Por Javier Cornejo
Articulo publicado en el suplemento 65 años del diario El Tribuno el 21-8-14
Articulo publicado en el suplemento 65 años del diario El Tribuno el 21-8-14
Estamos insertos en una sociedad
que nos exige y enseña a ser realistas y pragmáticos.
A funcionar encuadrados dentro de
cánones establecidos de los cuales la imposibilidad de salir está garantizada
por nuestra propia domesticación intelectual.
SE NOS PROHÍBE SOÑAR
Desafiando el actual mundo
global, ya en el inicio del año 1600 sale a la luz la primera parte del Quijote
de la Mancha, en 1615 la segunda.
Pocos años después, siguiendo los
postulados platónicos, en 1635 Pedro Calderón de la Barca en el soliloquio de
Segismundo nos habla de la posibilidad del ser humano de dirigir su vida sin
atarla a un pre-fijado destino, preguntándose:
¿Qué es la vida? un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
Una sombra, una ficción,
Y el mayor bien es pequeño,
Que toda la vida es sueño,
Y los sueños, sueños son.
Tan sólo con la mención de lo
precedente para una demostración que la “imaginación”, los “sueños”, son los motores de trascendencia del ser
humano sin los cuales no podría ser capaz de liberarse de su animalidad
encadenada.
Nos dicen que es absolutamente
impráctico imaginar cosas que no pueden existir, que hacerlo es perder el
tiempo tan escaso que disponemos en nuestro paso por la vida, pero, a título de
ejemplo: ¿es práctico dedicar horas y
horas a ver partidos de fútbol en que se enfrascan los realistas y pragmáticos?
Se nos educa en que no podemos dejar volar nuestra imaginación so
pena de perder el rumbo y no tocar el suelo con los pies.
So pena de perder el “norte”,
aunque en un universo en el que no hay arriba o abajo, bien que nuestro norte
puede ser el “sur” como está demostrado en la obra “Argentina Vórtice
Geopolítico Mundial” de mi imaginativa autoría (Editorial Virtudes 2011) .
Cervantes, Calderón y muchos más
nos enseñaron otra cosa. Nos enseñaron que imaginar y soñar es el acto más
transgresor que existe, porque ataca las esencias básicas del sistema, las más
profundamente arraigadas, ya que para poder ser “libres” es imprescindible que seamos capaces de liberar
nuestra propia mente en la posibilidad de soñar, de liberar las capacidades creativas de nuestra imaginación en función de
la creación de mejores condiciones de dignidad para la vida de nuestras futuras
generaciones.
Nos enfrascamos en diálogos y discusiones
de una realidad y pragmatismo que anulan la posibilidad creadora que todos
tenemos, de los sueños que nos inundan a los que postergamos y sólo nos
mostramos ante los demás con las palabras “políticamente correctas” y
circunstanciales de nuestras vidas, que no son las que nos definen. Es
mostrarnos, incluso ser juzgado, como se puede juzgar a un esclavo por las
cadenas que lo aprisionan, relegando la posibilidad de utilizar nuestras mentes
para crear mundos nuevos y compartirlos con los demás.
La realidad, ahí está. Ya estamos
inmersos en ella. El pragmatismo no la cambiará.
"Si nuestra imaginación y nuestros
sueños.
Y en la vida en conclusión
Todos sueñan lo que son
Aunque ninguno lo entienda."
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