El Gobierno mexicano busca combatir la creciente tasa de diabetes y
sobrepeso aplicando un impuesto a las bebidas azucaradas como Coca-Cola y
Pepsi. Según los expertos, cualquier medida orientada a disminuir el consumo de
refrescos está justificada.
Coca
-Cola y otros fabricantes de bebidas de México han respondido airadamente al
plan, arguyendo que va a tener poco efecto sobre los problemas de peso y de
salud de los habitantes del país.
Mientras
tanto, la famosa médica Gloria Gilbert, citada por el sitio True Activist no
comparte esta opinión, y destaca que la Coca-Cola sirve para todo menos para
beber, ya que es nefasta para la salud. Pero ¿cómo afecta este producto al
organismo humano?
Después de 10 minutos
Las diez
cucharadas de azúcar contenidas en un vaso de Cola suponen un golpe devastador
para el organismo. Sin embargo, después de beber una lata de Coca-Cola una
persona no vomita inmediatamente, ya que el ácido fosfórico suprime el efecto
del azúcar.
Después de 20 minutos
Se
produce un aumento de los niveles de insulina en el torrente sanguíneo. El
hígado transforma todo el azúcar en grasa.
Después de 40 minutos
La
ingestión de la cafeína ya se ha completado. Las pupilas se dilatan. La presión
arterial aumenta, ya que el hígado libera más azúcar a la corriente sanguínea.
Los receptores de adenosina se bloquean, impidiendo así la somnolencia.
Después de 45 minutos
El cuerpo
incrementa la producción de dopamina, una hormona que estimula el centro de
placer del cerebro y que tiene el mismo principio de funcionamiento que la
heroína.
Después de 1 hora
El ácido
fosfórico se une al calcio, al magnesio y al zinc en el tracto
gastrointestinal, sobrealimentando así el metabolismo. Aumenta la eliminación
de calcio a través de la orina.
Después de más de 1 hora
Se hace
sentir el efecto diurético de la bebida. El organismo elimina calcio, magnesio
y zinc, componentes de los huesos, así como el sodio. En este momento la
persona se siente irritable o débil. En este contexto True Activist se pregunta
si los consumidores son conscientes del ‘cóctel’ que están ingiriendo cuando
beben una botella de Coca-Cola y disfrutan de su innegable efecto refrescante.
El
ingrediente activo de la Coca-Cola es el ácido ortofosfórico. Debido a su alta
acidez, las cisternas en las que se transporta el concentrado tienen que ser
resistentes a materiales altamente corrosivos. En general, la composición de
uno de los productos más promocionados de la compañía Coca-Cola, la Coca-Cola
Light sin cafeína, deja mucho que desear.
Esta
bebida contiene agua carbonatada, E150d, E952, E950, E951, E338, E330, E211 y
aromas.
El agua carbonatada es agua con gas. Provoca secreción gástrica, incrementa la acidez del
jugo gástrico y causa flatulencia. Además, no se utiliza agua mineral, sino
agua convencional filtrada.
E150d: es un
colorante alimenticio obtenido al procesar azúcar a determinadas temperaturas,
con o sin adición de reactivos químicos. En el caso de la Coca-Cola, se le
agrega sulfato de amonio.
E952: es
ciclamato sódico, un sustituto del azúcar. El ciclamato es un producto químico
sintético con un sabor 200 veces más dulce que el azúcar y que se utiliza como
edulcorante artificial. En 1969 fue prohibido por la Administración de
Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), ya que esta substancia, igual que la
sacarina y el aspartamo, causó cáncer en la vejiga urinaria de ratas. En 1975
empezó a prohibirse también en Japón, Corea del Sur y Singapur. En 1979 la OMS
(Organización Mundial de la Salud) volvió a permitir el uso de ciclamatos.
E950: es
acesulfamo de potasio, un compuesto 200 veces más dulce que el azúcar que
contiene éter de metilo y agrava el funcionamiento del sistema cardiovascular.
Asimismo, contiene ácido aspártico, una sustancia que también puede excitar el
sistema nervioso y con el tiempo puede crear adicción. El acesulfamo se
disuelve de mal y no se recomienda que lo consuman niños ni mujeres
embarazadas.
E951: es
aspartamo, utilizado como sustituto del azúcar en productos para diabéticos. Es
químicamente inestable, ya que a temperaturas elevadas se descompone en metanol
y fenilalanina. El metanol es muy peligroso: entre 5 y 10 mililitros son
suficientes para destruir el nervio óptico y causar ceguera irreversible.
Cuando los refrescos se calientan el aspartamo se transforma en formaldehído,
un potente carcinógeno.
E338: es
ácido ortofosfórico. Puede causar irritación de la piel y los ojos. Se utiliza
para la producción de sales de ácido fosfórico de amoníaco, sodio, calcio,
aluminio y también en la síntesis orgánica para la producción de carbón vegetal
y cintas de película, de materiales refractarios, cerámica, vidrio,
fertilizantes, detergentes sintéticos, y en la industria médica, metalúrgica,
textil y del petróleo.
E330: ácido
cítrico. Está muy extendido en la naturaleza y se utiliza en la industria
farmacéutica y en la alimentaria. Las sales de ácido cítrico (los citratos) se
usan en la industria alimentaria y, en medicina, para conservar la sangre.
E211: es
benzoato de sodio, utilizado como agente antiséptico y antifúngico en productos
alimenticios como confituras, zumos y yogures de frutas. No se recomienda que
lo consuman los asmáticos y las personas que son sensibles a la aspirina. Un
estudio realizado por Peter Piper, de la británica Universidad de Sheffield,
desveló que este compuesto causa un daño significativo al desactivar el ADN.
Esto puede derivar en cirrosis y en enfermedades degenerativas como el
párkinson.
Los
aromas son aditivos aromáticos desconocidos.
La
Coca-Cola Diet es todavía peor, ya que el aspartame, que reemplaza el azúcar en
este refresco, convierte la bebida en un veneno neurotóxico puro.
True
Activist destaca que la aplicación más adecuada para la Coca-Cola es como
producto para limpiar motores de camiones y eliminar el óxido de los tornillos,
o también como quitamanchas o pesticida, como ya hacen en diversas partes del
mundo.
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