DIALÉCTICA DEL
ENDEUDAMIENTO K.
Por Héctor GIULIANO (9.6.2015).
Hoy en día se ha
instalado una equívoca idea de “fin de ciclo” en nuestro país cuando, en
realidad, no estamos asistiendo a un cambio sino, por el contrario, a un
proceso preparatorio de continuidad en las políticas de Gobierno que se están
llevando a cabo en materia de Deuda Pública.
En este sentido, la administración
Kirchner no constituye una mutación de fondo o verdadera ruptura con el Sistema
de Endeudamiento Perpetuo vigente sino sólo una etapa más o eslabón funcional en
su mantenimiento.
El prematuro clima
pre-electoral que se vive en la Argentina prácticamente desde fines de 2013 ha
venido sirviendo como distractivo de este proceso al amparo del engaño oficial
sobre el Des-endeudamiento del Estado y la complicidad de una Partidocracia igualmente
comprometida en la toma de más Deuda Externa.
BALANCE DE LA “DÉCADA
GANADA”.
La próxima finalización
del mandato K y las complejas condiciones de la misma – todavía no culminada pero
en la que el actual oficialismo no dejaría de mantener participación futura –
motivan un balance de la “década ganada”.
Los datos de la Deuda
Pública están atrasados un año: la última información oficial del Ministerio de
Economía (MECON) es al 30.6.2014 y se computaba entonces como Deuda del Estado
Central unos 210.000 MD (Millones de Dólares, con redondeo): 199.000 MD de
Deuda Performing o regularizada vía refinanciaciones y 12.000 MD de Deuda en
manos de los Holdouts (los bonistas que no se presentaron en el Megacanje
Kirchner-Lavagna 2005-2010).
Este total – como ya lo
hemos explicado en otras oportunidades – es incompleto ya que el gobierno no
computa como deuda en firme los cupones PBI (10-15.000 MD), no toma en cuenta
las sumas a pagar por los juicios de los Fondos Buitre (FB) ni por los reclamos
contra la Argentina en el CIADI (con mínimos adicionales de 10-15.000 MD y
8-10.000 MD, respectivamente) y no contempla aun, lógicamente, las nuevas deudas contraídas
desde entonces hasta hoy (que sumarían otros 10.000 MD).
Tampoco se consideran
los Intereses a Pagar en el futuro (77.000 MD) que, como agravante, configuran
un Gasto Corriente permanente dentro del Presupuesto anual debido a que la
totalidad del Capital se refinancia a su vencimiento y además se toma Deuda
Nueva, lo que prolonga y aumenta consecuentemente los servicios por intereses
de la Deuda.
Todo esto da que la
Deuda Pública total en firme – sin la Deuda Contingente por juicios contra el
Estado - estaría en la actualidad entre los 240-250.000 MD, sin contar
intereses; y con intereses pasaría los 320.000.
Al momento de asumir el
poder en 2003 el Kirchnerismo heredó un stock de Deuda Pública de aproximadamente
175.000 MD, cifra que en lo básico se mantuvo después del Megacanje 2005 ya que
la quita fue compensada completamente con cupones PBI y además quedaron
entonces afuera del arreglo unos 20.000 MD de bonos en manos de los Holdouts
(que hoy el gobierno dice que son 12.000 MD pero que en la práctica serían
entre 20 y 30.000 MD sumando capital, intereses acumulados, punitorios,
honorarios y gastos).
La Presidenta ha dicho
que la Argentina pagó durante la década 2003-1013 un total de 190.000 MD por
concepto de Deuda Pública a sus acreedores externos – cifra sobre la que, sin
embargo, no se ha suministrado ninguna información desagregada – pero, como
queda a la vista, el stock de la Deuda no bajó sino que, por el contrario,
aumentó (y lo hizo a un ritmo de 10.000 MD promedio por año).
En este último año de
su gestión (2015) el Presupuesto de la administración CFK prevé aumentar el
stock por nuevas deudas en 18.000 MD - además de la citada refinanciación de
todos los vencimientos de Capital que caen dentro del ejercicio – con lo que no
sólo aumentará el saldo del Principal sino también el gasto anual por Intereses.
Las nuevas deudas que
se están contrayendo son ahora, en su casi totalidad, refinanciaciones a corto
y/o muy mediano plazo – entre uno y 3-5 años – pagan intereses altísimos en
dólares (del orden del 9 % anual) y en pesos (del 27-30 %), y empeoran por
consiguiente el perfil de vencimientos de la Deuda Total, cuya vida promedio hoy
es de 8.7 años.
LA HERENCIA K.
La “herencia” de Deuda
que la administración Kirchner le está dejando al nuevo gobierno combina las
peores variables de manejo financiero:
a)
Fuerte aumento del stock de una deuda pública,
para la que no se cuenta con Solvencia ni Liquidez: Insolvencia por falta de
capacidad de repago demostrada e Iliquidez por falta de divisas para atender
las obligaciones.
b)
Peso muerto de una enorme Deuda intra-Estado
igualmente impagable - que representa el 58 % de la Deuda Performing (115.000
sobre 200.000 MD) – cuyo resultado ha sido la descapitalización del Banco
Central (BCRA), el desfinanciamiento de la ANSES, el uso del Banco Nación (BNA)
como ente de financiación del gobierno y el desvío de fondos de toda una serie
de Organismos Nacionales de sus destinos específicos para poder atender los
pagos de la Deuda con Terceros.
c)
Agregado de nuevos compromisos de corto plazo, con
agravamiento del perfil de vencimientos y a tasas de interés elevadísimas y de
régimen variable (en un momento en que se prevé la próxima suba de tasas
internacionales en función de los aumentos esperados de la Reserva Federal de
los Estados Unidos).
d)
Aumento del pago de intereses, por mayores
Tasas y por mayores volúmenes de Deuda.
e)
Concentración del grueso de los pagos al Club
de París, de los que este gobierno abonó 1.300 sobre 9.700 MD reconocidos en
total.
f)
Retrasos en el desembolso de servicios a los
bonistas que entraron en el Megacanje 2005-2010, cuyos pagos están bloqueados
por el juez Griesa, pero que acumulan imprevisibles consecuencias financieras y
legales, con merma de las reservas internacionales del BCRA.
Esta combinación financiera
explosiva lleva a la Argentina al blanqueo de un nuevo default o – como
siempre, para diferirlo – a una nueva reestructuración generalizada de Deuda,
que es justamente lo que el gobierno Kirchner quiere eludir para no reconocer
el fracaso del Megacanje Kirchner-Lavagna, traspasándole la responsabilidad de
hacerla a la nueva administración electa.
En síntesis, no es
cierto que la Argentina se esté des-endeudando: la Deuda Pública sube
fuertemente por Capital o Principal y por Intereses, el gobierno K está al límite o tope de la Deuda intra-Estado (que
es el pasaje de Deuda Externa con Terceros a Deuda Interna con organismos del
propio Sector Público) y sus esfuerzos para aguantar esta situación hasta el
fin de su mandato están puestos hoy en preparar las condiciones no para evitar
sino para volver a endeudarse en el Mercado Internacional de Capitales.
LA CUESTIÓN DE LOS
CICLOS DE DEUDA.
Así como existen los
Ciclos Económicos, así también existen los Ciclos de Deuda, con sus períodos de Auge (toma de deudas en gran
escala), Desaceleración o declive (menor ritmo de endeudamiento por falta de
capacidad de pago de sus servicios y sostén vía refinanciaciones), Recesión o
depresión (corte de créditos externos tradicionales que obligan mecanismos
transitorios de reestructuración de las deudas y/o default) y Recuperación (por
retorno de la “confianza” y preparación de la nueva ola de endeudamiento hacia
el reinicio del ciclo).
En la Argentina,
después de la crisis y default de fines de 2001, la tercera fase o etapa de
este ciclo de deuda se cumplió bajo la administración Kirchner con el pago
privilegiado de la mayor parte de la Deuda con Terceros (FMI, Banco Mundial/BID
y Acreedores Privados) merced al pasaje de la Deuda Externa impagable al propio
Sector Público, vía “internalización” o Deuda intra-Estado.
Concluida esta etapa,
es decir, habiéndose “tragado” el Estado Argentino su propia Deuda, el gobierno
Kirchner cubría un objetivo primario del Sistema de Deuda Perpetua: desagotar o
descargar la mayoría de la Deuda Externa incumplible traspasándola como Deuda
intra-Estado, para hacer lugar a la toma de Deuda Nueva en los Mercados
Internacionales de Capital. Es decir, para volver a endeudarse en el exterior.
Y hoy transitamos así
la última etapa del Ciclo – la llamada “recuperación del Crédito” – en la cual
el país vuelve a colocar gradualmente nueva Deuda con Terceros: primero en
pesos, luego en dóllar-linked y ahora también directamente en moneda extranjera
(a tasas récord en el mundo) para ir hacia la colocación formal de Deuda
Externa.
Notablemente, la expresión
“fin de ciclo” – a la que hicimos referencia al inicio de este trabajo – sí
pudiera aplicarse al Ciclo de la Deuda en estas condiciones, entendida como
cambio de fase, cosa que nadie dice pero que pudiera caberle como concepto: la
idea del supuesto fin de una etapa de dificultades – con “rendición decorosa”
frente a los FB (bajo re-estructuración parcial a cargo del mediador Pollack) -
para volver entonces “exitosamente” al Mercado de Capitales para seguir tomando
deuda (deuda que no se pueda pagar).
Es el ciclo impuesto
por los capitales financieros para colocar sus excedentes de fondos a tasas
positivas diferenciales en los Países Emergentes sobre la base que la
incapacidad de repago de los deudores les garantiza la refinanciación perpetua
de las obligaciones por principal y que el Sistema funcione entonces más
eficientemente a través del aumento en la servidumbre de pago de los Intereses.
EL NUEVO CUADRO DE
SITUACIÓN.
En este contexto, cabe
analizar el punto de situación financiero y político que estamos viviendo.
La crisis de los
Holdouts, agravada en forma irreversible a mediados del año pasado con el
rechazo final de la apelación contra el fallo Griesa ante la Justicia
Norteamericana, precipitó el problema de la Insolvencia e Iliquidez del Estado
Argentino al frustrar ese regreso buscado a la Deuda Externa, un retorno que la
administración K esperaba en función de la Hoja de Ruta Boudou: 1. Acuerdo o
contención del problema con los FB, 2. Arreglo con los países del Club de París
y con ello, 3. Vuelta al Mercado Global de Capitales.
Desde entonces,
desubicado financiera y políticamente, expuesto al problema de los déficits
gemelos – fiscal y externo – y a los avatares de la conspiración Nisman
(también vinculada a los FB), la golpeada administración CFK ha venido
respondiendo los ataques a través de toda una serie de improvisaciones y
desprolijidades, tratando desesperadamente de transferir sus problemas al nuevo
gobierno mientras, para sobrevivir, efectúa concesiones de todo tipo que
comprometen a la actual y a las futuras administraciones: nuevo “festival de
bonos” de corto y mediano plazo (Bonad 2016-2018, Bonac 2016, Bonar 2024), más
deuda con los Organismos Multilaterales de Crédito (Banco Mundial, BID y CAF),
replanteo de la iniciativa del Fondo Monetario para una Convención Multilateral
sobre reestructuraciones de Deuda Soberana, más Deuda Interna cuasi-fiscal del BCRA con el
oligopolio de grandes bancos prestamistas contra Lebac/Nobac, líneas de crédito
de China para proyectos de Obras Públicas e Infraestructura y para swap o pase
de monedas, deuda externa de YPF para financiamiento de la empresa y para
disposición de divisas en el BCRA, nuevas deudas externas de las provincias,
etc.
Son parte del complejo
cuadro de situación producto no sólo de problemas heredados sino
particularmente de los propios errores, torpezas y allanamientos de la
administración Kirchner a los intereses de los acreedores de la Deuda Pública:
- Haber declinado en forma expresa todo cuestionamiento a la legitimidad de las acreencias reclamadas pese a que las mismas estaban y siguen estando bajo investigación de la Justicia Argentina.
- Haber aceptado el reconocimiento de las deudas por bonos a su valor Nominal y no a sus respectivos valores de compra.
- Haber dictado la Ley cerrojo 26.017 y conexas, que dio lugar a la vulnerabilidad del país frente al reclamo de los FB por negativa de aplicar la cláusula pari passu.
Tardíamente, después de
haber reconocido sin objeciones la competencia de tribunales extranjeros y
haber perdido las causas contra los holdouts en todas las instancias de la
justicia norteamericana, el gobierno Kirchner se acordó de objetar que los FB
eran “malos”, que ganaban sumas exageradas y que las consecuencias de haber
dejado una masa relevante de holdouts en su reestructuración “voluntaria” del
2005-2010 lo llevarían a un nuevo default o – para decirlo de otra forma – lo
forzarían a tener que reconocer que el Megacanje Kirchner-Lavagna fue un
fracaso.
Así, con la técnica del
relato y la venta de una imagen de política confrontativa armadas “para la
galería”, la administración K continúa sus concesiones – abiertas o encubiertas
– empeora con sus actitudes díscolas las condiciones de posible negociación o
replanteo y con ello debilita cualquier gestión que vaya a llevar a cabo el próximo
gobierno electo.
Con el agravante que
los tres candidatos presidenciales con mayores probabilidades de victoria
electoral para suceder al gobierno Kirchner – Scioli, Macri y Massa - están
compitiendo entre sí ante las estructuras de poder financiero de los Estados
Unidos para definir quién garantiza mejor la toma de más Deuda Externa por
parte de la Argentina.
Se trata de un trabajo complementario
entre quienes dejan preparado y comenzado el terreno del re-endeudamiento y
quienes se alistan para continuarlo.
Es el producto de una
estrategia errónea e indefendible seguida por el gobierno de los Kirchner, que
llevó al desacato del fallo Griesa y su consiguiente encrucijada legal y
financiera y que ahora, paradójica o sintomáticamente, cumple el rol funcional
de debilitar aún más la posición de nuestro país y la de los candidatos de la
partidocracia que aspiran a reemplazarla para tomar más Deuda.
Es la trampa dialéctica
clásica en que “todos” ganan:
-
El gobierno Kirchner, porque le pasa la “bomba”
de la Deuda a la nueva administración – como hizo Menem con De la Rúa – y luego
se reserva el argumento de “nosotros resistimos a los FB y luego vinieron estos
neoliberales y aceptaron cualquier cosa”.
-
El nuevo gobierno, porque – como hizo el de los
Kirchner y todos sus antecesores – puede “justificar” sus ulteriores
concesiones y su “rendición” a la tradicional “culpa de la herencia recibida”.
Y
-
Los acreedores financieros – con los FB a la
cabeza – porque van así a recoger los frutos de su paciente ataque contra los
intereses nacionales abriendo las puertas a la Tercera gran Ola de
Endeudamiento que el actual gobierno ya ha puesto en curso y que la oposición
partidocrática plantea empeorar.
Es la traición de la
Clase Política – con el Libreto ya escrito y sus Protagonistas disputándose cumplir
los roles - donde todos ellos ganan y “sólo” pierde el Estado y el Pueblo
Argentino.
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