Fondos buitre: cuidado con
la letra chica
Héctor
Giuliano
El nuevo capítulo de la deuda
argentina muestra que la administración Macri sumará nuevos títulos a un lastre
heredado de US$ 300.000 millones.
Las
negociaciones por la cuestión de los holdouts en Nueva York se aceleran, pero
todavía no se cuenta con información oficial concreta, cifras desagregadas de
los puntos que están en discusión ni datos sobre los mismos.
Sí se sabe, en cambio, que la administración Macri, en el marco de su política
de gobernar con deuda, está desesperada por arreglar el asunto, que el costo
financiero de tal arreglo va a ser altísimo y que, con ello, el Gobierno solo
aspira a concretar su objetivo fundamental y expreso de volver al mercado
internacional de capitales, esto es, a tomar nueva deuda externa en gran
escala.
Con ello, a la masa impagable de deuda pública heredada de la gestión Kirchner -más de 300.000 millones de dólares- se sumará la emisión de nuevos bonos para pagar los juicios y reclamos de los holdouts con toma de más deuda (por 15-20.000 millones); y a esto se le agregará después la nueva gran ola de endeudamiento externo del Estado para financiar obras públicas y de infraestructura cuya magnitud todavía no se conoce pero ya está en curso como armado financiero de la deuda nueva.
Una pieza clave dentro de estas negociaciones con los holdouts -llevadas a través del mediador Pollack- es el punto ofrecido por el gobierno Macri y puesto como condición del juez Griesa de que el Congreso Argentino derogue las leyes cerrojo 26.017 y 26.984 de pago soberano (que creó además una comisión investigadora de la deuda externa argentina) como requisito.
Esta instancia de tratamiento parlamentario constituye un arma de doble filo porque si el Congreso, como parece seguro, aprueba el arreglo con los holdouts no solo allanaría el camino a la citada nueva política de macro-endeudamiento Macri sino que, tal aprobación sería usada para tratar de hacer callar para siempre las críticas sobre ilegitimidad, insolvencia y responsabilidades por los delitos e irregularidades del sistema de la deuda.
Para que el Gobierno logre ese objetivo existe la variante que el Ejecutivo no pida al Congreso una aprobación directa del acuerdo todavía secreto con los holdouts sino solo la derogación de las dos leyes que lo obstaculizarían; de modo que el Parlamento le daría así un aval implícito o cuasi- formal al arreglo convenido con los holdouts.
Ello podría ser así porque la contracción de más deuda por parte del Estado ya está autorizada por la Ley 27.198 de Presupuesto 2016 -que dejó aprobado el kirchnerismo- y que autoriza pagar la totalidad de los vencimientos de capital que se producen durante el ejercicio (US$ 68.000 millones) con más endeudamiento público y tomar deuda adicional por mayor importe (91.400 millones), de donde surge una previsión de aumento de la deuda de 23.400 millones en el año.
Esto quiere decir que el Ejecutivo puede desdoblar el requerimiento al Congreso separando la derogación de las dos leyes (que hoy no se aplican porque la 26.017 está suspendida y la 26.984 quedó inoperante) del pedido de autorización de la nueva deuda para pagarles a los holdouts dado que esto último ya lo tiene acordado por la Ley de Presupuesto 2016 y la continuidad de sus facultades especiales conexas.
Deviene así indispensable que, en función de la defensa de los intereses financieros del Estado frente a la nueva toma de deuda externa en gran escala y sin demostración alguna de capacidad de repago por parte del gobierno Macri, los legisladores nacionales estén debidamente advertidos de la naturaleza y gravedad del problema que va a ser sometido a su aprobación, de la magnitud de las cifras y compromisos en juego y de la seria responsabilidad que les cabe ante una maniobra que busca dar por terminada toda discusión parlamentaria de fondo todavía pendiente sobre el problema de la deuda.
El rol de
los legisladores
Para evitar un tratamiento engañoso del tema deuda pública a través de la cuestión de los holdouts, los legisladores que quieran cumplir a conciencia sus deberes y responsabilidades constitucionales tienen tres requerimientos concretos, lógicos y esenciales a reclamar al Gobierno en su condición de tales:
1. Exigir al Poder Ejecutivo que eleve al Congreso el texto completo de todos los documentos pactados que forman parte del arreglo con los holdouts, acompañando los antecedentes del caso y con sus debidas traducciones al castellano.
Esto incluye los subacuerdos o acuerdos parciales ya firmados, como el caso de los bonistas italianos, los fondos Dart Management y Montreux Partners, así como con el fondo Brecher y otros acreedores.
2. Requerir como parte específica básica del punto anterior un listado completo, acreedor por acreedor, de los bonos incluidos en la negociación, con la identificación detallada de los títulos involucrados en el arreglo, su importe a valor nominal (capital, intereses y total) y sumas comparadas -en valor absoluto- contra el importe final ofrecido por el Gobierno argentino; de modo de poder apreciar -caso por caso- cuál es la diferencia cuantitativa resultante.
En el caso de los valores nominales, los mismos corresponderían a lo que figura en el Informe de Deuda Pública del Ministerio de Economía (Mecon) como "valor nominal actualizado en circulación" (producto de valor residual por coeficiente de capitalización).
Estas informaciones y datos deben abarcar el detalle de todos los tenedores de bonos holdouts, con o sin juicio y con o sin sentencia, y no solamente los que tienen acciones legales contra la Argentina; de modo de estar seguros que se trata de los totales generales (aunque en algunos casos pueda tratarse de cifras estimadas).
Además, totales aproximados a pagar por conceptos de capital, intereses y monto, honorarios, asesoramiento, gastos y demás ítems; para tener idea de los importes que están en juego por estos rubros y la forma en que se los piensa pagar.
3. Condicionar el tratamiento del o de los arreglos firmados con los holdouts al análisis y confección de un Informe Especial de la Auditoría General de la Nación (AGN) al respecto, no vinculante conteniendo al final todas las observaciones, comentarios y recomendaciones del caso para que los legisladores puedan estar en condiciones de entender tales acuerdos y decidir su voto en consecuencia.
Este último punto debe incluir además una evaluación específica de la capacidad de pago proyectada por el Gobierno para poder demostrar que el Estado argentino pueda cumplir en tiempo y forma los nuevos compromisos firmados por la administración Macri ad referéndum del Congreso.
La forma de tratamiento de la cuestión de los holdouts, la transparencia y claridad de las informaciones de apoyo del arreglo y la decisión final del Congreso sobre el asunto van a constituir una demostración del grado de capacidad, honestidad y coraje de la clase política argentina con representación parlamentaria con relación al problema de la deuda.
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