por Thierry
Meyssan, La Republica (España)
Mientras
la prensa europea pulsa la cuerda emotiva difuendiendo fotos de un niño
ahogado y publicando reportajes sobre las multitudes que cruzan a pie los
países de los Balcanes, Thierry Meyssan muestra que se trata de imágenes
fabricadas. Son imágenes que favorecen los intereses del patrón de
patrones alemán, Ulrich Grillo, y de la OTAN, pero que
no reflejan el fenómeno en su conjunto y empujan a los ciudadanos europeos
hacia respuestas que no resuelven el verdadero drama.
Red Voltaire | Damasco (Siria) | 7 de septiembre de 2015
La prensa
atlantista ha dado la mayor difusión a la parte izquierda de esta fotografía.
En ella aparece el cuerpo de Aylan Kurdi, un niño sirio de origen
kurdo, supuestamente fue depositado en la playa por las olas. Pero, como puede
verse en la foto, el cuerpo está en posición perpendicular a las olas, cuando
debería estar paralelo a ellas. En el plano derecho de la imagen,
la presencia de un fotógrafo turco de uniforme confirma la idea de un
montaje de la escena. Al fondo, se distinguen varios bañistas.
Una ola
de emoción cayó brutalmente esta semana sobre los pueblos que viven en los
países de la OTAN. Y bruscamente tomaron conciencia del drama de los refugiados
que tratan de cruzar el Mediterráneo, tragedia que dura desde hace
años, ante la permanente indiferencia de la opinión pública europea.
El cambio
se debe a la publicación de una fotografía que muestra al público
el cuerpo de un niño ahogado, depositado por las olas en una playa turca.
Poco importa que esa imagen sea una grosera escenificación:
los cuerpos devueltos por el mar quedan en posición paralela a las
olas, nunca perpendicularmente a ellas. Poco importa también que
en menos de 2 días casi todos los diarios de los países de la
OTAN hayan publicado instantáneamente la misma imagen en primera plana. Ya
se sabe lo libre y pluralista que es la prensa occidental.
Trabajando
en el mismo sentido, las televisiones multiplicaron en estos días los
reportajes sobre el éxodo de miles de sirios, a pie, a través de los
países balcánicos. Particular atención prestaron al paso de esas personas
a través de Hungría, país que comenzó construyendo una inútil valla de
alambre de espino antes de tomar, una tras otra, toda una serie de decisiones
contradictorias que dieron a las televisiones la posibilidad de filmar
repetidamente la multitud de migrantes caminando a lo largo de las
vías férreas y tomando los trenes por asalto.
«En
reacción» ante la conmoción que habían suscitado en sus conciudadanos,
los dirigentes europeos, «sorprendidos» y contritos, ahora discuten
acaloradamente sobre la manera de socorrer a estos refugiados. Antonio
Guterres, ex presidente de la Internacional Socialista y actual
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, intervino en el debate
entre estos dirigentes preconizando «la participación obligatoria de
todos los Estados miembros de la Unión Europea». Y agrega que: «Según
estimados preliminares, los países europeos tienen una necesidad potencial de aumentar
las oportunidades de reinstalación en 200 000 plazas.»
¿Cuál es
realmente el problema? ¿Quién está explotándolo y con qué objetivo?
Los refugiados del Mediterráneo
Desde el
inicio de la «primavera árabe», en 2011, el número de personas
que trata de cruzar el Mediterráneo y de entrar en la Unión Europea
ha aumentado considerablemente, sobrepasando incluso el doble de cifras
anteriores, y se elevó en 2014 a 626 000 personas.
Flujo de
migrantes hacia la Unión Europea (en cientos de miles)
Fuente: Eurostat
Sin
embargo, contrariamente a la idea generalizada, no se trata de una oleada
de migrantes nunca vista e imposible de asimilar. En 1992, aunque la
Unión Europea se componía entonces de sólo 15 de los 28 Estados
que actualmente la integran, estaba recibiendo proporcionalmente
más migrantes que en este momento: 672 000 por 380 millones de
habitantes. Existe, por lo tanto, un considerable margen antes de que los
migrantes lleguen a desestabilizar la economía de la Unión Europea, que
hoy cuenta 508 millones de habitantes.
Más de 2
tercios de esos migrantes son hombres de entre 18 y 34 años, según sus
propias declaraciones. Así que, por lo general, no se trata de familias.
Proporción
de hombres entre los migrantes que entraron a la Unión Europea en 2014.
Fuente: Eurostat
Contrariamente
a la idea que están divulgando los medios de prensa, menos de un tercio
son refugiados provenientes de zonas de guerra. Sólo un 20% son sirios, un 7%
son afganos y un 3% son iraquíes.
O sea,
los otros 2 tercios no provienen de países en guerra y son principalmente
migrantes por razones económicas.
En otras
palabras, el fenómeno de las migraciones está sólo marginalmente vinculado a la
«primavera árabe» y las guerras. Los pobres están abandonando
sus países para probar suerte en los países ricos, en total
correspondencia con el orden postcolonial y con la lógica de la globalización.
Este fenómeno, después de haber disminuido desde 1992 y hasta 2006, se ha
reactivado y ahora va en aumento. Pero lo cierto es que
actualmente equivale a un 0,12% anual de la población europea, o sea
–manejado correctamente– no representa a corto plazo
ningún peligro para la Unión Europea.
El
presidente de la Federación de la Industria Alemana, Ulrich Grillo, quiere
disponer de 800 000 trabajadores extranjeros suplementarios
en Alemania. Como los acuerdos europeos prohíben esa entrada masiva
de mano de obra extranjera, que encuentra además la hostilidad de la opinión
pública, Grillo contribuye a poner en escena la «crisis de los
refugiados» para obtener una modificación de la reglamentación existente.
¿Son los migrantes un problema?
Este
flujo de migrantes despierta inquietud en los pueblos europeos. Pero los
grandes empresarios alemanes lo acogen con regocijo. En diciembre de
2014, el «patrón de patrones» alemán, Ulrich Grillo, escondía hipócritamente
sus intereses tras una fachada de buena voluntad al declarar a la agencia
DPA: «Somos desde hace mucho un país de inmigración y debemos seguir
siéndolo». Y agregaba que «como país próspero y también por amor
cristiano al prójimo, nuestro país debería permitirse a sí mismo acoger
más refugiados». También afirmaba: «Yo me distancio muy claramente
de los neonazis y de los racistas que se reúnen en Dresde y en otros
lugares». Y, con un poco más de seriedad, «Debido a nuestra evolución
demográfica, garantizamos el crecimiento y la prosperidad con la inmigración» [1].
Este
discurso retoma exactamente los mismos argumentos que presentaban los
empresarios franceses en los años 1970. Otro elemento a tener en cuenta es
que hoy en día la población europea dispone de cierto nivel de educación y de
calificación, algo de lo que carece la gran mayoría de los migrantes, que
estarán por consiguiente más dispuestos a aceptar ciertos tipos de empleos
que los europeos rechazan. Progresivamente, la llegada de mano de obra
no calificada y dispuesta a aceptar condiciones de vida inferiores a las
de los europeos suscitó en el pasado tensiones en el mercado laboral.
El empresariado francés favoreció entonces la llamada «reunificación
familiar». La ley de 1976, la interpretación que de ella hizo el
Consejo de Estado en 1977 y la jurisprudencia de la Corte Europea de
Derechos Humanos desestabilizaron ampliamente la sociedad. El mismo
fenómeno puede observarse en Alemania desde que se adoptaron
disposiciones similares a aquellas con la inclusión, en 2007, de la
reunificación familiar en la legislación alemana sobre la inmigración.
Contrariamente
a otra idea generalizada, los migrantes económicos no plantean un problema
de identidad para Europa, pero su ausencia sí constituye un problema para
sus países de origen. Y también plantean un problema social en Alemania,
donde –debido a la política estimulada por Ulrich Grillo– la clase obrera
ya está siendo víctima de una feroz explotación.
En todos
los demás países donde se han aplicado ese tipo de políticas, no son
los migrantes económicos los que han representado un problema sino la
posterior reunificación familiar.
¿Quién fabrica la imagen actual de «crisis de
los refugiados»?
Desde el
inicio del año 2015, el cruce ilegal de la frontera de Turquía hacia a
Hungría, que costaba 10 000 dólares, bajó a 2 000 dólares
por persona. Hay ciertamente traficantes de personas que son verdaderos
esclavistas, pero también hay gente que ayuda a los migrantes en el cruce
de las fronteras simplemente porque quieren ayudar a personas
en dificultad. En todo caso, cabe preguntarse ¿quién paga la
diferencia?
Por otro
lado, al principio de la guerra contra Siria, Qatar imprimía pasaportes sirios
falsos y los entregaba a los yihadistas de al-Qaeda para que pudieran
convencer a los periodistas de la prensa atlantista de que eran «rebeldes
sirios» y no mercenarios extranjeros. Pero actualmente, algunos traficantes
de personas están entregando pasaportes sirios falsos a migrantes de otras
nacionalidades. Y los migrantes los aceptan pensando, acertadamente,
que esos pasaportes falsos han de facilitarles la entrada en la Unión
Europea. En efecto, como los Estados miembros de la Unión Europea han
cerrado sus embajadas en Siria –con excepción de la República Checa y
Rumania– ahora no tienen cómo verificar la autenticidad de esos pasaportes.
Hace 6
meses, yo expresaba mi sorpresa ante la ceguera de los dirigentes de la Unión
Europea, señalando que no percibían la voluntad de Estados Unidos de
debilitar a sus países, incluso mediante la «crisis de los refugiados» [2].
El mes pasado, la publicación Info Direkt señalaba que,
según los servicios de inteligencia de Austria, el éxodo de refugiados sirios
hacia Europa estaba siendo orquestado por Estados Unidos [3].
Es una imputación que está por verificar, pero también constituye una
hipótesis sólida.
En todo
caso, todos estos acontecimientos y manipulaciones carecerían de gravedad si
los Estados miembros de la Unión Europea pusieran fin a la reunificación
familiar. El único verdadero problema no sería entonces la entrada de
los migrantes sino la tragedia de los que mueren en el intento, tratando de
cruzar el Mediterráneo, precisamente la única realidad que
no moviliza a ningún dirigente europeo.
¿Qué trama la OTAN?
La OTAN,
o sea el brazo armado internacional de Estados Unidos, no ha
reaccionado. Pero, según sus nuevas misiones, la alianza atlántica
se reserva la posibilidad de intervenir militarmente ante los grandes
flujos migratorios.
Sabiendo
que sólo la OTAN dispone de la capacidad de “incrustar” una información
tendenciosa o simplemente falsa en la primera plana de todos los diarios de sus
países miembros, es altamente probable que ese bloque militar esté
organizando la actual campaña. Además, el hecho que esa campaña esté
presentando a todos los migrantes como refugiados que huyen de las zonas de
guerra y la insistencia sobre el origen supuestamente sirio de todos estos
migrantes hacen pensar que la OTAN está preparando una acción pública
relacionada con la guerra que secretamente dirige contra Siria.
[1]
«Allemagne:
le patronat veut plus de réfugiés» [En español, “Alemania: los patrones
quieren más refugiados”], AFP, 23 de diciembre de 2014.
[2]
«La miopía de la Unión
Europea ante la estrategia militar de Estados Unidos», por Thierry Meyssan,
Red Voltaire, 27 de abril de 2015.
[3]
“Insider:
Die USA bezahlen die Schlepper nach Europa!”, Info Direkt, 5 de
agosto de 2015. «Acusan
a Estados Unidos de financiar el éxodo de refugiados hacia Europa», Red Voltaire,
13 août 2015.
Intelectual francés,
presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus
análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe,
latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y
desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores,
2008).
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