China
obliga a las empresas estadounidenses que operan en su territorio a cumplir con
sus reglas, mientras restringe a las empresas chinas que cotizan en Estados Unidos
de seguir las leyes estadounidenses
Por Fan
Yu - La Gran Época
Mar, 10
Mar 2015
Billetes
de cien dólares se intercambian en un banco local en Beijing el 6 de mayo de
2006. (STR / AFP / Getty Images)
Hace
cinco años Sino-Forest Corp. era una de las empresas forestales comerciales más
grandes de China y una de las favoritas del mercado de valores, atrayendo
capital de inversores de fondos de cobertura legendarios como John Paulson.
Sino-Forest
es dueña de plantaciones de árboles en toda China, y fabrica y vende productos
de madera para clientes subsidiarios. Cuando la compañía emitió acciones en la
Bolsa de Valores de Toronto sus acciones se dispararon ya que los inversores se
apresuraron a participar en una economía china supuestamente en auge. En un
momento, la capitalización bursátil de Sino-Forest eclipsó en seis mil millones
de dólares.
Y el
declive comenzó
En junio
de 2011, Muddy Waters Research, en ese entonces una pequeña agencia de Nueva
York poco conocida, dedicada a la identificación de empresas
fraudulentas, publicó un informe muy crítico alegando fraude en Sino-Forest.
Muddy Waters llamó a la compañía un "multimillonario" esquema Ponzi y
encontró que Sino-Forest fabricaba transacciones de ventas para inflar sus
ingresos, mientras que exageraba enormemente sus activos (inversiones en
árboles y otras explotaciones).
En
cuestión de días, Sino-Forest perdió casi el 80 por ciento de su valor de
mercado. Nueve meses más tarde se declaró en quiebra y procedió a liquidar la
compañía. En enero de 2015 un juez de Ontario aprobó una demanda colectiva para
ir a juicio por nueve mil millones de dólares, emplazado por los inversionistas
que perdieron sus inversiones.
Falta de
confianza
Durante
la última década, las empresas chinas se apresuraron a colocar sus acciones en
los mercados de América del Norte para acceder a nuevas fuentes de capital. Los
analistas emitieron hace tiempo advertencias a quienes buscan invertir en
empresas estatales chinas. Pero el riesgo de invertir en empresas chinas del
sector privado como Sino-Forest, puede decirse que es aún mayor.
Es
enormemente difícil constituir una empresa privada exitosa en una economía
dominada por el Estado chino sin tener que recurrir a la mentira, el engaño y
la corrupción. Las empresas de propiedad privada también están constantemente
bajo riesgo de nacionalizaciones y acaparamiento de activos de parte de
políticos locales y provinciales.
Fraude
rampante
Sino-Forest
tenía su sede en América del Norte, haciéndolo un objetivo relativamente
accesible cuando el fraude se puso al descubierto.
Una gran
mayoría de las empresas chinas que cotizan en Estados Unidos tiene su base en
China, lo que hace que sea mucho más difícil identificar las actividades
fraudulentas. Podemos suponer que Sino-Forest es sólo la punta del iceberg.
Debido a
que por lo general estas empresas no reciben cubertura de analistas
financieros, los inversores deben confiar en sus estados financieros auditados
-que reportan los ingresos, los beneficios y las pérdidas de una empresa, su
balance y otra información financiera vital. En Estados Unidos los estados
financieros auditados son revisados periódicamente por la Comisión de Bolsa y
Valores (SEC), y por auditores propios (tanto como su trabajo), los que están
sujetos a exámenes periódicos de reguladores contables. Es parte de un sistema
de balance y control para promover la integridad de los mercados financieros y
proteger a los inversores.
Hoyo
negro
Por
desgracia para los inversionistas estadounidenses que participan en empresas
chinas, esto no es de gran ayuda. Las firmas auditoras chinas se han negado a
entregar los informes de las auditorías a la SEC, incluso después de que el
órgano regulador emitiera citaciones como parte de su investigación en curso de
empresas chinas que cotizan en Estados Unidos.
El órgano
regulador contable estadounidense (Public Company Accounting Oversight Board)
no tiene jurisdicción para examinar el trabajo de los auditores chinos. Las
"Cuatro Grandes" firmas de contabilidad
-PricewaterhouseCoopers, Ernst & Young, KPMG y Deloitte- tampoco pueden
ayudar ya que sus filiales chinas son de propiedad local y deben cumplir con
las leyes chinas que prohíben la divulgación de dicha labor a entidades
extranjeras.
El
Ministerio de Hacienda de China emitió nuevas normas en mayo del 2014 que
prohíben a las firmas internacionales de contabilidad enviar personal al
extranjero para trabajar en auditorías de empresas de China continental. El
Partido Comunista Chino básicamente realizó trabajos de auditoría similares a
secretos de Estado, que son custodiados con la máxima vigilancia.
Uno sólo
puede imaginar por qué esto es así.
Las
cuevas de la SEC
En el
2014, un juez de la SEC determinó que las empresas de contabilidad con base en
China violaron las leyes cuando se negaron a entregar los reportes de auditoría
de sus clientes que este órgano estaba investigando, y entonces prohibió sus
auditorías.
"Si
las empresas se encuentran entre la espada y la pared, es porque querían estar
allí. Un esfuerzo de buena fe para obedecer la ley significa un esfuerzo de
buena fe para obedecer todas las leyes, no sólo la ley que se desea
seguir", escribió el juez Cameron Elliot. El juez argumentó razonablemente
que si las empresas en las listas eligen a Estados Unidos y el acceso a sus
mercados financieros, también deben ajustarse a las leyes de valores de este
país.
Pero la
SEC cedió ante Beijing en febrero de 2015. Llegó a un acuerdo de dos millones
de dólares con auditores chinos, levantando la suspensión de los trabajos de
auditoría. Mientras que algunos reportes de auditoría fueron entregados (aunque
sólo después de pasar a través de reguladores chinos), el acuerdo no dio a la
SEC acceso irrestricto a los resultados de las auditorias.
Más
preocupante es que mientras que el Partido Comunista Chino reclama la
construcción de una economía de mercado de transición merecedora de respeto,
está socavando al mismo tiempo su credibilidad. China obliga a las empresas
estadounidenses que operan en su territorio a cumplir con sus reglas, mientras
restringe a las empresas chinas que cotizan en Estados Unidos de seguir las
leyes estadounidenses.
El
reciente desarrollo es un duro golpe para los inversionistas estadounidenses y
confirma el hecho de que los estados financieros de las empresas chinas que
cotizan en Estados Unidos no son confiables.
La
consecuencia es que todas las empresas chinas que cotizan en Estados Unidos
inevitablemente sufren de "fraude innegable". Es injusto para las
empresas verticales, y socava la integridad y la estabilidad de los mercados
financieros. Esto también significa que, si bien los inversores minoristas
estarán en desventaja, los fondos de cobertura a corto y largo plazo tienen la
oportunidad de obtener beneficios con esta situación.
Considérese
advertido.
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