Encíclica Laudato si’.
Ecología integral, nuevo paradigma de justicia
Presentado
la Encíclica "Laudato si" del Papa Francisco sobre el cuidado de la
casa común. - AFP
18/06/2015
(RV)-.
“Laudato si”. Hoy ha sido presentada ante los medios de comunicación la
Encíclica de Papa Francisco sobre el cuidado de la creación. Como él mismo
informó públicamente durante el ángelus del 14 de junio y durante la audiencia
general del pasado miércoles, en este documento de la doctrina social de la
Iglesia, se llama a cultivar y custodiar con responsabilidad la creación, con
especial atención a los más pobres, que son los que más sufren las
consecuencias de los daños ambientales.
También
el Papa Francisco antes de la publicación oficial quiso informar a cada uno de
los obispos a través de una nota sobre la Encíclica, para que conocieran por
anticipado su contenido y así pudieran informar a los periodistas y fieles de
sus diócesis. En la nota se lee: “Querido hermano en el vínculo de la
unidad, de la caridad y de la paz (LG 22) en el cual vivimos como obispos, te
envío mi carta ‘Laudato sí’ sobre el cuidado de nuestra casa común, acompañada
por mi bendición. Unidos en el Señor y, por favor, no te olvides de rezar por
mí”. Y es que las Conferencias Episcopales de los cinco continentes
contribuyeron con aportes y propuestas en un espíritu de colegialidad en el
documento.
Así,
llegó el momento de esta presentación con tanta expectativa mediática,
periodistas de diferentes países del mundo y diferentes personalidades
acudieron esta mañana al aula Nueva del Sínodo en el Vaticano para conocer
el documento “Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común”. En la
rueda de prensa participaron el cardenal Peter Turkson, Presidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz, el Metropolitano de Pérgamo John
Zizioulas en representación del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia
Ortodoxa, el Prof. John Schellnhuber, Fundador y Director del Instituto de
Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, y Carolyn Woo, presidenta
de Catholic Relief Services y Decana del Mendoza College of Business,
University of Notre Dame, U.S.A.
(Mónica
Zorita - RV)
Texto
completo de la Encíclica "Laudato si"
Síntesis
del contenido y estructura de la Encíclica ‘Laudato Si’:
(RV).-
«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están
creciendo?» (n. 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la
segunda Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común,
publicada esta mañana en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano.
El Santo
Padre afirma que: «Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada,
porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», sino que nos
conduce a interrogarnos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida
social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para
qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra?». «Si no nos
planteamos estas preguntas de fondo –afirma el Pontífice – «no creo que
nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes». El
título del documento se inspira en la invocación de San Francisco de Asís en el
“Cántico de las creaturas”, y recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es
también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre
bella que nos acoge entre sus brazos» (n. 1).
No a la
Cultura del descarte
Pero hoy,
constatamos que esta tierra maltratada y saqueada clama (n. 2) y sus gemidos se
unen a los de todos los abandonados del mundo, a los descartados por la
sociedad. En este sentido, el Papa Francisco invita a escucharlos, llamando a
todos y cada uno a una “conversión ecológica”, según expresión de San Juan
Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura
del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». Al mismo
tiempo, el Papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad
con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y
dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta» (n. 19),
permitiendo una mirada de esperanza que atraviesa toda la Encíclica y envía a
todos un mensaje claro y esperanzado: «La humanidad tiene aún la capacidad de
colaborar para construir nuestra casa común» (n. 13), fomentando la cultura del
encuentro y de la solidaridad.
El
cuidado de la Creación tarea de todos
El Papa
Francisco se dirige, claro está, a los fieles católicos, retomando las palabras
de San Juan Pablo II: «los cristianos, en particular, descubren que su cometido
dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador,
forman parte de su fe» (n. 64), pero se propone «especialmente entrar en
diálogo con todos sobre nuestra casa común» (n. 3): el diálogo aparece en todo
el texto, y en el capítulo 5 se vuelve instrumento para afrontar y resolver los
problemas. Desde el principio el Santo Padre recuerda que también «otras
Iglesias y Comunidades cristianas – como también otras religiones – han desarrollado
una profunda preocupación y una valiosa reflexión» sobre el tema de la ecología
(n. 7). En varios momentos, el Pontífice agradece a los protagonistas de este
esfuerzo – tanto individuos como asociaciones o instituciones –, reconociendo
que «la reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y
organizaciones sociales ha enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas
cuestiones» (n. 7) e invita a todos a reconocer «la riqueza que las religiones
pueden ofrecer para una ecología integral y para el desarrollo pleno del género
humano» (n. 62).
Estructura
de la Encíclica
La
estructura del documento se encuentra trazado en el n. 15 y se desarrolla en
seis capítulos. A partir de la escucha de la situación a partir de los mejores
conocimientos científicos disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la
Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap. 2), detectando las raíces del
problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial
del ser humano. La propuesta de la Encíclica (cap. 4) es la de una «ecología
integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales» (137),
inseparablemente vinculadas con la situación ambiental.
En esta
perspectiva, el Papa Francisco propone (cap. 5) emprender un diálogo honesto a
todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión
transparentes. Y recuerda (cap. 6) que ningún proyecto puede ser eficaz si no
está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios
para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político
y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se ofrece para ser
compartida con todos los que creen en «un Dios creador omnipotente» (n. 246), y
la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el
estribillo «Laudato si’», que abre y cierra la Encíclica.
Ejes
temáticos
El texto
está compuesto por algunos ejes temáticos, vistos desde variadas perspectivas,
que le dan una fuerte coherencia interna: «la íntima relación entre los pobres
y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está
conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de
la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el
progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología,
la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la
política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un
nuevo estilo de vida.» (n. 16).
Clave de
lectura
Los
recientes acontecimientos en relación a la publicación de la Encíclica han
generado diversas expectativas, sobre todo en relación a los aspectos
relacionados con las políticas ambientales actualmente en discusión.
Ciertamente, la Encíclica del Papa Francisco podrá y tendrá un impacto sobre
las importantes y urgentes decisiones en este ámbito. Pero no se debe dejar en
segundo lugar la naturaleza “magisterial, pastoral y espiritual” del documento,
cuya amplitud, profundidad y mensaje no pueden reducirse al aspecto de las
determinaciones de las políticas ambientales. Por todo ello, es importante
‘situar’ la Encíclica en su propio contexto, es decir, en el de la realidad de
la fe, y como nos recuerda el libro del Génesis: Dios creador pone al hombre
como custodio de la creación, con la tarea de conservar y renovar la casa
común.
(Renato
Martinez – RV)
Artículo, ineludible de lectura, asociado:
Ecosofía (1)
Iniciamos hoy la publicación de un breve ensayo del Dr. Bernardino Montejano sobre la Ecología considerada desde el derecho natural y cristiano. Esperamos sea de utilidad para contrarrestar la marea de confusiones que seguramente inundará la web en los próximos meses.
ECOSOFIA: LA
MORADA DEL HOMBRE
"¡Oh,
ciudadela, mi morada, te
salvaré
de los proyectos de la
arena y
te ornaré de clarines a
tu
alrededor para sonar contra los
bárbaros".
Saint-Exupéry
I.— El ecologismo integral.
Hace poco más de
diez años participamos en un simposio organizado en Buenos Aires por
OIKOS, Asociación para Ja Promoción de los Estudios Territoriales y
Ambientales, acerca del tema: "La conservación del patrimonio
material y espiritual de la Nación", el cual fue considerado en
múltiples aspectos. Y al comienzo de nuestra conferencia titulada:
"La conservación de las instituciones naturales o el ecologismo
integral", nos formulamos dos preguntas que hoy podemos reiterar
junto a sus respuestas: conservar ¿para quién? y ¿por qué?
Conservar los
suelos, la flora, la fauna, los ambientes naturales, el potencial
energético, los ambientes humanizados, la cultura, la hispanidad, el
acervo historiográfico e histórico-artístico, las instituciones naturales,
la tradición y la fe para el hombre, para el hombre argentino del siglo
XX, pues la temática del simposio es refería a nuestro patrimonio
nacional.
Conservar porque
el hombre de nuestro tiempo, en especial el que vive en las grandes
concentraciones urbanas, debe tomar conciencia de que muchos de los males
que lo aquejan, en especial su desvitalización, se originan en una doble
ruptura de vínculos, de lazos que urge restaurar para que el hombre pueda
crecer a través del desarrollo de sus potencialidades; vínculos que lo
unen con la naturaleza física y con sus contornos institucionales,
enriquecidos por la tradición espiritual y cultural.
Los objetivos ambientales, a
través deltiempo
Por
Javier Cornejo
Artículo
publicado en el diario El Tribuno el 04-07-2011
Los postulados ambientalistas destinados a la implantación
de un “régimen mundial ecológico” tienen como meta anular todo avance
científico energético, impidiendo el desarrollo del ser humano en término de avance
de economía física real, propugnando una reducción poblacional bajo la premisa
de: “La Tierra tiene cáncer, y ese cáncer es el hombre”. Baste para ello citar
decisivos conceptos de sus insignes representantes (1):
- Amory Lovins (fundador del Rocky Mountain Institute): “Cualquier tipo de tecnología compleja es un atentado contra la dignidad humana. Sería una catástrofe para nosotros si se descubriese una fuente de energía rica, limpia y barata, si pensamos lo que el hombre haría con ella”.
- Jeremy Rifkin (Foundation on Economic Trend): “La perspectiva de contar con energía barata a partir de reactores de fusión es lo peor que le podría ocurrir al planeta”.
- Paul Ehrlich (Stanford University): “Poner en manos de la sociedad energía barata y en gran cantidad sería como darle a un niño idiota una ametralladora”.
- Dave Foreman (cofundador de Earth First): “Mis tres metas fundamentales serían reducir la población mundial a unos 100 millones de habitantes, destruír el tejido industrial y procurar que la vida salvaje se recobre en el mundo”.
- Christopher Manes (Earth First): “La extinción de la especie humana no solo es inevitable, es una buena cosa”.
- Stephen Schneider (Stanford Profesor of Climatology autor de los informes IPCC sobre el calentamiento global): “Debemos estimular la fantasía del público, ofreciendo escenarios terroríficos y no permitir demasiadas dudas. Cada uno de nosotros debe decidir dónde está el balance entre la efectividad y la honestidad”.
- Ted Turner (CNN): “Una población total de 250 millones de personas, una disminución del 95% de los niveles actuales, sería ideal”.
- Jacques Cousteau (Unesco Courier): “Es una cosa terrible de decir, pero con el fin de estabilizar la población mundial, debemos eliminar 350.000 personas por día”.
- Príncipe Felipe (duque de Edimburgo, esposo de Isabel II de Inglaterra, dueño de WWF Fundación de Vida Silvestre): “Si yo fuera reencarnado desearía ser devuelto a la tierra como un virus asesino, para disminuir los niveles de población”.
- Peter Singer (padre de los derechos de los animales): “El cristianismo es nuestro enemigo. Para que los derechos de los animales tengan éxito, debemos destruir la tradición judeo-cristiana”.
- Maurice King: “La sustentabilidad global requiere la búsqueda deliberada de la pobreza, el consumo reducido de recursos y niveles definidos de controles de mortalidad”.
- Informe de la Comisión de la ONU sobre Gobernancia Global: “Una cantidad de habitantes razonable con el estándar de vida de Norteamérica sería de 1 billón de habitantes en el mundo. Si utilizamos el estándar de vida de Europa 2 a 3 billones sería lo razonable”.
- Club de Roma: “La democracia no es una panacea. No se puede organizar y no conoce sus propios límites. La democracia ya no es adecuada para las tareas futuras”.
La supresión de personas no está dirigida hacía ellos y los
de su clase. Está dirigida a nosotros, nuestros hijos y nietos.
Regalos de intercambio entre el
PAPA y la REINA
PAPA y la REINA
El Papa entrega el mundo supervisado por la cruz gamada de los cruzados |
Silencio ante un
documento católico
Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario
El Tribuno el 16-01-2012
En el Tribuno del 7/11/11, en la
página 20 y con el título “Tiempos acelerados” me refería al documento que el
Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano hizo conocer el 24/10/11 bajo el
título: “Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la
prospectiva de una autoridad pública con competencia mundial”.
Competencia
Analizando este documento se concluye que no resulta un trabajo relativo
a cuestiones de fe, sino al ámbito económico- financiero, por lo que se trata
de materia opinable.
En tal sentido surgen los siguientes interrogantes:
1.- Se advierte que el concepto de globalización es propuesto en una
aceptación como una realidad inevitable e independiente de su valoración ética.
2.- No parece apropiado que la Iglesia proponga la creación de un Banco
Central Mundial para regular el flujo de los intercambios monetarios (Por otra
parte, la función de un Banco Central es la emisión monetaria). Resultando
contradictorio que desde la Iglesia se plantee la instauración de una autoridad
pública mundial en materia económico-financiera.
3.- Que contradiga los principios de los Estados soberanos logrados en
1648, con la Paz de Westfalia.
4.-Soslaya y pasa por alto las deudas de los Estados (en muchos casos
fraudulentas, ilegítimas e ilegales) que son la verdadera causa del actual caos
y crisis financiera (no de economía física real) de los países y del hambre de
los pueblos.
5.- Se soslaya el comportamiento de los centros financieros privados,
responsables y culpables de la crisis financiera global.
6.- Increíblemente propone la “recapitalización” de los bancos, cuando
los grandes bancos y fondos financieros son los causantes del caos imperante.
Evitándose mención de los paraísos fiscales y su papel en la concepción
financiera internacional.
7.-Una noción de un “bien común universal” a base de la aceptación de
hecho de un mundo que dependa de una autoridad mundial.
8.- Confusión de los órdenes de razonamiento espiritual y temporal de
este documento de la Iglesia, que se proyecta de lo financiero al plano de una
autoridad mundial.
9.- Se altera sustancialmente la posición crítica tradicional de la
Iglesia Católica al mundo financiero dinerario.
Encíclicas
Contradice la autoridad de las encíclicas, tales como la “Quadragesimo
ano”, del Papa Pío XI (1931) uno de los principales textos relativos a las
relaciones entre economía, finanzas y Estado.
A la “Rerum novarum”, de León XIII, sobre la denuncia de la acumulación
de riquezas y la tiranía económica en manos de unos pocos y el dominio tiránico
del dinero sobre las finanzas y el crédito.
A la “Mater et magistra”, de Juan XXIII, sobre la cuestión social, la
dictadura del dinero y el camino del lucro del poder que subordina los poderes
públicos.
Llama la atención, y más el manto de silencio que le fuera impuesto, la
presentación de un documento de la Iglesia Católica de tales características,
que no se encuentra en línea con la doctrina y enseñanzas de las encíclicas
papales referidas a las relaciones entre finanzas, economía y ética cristiana.
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