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lunes, 31 de agosto de 2015

Qué hay debajo de las Malvinas?



Ricardo Alonso


Unos 66 millones de años atrás un asteroide de unos 10 km de diámetro (más grande que el Everest) ingresó a nuestro planeta con una altísima velocidad e impactó de lleno en lo que hoy es la Península de Yucatán en México.

Se calcula que la fuerza del impacto fue equivalente a la de un terremoto de grado 11 en la escala de Richter, una energía imposible de igualar por el más potente de los sismos terrestres.

Las rocas en el lugar del impacto quedaron machacadas en cientos de kilómetros a la redonda, rotas y fracturadas, e incluso aquellas de naturaleza calcárea o yesífera (calizas, yesos) fueron evaporadas a la atmósfera liberando millones de toneladas de anhídrido carbónico y ácido sulfúrico.

Este infierno cósmico produjo un efecto invernadero global y lluvias ácidas que desestabilizaron todos los ecosistemas.

La marca del evento quedó registrada en la mayoría de las cuencas sedimentarias que entonces se encontraban activas en el planeta, especialmente en los depósitos de origen marino.
Fue en esos depósitos, en Italia, donde el premio nobel de física Luis Álvarez y su hijo el geólogo Walter Álvarez encontraron una anomalía geoquímica del elemento iridio cuya concentración es rica en el cosmos y pobre en la corteza de nuestro planeta.

La sorpresa es que esa anomalía en iridio coincidía con el límite entre los tiempos Cretácico y Cenozoico, justo en el momento de la extinción global de los dinosaurios y muchas otras formas de vida que convivieron con ellos.

Claro que primero se encontró la anomalía de iridio, luego la coincidencia con la extinción masiva de vida en ese límite del tiempo geológico llamado antes K/T y actualmente K/P, y luego de una intensa búsqueda forense el punto donde pudo ocurrir la catástrofe, o sea el cráter de México.

Lo interesante de la historia es que el cráter ya era conocido por los petroleros mexicanos de Pemex.
Pero se habían guardado la información sin publicarla por una sencilla razón: el cráter estaba lleno de petróleo. Las rocas rotas abajo y los sedimentos más jóvenes que lo cubrían actuaron como trampas para el almacenamiento de los hidrocarburos.

Hoy el cráter es popular y hasta los niños interesados en dinosaurios saben su nombre. Se conoce internacionalmente como el cráter de Chicxulub y desde su exposición pública se han dado a conocer cientos de artículos sobre su origen y el evento catastrófico que desató aquella caída del asteroide.
Fue tal la magnitud del impacto que el registro geoquímico tiene su firma alrededor del mundo.

Precisamente en Salta dicha marca fue identificada por científicos brasileños liderados por el Dr. Alcides Sial en las rocas que bordean el dique Cabra Corral y que se corresponden precisamente con el momento de la extinción de los dinosaurios a escala planetaria. Maximiliano C. L. Rocca es un investigador argentino afiliado a la Sociedad Planetaria (The Planetary Society).

Su interés radica en el estudio de cráteres de impacto y en la catalogación de meteoritos. Hace unos diez años comenzó a interesarse en una estructura circular gigante al lado de la isla Gran Malvina.
Estructura que había sido reconocida anteriormente por el geólogo norteamericano Michael R. Rampino en 1992.

Rampino es un especialista en la extinción más grande de la vida durante el Eón Fanerozoico, esto es la que ocurrió en el límite Pérmico/Triásico y que divide las eras paleozoica y mesozoica.

Rampino publicó un par de artículos breves en la revista EOS de la Unión Geofísica Americana, dando a conocer por un lado la presencia de una gran estructura de impacto en la plataforma de las Falkland y por otro asignando dicha estructura a un cráter de impacto meteorítico de edad Pérmico tardío.

Los ingredientes perfectos en tamaño y edad como para explicar la extinción de vida unos 252 millones de años atrás.

Desde entonces nadie volvió a prestarle atención al tema. Max Rocca trató de obtener información de los geólogos ingleses pero estos, además de renuentes, niegan que exista allí una estructura de impacto meteorítico. Atribuyen la estructura submarina a una simple cuenca sedimentaria.

Ellos son los dueños de la información en una zona donde hay importante prospección petrolera.
La cuestión es saber si se está ante una situación similar a la de los petroleros de México con el cráter de Chicxulub o sencillamente no hay allí ningún cráter de impacto.

Rocca no se quedó con el no como respuesta y comenzó a recopilar información abundante de tipo geofísica, especialmente mapas gravimétricos y magnéticos.

Para ello contó con el auxilio del geólogo paraguayo Jaime L. Báez Presser, de Asunción, que tenía información geofísica de interés, especialmente mapas magnéticos.

Ambos prepararon y enviaron a la prensa especializada un primer trabajo sobre el tema donde califican como un posible impacto meteorítico a la gran estructura circular que se localiza al noroeste de la Isla Gran Malvina.

Dicha estructura es submarina y está completamente cubierta por sedimentos más jóvenes. Con lo cual solo es identificable cuando se realizan mapas especiales de levantamientos gravimétricos o magnéticos, y en donde la anomalía aparece claramente delimitada.

Según estos autores la estructura tiene 250 a 300 kilómetros de diámetro y su edad sería de al menos 300 millones de años.

Ellos aseguran que de confirmarse la sospecha, el cráter de Malvinas sería una de las cuatro estructuras de impacto más grandes del planeta Tierra. Consultado sobre el tema, Max Rocca respondió: "En verdad el caso es extraordinariamente parecido al de México.

Chicxulub fue descubierto a partir de anomalías circulares en mapas gravimétricos que tenía la petrolera Pemex. Y comparando todo lo que ya tenemos de Malvinas se parece mucho a Chicxulub, con una diferencia: Malvinas es incluso más grande". Y luego apunta "Cuando solo tenía los mapas gravimétricos me quedaban dudas del caso.

Pero cuando Jaime Presser, desde Asunción, me pasó los mapas magnéticos me salí de las dudas.
Los mapas geofísicos de que disponemos ahora (tanto gravimétricos como los magnéticos) son espectaculares. Las anomalías circulares se ven 'a la legua". Los ingleses están por lo que veo muy interesados en explotar el petróleo que hay por otros sectores bajo el agua cerca de Malvinas". Finalmente se lamenta de que: "Es una pena que sea muy difícil tener permiso hoy para ir a buscar muestras a Malvinas para hacer estudios, o al menos así parece". Si se confirma la sospecha de estar ante una nueva estructura meteorítica gigante, la cuestión va a ser lograr obtener una edad confiable del momento del impacto.

Probablemente sea más viejo de lo que supuso Rampino, pero un evento de esa magnitud debió producir una hecatombe mundial para la época con extinciones masivas de vida. De verdad un tema apasionante para resolver.


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