GESELL: MÁS QUE UNA «VILLA»
Por Javier
Cornejo
Artículo
publicado en el diario El Tribuno el 05 de octubre de 2009
La crisis monetaria
internacional, luego de la apariencia de estabilización de algunas «bolsas», se
encamina a una desintegración sin precedentes.
La evaporación de los
«rescates», sin que éstos se hayan traducido en un aporte a la economía física
real de los países, nos obliga a refugiarnos en otras teorías económicas en
reemplazo de las existentes, que cambiarán patrones monetarios. Poniendo al
actual sistema en total bancarrota.
Prueba de ello es una
importante corriente del pensamiento económico europeo que se encuentra avocada
a considerar los postulados de un economista de intensa relación con nuestro
país. De haber seguido sus propuestas, indudablemente pudo haber cambiado la
historia de la humanidad. Me refiero a don Silvio Gesell. Conocido por nosotros
por la playa atlántica que lleva su nombre, o por la empresa por él fundada que
hasta hoy perdura: Casa Gesell.
Nace en 1862, en la región de
Malmedy (convergencia de Bélgica, Luxemburgo, Prusia). En 1885 se radica en
Argentina, aunque viaja constantemente a Europa. Con un sorprendente
currículum, su actividad inicial es la venta de artículos de odontología.
Gesell fue la tercera
posición económica entre Lord M. Keynes y Carlos Marx. Sumamente respetado por
ambos. No lograron refutarlo. Sí silenciarlo.
Sus obras más importantes:
«El orden económico natural por libre tierra y libre moneda» Tomo I: «El dinero
tal cual es». Tomo II: «El dinero como debe y puede ser».
Las ideas económicas de
Gesell se difunden velozmente en el ámbito de la posguerra europea de
1914-1918, donde en toda Europa Oriental proliferan movimientos sociales de
todo tipo procurando una solución a la gigantesca miseria y total desempleo. No
había moneda. La industria se extinguía. Se multiplicaban las manifestaciones
masivas pidiendo pan.
La deuda externa era
imposible de pagar como consecuencia del Tratado de Versalles impuesto por los
usureros países dominantes.
Keynes en su obra «Teoría
general de la ocupación, el interés y el dinero», de la pág. 313 a la 320,
se refiere a Gesell en los siguientes conceptos:
«Como el profeta reverenciado
de un culto con muchos miles de discípulos en todo el mundo» y su pensamiento
como «el establecimiento de un socialismo antimarxista edificado sobre bases
totalmente distintas a las de Marx».
Marx escribe sus obras,
incluido su «Manifiesto», en Londres y por encargo de la corona. Para
que su pueblo no se engañe con tales postulados, escribió: «La
cuestión judía». La libertad propugnada por Marx es la de comerciar: comprar y
vender. En consonancia con el extremo liberal de Keynes.
Los dos consolidan la usura.
Siendo las propuestas de ambos, en función de su idéntico último fin, las que
se imponen en el mundo occidental, descartando los sólidos conceptos de Gesell.
Tan sólo a título de ejemplo:
uno de los ejes del pensamiento de Gesell, aplicable a nuestros días, gira en
torno de que para reducir la tasa monetaria de interés, se propone un dinero
que incurra en costos de conservación, al igual que cualquier bien o producto.
Para ello establece un sistema de sellado o canje físico del billete con fecha
de vencimiento. Ejemplo de ello lo tuvimos en nuestro país con los bonos
provinciales. Su efecto, por lo efímero del billete físico, es una gran
velocidad en su circulación que provoca un inmediato acelerador económico de
todo el aparato productivo. Distinguía entre «tasa de interés» y «eficiencia
marginal del capital». De manera de revertir la riqueza a los «bienes» y no a
una masa monetaria incrementada por una sumatoria de interés. Para ello
estabiliza la tasa de interés a través del tiempo.
Es decir un sistema
crediticio de cambio fijo. Evitando caer (al revés de Marx y Keynes) en una
conversión de las «cosas físicas» en dinero, que desemboca en una masa
monetaria con abstracto valor en sí misma, generadora de mayor valor a través
de la tasa de interés que, aplicada sobre la moneda, siempre es usuraria al
tener la abstracta posibilidad de generar riqueza por sí misma y no por el
trabajo de «transformación» de productos o desarrollo de servicios.
Por ello, son las «cosas» las
que respaldan el dinero y no las monedas metálicas o con valor intrínseco de
otros países. Tal los commodities.
Ante los fracasos marxistas y
keynesianos que derivaron en la actual terminal crisis monetaria en gran número
de países están haciendo renacer el pensamiento de Silvio Gesell como la única
y decente opción de un nuevo orden monetario mundial.
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