada vez más completa la imagen de la industria pesquera. Lo primero y más obvio fue cruzarnos con barcos palangreros. Greenpeace relevó información de uno y realizó una acción de protesta sobre otro.
Después nos cruzamos con un famoso buque de transhipment: embarcaciones que hacen la función de frigoríficos o de almacén para los pesqueros. Son buques enormes de las mismas empresas de pesca que para evitar que sus barcos tengan que volver a puerto a dejar la carga, lo almacenan ellos a bordo y proveen a los barcos más chicos de alimentos o de las provisiones que requieran. Así, los tripulantes pueden pasar meses y meses en alta mar (usualmente tres o seis, pero quién sabe si algunos más tiempo aún).
Para los barcos españoles -habitués de esta zona- no es tan necesario este tipo de técnicas porque vienen de más cerca, pero los de origen asiático requieren de otro tipo de operaciones. Para llegar hasta el Agujero Azul, a la zona lindante con el mar argentino, recorren hasta 11.200 millas náuticas (casi 21.000 kilómetros).
Fernando, activista de Greenpeace, mira en la pantalla la gran cantidad de barcos que están por la zona. Por ley toda embarcación debe figurar en el satélite, pero se sabe que algunos pesqueros apagan su sistema cada tanto para que la competencia no descubra la zona en la que opera.
Pero ahora desde el Esperanza vimos otra parte fundamental del engranaje: los tanker o buques tanque. Son, dicho de manera sencilla, estaciones de servicio en medio del océano.
La información de su presencia en el Atlántico sur nos la indicó el radar la noche del miércoles. Si todo salía bien, hoy a la madrugada debíamos encontrarlo. A las cinco de la mañana Craig, el contramaestre del Esperanza (y mi compañero de camarote), salió disparado de la cama. No usa alarma: cada mañana sabe a la hora en que tiene que levantarse y lo hace sin siquiera vacilar un punto. Escuché sus movimientos y le pedí que me mantuviera al tanto.
Volvió al camarote cerca de las siete de la mañana. El buque tanque había visto nuestra presencia y se había alejado repentinamente, como si quisiera evitarnos. Así lo hizo por unas horas. Hubo reunión en el puente de maniobra y el capitán, Sergei (de origen ucraniano), decidió ir en su búsqueda. Antes de lo esperado lo alcanzamos. Estaba solo 20 millas por fuera de la zona económica exclusiva argentina. Nos pusimos los trajes de protección (unos mamelucos de cinco kilos de peso), y salimos a los gomones.
El Afrikan Queen es uno de los tres gomones de asalto que lleva el barco Esperanza. En él fuimos hasta el buque tanque chino para constatar su existencia. Aunque tiene bandera de conveniencia panameña, toda su tripulación es china.
Lo siguiente fue la fascinación y el horror combinados. A los pocos minutos de romper olas con el bote vimos la mole en medio del agua: 144 metros de eslora que desde lejos parecen una pequeña ciudad en construcción, como si en la cubierta estuvieran por levantar un edificio. Ya más de cerca se perciben mejor sus detalles: una pasarela enorme donde se opera y siete pisos para el trabajo de la tripulación.
Una de las chimeneas se ve pintada con los colores de la bandera de Panamá. Es de hecho la nacionalidad que usa el barco. Se lo llama “bandera de conveniencia” porque le permite al barco gozar de los privilegios legales (sobre todo en los puertos) del país del que declaman ser, pero en realidad son de otra nacionalidad. Este barco por caso es de una empresa china y toda su tripulación es de allí. Su nombre debió ser reservado en esta nota como parte de un acuerdo con el buque para que nos permitiera registrar sus operaciones.
Su función es tan insólita como lógica: vende combustible a los pesqueros de la zona. Sus clientes son casi exclusivamente barcos asiáticos, que gastan demasiado combustible para llegar desde su lugar de origen. Por la zona también operan muchos pesqueros españoles, pero al venir de Europa suelen recargar en el puerto de Montevideo, que les queda de paso. Por su itinerario, los asiáticos directamente cargan en el medio del mar: se pone un buque al lado del otro y a través de una manguera se traspasa el combustible.
Desde el cielo, el drone muestra el buque tanque de 144 metros de eslora al frente, y el Esperanza detrás.
¿Cuánto puede almacenar esta misteriosa estación de servicio marítima? Nada menos que 17 millones de litros de gasoil. Su lugar de provisión sería la isla de Las Palmas, donde consigue el combustible más barato. De allí, al medio del mar, donde estará meses atendiendo pesqueros a quienes, a su vez, les permite pasar temporadas mucho más largas de las que originalmente aguantaría cualquier buque. Las especulaciones dentro del Esperanza (dado que el buque parecía recién pintado) es que llegó al área para pasar la temporada (que empieza en enero y termina en julio).
Con la presencia de los tankers en aguas internacionales se multiplican los daños: por un lado el trabajo para los pesqueros se vuelve completamente inhumano al no tener contacto con tierra por meses, y por otro lado el ecosistema marino no tiene ni un día de descanso. Es que si bien la temporada alta en esta zona son los primeros siete meses del año, dadas las características de la industria hay pesca ininterrumpida los 365 días sin importar las consecuencias. Las principales especies que se buscan acá son la merluza negra y el abadejo, ambas especies consideradas frágiles (una instancia anterior al peligro de extinción).
En el segundo gomón de Greenpeace, el Rino (por su forma de rinoceronte), fueron a bordo dos activistas. Uno de ellos levanta un mensaje para el drone, pidiendo por un tratado para proteger los océanos.
Un buque pesquero consume en promedio 15 o 20 metros cúbicos de gasoil por día (entre 15 mil y 20 mil litos), dependiendo de la cantidad de arrastre que haya hecho (es decir, dependiendo de cuánta pesca haya levantado). El método de carga de combustible en alta mar es el siguiente: los dos buques se amarran, el tanker levanta una grúa con una manguera y la extiende hasta el barco que va a cargar, se engancha en las válvulas sobre la cubierta y se pasa el gasoil.
Greenpeace se comunicó con el buque tanque antes del relevamiento de los gomones y sus investigadores están constatando si tiene las medidas de seguridad en condiciones, aunque al ser aguas internacionales la verdad es que no hay nadie que le exija cumplir las reglas. Por supuesto, siempre ronda el miedo a un derrame o a un accidente, pero más allá de eso el problema que desnuda su presencia es el de la sobrepesca y las prácticas que arrasan con la vida marina. Y uno mayor: no hay una regulación que haya que seguir.


Aunque insólita, su presencia técnicamente no es ilegal. Por eso uno de los carteles de los activistas de Greenpeace dice: Tratado Global por los océanos ya. En marzo del 2020 las Naciones Unidas debatirán en Nueva York sobre este tema. Para eso se realiza esta campaña, para llegar a esa reunión con la mayor cantidad de evidencia posible y así lograr que los países sancionen condiciones de protección para las empresas que quieran pescar en aguas internacionales.
Llevamos seis días en alta mar y vimos dos ecosistemas. Parece una vez más una historia de Charles Dickens: era el más maravilloso de los ecosistemas, era el más horrendo de los ecosistemas. Era el más vital de los mundos, era el más decrépito de los mundos. Era el más natural de los océanos, era el más industrial de los océanos. Si la vida bajo el mar depende de la vida sobre ese mismo mar, las cosas no parecen ir hacia buen puerto.
Y si no, tómese un bote y salga a navegar. No encontrará sirenas pero sí, tal vez, una estación de combustible donde parar a descansar.

 
La flota pesquera Argentina:


El SOMU y empresas pesqueras con asiento en Santa Cruz se reunieron en Río Gallegos


Si bien se trató de una convocatoria amplia efectuada por el secretario de Pesca de la Provincia de Santa Cruz, Carlos Liberman para discutir la posibilidad de generar mayores oportunidades laborales arriba de los barcos que incluyan a marineros de las localidades santacruceñas; en esta oportunidad solo se dieron cita Argenova, Food Partners y Conarpesa.
El resto de la empresas nucleadas en Capeca, según lo admitió el funcionario mantendrán una reunión similar la semana que viene.
Durante el encuentro, además de las 3 empresas también estuvo presente el ministro de Trabajo de la Provincia Teodoro Camino, quien escuchó el planteo de los referentes del SOMU, Carlos Ramos y Gustavo Barriga.
Por su parte las empresas, tras escuchar los planteos del sector sindical pidieron que el SOMU tenga una participación activa en temas como aguas marítimas protegidas y explotación Off Shore. “Se trató de una primera reunión dónde el sector sindical planteó la dificultad de algunos tripulantes. “Nuestro compromiso con el sector siempre está y se embarca a marineros de la región en la medida de lo posible, la empresa durante estos últimos años ha dado un giro muy importante, un cambio en la relación con los trabajadores”, reconoció el director Ejecutivo de Argenova, Mauro Zamboni en dialogo con Mar&Pesca.
Cabe acotar que la semana pasada, dirigentes de SOMU Puerto Deseado realizaron una asamblea donde acordaron exponer ante las autoridades la realidad del sector. “Muchos compañeros viven una situación compleja y les cuesta conseguir embarque, esta realidad se hace visible en varias localidades de la provincia, por eso pedimos sensibilidad y compromiso por parte de las empresas”, puntualizó en esa oportunidad Gustavo Barría.
marypescanoticiaspatagonicas

Llegaron dos buques para abastecer al puerto y plantas de San Julián
6 noviembre, 2019 / SECRETARÍA DE ESTADO DE PESCA Y ACUICULTURA
El Gobierno de Santa Cruz a través del Ministerio de la Producción, Comercio e Industria informa que los buques Cristo Redentor y Patagonia, de la empresa Food Partners, fueron habilitados a partir del 1° de noviembre a pescar centolla al sur del paralelo 48 dentro de aguas provinciales.
La asignación por parte de la provincia de cuota de captura de 100 toneladas se realiza a raíz de la inversión que la empresa ha generado en la localidad, a través de la instalación de dos plantas de procesamiento de productos de mar, que generaron más de 100 puestos de trabajo. Además de reactivar el funcionamiento portuario local, el servicio de estibadores y Guincheros.
En tal sentido, desde el Ministerio de la Producción destacaron que la pesca en esa zona es posible gracias a las tareas de investigación científica que comenzaron en 2016 y se realizan año a año en conjunto con el INIDEP, ya que antes no había datos certeros acerca de cuáles eran los lugares de concentración de centolla. A raíz del conocimiento generado, se logró detectar un stock en aguas provinciales de centolla de tamaño comercial.
En tanto, desde la Secretaría de Pesca de la provincia indicaron que este área se cerrará para la pesca el 31 de diciembre o cuando se alcance la captura máxima permisible anual para preservar la especie, aunque de igual manera continuarán abasteciendo a las plantas de San Julián, con cuotas de captura para la pesca que se desarrolla dentro del Golfo San Jorge, a partir de enero.
 

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