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sábado, 4 de abril de 2015

Que tus súbditos olviden tus derrotas



Publicado el 05/03/2014 de David von Schuller
Después de la entrada sobre Blas de Lezo en Cartagena de Indias, otra noble gesta de lo que otrora fue nuestro gran imperio colonial en las Américas.
A la memoria del ilustrísimo Don Bernardo de Gálvez y Madrid. ¡Despliéguese nuestra enseña en su honor!
FUENTES
ANTECEDENTES
La batalla de Pensacola (del español, Panzacola, actualmente EEUU), marcó la liberación de La Florida del dominio británico en el contexto de la Revolución Americana o Guerra de Independencia de las trece colonias como los EEUU de América.
Por el tratado de París en 1763 (que puso fin a la guerra de los siete años) España tuvo que ceder a Reino Unido La Florida a cambio de que los ingleses retiraran su ocupación de La Habana (Cuba) y Manila (Filipinas) tras sendas expediciones enemigas. En compensación Luisiana es retirada a Francia (ante la imposibilidad de sustentarla) y entregada a España.
CAMPAÑAS DE BERNARDO DE GÁLVEZ
El 21 de julio de 1779 Carlos III declara la guerra a Gran Bretaña, las dos potencias se encontraban nuevamente en la Guerra Anglo-Española (1779-1783), pero las noticias de la ruptura de hostilidades llegaron a los territorios españoles antes que a los ingleses, por lo que el gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez, realiza un audaz golpe de mano para recuperar el territorio cedido.
El 15 de agosto un feroz huracán hunde la flota de Bernardo de Gálvez en Nueva Orleans y destruye sus suministros. Pero el audaz gobernador modifica sus planes iniciales y no se deja desanimar, decidiendo marchar por tierra.
Tras una costosa marcha, conquista de Fort Bute en Manchac, el 7 de septiembre de 1779 con un centenar de hombres, tomando a 30 sorprendidos prisioneros sin bajas.
El 20 de septiembre Bernardo de Gálvez llega a Baton Rouge, descubriendo una plaza bien fortificada que contaba con alrededor de 300 soldados regulares. Bernardo distrae a la artillería británica con un señuelo en un bosque cercano (a coste de solo un muerto y 2 heridos) mientras sus zapadores cavan trincheras de asedio. Tras un feroz bombardeo desde esas posiciones los británicos capitulan, tomándose a 375 prisioneros y 50 bajas enemigas. El Missisipi entero queda libre así de la amenaza fuerzas inglesas.
El 28 de enero de 1780 Bernardo embarca una pequeña flota desde Nueva Orleans. El 10 de febrero, con solo unos cientos de hombres pone asedio a un ejército británico superior en fuerte Charlotte , capitulando el comandante Elias Durnford su guarnición inglesa el 9 de marzo, y tomándose también algunos cientos de prisioneros. La ciudad de Mobile ha sido liberada y el camino a Pensacola/Panzacola y la Florida está libre.
Para hacer frente a los ingleses, Gálvez convence al gobernador de Cuba Diego Navarro y al comandante general Navia de su estrategia. Le conceden así tropas venidas desde distintos puntos del Imperio (México, Puerto Rico, Santo Domingo, Cuba, Luisiana, etc.), sumando un respetable ejército de 7.000 soldados entre los que había mulatos y negros (regulares+milicias).
El 16 de octubre de 1780 Bernardo parte desde La Habana con una impresionante flota, rumbo a Pensacola.
El 18 de octubre un temporal dispersa su flota por el Golfo de México y el 21 de octubre Gálvez tiene que volver a La Habana para un consejo de guerra.
El 7 de enero de 1781 los ingleses sitian la recientemente liberada Mobile, pero la nueva y escasa guarnición española al mando de Ramón Castro derrota y rechaza a los 1.400 atacantes ingleses, dando muerte a su coronel.
El 13 de febrereo de 1781 Bernardo es indultado y con solo 1.300 hombres y 5 navíos parte a Pensacola.
BATALLA DE PENSACOLA
Durante esta batalla la nobleza del poderío naval español volvió a mostarse.
El 23 de febrero la flotilla de buques de guerra neutralizó las defensas externas inglesas, comenzando un desembarco por parte de la pionera infantería de marina española en puerto Sigüenza en la isla de Santa Rosa.
El 9 de marzo la ciudad ya está bajo asedio. Pero el fuerte George evitaba la entrada de la flota española en la bahía, era una misión prácticamente suicida. El buque insignia de la flota, el San Ramón encalla y se pierde un tiempo en reflotarlo. Bernardo ordena a Calvo de Irazábal continuar con su flota, pero este, consciente del peligro del fuerte se niega.
Ante la reticencia de sus mandos, Gálvez embarca en el bergantín Galveston, iza su bandera de almirante y navega junto con solamente el navío Valenzuela (los únicos buques directamente bajo su mando) hacia la bahía, entablando cañoneo con los ingleses. Los demás barcos ven esto, cobran ánimos y se dirigen en ayuda.
Calvo de Irazábal acusó a Gálvez de traidor y volvió cobardemente a La Habana. Mientras Bernardo espera refuerzos de Luisiana con la flota fondeada en la bahía.
En La Habana mientras tanto una flota de refuerzo parte el 9 de abril con 1.600 infantes a bordo al mando de José de Solano y Bote, y Juan Manuel de Cajigal.
El 19 de abril Gálvez avista a una flota de una veintena de naves y teme que se trate de una flota de socorro enemiga, pero esa noche recibió confirmación que eran las fuerzas de Solano que venían a reforzarlo.
Llegaron a la isla de Santa Rosa con quince navíos, tres fragatas y otras embarcaciones con los 1.600 hombres, desembarcando el día 20. 7.500 hombres y unos 19 navíos de línea habían sido reunidos ahora bajo su mando.
El 1 de mayo de 1781 los españoles comienzan el bombardeo de los 3.600 defensores ingleses con baterías de 24 libras.
Tras varios días de bombardeo, el 6 de mayo, muchos cañones ingleses de las defensas externas han sido silenciados
El 8 de mayo de 1781, Bernardo ordena abrir fuego sobre el propio fuerte. Una granada de mortero hace detonar el polvorín del fuerte George, matando hasta más de 100 defensores.
El bombardeo prosigue tiempo después, tras el cual Bernardo ordena el asalto a bayoneta de la fortaleza. Ese mismo día los ingleses levantan la bandera blanca sobre la plaza, cayendo prisioneros el general Campbell y el almirante Chester.
Los ingleses 145 muertos, 380 heridos y 2.200 prisionereos frente a solo 75 muertos y 198 heridos españoles.
Granaderos españoles apoyados por el batallón de milicia cubano de La Habana lideran el asalto final al fuerte George. Pintura del US Army for Military History
En 1783 Carlos III concede los títulos de vizconde de Gálveston y conde de Gálvez, y a José Solano el de Marqués del Socorro por su acción en Pensacola. Gálvez también sería ascendido a mariscal de campo y teniente general-gobernador del territorio conquistado, llegando a desfilar el 4 de julio junto al mismísimo George Washington en agradecimiento por la ayuda prestada a los EEUU y a la decisiva contribución de España en la causa continental. Existe monumentos a Bernardo de Gálvez en Washington D.C. y Nueva Orleans, amén de diversas placas y reconocimientos oficiales.
TRAS LA BATALLA
Consecuencia inmediata de esta victoria fue la conquista de la isla de Nueva Providencia en las Bahamas, por orden de Gálvez y ejecutada por Juan Manuel de Cajigal, abortando el último plan británico de resistencia.
El 4 de mayo de 1781 una flota española se presentó frente a Nassau, bloqueó el puerto y capturó algunas presas.
El 6 de mayo, Cajigal manda a su ayudante de campo Francisco de Miranda a parlamentar. El comandante John Maxwell capitula el 8 de mayo, rindiendo sin combatir 12 buques de guerra, 1.400 hombres y diverso armamento, sin contar otros buques mercantes. Los españoles no sufrieron ninguna baja.
Jamaica, el último enclave británico en el Caribe hubiera sido también capturada de no ser porque el fin de la guerra pilló a los españoles en los preparativos. Las dificultades de la flota francesa ante un ataque preventivo inglés impusieron a España el fin de la guerra.
El propio Francisco de Miranda fue injustamente acusado arbitrariamente por la inquisición, perdiéndose desafortunadamente a este buen español al exilio, posteriormente tomaría parte al mando de la insurrección en Venezuela y sería encarcelado. Cajigal fue condenado injustmente también a diez años de prisión, y nunca llegó a recuperar su carrera militar.
Gálvez gobernó ccon gran pericia omo virrey de Nueva España entre 1785-1786, año en que murió repentinamente.
El tratado de París de 1783 consolida de nuevo la soberanía del Reino de España sobre el continente americano, gracias a la recuperación de La Florida y otros territorios perdidos en Centroamérica.

Un monumento recuerda la lucha de Simón de Anda contra los británicos para expulsarlos de Filipinas

Los filipinos tienen una imagen nefasta de los colonizadores. No les caen bien ni Magallanes ni el vasco Legazpi. De todos menos de uno. De Simón de Anda, el alavés que con un gran coraje se enfrentó a los ingleses en 1762 cuando trataban de quedarse con todo el archipiélago aprovechando la Guerra de los Siete Años. Manila tuvo que rendirse porque el ejército enviado por Jorge III era muy superior. Pero el cerco impuesto por Anda hizo imposible que conquistaran nada más. Se tuvieron que marchar humillados. Un obelisco le recuerda en la ciudad de Bacolor en la que se acuarteló. Una estatua levantada en su honor en una plaza de Manila recordó durante mucho tiempo la hazaña. Un gran cuadro denominado ‘Alegoría de la defensa de de Filipinas por el alavés
Simón de Anda y Salazar’ preside una de las salas del Museo de Bellas Artes de Álava. Es una de esas pinturas que cuentan a modo de cómic la historia de un héroe y de una guerra. Un puñado de funcionarios, soldados y religiosos establecieron durante varios siglos, hasta 1898, una intensa relación que aún perdura en forma de obras de arte, ropajes religiosos, cristos, esculturas, muebles, que se conservan en nuestras iglesias. Se denomina el legado filipino y es importantísimo.
Cola y Goiti pidió a principios de siglo XX traer los restos de Anda que se conservan en la catedral de Manila, enterrarlos en una capilla de Santa María, y levantar un monumento en Vitoria en su honor. Al menos tiene una calle y se conserva con su original escudo el palacio que mandó construir en Subijana de Álava, un lugar al que, cosas del destino, fue a ser enterrado, al parecer otro de los héroes de la Batalla de Vitoria, el coronel Cadogan, cuando años después de lo de Filipinas, los británicos eran nuestros aliados.
Nació el 28 de octubre de 1709 y falleció en Cavite (Filipinas) en 1776. Estudió para convertirse en dominico en el convento de Santo Domingo, pero terminó como doctor en Jurisprundencia canónica por la Universidad de Alcalá de Henares. Se casó en 1735 con María Cruz Díaz de Montoya (de Mijancas) y se asentó en Madrid donde abrió un bufete adquiriendo fama como jurista. Su buen hacer le valió para trabajar junto al Marqués de la Regalía en una nueva recopilación de las leyes de Indias. El 21 de julio de 1761 tomó posesión del cargo de oidor supernumerario de la Audiencia de Manila.
Un año después una flota británica compuesta de trece buques hizo entrada en la bahía de Manila. Las Filipinas, españolas desde 1565 gracias a otros dos vascos, Urdaneta y López de Legazpi, eran un objetivo estratégico para el incipiente imperio inglés, que aprovechó la declaración de guerra (la de los 7 años) para dar otro zarpazo.
1.500 soldados, 3.000 marinos más 800 fusileros cipayos (tagalos) y 1.400 auxiliares eran un verdadero ejército. Los ingleses exigieron al gobernador-obispo Antonio Manuel Rojo la rendición del archipiélago. De entrada no hay rendición pero tras duros combates, la llegada de tres buques más con más de 350 prisioneros franceses a los que pusieron en la vanguardia del ataque y la pérdida de dos fortalezas que defienden la ciudad, los españoles entienden que hay que capitular. Eran más de 6.800 británicos contra 870 hombres de la guarnición apoyados por algunos nativos. Tras evacuar a mujeres, niños y ancianos y esconder los fondos, el gobernador manda izar la bandera blanca. Simón de Anda es encargado de visitar las distintas provincias para mantenerlas leales a la corona española y sale de noche con un criado y 40 hojas de papel timbrado en una vinta, una pequeña embarcación filipina.
Cayeron sobre la plaza de Manila nada menos que 25.000 balas de cañón, 5.000 bombas y otros muchos proyectiles.Mientras se negocian las condiciones de la rendición las tropas invasoras de dedican al pillaje y a la destrucción. Manila debe costear además el sostenimiento de las tropas. Mientras, Anda se proclama capitán general, gobernador supremo de Filipinas y comienza a sabotear la gestión inglesa, por ejemplo, en la entrega de los fondos económicos que el general Drake exige a los españoles.
Mediante amenazas los ingleses consiguen que el gobernador general Rojo y otros altos funcionarios les cedan formalmente la colonia. Incluso ordenan a Simón de Anda a que regrese a Manila. La respuesta de este es que ya no lo reconoce como gobernador sino como prisionero de guerra de los ingleses. Le comunica además que él se considera la única autoridad legítima y derramará hasta la última gota de su sangre en defensa de los dominios de Carlos III.
«Ni antes ni después de la rendición de esta plaza tuvo ni tiene V. S. I. facultades para entregar al enemigo el dominio de éstas islas; antes por no ser Señor de ellas, sino un mero administrador; después, porque ni aun este débil título le queda ni aun el de la libertad; y el enemigo, como que entró por asalto y á discreción, solo tiene derecho á lo que le dió el saqueo; lo demás es violento, mal entregado y contra derecho de guerra.... de ninguna manera cumpliré tan injusto como violento tratado; si el rey británico quiere dominar este país, saben sus jefes que ha de ser ganado primero con las armas según derecho de guerra, pero entregarlo por temor pánico como niños, siendo yo Gobernador, sería vileza y traición, que ni permitiré y corresponde á mi lealtad».
Ante la provocación los ingleses tratan con argucias de romper la lealtad de los nativos hacia Anda. Incluso ponen precio a su cabeza y mandan un destacamento a buscarlo. Pero la red de la resistencia crece y los españoles bajo el mando de Anda y de su segundo, el minero asturiano José Pedro Busto, pasan al contrataque, organizan una fuerza militar importante e inician el bloqueo de la capital. Incluso logran importantes victorias contra los ingleses.
Los enfrentamientos continúan y la resistencia a los ingleses forma ya un gran ejército. Cuando Anda propone la rendición inglesa y comienzan a negociar, llegan noticias de que la guerra ha terminado (Paz de París, 1763) y que los súbditos del rey Jorge deben salir de Manila. Lo hacen el 10 de abril de 1964 y Anda entra a caballo en la capital filipina como un verdadero héroe. Sin embargo, no es nombrado gobernador . Carlos III en agradecimiento le designa ministro del Consejo de Castilla.
Ministro del consejo de Castilla. Tomó posesión de ese cargo en 1767.
Un par de años después tras escribir un memorial crítico sobre la gestión administrativa y los abusos en la colonia, Anda es nombrado gobernador y vuelve al archipiélago. En esta segunda etapa de su gobierno aplicó la orden de expulsión de los jesuitas, lo que le llevó a actuar contra el gobernador anterior acusándoles de connivencia con la orden de San Ignacio. También mandó fortalecer las defensas de Manila frente a los ataques de piratas, reorganizó una armada y gobernó con celo y competencia cumpliendo las instrucciones para mejorar la administración.
Desde Filipinas envió al rey un elefante que había recibido del sultán de Carnate. El animal llegó a Cádiz el 22 de julio de 1773 y fue llevado a la Granja de San Ildefonso. El elefante forma parte del escudo de los Anda que se puede ver en Subijana.
El alavés tenía una visión clara de cómo debía ser llevada la administración en la colonia y en 1768 escribió lo siguiente: “Son indispensables pobladores , porque en doscientos años que están para cumplirse desde la conquista, se reducen todos los españoles al cortísimo número de Manila sin que haya uno en provincias”.
Después de su fallecimiento, Juan Francisco de Anda, otro alavés que fue nombrado oidor de la Audiencia de Manila envió en 1777 al Real Gabinete de Historia Natural objetos pertenecientes a la fauna marina, caracoles, conchas y otras especies, relacionadas todas ellas con la malacología.
En 1769 introduce en la península las conocidas como bellotas de "Bongas", utilizadas por los chinos en tintorería con las cuales se hicieron experiencias en las Reales Fábricas de Tejidos de Guadalajara, Valencia y Talavera. Sustituye con éxito a la Caesalpinia coriaria y también a la agalla de Alepo

El Banco de Inglaterra y la destrucción de América Hispana

Vista de Lombard Street en un grabado de T. H. Shepherd (1829). Esta era la sede central del sistema monetario de Inglaterra, responsable de la ruina financiera de Hispanoamérica.
“Gran Bretaña destruyó a las Españas de América, manteniéndolas sojuzgadas en el siglo XXI, por medio de un feroz neocolonialismo y dependencia económica y financiera (…)  Este neocolonialismo provoca que el comodum, es decir, las ganancias, vayan hacia Londres; por otra parte el periculum, las pérdidas, son para Hispanoamérica: hambre, desocupación, enfermedades letales, analfabetismo e ignorancia, desnutrición”
El siguiente texto es un extracto del libro “La involución hispanoamericana. De provincias de las Españas a territorios tributarios. El caso argentino. 1711-2010″ (Capítulo XXVI: La “pérdida” del Imperio Español y el Banco de Inglaterra), obra de Julio C. González, abogado y economista, ex Secretario Técnico de la Presidencia de Perón y ex Profesor de la Universidad de Buenos Aires, y actualmente Profesor Titular de “Estructura Económica Argentina” en la Universidad Lomas de Zamora (Buenos Aires).
El Banco como punta de lanza para continuar la destrucción de los pueblos hispanos
Los intereses económico-financieros de Gran Bretaña utilizaron estas sociedades, masónicas o afines, para disolver y destruir el Imperio español, que era una civilización mundial afirmada sobre cuatro parámetros muy firmes:
1)    Posiciones filosóficas.
2)    Deslinde religioso.
3)    Estructura jurídica.
4)    Conformación-concordancia económica.
España no era ni podrá ser jamás un absolutismo o una hegemonía iconoclasta de libertades elementales para la vida. Porque España posee un sincretismo edificado por San Isidoro de Sevilla (circa 560-636) en el Concilio de Toledo (633), sobre el que se unificó la península ibérica como pueblo español. Tal unificación se desenvolvió, más tarde, sobre la base de la congruencia de tres pensadores colosos de sus axiomas interdependientes: Averroes (1126-1198), islámico, Maimónides (1135-1204), judío sefaradí, ambos de la Córdoba andalusí, y Santo Tomás de Aquino (1225-1274), de Roccasecca, en el Reino de Nápoles, Italia.
Los denominados “próceres”, “patriotas” o “libertadores” tanto por la historia “clásica” cuanto por la “revisionista”, si hubieran sido merecedores de tales denominaciones honoríficas, debieron en primer lugar haber conservado el mundialismo geográfico político de la estructura mundial Imperio español. El Imperio español tenía los siguientes hitos positivos:
  1. Idioma.
  2. Derecho: Nueva y Novísima Recopilación de las Leyes de Indias, que establecen derechos, obligaciones y responsabilidades para todos.
  3. Religión: en las Españas de América era el cristianismo católico, yuxtapuesto, en su aspecto antropológico, con las creencias ancestrales del Dios-Sol y la Madre-Tierra.
  4. Tradiciones culturales: música, poesía, instrumentos musicales, canto, baile.
  5. Arte escultórico: catedrales, pirámides aztecas y mayas en México y Yucatán; Puerta del Sol en Bolivia y ciudades incaicas del Perú: Machu Picchu.
  6. Conocimientos científicos: medicinales, matemáticos y astronómicos.
En vez de mantener esta armonía sobre la cual pudo haberse edificado una gran civilización, los secesionistas llamados libertadores segmentaron, diezmaron y trituraron todo. Los cuerpos, templos de la vida humana, fueron masacrados sin pausa ni piedad en feroces e interminables guerras civiles durante el siglo XIX. Durante el jactancioso siglo XX, el hambre, la miseria y las enfermedades fueron los vehículos usados para continuar con tal destrucción.
Hemos acreditado fehacientemente de qué manera Gran Bretaña destruyó a las Españas de América, manteniéndolas sojuzgadas en el siglo XXI, por medio de un feroz neocolonialismo y dependencia económica y financiera. Recapitulemos cronológicamente a riesgo de ser reiterativos:
1)    Tratado de Methuen de 1703: a cambio de tarifas de privilegio concedidas a los vinos portugueses que entraran a Inglaterra (en contra de los vinos franceses y españoles), Portugal abroga las tarifas portuguesas de 1684 sobre las lanas inglesas. Al mismo tiempo, los ingleses adquieren el privilegio exclusivo de comerciar libremente con el Brasil y con Portugal.
Con esta franquicia, depositaban todas las mercaderías –que luego introducían de contrabando  en España y en la América española- en las costas de Portugal y de Brasil (1).
2)    Tratados de Utrecht de 1713 y 1714:
a)    Imponen a España asientos de negros (diez) en las Españas de América.
b)    Navíos de registro, o buques ingleses para traficar libremente en los puertos de las Españas de América.
c)    Imponen a España “la cláusula de la Nación más favorecida” por la cual no pueden otorgar a otros países beneficios que no sean automáticamente concedidos a Inglaterra.
Estas franquicias permitieron que el Imperio español fuese penetrado en toda su extensión por el contrabando inglés (Muret, 1944: 20-21).
3)    Plan de 1711: “Una propuesta para humillar a España”.
4)    Respuesta de España en 1776:
a)    4 de julio: Creación de los Estados Unidos de Norteamérica como una república independiente. Acción de José de Gálvez.
b)    1º de agosto: Creación del Virreynato del Río de la Plata: territorio bioceánico con 7.200.000 Km2 de superficie.
5)    Plan Maitland-Pitt de 1804: método operativo para realizar íntegramente el plan estratégico de conquista de la América española de 1711. Cabeceras de puente: Buenos Aires y Caracas (Venezuela).
6)    Primera y Segunda Invasión Inglesa a Buenos Aires y Montevideo en 1806 y 1807: llevadas a cabo por Beresford y Whitelocke, que son derrotados por Santiago de Liniers, Juan Gutiérrez de la Concha, Martín de Álzaga y Felipe de Sentenach.
Beresford organiza dos logias: “Los hijos de Hiram” y “Los libres del sur” en la casa de Antonio de Escalada, futuro suegro de San Martín (Ferns, Harry S., 1968).
7)    25 de mayo de 1810: Golpe de Estado y destitución del virrey, consumado por las fragatas británicas Pitt, Misletoe y Mutin, y por el súbdito inglés (encubierto) Cornelio Judas Tadeo Saavedra, que dirigía el Regimiento Patricios, el de mayor poder de fuego.
La Junta recibe en primera audiencia los almirantes De Courcy y Fabian. Imponen que el Edicto de Libre Comercio con Inglaterra y sólo con Inglaterra –que había vencido el 18 de mayo de 1810- no tenga fecha de vencimiento. Los buques británicos empavesaron sus mástiles y lanzaron una salva de artillería.
La bandera de la Junta es la bandera inglesa unida a la española (Williams Álzaga, 1966: 28).
8)    8 de octubre de 1812: San Martín y su hermano de sangre –Alvear-, junto con la Logia Lautaro destituyen al Primer Triunvirato y fuerzan la designación de Nicolás Rodríguez Peña, Antonio Álvarez Jonte y Juan José Paso. Surge así el Segundo Triunvirato resultado de la alianza de la Logia y Poder Militar. Es el primer golpe de Estado de nuestra patria.  Comienza a ejecutarse el Plan Pitt-Maitland de 1804.
9)    9 de julio de 1816: un Congreso convocado en Tucumán para dictar una constitución declara intempestivamente la independencia de América del Sur.
Objetivo: Inglaterra, mediadora entre la España europea y las Españas de América, impide que Rusia auxilie a la España europea para poner fin a la secesión sistematizada que Gran Bretaña organizó. Se procedió así a la fragmentación de las Españas de América, poniendo trabas a su reunificación.
10) 2 de febrero de 1825: Gran Bretaña impuso en cuatro (4) meses el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación a las Españas de América. Por el mismo se disponía:
a)    Inglaterra sería el taller del mundo y la América española, su granja. Esto significa: ser proveedora de materias primas sin valores agregados, y tributaria de empréstitos.
b)    Gran Bretaña adquiere el derecho exclusivo de navegar por ríos interiores, con acceso a parajes y predios de toda la Argentina.
c)    Toda la navegación del ultramar de las Españas de América debe realizarse exclusivamente con navíos ingleses (art. 7º del tratado). De esta manera Gran Bretaña moviliza con exclusividad: contenido de bodegas, fletes, seguros y créditos de toda Hispanoamérica. Esto equivalía aproximadamente a la tercera parte de la masa monetaria del mundo.
d)    Régimen del artículo 11 del Tratado: en caso de guerra con Gran Bretaña (por ejemplo, Malvina 1982) le es prohibido a la Argentina interrumpir el comercio con Inglaterra.
El Banco de Inglaterra, piedra basal elemental de estas reflexiones
Los orígenes del movimiento bancario británico, “radican en los préstamos con intereses que hacían los usureros quienes, al ser expulsados en el año 1290, fueron reemplazados en tales menesteres por negociantes de los Estados lombardos de Italia que se establecieron en Londres en las inmediaciones de la calle que hoy lleva su nombre” (2). Esa calle se denominó desde entonces Lombard Street (3) y a partir de ese momento fue la sede central del mercado monetario de Londres.
Hacia 1500, con motivo del descubrimiento de América, los banqueros venecianos se radicaron en Londres. Esta invasión fue inmortalizada por William Shakespeare en su obra, anatema de la avaricia, El mercader de Venecia.
Durante el reinado de Isabel I (1533-1603), los corsarios ingleses, como por ejemplo sir Francis Drake, abarrotaron de oro el mercado monetario de Londres con los saqueos criminales que perpetraron contra ciudades de América y navíos españoles.
Durante este reinado se anexó Escocia a Inglaterra y se adquirió una supremacía marítima absoluta. Bajo el régimen de la República inglesa de Oliverio Cromwell (1649-1659) se conquistó Jamaica y se dictó el Acta de Navegación, por la cual todo lo que ingresase o saliese de Gran Bretaña debía transportarse en buques ingleses. Es decir, que Gran Bretaña prohibía que el comercio de importación y exportación pudiera realizarse con otros navíos que no fueran suyos.
En 1688 se produjo la gran revolución inglesa que erradicó del trono a Jacobo II Estuardo, designando rey a Guillermo de Orange de Holanda.
Esto provocó que a los banqueros ingleses, lombardos y venecianos se sumaran los banqueros holandeses. Todos esos grupos monetarios se afirmaron en Londres. En 1694 fue creado el Banco de Inglaterra, ente financiero de inagotables recursos para todas las conquistas británicas:
  1. Dominación de Portugal por el Tratado de Methuen en 1703.
  2. Tratados de Utrecht de 1713 y 1714: penetración por las franquicias que condujeron al contrabando a gran escala en la América española.
  3. Incorporación del Canadá.
  4. Conquista de la India hacia 1770 por el general inglés lord Robert Clive (1725-1774).
  5. Conquista económica y financiera de las Españas de América entre 1810 y 1825, etc., etc.
El Banco de Inglaterra es hoy, 2009, el más grande y poderoso del mundo, como lo demuestra la reunión del G20 en abril del corriente año.
Así se formó el Imperio británico, hoy denominado Commonwealth, con 64 países. Entre éstos se hallan Australia, Nueva Zelanda, África del Sur, India y Canadá. El territorio abarca 30 millones de kilómetros cuadrados y alberga a 1.600 millones de habitantes.
A lo anterior debemos adicionar la dependencia total que Hispanoamérica tiene hacia Gran Bretaña en lo económico y financiero. Este neocolonialismo provoca que el comodum, es decir, las ganancias, vayan hacia Londres; por otra parte el periculum, las pérdidas, son para Hispanoamérica: hambre, desocupación, enfermedades letales, analfabetismo e ignorancia, desnutrición, raquitismo, drogas y sida.
NOTAS
(1) Muret, Pierre (1944) La preponderancia inglesa, Ed, Minerva, México, p.18.
(2) Watson, Guy M. (1960) El Banco de Inglaterra, Ed. Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, México, p.11.
(3) Bagehot, Walter (1968) Lombard Street. El mercado monetario de Londres, FCE, México.
 

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