Por Javier
Cornejo
Artículo publicado en el diario El tribuno el 28-08-2015
Artículo publicado en el diario El tribuno el 28-08-2015
Con la
denominación de "La Comunidad Organizada" el peronismo estructuró la
sociedad argentina en función de los preceptos de la Constitución de 1949.
Fue una transformación material y jurídica. La comunidad formativa del Estado
argentino se plasma en la reforma constitucional de 1949, donde se establece
que el principio de la acción debe estar dado por una verdad sólida que sea definitoria
de la conducta de toda una vida. Solamente armándose de una verdad sólida el
hombre o las instituciones están preparados para desafiar cualquier
contingencia, por más riesgosa que sea.
Por ello pudo lograrse la transformación económica que tuvo lugar en nuestro
país, entre 1943 y 1955, consecuencia del profundo cambio operado en el plano
filosófico, religioso y jurídico-político.
Esa transformación económica fue una redimensión del valor absoluto del hombre sobre la relatividad de las cosas.
Esa transformación económica fue una redimensión del valor absoluto del hombre sobre la relatividad de las cosas.
El 29 de noviembre de 1951, Juan Domingo Perón publicó en el diario Democracia
el texto "Una Comunidad Organizada". La obra remonta al discurso del
entonces Presidente en oportunidad de la clausura del Primer Congreso Nacional
de Filosofía, en 1947, en Mendoza.
Perón fue líder en una época en la que un presidente no necesitaba jactarse de
"hablar sin papel" pero podía leer un discurso de alto nivel, sin
mohines, y era capaz de presentarse dignamente ante los filósofos del mundo.
La pieza contiene una verdadera doctrina y aborda temas esenciales como la idea
de democracia, de justicia social y el principio de función social de la
propiedad que consagró la Constitución de 1949. Perón no presumía de filósofo;
solo trataba de esbozar una idea con base filosófica respecto a lo que
representaba la "tercera posición".
"No tendría jamás la pretensión de hacer filosofía pura, frente a los
maestros del mundo en tal disciplina científica. Pero, cuanto he de afirmar, se
encuentra en la República en plena realización. La dificultad del hombre de
Estado responsable, consiste casualmente en que está obligado a realizar cuanto
afirma", había dicho Perón en Mendoza.
El relativismo
El relativismo es la sustitución de la verdad por la opinión. Esto es, la
desaparición de conceptos absolutos, desplazados por juicios relativos.
Es una forma de escepticismo acerca de la posibilidad de conocer la verdad, en
consecuencia, de sostener un sentido de la existencia, de asumir valores
morales y de pensar el futuro de la humanidad como un compromiso existencial.
El filósofo francés Gilles Lipovetsky nos habla de "la era del vacío"
y la describe por "nuevos procedimientos que contienen nuevos fines,
valores y legitimidades: valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto
a la liberación personal, al relajamiento, al humor y la sinceridad al
psicologismo; es decir, un nuevo significado de autonomía".
También refiere a "la lógica individualista con el derecho a la libertad
se instala en las costumbres y en lo cotidiano En la sociedad estamos regidos
por el vacío, un vacío que no comporta, ni tragedia ni apocalipsis. Aparece el
valor narcisista como consecuencia y manifestación del proceso de
personalización, se pasa de un individualismo limitado al individualismo total,
todo se desliza en una indiferencia relajada"
El relativismo, que erosiona el valor de la idea y el respeto por la lógica,
prescinde del futuro. Es un modelo cultural donde desaparece la inteligencia
creadora aplicada a la transformación del medio y del ambiente en escala
planetaria. Es decir que, el hombre en lugar de procurar la perfectibilidad de
su existencia en el cosmos, busca la satisfacción de sus deseos instantáneos
aunque ellos conduzcan a la destrucción de su propia vida. Podemos arriesgar
que el carácter atomizador y destructor del relativismo se traduce en el
creciente e imparable uso de los alucinógenos y las drogas.
La caída
Hoy nos encontramos con una involución de lo que una vez fuera una Comunidad
Organizada, inmersos en una decadencia social y moral en la que además de
factores económicos y demográficos se manifiesta en signos de declinación
moral, suicidio cultural y desintegración política, en un aumento de conductas
antisociales y un incremento de la ilegalidad y la anomia. Las leyes existen
pero no se cumplen y se muestra descomunal tolerancia hacia determinados actos
penados por la ley.
"Es la anomia de hecho que se genera por la abulia de quienes deben hacer
cumplir la ley. De allí se desbarranca un estado de anarquía caracterizada por
la manifestación en el ámbito humano de la descomposición del orden natural". En
este período anárquico, que nos embarga en la actualidad, el orden natural o
bien desaparece por completo, o bien se mantiene por medios artificiales con lo
cual lo que se obtiene es tan sólo un "orden formal"; es decir,
"la apariencia de cierto orden que encubre con mayor o menor éxito, la
anarquía subyacente".
Le sigue, si este rumbo se mantiene, la irreversible decadencia final, un
colapso, que culmina en el caos de la descomposición final de "un todos
contra todos"; sin que sus protagonistas lleguen a tener un conocimiento
valedero de las razones por las que se llegó a tal estado.
Nada es demasiado nuevo, ya Jim Nelson Black en su obra When Nations Die,
receptado por Denes Martos en "Cuando las Naciones Mueren",
analizaron y expusieron los síntomas de la descomposición con absoluta
precisión.
Tal es la actual Argentina moribunda inmersa en la relatividad tinellizante
producto del fingido principismo del relato K.
William Gibson: Neuromante
Título original: Neuromancer
Año de publicación: 1984
Valoración: recomendable
Neuromancer de William Gibson tiene un lugar asegurado en la historia de la ciencia-ficción al menos por tres motivos: por haber sido el primer autor en ganar en el mismo año los tres grandes premios literarios del género (el Premio Nebula, el Premio Philip K. Dick y el Premio Hugo); por haber popularizado el término ciberespacio, que ahora no se nos cae de la boca; y por haber "inventado" (o llevado a su madurez) el género conocido como "ciberpunk", una distopía ultratecnológica llena de hackers, cyborgs, drogas y mafias.
El protagonista, Henry Case, es un vaquero/hacker reclutado para realizar una compleja misión: infiltrarse en una forma de inteligencia artificial llamada Neorumante. Otros personajes, que Gibson reutiliza en otros relatos o novelas, incluyen a Molly, una especie de "Lobezno" cibernético; Riviera, un matón con la capacidad de proyectar holográficamente su mente; o el misterioso Armitage, cuyo pasado se relaciona oscuramente con un episodio de la Tercera Guerra Mundial. La trama en sí se desarrolla como una historia de aventuras, buenos contra malos (o mejor dicho, malos contra peores), a saltos entre dos mundos, el real y el ciberespacio, y transcurre, al menos parcialmente, en lo que se conoce como "The sprawl" (una megalópolis situada en la costa este estadounidense, que se extiende desde Boston hasta Atlanta, protegida por cúpulas geodésicas, y en algunas de cuyas regiones siempre es de noche).
Pero que nadie se confunda: Neuromante no es una novela fácil de acción para leer en una tarde tonta. De hecho, resulta una lectura bastante ardua, por varios motivos. Uno de ellos es que Gibson inventa un futuro extremadamente complejo, tanto en lo tecnológico como en lo socio-político, pero no lo explica detalladamente al lector, sino que lo da por supuesto, y además lo puebla de una terminología específica a la que tenemos que habituarnos rápidamente si no queremos perdernos la mitad de la gracia. También la técnica narrativa de Gibson, con frecuentes saltos y elipsis de una escena a otra, o con descripciones que alternan lo minuciosamente detallado con lo sinuosamente poético, hace que a veces cueste seguir la acción.
Tengo que decir, además (y Paula me dirá que solo me acuerdo de los traductores para criticarlos), que no me han gustado demasiado algunos aspectos de la traducción de José Arconada Rodríguez y Javier Ferreira Ramos para la edición de Minotauro, poque son a veces demasiado literales con determinadas frases coloquiales del inglés. "Estás lleno de mierda", por ejemplo, es una traducción palabra por palabra de "You are full of shit", que más bien quiere decir "Estás mintiendo" o "No tienes ni idea"; "Tú eres el hombre" es un calco de "You are the man", que en el contexto en que aparece quedaría mejor como "Eres el mejor". Y así.
Pero bueno, dejando detalles aparte, está claro que Neuromancer tiene ya un lugar en la historia literaria, y no solo literaria, sino cultural, de finales del siglo XX y principios del XXI. Para valorar su importancia hay que tener en cuenta que se escribió en 1984, cuando internet todavía estaba en pañales; y que a ella se debe no solo el término (y el concepto) de ciberespacio, sino toda una estética, un género y un mundo ficticio que después ha sido productivamente reaprovechado en muchos otros libros y películas. Sin ir más lejos, en la saga Matrix.