De la
mano de La Doctora, El Cenador y El Gótico
“…el 14
de junio de 1982 cuando el gobernador argentino, el ex general Mario Benjamín
Menéndez, se rindió ante el jefe de las ‘Task Force’, Jeremy Moore”. Del Fuego/ noticias
Tío
Plinio querido,
“Patria o
Buitres no es sólo una consigna”, dijo La Doctora.
Tiene
razón. Es una trampa para captar incautos. Para tergiversar el fracaso y
transformarlo en otra epopeya. Una derrota venerable y heroica.
El
cristinismo, tío Plinio querido, suele aplicar, con bastante suceso, la
metodología envolvente.
Y en el
ocaso acaba de producir su envoltorio superior. Para envolver a quien lo
impugne. Hasta convertirlo en un opositor envuelto.
Para no
ser calificados de buitres, o de vulgares vendepatrias, lo que corresponde a
los críticos envueltos es callarse. Y otorgar. Ceder el campo libre de la
argumentación. Para que prosperen los delirios.
Los paquetes
que arma el cristinismo carecen entonces de desperdicios. Útiles para estrellar
al país sin contemplaciones pero con énfasis. Con rigurosa tranquilidad. Sin
resistencias ni reticencias. Contra el paredón del sentido común. De la
sensatez más elemental.
Machu
Pichu
No
obstante la Argentina, tío Plinio querido, tiene perspectivas favorables. Porque
La Doctora se va. Tiene fecha de vencimiento.
Expira, a
más tardar, en diciembre de 2015. Falta aún un trecho demencial de
estancamiento.
Aguardan
alrededor de 150 discursos más. Con aprietes a selectivos fantasmas y
con victimizaciones sobreactuadas, ante la magnífica euforia de los “pibes para
la liberación”. A un promedio de dos o tres discursos por semana.
Es un
retroceso de quince dilatados meses, salpicados de diversos frentes de tormenta. Con
la mishiadura de la recesión que se niega. Con la inflación que galopa.
Mientras los terroristas irresponsables, buitres de afuera o de adentro, agitan
el índice de desempleo.
De todos
modos, merced a la patología imperante, hay quien se abusa de la mansedumbre
eventual del opositor envuelto.
Hay quien
advierte que la confrontación contra los providenciales buitres, tío Plinio
querido, es altamente redituable. Tanto, que podría facilitarles la utopía de
quedarse.
Por la
convicción y la tenacidad, los cristinistas resultan admirables. Van siempre
para adelante. Contra
el imperio de los buitres o por otra ley de abastecimiento. Aceleran siempre,
así tengan por enfrente al foso.
Se las
ingenian para extraer beneficios hasta del propio fracaso.
“Piedra
en la piedra, y el hombre ¿dónde estuvo?”, pregunta Pablo Neruda, en Las
alturas del Machu Pichu.
Error en
el error, y el peronismo ¿dónde estuvo?
El
peronismo vegetal hoy sepulta transitoriamente su historia. Es una hiedra que
se aferra a los desplantes de La Doctora. Con la instrumentación de Kicillof,
El Gótico. Y con la falta de estrategia que se le atribuye a Zannini, El
Cenador.
El
grotesco ya adquiere derivaciones alarmantes. Requieren más del servicio de la medicina clínica
que de la psicología. Lo que nada tiene que hacer aquí es la ciencia política.
En
Paraguay, por ejemplo, La Doctora se atrevió a decir que “el problema no es
sólo de la Argentina, es un problema del mundo contemporáneo”.
¿No será
mucho? Cuando La Doctora se manda no tiene el menor freno inhibitorio.
Al
globalizar tanto la derrota, lo que se globaliza es la magnitud del ridículo. Y el mundo contemporáneo se nos
c… de risa. Se da vuelta por respeto, para reírse mejor.
Maldito
Ferembach
La “malvinización”,
como concepto, se encuentra, tío Plinio querido, dolorosamente banalizado.
Duele aceptarlo.
Por
formación y educación, usted también fue malvinero. Se lo evoca pendiente de
las informaciones que transmitía el pobre patriota José Gómez Fuentes.
Creyó en
aquellas apelaciones emotivamente románticas, que condujeron hacia el terrible
14 de junio de 1982.
Acuérdese,
el Papa Juan Pablo Segundo bendecía al pueblo compungido por las calles de
Buenos Aires, mientras en las islas mataban y desalojaban a los soldados.
Al
malvinizar la cuestión administrativa de los buitres, que fue manejada con
escandalosa improvisación y frivolidad, la Argentina del 2014 construye, tío
Plinio querido, su propio 14 de junio.
De la
mano de La Doctora, del Cenador y del Gótico.
La
decisión de defecarse olímpicamente en la sentencia del juez Griesa ya se
percibe con claridad meridiana.
Ahora, a
la reconocida mala praxis, a la impericia y la dilación, debe agregarse la
ostensible mala fe. La tendencia hacia el desacato frontal es explícita.
Pero en
Nevada emerge Cam Ferembach. Es otro juez que transforma a Griesa,
comparativamente, en un anciano venerable. Un abuelito dulce que reprende
con dureza la rebeldía nacional.
En su
impulso destituyente, impulsado con seguridad por los terroristas de la
imprenta Donnelley, y tal vez estimulado por los sobres de Paul Singer, el
maldito Ferembach viene a entrometerse en aspectos vinculados a la entrañable
corrupción nacional y popular.
El
malvado Ferembach pretende indagar en la centena de empresas que se le
atribuyen a Lázaro, El Resucitado.
Justamente
en la plenitud de la
etapa lazarista del cristinismo. Cuando se multiplican los bolsones ocultos en las
sombras y se alude a la prosperidad trunca de La Rosadita.
Con el
emblema del capitalismo triunfal que vino desde el sur. Arrancó con Austral
Construcciones, por pura casualidad histórica, entre mayo y junio de 2003.
Después
que Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas) cometiera el invalorable
acierto histórico de optar, cuando revoleaba el poder, por Néstor, El Furia.
Entonces
es Ferembach quien avanza, desde Nevada, en los asuntos recaudatorios que supo
manosear el fiscal Campagnoli.
Es otro
problema que cuesta atribuírselo “al mundo contemporáneo”. Es espantosamente
local, un dilema apenas familiar.
Una
profanación del sistema jurídico del imperio que se lanza a manosear la
verdadera esencia cultural del kirchnerismo.
Final con
Serpientes y Chanchos
Dígale a
tía Edelma que la relación política de La Doctora con El Gótico, según
Medea, va a terminar astrológicamente mal.
Tan mal
como la que terminó La Doctora con Alberto Fernández, El Poeta Impopular.
A la
larga, como la tía Edelma y la Otilia lo saben, una Serpiente como La Doctora
(o como Máximo) siempre concluye, con el antagónico Chancho, a los desprecios
limpios.
Acuérdese
que El Poeta Impopular es un Chancho de Tierra. Enternece el pobrecito cuando
exhibe su dramático desconsuelo por los canales de cable.
Y dígale
a tía Edelma que, para su evaluación, tenga presente que El Gótico es un
Chanchito de Metal.
Que según
Medea a veces atrae el encanto de lo opuesto. Aunque se termine, generalmente,
para el demonio.
Sea dicho
aunque la Otilia -siempre fatal- tenga pesadillas después que se aluda a Satán.
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