Detectan la formación de
nubes en un cráter del planeta Ceres
Los
científicos investigaron el misterio de los puntos brillantes que se observan
en la superficie y concluyeron que estos reflejos pueden deberse a la
incidencia de la luz solar sobre una superficie de sulfato de magnesio
hidratado
EFE 09 de
diciembre de 2015.
Científicos
del Instituto Max Planck alemán han detectado
la formación de nubes en el interior de un cráter del planeta enano Ceres
que pueden provenir de la sublimación de agua helada, según un estudio
que publica la revista Nature.
Andraes
Natheus y su grupo de investigadores han utilizado los datos de la sonda Dawn (Amanecer), que orbita
Ceres desde marzo, para tratar de solucionar el misterio de los puntos
brillantes que se observan en la superficie del planeta. Uno de esos
reflejos se encuentra en el cráter Occator, una oquedad de 90 kilómetros
de ancho y 4 kilómetros de profundidad en cuyo interior aparece y desaparece
una brillante neblina a un ritmo diario. «Nuestra detección de esas nubes,
en combinación con las recientes observaciones del observatorio Herschel, que
encontró vapor de agua en la vecindad de Ceres, sugiere que hay agua helada
bajo Occator», señaló a Efe Natheus.
El grupo
del Max Planck ha estudiado las más de 130 zonas brillantes que ha identificado
la nave de la NASA y ha concluido que la mayoría de esos reflejos pueden
deberse a la incidencia de la luz solar sobre una superficie de sulfato de
magnesio hidratado.
«Lo que
vemos son sales en estado sólido. No es hielo, pero los sulfatos contienen
enlaces de agua», describió Natheus, que subraya que «bajo la superficie
existen probablemente reservas de agua salina».
Los datos
que está enviando la sonda Dawn, el primer aparato humano que orbita
alrededor del mayor objeto del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter,
han servido asimismo a científicos del Instituto Nacional de Astrofísica de
Italia (INAF) para profundizar en los detalles de la formación de
Ceres. Según su trabajo, publicado también en Nature, los minerales
que se han detectado en la superficie del planeta enano sugieren que Ceres
nació en las regiones más alejadas del Sistema Solar.
La nave
estadounidense ha permitido refinar las observaciones por espectrometría que
hasta ahora habían realizado telescopios terrestres y en órbita, por lo que
los científicos pueden analizar ahora con mayor exactitud la composición de ese
cuerpo.
Las
nuevas mediciones apuntan a que existen filosilicatos de amoníaco extendidos
por la superficie de Ceres, lo que sugiere que el amoníaco, que se incorporó al
planeta bien como materia orgánica o bien como hielo, pudo reaccionar con el
resto de minerales del cuerpo durante su formación. El hielo de amoníaco
solamente es estable en las bajas temperaturas del exterior del Sisetma Solar,
por lo que los científicos creen que Ceres pudo formarse en esas regiones antes
de situarse en el cinturón de asteroides entre Júpiter y Marte.
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