“La deuda externa es una
estafa descomunal, que este Gobierno oculta”
23 Jun,
2014
El
investigador de la deuda externa denuncia el pago al Club de Paris y otros
compromisos, no tienen respaldo técnico.
“La deuda externa es una Alejandro Olmos Gaona es historiador e investigador. Estudió en profundidad el endeudamiento de la Argentina desde 1976 en adelante y asegura que “la deuda externa de la democracia es la vieja deuda de la dictadura refinanciada”.
Su padre, Alejandro Olmos, fue querellante en 1982 contra el cerebro económico de los militares, José Alfredo Martínez de Hoz. En el año 2000 el juez Jorge Ballestero declaró esa deuda como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”.
“La deuda externa es una Alejandro Olmos Gaona es historiador e investigador. Estudió en profundidad el endeudamiento de la Argentina desde 1976 en adelante y asegura que “la deuda externa de la democracia es la vieja deuda de la dictadura refinanciada”.
Su padre, Alejandro Olmos, fue querellante en 1982 contra el cerebro económico de los militares, José Alfredo Martínez de Hoz. En el año 2000 el juez Jorge Ballestero declaró esa deuda como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”.
Olmos
Gaona continuó su trabajo y en el 2006 impulsó una nueva denuncia para ampliar
la investigación hasta el canje de Néstor Kirchner del 2005.
En el
2008 se convirtió en el principal asesor del gobierno de Ecuador en la
auditoría que mandó a hacer el presidente Rafael Correa sobre la deuda externa
de ese país para determinar si correspondía o no pagar la.
Actualmente
trabaja como asesor del senador de UNEN Fernando “Pino” Solanas, quien
recientemente denunció al ministro de Economía Axel Kicillof por el acuerdo con
el Club de París. Al respecto, Olmos Gaona advierte que no existe documento
alguno que respalde la cifra final de U$S9700 millones que el titular del
Palacio de Hacienda se comprometió a pagarle a ese grupo de países de acá a
cinco años.
El
entrevistado fija la cita en un antiguo y deslumbrante edificio ubicado en la
Avenida Rivadavia, frente al Congreso, en donde no sólo Proyecto Sur sino
también otros bloques como el de la Coalición Cívica tienen oficinas para sus
reuniones.
Acepta
las disculpas que le ofrece el cronista por llegar tarde, y empieza una
interesante charla en donde se mezclan negocios fraudulentos, corrupciones y
complicidades del sistema político y financiero con empresarios, del que
ninguno sale ileso.
¿En qué
consiste la denuncia que presentó Pino contra Kicillof por el acuerdo con el
Club de París?
La
denuncia surge porque el acuerdo con el Club de París permanece secreto, aunque
Capitanich dijo que toda la negociación fue muy transparente. Pero si todo
fuera tan transparente, se hubiera mostrado el convenio. Y no se mostró. Sólo
hubo un comunicado de prensa del gobierno argentino y uno muy escueto del Club
de París que está subido a su página web.
A mí lo
que siempre me llama la atención- por ser historiador y descubrir documentos
complicados-, me hace ver que si algo no se muestra por algo es. Porque si todo
es legal, si todo es transparente, si tenemos toda la documentación en regla,
debería mostrarse.
Por otro
lado, Kicillof dice en el comunicado del ministerio que todo fue celebrado
regularmente. Pero los documentos que nosotros tenemos demuestran que no es
así. En el año 2011 se pidió al ministerio de Economía que informara de cuánto
era la deuda con el Club de París, cuántos eran los intereses atrasados,
quiénes eran los acreedores, de dónde provenían las deudas.
No hubo
ninguna respuesta. Se volvió a insistir y desde el ministerio dijeron que ellos
no tenían nada y había que preguntarle al Banco Central. A fines de 2011, principios
del 2012 se le pide al Central, que dice que tampoco tienen nada. Que lo tiene
el ministerio de Economía. Es decir, Economía decía que los datos los tenía el
Central, y el Central que los tenía Economía.
En
febrero del 2012 el Banco Central nos manda una nota -que les había mandado
Economía a ellos- diciendo que lo único que tenía cuando se hizo la
transferencia del sector externo, desde el BCRA al ministerio, era un listado
en papel continuo. Y mandaban la lista de todas las empresas acreedoras, sin montos,
ni contratos, ni nada.
Cuando
uno ve eso, hay derecho a preguntar por qué no tienen nada. Y si no tienen
nada, ¿sobre qué base negociaron?
“El
acuerdo con el Club de París permanece secreto. Esto va en contra de un decreto
de Kirchner del 2003 que establece la obligatoriedad de la información
pública.”
¿Qué
decía la nota?
La nota
que nos remitieron decía lo siguiente: “Sólo se pudo encontrar registraciones
simples impresas en papel continuo con las deudas que permitió confeccionar la
lista que se adjunta”. Eso está firmado por el director de deuda pública del
Ministerio de Economía.
A mí esto
no me extraña, porque en la década del 80 y del 90, el juzgado federal número 2
que interviene en la causa de la deuda externa le pidió al Ministerio y al Banco
Central que informaran cuánto era el stock de la deuda y dónde estaban los
contratos. Informaron que no tenían nada, sólo datos estadísticos sin valor
contable. ¿Cómo es posible que un ministerio y un banco no tengan nada?
En el año
1994 hay un documento del ministerio por el cual Cavallo produce un informe,
diciendo que la Argentina pagaba sus deudas a los acreedores ante simple
notificaciones y avisos de vencimiento. En ningún caso le pedían que acreditara
la legitimidad de los créditos que reclamaran. Entonces para ordenar el sistema
resuelve contratar a los acreedores para que ellos le digan realmente cuál era
la deuda que tenían.
¡Esto no
resiste el menor análisis! ¿Como uno va a pagar deudas sin saber qué está
pagando, ante la simple notificación de los acreedores?
Por otro
lado, de acuerdo a las informaciones que tenemos del Club de París, la base da
una deuda al 30 de septiembre de 2013 de no más de 6000 millones de dólares. ¡Y
ahora resulta que son U$S9700!
Por eso
nos preguntamos, ¿es legítimo que queramos saber cuáles son los intereses, cómo
se calcularon?
Además,
esto va en contra de un decreto de Kirchner del 2003 que establece la
obligatoriedad de la información pública. Y de una cuestión elemental de un
país supuestamente democrático donde los actos que comprometen a toda la
comunidad-porque salen de los impuestos que pagamos todos los argentinos, no de
las arcas de los funcionarios- de saber qué fue lo que se negoció y cuáles son
las pruebas, y así tener el derecho a cuestionar.
En el
2011 Boudou dijo que iba a pagarle al club de parís por U$S8.000 millones…
Boudou
aclara que 100 millones de dólares que se querían incluir pero que ellos habían
logrado apartarlos porque era deuda de la dictadura. ¡Como si fuera la única
deuda de la dictadura que quedaba!
Cuando se
produce el default de Rodrigez Saa, la deuda neta de la dictadura era de 1894
millones de dólares. Tiene que haber una auditoría completa que analice desde
1976 a hoy, qué se hizo, qué prestamos vinieron, qué se pagó y qué no. Como
hizo Rafael Correa en Ecuador, que dijo “bueno voy a pagar la deuda pero
primero quiero saber qué pago”.
¿Cómo se
llego al monto actual de deuda con el Club de París luego de las sucesivas
“rondas”?
Hubo
cinco rondas. Cuando llega Alfonsín se hacen las primeras negociaciones.
Después se hacen otras hasta que queda consolidada en una determinada cifra. Y
a partir de ahí se empieza a pagar, pero después se deja de pagar.
La ronda
final donde se hace la última en el 92’, durante la gestión de Menem. A partir
de ahí la deuda se va a pagar inescrupulosamente año a año hasta el default del
2001, cuando era de poco más de U$S1800 millones, y se le sumaban U$S2000
millones de préstamos bilaterales de la presidencia de Menem. En total, eran
4458 millones de dólares.
Lo que me
llama la atención, que es en lo que estoy trabajando para tratar de
desentrañarlo, más allá de lo que haga la Justicia, es que al 30 de septiembre
las planillas de la Secretaría de Finanzas dan atrasos por U$S4889 de capital y
U$S1022 de intereses. Es decir, el total a esta fecha eran U$S5912 millones.
Hemos convenido U$S9700. ¿Qué paso? ¿Cuál fue el cálculo? Queremos saber dónde
están los contratos. Qué se firmó qué no. Ellos dicen que tienen todo. Que lo
muestren.
¿Puede
haber crecido porque incluyeron deuda privada?
Eso es lo
que sospechamos. Pero el problema es no saber. Yo puedo manejarme con las
cifras oficiales para que no las cuestionen. Acá hay una cifra, ¿pero a qué
obedece?
¿Podían
ser punitorios?
¡No puede
haber U$S3000 millones más de punitorios!
¿Por qué?
¿Es mucho?
¡Es una
locura, no es mucho!
Otro
ejemplo. Acá están los pagos que se hicieron. Es como que no se ponen de
acuerdo. En esta información que es del 23 de abril del 2012, nos dice “la deuda
con el club de parís hasta el default del 2001 era U$S5342 millones”. Y ahora
dicen que al 2013, eran U$S5912.
Acá no se
pide nada absurdo. Que se diga cuánto es el capital, cuántos son los intereses
devengados y los punitorios fijados.
Además
este gobierno no la va a pagar. Paga U$S650 millones en julio, el año que viene
U$S500 y después tendrás que arreglarse el que venga. Indudablemente el otro
gobierno se va a tener que hacer cargo de este muerto.
Con lo de
Papel Prensa, Cristina mostró documentos, fotos. ¿Por qué no se hace lo mismo
con esto, que es mucho más relevante? Parece que algunas hay que mostrarlas y
otras no. La deuda es una de ellas.
“Con lo
de Papel Prensa, Cristina mostró documentos, fotos. ¿Por qué no se hace lo
mismo con la deuda del Club de Paris, que es mucho más relevante?”
¿Qué tasa
de interés da el arreglo?
No lo sé.
Porque además no se sabe sobre qué base son esos intereses calculados. Se
supone que los préstamos a un país se hacen con la menor tasa de interés, no es
un banco extranjero que te cobra lo que quiere.
Qué digan
qué interés se calculó, por qué se reconocen determinadas deudas, y por qué el
gobierno pacta deuda de la dictadura sin saber previamente si es deuda real.
Si el
gobierno considera que los actos de la dictadura violaron el orden legal del
país, ¿por qué lo acota a un solo tema? Cristina dijo que éramos pagadores
seriales. Que pagamos del 2003 al 2013 173 mil millones de dólares. Si uno toma
como buena esa cifra y haces el cálculo de lo que pagamos del 83’ a hoy, hemos
pagado 400 mil millones de dólares sobre una deuda de U$S45.000. Y seguimos
debiendo 220 mil millones de dólares.
¿Qué
acción se puede tomar?
Pino
preparó una demanda penal contra Kicillof. Primero porque se soslaya el papel
del Congreso. La ley establece la obligatoriedad de que la deuda pública la
arregle el Congreso. Ellos argumentan que la presidenta emitió un decreto en el
2008 -firmado por Massa- donde dice que hay que cancelar la deuda con el Club
de París, pero no dice las condiciones, entonces deja todo librado al criterio
del ministro, lo que es absolutamente inaceptable. No se puede utilizar en el
2014 un decreto del 2008, cuando la situación era distinta.
Pero
además hay otro detalle. Casi el 60% de la deuda es de la dictadura militar y el
resto fueron celebrados durante el gobierno de Menem. Y no sabemos cómo fueron
esos préstamos, o a qué obedecieron. Sólo está el listado de las empresas.
¿Pero qué paso con la plata? Nada de eso existe.
Con este
tema de la deuda parece que Solanas y yo debemos ser locos, ¡porque todo el
mundo dice que está perfecto! La UCR, Lousteu, la Coalición Cívica. Todos dicen
que es el mejor arreglo y ahora van a llover las inversiones. En este tema de
la deuda pareciera que nadie sabe nada de la realidad. Todos hablan a través de
las cifras, de que estamos desendeudándonos, cosa que es mentira.
Entonces,
¿el acuerdo con el Club de París es legal o no?
El tema
es que uno no puede hablar de un acuerdo que no se conoce. Desde el punto de
vista legal, el único encargado de arreglar la deuda y negociarla es el
Congreso. Acá hay una especie de interpretación de que el Congreso le ha
delegado al poder Ejecutivo la facultad de negociar la deuda. El problema es
que todos los tratadistas establecen que esa delegación de facultad es
inválida. Pero por supuesto, como el oficialismo tiene mayoría en ambas
cámaras, puede hacer lo que quiere.
Por otro
lado, a mí me llama la atención de un gobierno que ha hecho una buena política
de Derechos Humanos, tratando de juzgar a todos los responsables de
desapariciones, crímenes, torturas, no haga lo mismo con las cuestiones
económicas de la dictadura, que sí son respetadas. ¿Por qué se respeta una cosa
y se enjuicia la otra? Los banqueros, los que tienen grandes empresas y nos
transfirieron sus deudas privadas, esa gente parece que es intocable.
Es como
si el gobierno hace un enfoque selectivo de qué repudia y qué no repudia de la
dictadura.
Por eso
hay que analizar especialmente la deuda. Los vencimientos del año que viene son
más de U$S11.000 millones. Este año serán U$S9000 millones, el año pasado otro
tanto. No es chiquitaje. Y no es dinero que sale de algún lugar misterioso.
Sale de las arcas del Banco Central, es trabajo argentino. Como a veces faltan
cosas elementales, el gobierno dice que no puede prestarles plata a los
jubilados pero la deuda se paga religiosamente. De hecho, en el último
presupuesto están destinados U$S8900 millones para el Fondo de
Desendeudamiento.
Una
historia negra
¿Cuándo
se empezó a investigar la deuda?
La primera
investigación la hizo Grinspun, el primer ministro de Economía de Alfonsín en
diciembre del 83’. Esa investigación supuestamente fue destruida en el 92
cuando el Banco Central le transfirió sus archivos al ministerio de Economía.
Digo presuntamente porque no me consta, pero sé que esa investigación
desapareció. Había sido archivada, suspendida cuando se va Grinspun, asume
Sourrouille y llega Machinea al Banco Central. Ahí se terminó esa
investigación.
¿Qué
había arrojado en ese año y meses? Había demostrado cómo las empresas
nacionales y extranjeras habían creado rentas ficticias para defraudar al
Estado. Pero de eso tampoco se habla. Los grandes empresarios que viven
hablando de la seguridad jurídica, tendrían que responder de esto que hicieron.
Me refiero al grupo Macri, Souchard, Pérez Companc, Bridas.
“La
primer investigación de la deuda externa la hizo Grinspun, el primer ministro
de Economía de Alfonsín en diciembre del 83. Esa investigación desapareció
cuando en el 92 cuando el Banco Central le transfirió sus archivos al
Ministerio de Economía.”
¿Cuánto
daba esa cifra?
La mitad
de la deuda pública. 23 mil millones de dólares. La deuda que dejó la Dictadura
en el 83 era de U$S45 mil millones. La deuda privada estatizada era la mitad o
un poquito más.
¿Toda esa
es plata que no entró?
Fue plata
que no entró, porque fueron deudas ficticias que se crearon y, por otro lado,
el Estado puede eventualmente asumir una deuda privada para evitar que una
empresa se vaya a la quiebra, que trabajadores queden en la calle. Pero esto
era una cosa muy distinta.
Yo pude
rescatar algunas partes de la pericia porque me contacté con cuatro de los
dieciocho auditores que habían sido nombrados y fueron a declarar a tribunales,
presentaron testimonios.
Sin
embargo parece que acá no pasó nada. Se habla de la corrupción pero pareciera
que eso no es corrupción.
¿Cómo
terminó la causa que inicia su padre Alejandro Olmos?
Primero
hay que aclarar que la causa tardó dieciocho años. El juez Ballesteros se expidió
diciendo que gran parte de esa deuda no correspondía a la realidad. Él se fundó
en las pericias que se hicieron a fines del 80’, principios de los 90’.
Tuvieron la causa dormida hasta que el juez se apuró para hacer un pantallazo
final. Los peritos determinaron que la deuda no tenía justificación económica,
administrativa ni financiera. Y en algunos casos no se conocía el destino de
los fondos.
El juez
dicta su fallo de una investigación acotada que va del año 76’ al 83’. A partir
de ahí se reactiva una nueva causa, que había iniciado mi padre, para
investigar la deuda del 83’ en adelante. Yo en el 2006 meto una nueva denuncia
para que se investigara hasta el último canje de Kirchner.
Hemos
presentado miles de pruebas pero el juez las acumula, las acumula, pero no cita
a nadie, no interroga a nadie. Inclusive un hecho extremadamente grave que es
que en los contratos de obra pública hay opiniones legales de abogados de la
Argentina en el exterior, y opiniones de procurador del Tesoro de la Nación,
que es el abogado del Estado argentino y tiene la obligación de decir “este
contrato responde a las leyes del país”.
Todos
esos dictámenes fueron redactados por bancos extranjeros, inclusive el dictamen
del procurador. Esos dictámenes fueron redactados por banqueros, los llevaron
al Ministerio de Economía, los tradujeron allí y lo mandaron al procurador del
Tesoro, que lo firmó tal cual querían. No analizó el contrato.
“En la
primer causa por la deuda externa los peritos determinaron que la deuda no
tenía justificación económica, administrativa ni financiera.”
¿Esa
causa sigue activa?
La causa
está activa acumulando papeles pero no hay interrogatorios ni pericias. Una de
las personas que más trató de impulsar el proceso fue el fiscal federal
Federico Delgado, que pidió varias medidas de prueba, y ahí quedaron. Eduardo
Freiler, que actualmente es camarista, era fiscal federal. Con Delgado le
pidieron al juez de ese momento que le pidiera a la Sindicatura General de la
Nación unos peritos para empezar a analizar la documentación. Les costó mucho
que el juez se comunicara con la Sigen. ¿Y qué les contestó la Sigen? Que no
tenían pensado dedicarse a eso.
Si no
tenés la colaboración del Ministerio de Economía, ni del Banco Central, si la
Sindicatura no quiere intervenir, si el juez no se mueve,¿qué resultado puede
tener ese juicio? Indudablemente, ninguno.
Hace
varios años un grupo de diputados presentó un escrito al juzgado federal que yo
redacté, diciendo que de acuerdo a lo que establece el artículo 1047 del código
civil los actos ilegales y sus consecuencias son nulos de nulidad absoluta.
Entonces si el juez Jorge Ballesteros se olvidó de decretar la nulidad de eso
que él consideraba ilegal, venimos a pedir que esa deuda se declare nula. El
juez le dio traslado al ministerio público fiscal. Delgado dijo que la petición
era correcta pero faltaban terminar algunos tramos de la investigación. Eso
seguirá indefinidamente así.
Deudas
viejas y nuevas
¿Qué
parte es deuda de la dictadura y cuál es de la democracia?
Hablan de
dos deudas, la deuda vieja, que es la de la dictadura, y la nueva, que es la
del proceso democrático, fundamentalmente de los 90’, porque durante la
presidencia de Alfonsín la deuda creció fundamentalmente por falta de pagos de
intereses. La deuda externa empieza a crecer desmesuradamente a partir del plan
Brady del 92.
Eso es
una ficción, porque toda la deuda de la democracia es la deuda vieja de la
dictadura permanentemente reciclada. No es una deuda distinta, excepto algunos
préstamos específicos de organismos multilaterales. En general, el stock de la
deuda viene de la dictadura.
En
definitiva, hubo muy poca deuda nueva. Cuando uno ve que todo ese proceso ha
seguido invariablemente y nadie quiso cortarlo, yo me acuerdo que en el 92
Cavallo dijo “la deuda en el año 2000 será un lejano recuerdo para los
argentinos”. En ese entonces la deuda era de U$S62 mil millones, cuando se fue
Menem era de casi U$S150 mil millones, y se habían vendido casi todas las
empresas públicas.
Ahí hay
otro detalle. Cuando se implementa el Brady, tanto el FMI, como el BM y el BID
le mandan unas cartas confidenciales a la comunidad financiera para que
apoyaran al gobierno, porque el gobierno se había comprometido a privatizar el
sistema jubilatorio, a modificar la legislación laboral y a vender todas las
empresas públicas, especialmente la petrolera estatal.
Con todo
eso de fondo, están los que hablan de honrar la deuda. Yo siempre digo, las
deudas hay que pagarlas, las estafas no. Y evidentemente esto es una descomunal
estafa que nadie quiere destapar.
Yo le
mande en el 2010 una larga carta a la presidenta haciéndole una recopilación de
todo lo que había en la Justicia sobre el tema. Dije “ya que ella tiene gran
protagonismo, se encarga personalmente de determinados asuntos, le voy a comentar
todo lo que hay en el sistema federal para impugnar la deuda y negociar con los
fondos buitre”.
Yo
siempre digo, las deudas hay que pagarlas, las estafas no. Y evidentemente esto
es una descomunal estafa que nadie quiere destapar.”
¿Y le
respondió?
Siempre
digo lo mismo: hubiera preferido que no me contestara nada, o recibir dos
líneas que dijera “acuso recibo”. Pero no. Me mandó una carta de casi dos
carillas el Secretario General de la Presidencia el doctor Oscar Parrilli,
diciendo el notable trabajo que había hecho mi padre por la deuda con su
investigación, pero todo había ido al Congreso y el Congreso no había hecho
nada.
Con una
conclusión final. Que gracias al esfuerzo de ellos, la deuda que era del 160%
del PBI en el 2001 ahora representaba el 41%. Lo cierto es que el PBI del año
2001 eran 90 mil millones de dólares y en 2012 era de 370 mil millones de
dólares. Es decir que la deuda no bajó, sino que el PBI subió.
Todo se
disfraza. Cuando dicen “subió la deuda en relación al PBI, o a las exportaciones”,
son las mismas explicaciones que dio Alfredo Martínez de Hoz cuando fue
indagado por el juez federal. Parece que los trotskistas de hoy se manejan con
las mismas pautas.
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