“[…]
América no verá la paz sino el día en que se aparte del grito popular de la
igualdad; […] porque aunque no hay mejor defensor que yo de las libertades y
derechos del género humano, cosa que he probado consagrando a su adquisición mi
fortuna y los mejores años de mi vida, debo confesar que este país no se
encuentra en situación para ser gobernado por el pueblo, lo que, debemos
convenir, es mucho mejor en teoría que en práctica. No hay país más libre que
Inglaterra bajo una monarquía bien ordenada: Inglaterra es la envidia de todas
las naciones del mundo y el ejemplo que todas deberían desear seguir al formar
una nueva Constitución o gobierno. De todos los países es tal vez Sud América
el menos a propósito para los gobiernos republicanos, porque su población la
forman indios y negros, más ignorantes que la raza vil de los españoles, de la
que acabamos de emanciparnos. Un país que se encuentra representado y gobernado
por pueblos semejantes, no puede ir sino a la ruina. NOSOTROS NO TENEMOS OTRO RECURSO
SINO RECURRIR A INGLATERRA PARA PEDIRLA SOCORRO, y usted no solamente tiene mi
permiso, sino que también mi suplica de llevar esta conversación al
conocimiento del Gobierno de S.M. Británica y someter la materia a su
consideración. […] Usted puede decir que yo, bajo el punto de vista de
principios generales, no he sido nunca enemigo de las monarquías, sino que, por
el contrario, las considero esenciales para la respetabilidad y bienestar de
los nuevos Estados; y que si el Gobierno británico llegase a proponer el
establecimiento de un gobierno regular, esto es, de una monarquía o monarquías
en el Nuevo Mundo, encontrará en mí un promotor firme y constante de esas
ideas, y en un todo pronto y dispuesto a sostener el soberano que Inglaterra
propusiese colocar y sostener en el trono. Yo sé que se ha dicho que yo deseo
hacerme rey; pero esto es dudoso que sea así. Yo no aceptaría la corona para
mí, porque cuando vea a éste país hacerse feliz bajo un gobierno bueno y firme,
me retiraré de nuevo a la vida privada. Repito a usted que si yo puedo servir
para secundar los deseos y propósitos del Gobierno británico para llevar a buen
fin este deseado objeto, estoy a sus órdenes. […] ¡Cuán infinitamente más
respetable es la nación de ustedes gobernada por su rey, lores y comunes, que
aquella que orgullosa de una igualdad, brinda poca cosa al bien del Estado.
[…]” -Simón Bolívar, en carta del capitán Malling a lord Melville, primer lord
del almirantazgo; Chorrillos, 18 a 20 de marzo de 1825. Archivo del Foreign
Office, Gobierno inglés, Perú, 1825, N° 6. (El archivo del Foreign Office en
Londres es el sueño del investigador independiente hecho realidad)
A todo esto valga agregar lo que señaló el lugarteniente de navío francés Chauchepont, en informe a su gobierno en junio de 1826: “La democracia no tiene atractivos para las clases ricas ni para el pueblo de este país. Lo que se llama pueblo es todavía demasiado estúpido para comprender teorías sofísticas con que quieren hacerle soberano.”
Y así nos
fue.
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