La deuda sigue siendo el
lastre para la Argentina
Javier
Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 10-03-15
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 10-03-15
El
domingo 1 de marzo pasado, la señora Presidenta debía inaugurar las sesiones
del Congreso nacional. Por segundo año consecutivo, Cristina Fernández de
Kirchner habló mucho y desordenado, pero no dejó inaugurado el período de
sesiones.
Quizá sea
un síntoma de la insignificancia que para la cultura kirchnerista revisten el
Congreso y la división de poderes.
Cristina
habló mucho y variado, pero omitió lo principal. No dijo ni una palabra sobre
temas de los que esperábamos una reflexión (inflación, inseguridad,
narcotráfico, pobreza, etc.).
Sí se
refirió extensamente a otra temática: "Nuestro cerebro chiquito que no
entiende los excepcionales y beneficiosos acuerdos con China", y lo que, a
mi juicio, es lo importante y trascendente, la deuda. "Hemos desendeudado
definitivamente a la República Argentina. Ya nunca más habrá gobiernos que
tengan que tomar deuda para pagar deuda. Si nos endeudamos que sea para obras
de infraestructura, no para ganancia del sector financiero internacional",
dijo.
La
contradicción con los hechos concretos es una constante.
La
Presidenta, "autodefinida pagadora serial" y sumisa a la Justicia
británica que le posibilita el cobro a su "buitre aliado" (Soros),
encubre partes sustanciales de la verdad.
De paso:
¿por qué ningún candidato presidencial se pronunció sobre los riesgos y las
flaquezas legales del acuerdo con China? ¿Por qué ninguno está dispuesto a
revisarlo?
En esta
columna se trató el tema de la deuda en forma sistemática y minuciosa.
En esta
ocasión me remito a la investigación, que como ya lo referí en artículos
anteriores, lleva adelante el licenciado Héctor Giuliano.
La deuda
es mucho más
En las
condiciones actuales pagamos lo que se nos exige, sin cuestionar su
legitimidad, pagando a todo bicho que se endilgue como acreedor, sea
"buitre" bueno o malo, es decir pagando la tremenda deuda pública
externa con endeudamiento "intra-Estado", lo que implica transferir
el costo irrecuperable de la deuda al Estado y, por ende, al pueblo argentino.
El costo
para el país significa:
1) El
desvío de altísimos fondos públicos, que se deberían aplicar al crecimiento
económico, hacia los servicios de la deuda por capital, intereses, cupones,
honorarios y gastos.
2) El
desfinanciamiento del sistema previsional que se prestan al Tesoro sin
capacidad de recupero, y de gran parte de los fondos fiduciarios o fideicomisos
públicos.
3) La
descapitalización del BCRA que se encuentra en estado de quiebra y que la
distribución de utilidades contables que está realizando (swap chinos) no solo
no se corresponden con ganancias genuinas sino que constituyen una forma de
vaciamiento del Banco.
4) El
endeudamiento en Letras/ Notas del BCRA supone, además, una vulnerabilidad
jurídica que no escapa a las denuncias de los buitres.
Así es
como el kirchnerismo viene "pateando" los pagos, aguantando su crisis
de deuda difiriendo una crisis financiera inevitable a costa de mantener
impagables su propia deuda intra-Estado.
Al stock
de deuda vigente, impagable, de aproximadamente US$270.000 millones de dólares
(que fuera explicitado en columnas anteriores) se le debe adicionar lo
facultado al gobierno kirchnerista por el Presupuesto 2015, consistente en
US$133.600 millones de dólares más, igualmente impagables.
Ellos se
encuentran referidos a los inicios de los acuerdos con China que ya se
encuentran comprometidos en aproximadamente US$20.000 millones de dólares.
Toda esta
formidable masa de deuda nueva K, que se suma a la deuda pública impagable
existente, se está instrumentando "delante de las narices" de todo el
mundo y la dirigencia política (oficialismo y oposición) no dice nada al
respecto.
Todos,
Sergio Massa, Mauricio Macri y Daniel Scioli y también los de menores chances
están empeñados, en mayor o menor medida, en la misma carrera de endeudamiento
K.
El país
exhausto ya no podrá resistir; su fraccionamiento y pago de "deuda por
territorio" ya está ocurriendo, tal lo demuestra la base militar china en
Neuquén.
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