Norte: del francés "nord" y éste del inglés antiguo "norp". Punto cardinal del horizonte en dirección opuesta a las direcciones del Sol al mediodía.
Sur: del francés "sud" y éste del inglés antiguo "sup". Punto cardinal del horizonte en dirección al Polo Sur que coincide con la posición del Sol al mediodía.
Tales las acepciones de la Vigésima Segunda Edición (2011) del Diccionario de la Real Academia Española.
La ubicación en la cartografía de un punto o lugar prístino y superior del mundo en que vivimos ha sido siempre un criterio subjetivo y discrecional. Así, en el planisferio de Istakri, construido antes del año 340 de la Hégira Islámica (Siglo X d. J. C.) el Oriente se ubica arriba, el Oeste abajo, el Norte a la izquierda y el Sur a la derecha porque al primero de los rumbos mencionados se le adjudica mayor jerarquía. El océano rodea la tierra. El mayor, que desemboca hacia arriba, es el Índico. Hacia el Sureste se halla cerrado por una tierra que es la prolongación de África y hacia el Oeste termina en una especie de cuerno afilado hacia el Norte, que es el Mar Rojo.
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Otro mapamundi islámico que se atribuye al geógrafo Ibn Al Arabi, muerto en 1240, responde al mismo esquema anterior pero con mayor información de mercaderes y viajeros: el Este hacia arriba y el Oeste hacia abajo.
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Hemos referido estos antiguos antecedentes para reafirmar la tesis con que el Dr. Javier Cornejo Solá demuestra fehacientemente que "la imagen (actual) por la que se representa el globo terráqueo y/o los planisferios, con el Norte 'arriba' y el Sur 'abajo' es una ubicación meramente artificial, no un principio físico".
Esta ubicación tiene un objetivo psicológico: a los países del llamado primer mundo para que señalen una posición dominante que impone una subordinación a los países dominados que están colocados en el Sur.
He aquí la tesis contundente de las posiciones de nuestro tiempo, que comienza hace quinientos años y que lleva medio milenio distorsionando a los pueblos, y que el Dr. Javier Cornejo Solá, demuestra con su fuerza intelectual sumada a su experiencia de haber participado en la cúspide de un gobierno nacional (1973-1976). En base a esto ha develado en esta obra el valor transformador del futuro más simple y trascendente.
"¡Cambiemos el paradigma! ¡Demos vuelta el planisferio! ¡Demos vuelta el globo terráqueo!"
"¡Pongamos el Sur arriba y el Norte abajo: ingresemos a una concepción desconocida!"
No es una idea abstracta. Parte de una constatación que adrede no se enseña en las universidades ni se difunde: "el camino de la civilización fue un peregrinaje hacia el Sur". "Africa es el Punto de Partida". "Leyéndose en un croquis de planisferio desde la parte superior izquierda donde ubicamos al África y continuando en una línea horizontal con Europa y Asia, estrecho de Bering y desde Alaska siguiendo la cordillera hasta Tierra del Fuego".
Estos conceptos novedosos y fundamentales para los tiempos del futuro que en el siglo XXI se halla en su alborada, acredita que toda la cartografía del pasado peca de una profunda alteración de dominio especulativo y antinatural. Consiste ella en ubicar el Norte arriba y el Sur abajo como ya lo hemos dicho.
La posición de nuestros continentes de forma triangular, con su vértice arriba y su base abajo, nuestro planeta, dice Javier Cornejo Solá, adquiere la coherencia de visualizar el vértice de los continentes dirigida a "techo" del mundo que es la Antártida. "Continente de tierra firme y no de hielo como el Ártico.
La Antártida y Chile son los Estados y países privilegiados por una geografía apetecida por todos".
La Antártida ha de ser así, el comienzo del hombre del planeta Tierra en el espacio. Se impone recordar y resaltar que en el año 1974, el General Perón dispuso que el señor Lastiri, Presidente de la Cámara de Diputados, a cargo del Poder Ejecutivo junto con la señora María Estela Martínez de Perón, con todos los ministros del Poder Ejecutivo, el Presidente del Senado y todos los miembros de la Corte Suprema, esto es el Gobierno en pleno, se constituyera por un día en el Sector Antártico Argentino. Fue así el primer Estado de nuestro planeta que instaló su ámbito de jurisdicción y de poder en el techo del mundo.
No fue una extravagancia como lo señalaron algunos medios de difusión pigmeos de esa época. Fue un acto de Gobierno que se proyectaba mucho, pero mucho más allá. Difundir desconocimiento de cuestiones astrofísicas mundiales de una dimensión cognoscitiva superior, es la crisis de los medios.
Con los vértices de los continentes dirigidos hacia el Norte Verdadero y a La Antártida, Techo del Mundo y Mojón para ubicar a la humanidad en el espacio bosquejado en el primer capítulo del Génesis se otorga a los continentes su verdadera dimensión. Se pone fin a la burda falsificación del globo terráqueo y de los planisferios que desviando el Ecuador de su científica y real ubicación hacen aparecer al hemisferio Norte más grande reduciendo la dimensión más extensa de los continentes del hemisferio Sur. Los planisferios del Dr. Javier Cornejo Solá en este sentido constituyen la representación más exacta de lo que hemos expresado.
Con los vértices de los continentes dirigidos al Norte, espacio verdadero, y a la Antártida, techo del mundo, habrá de ponerse fin concluyente al vórtice torbellino que viene distorsionando al planeta Tierra desde hace siglos.
Entonces el hombre creador hecho a imagen y semejanza de Dios, fuerza de las fuerzas y causa de las causas, comenzará su marcha inalterable hacia su destino eterno.
Nuestro Señor del Milagro ha llamado a Javier Cornejo Solá para que así sea.
Julio C. González
Ex Profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires (1965-1976)
Profesor Titular de Estructura Económica de la Argentina,
Facultad de Ciencias Económicas,
Universidad Nacional de Lomas de Zamora,
desde 1988 hasta el presente.
Ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación
(Período Constitucional 1973-1976).
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