Adrian
Salbuchi
Disolviendo
los Estados Nacionales pedazo a pedazo…
En primer
término, el caos que hoy sufren estas dos naciones no es ninguna excepción ni
algo nuevo. A lo largo de la última década, hemos visto estas mismas
escenas trágicas con distintos matices, y con mayor o menor intensidad, en
otras naciones: Libia, Egipto, Irak, Siria, Afganistán, Mali, Tailandia, Chile,
Brasil, Argentina; incluso en la Unión Europea. Ello nos indica que
estamos ante un fenómeno que tiene innegables raíces en común.
En
segundo término, no caigamos en el error de pensar que esto refleja luchas
ideológicas entre sectores de la población, por más que los multimedios
globales a menudo insistan en darles ese tinte. Los pueblos trabajadores
de todo el mundo hoy anhelan cosas similares, por lo que es mucho más lo que
los une en hermandad, que lo que los separa en conflicto social.
En rigor
de verdad, lo que hoy vivimos es un gigantesco y certero ataque por parte de
los Dueños del Poder Global – de características eminentemente privadas y
supranacionales – en contra de todos los Estados Nacionales Soberanos y
sus respectivos pueblos trabajadores.
Por
supuesto, ese ataque no golpea a todos por igual, ni al mismo tiempo, ni de la
misma manera. En cada caso, viene “hecho a la medida” de las necesidades
de los poderosos de este mundo que instigan y controlan todo este proceso
planetario. Ellos necesitan que algunos Estados se mantengan vivitos y
coleando por un buen tiempo más para que sirvan a sus intereses: Estados
Unidos, el Reino Unido e Israel, por ejemplo; en nuestra Región: Colombia,
México y Chile…
Contrariamente,
en ciertos otros Estados que les generan grandes molestias, vemos como instigan
el caos, la guerra civil, invasiones y destrucción. Así es en Irak,
Afganistán, Libia, Egipto, Siria y Palestina, hoy sumidos en el caos.
Estos, a su vez, conforman etapas o pasos de posicionamiento en el camino hacia
venideros mega-conflictos que los Dueños del Poder buscan ante Irán, China y
Rusia que hoy se oponen crecientemente a los atropellos occidentales en Europa,
Asia y Medio Oriente.
Como
dijera el diplomático norteamericano Richard N Gardner hace 40 años en artículo
publicado en la edición de abril 1974 de “Foreign Affairs’, publicación oficial
del CFR (Council on Foreign Relations – el Consejo de Relaciones Exteriores, un
poderoso banco de cerebros al servicio de los Dueños del Poder Global), “…el
Nuevo Orden Mundial deberá construirse de abajo hacia arriba, en lugar de
arriba hacia abajo… pues un ataque final alrededor de la soberanía nacional
erosionándola pedazo a pedazo dará muchos mejores resultados que los anticuados
asaltos frontales…”. ¿El título de aquél artículo? “El duro camino
hacia el nuevo orden mundial…”
Lo que
hoy vemos en Venezuela y Ucrania debe entenderse entonces como parte de este
amplio proceso mundial de “ataque alrededor de la soberanía nacional para
erosionarla pedazo a pedazo”.
Entendámoslo
bien: a los poderosos de este mundo poco les importa cualquier consideración de
tipo ideológica. Sólo les interesa verificar el nivel de servidumbre y
funcionalidad que los gobernantes que logran imponer en cada país estén
dispuestos a desempeñar a favor de los intereses de los Dueños del Poder
Global.
Eso no
siempre significa necesariamente que esas naciones víctima estén
siempre en manos de traidores conscientes de sus desvaríos. Aunque
en algunos casos suele ser así, en la mayoría de los casos se trata de
gobernantes insondablemente ignorantes, desatentos, ambiciosos y usualmente
corruptos, que lisa y llanamente no entienden la enorme peligrosidad del mundo
en el que vivimos.
Ambiciosos
ególatras amorales que no perciben – ni mucho menos comprenden – cuáles son los
enormes peligros y poderosos enemigos que acechan a todos los países.
Como decía Sun-Tzu hace más de 2.500 años: quiénes no perciben la existencia de
un enemigo, no se defienden de él….
¿¡Y qué
mejor manera de ganar una guerra que contra una víctima que ni siquiera atina a
defenderse!?
Se trata
de los modernos gobernantes mediocres e insulsos que se convencen que para
gobernar bien basta con asumir como propia alguna fórmula mágica como
panacea política integral: sea algún librito con “la constitución”, o los ejes
de alguna ideología absolutamente perimida como el marxismo, o vivir de
recuerdos del Gran Líder muerto, o repetir discursos vacuos y estúpidos acerca
de “la democracia” o algún inexistente “modelo de inclusión”; por
supuesto siempre ante los ¡Vivas! de los chupamedias aplaudidores
profesionales de turno.
Venezuela
Nadie
duda que Hugo Chávez fue un presidente y líder nacional excepcional:
carismático, intuitivo, valiente, lúcido y pragmático. Pero eso no quita
que no se haya equivocado – ¡y muy feo! – en temas fundamentales.
El más
fundamental de ellos quizás haya sido el haber abandonado un sano nacionalismo
bolivariano de origen centrado en la soberanía no sólo territorial sino
cultural e intelectual, para reemplazarlo por el camino más expedito de abrazar
un ideologismo marxista “a la cubana” que no sólo no sirve para resolver
los grandes problemas nacionales, sino que – peor aún – desde sus propios
mentores fundadores encarna una mentalidad totalmente ajena a nuestras
tradiciones cristiana y occidental.
Al
darle a su proyecto nacional un tinte abiertamente ideológico – marxista
en este caso – Hugo Chávez produjo una escisión y quiebre social en la sociedad
venezolana. Olvidó que uno de los bordes de quiebre más agudos y
peligrosos en toda América Latina es aquél que pretende imponer la dicotomía entre
“socialismo marxista o capitalismo yanqui”, cuando en rigor de verdad en el
largo plazo ambos han demostrado ser dos caras de una misma moneda. Y esa
moneda es la del César moderno globalizado, hoy íntegramente controlada por los
Dueños del Poder Global.
Esta
lucha ideológica ha generado enormes cuotas de violencia y caos a lo largo de
más de 50 años en toda nuestra región, desde Méjico, República Dominicana y
Cuba hasta Argentina, Bolivia y Chile.
Así que,
¡peligroso juego en el que Chávez metió a Venezuela!
Se nota
que poco aprendió de la gran y simple lección que pretendió dar el presidente
argentino Juan Domingo Perón a todo el continente, cuando recomendaba a los
pueblos lúcidos y soberanos esta clara praxis política: “Ni yanquis, ni
marxistas: ¡Peronistas!”,que no era otra cosa que una manera simple y llana de
decir: “muchachos: ¡piensen con el cerebro propio y no con el ajeno!”.
Mas en
esto hasta el propio Juan Perón fue derrotado. Usurpando su nombre,
tránsfugas ideológicos sacrificarían a la propia Argentina ante los
yanquis usureros con las infames “relaciones carnales” entre Carlos Menem y
George Bush en los años 90, y una década después ante los mastodónticos
marxistas socialdemócratas de Néstor y Cristina Kirchner, la “Cámpora”, las
“Madres” de Bonafini, Shoklender, Verbitzky y Kunkel!
Pero
volvamos a Venezuela: Chávez era Chávez, y en cuestiones políticas tenía muy
buena muñeca y discurso persuasivo. Supo y pudo “manejar las cosas” con
gran habilidad…
Lástima
que hoy Chávez esté muerto… y su delfín, Nicolás Maduro, no le llega ni a los
talones. Pero hoy le toca a Maduro lidiar con las consecuencias
catastróficas – y por demás totalmente innecesarias – de esa lucha ideológica
heredada de Chávez.
Seguramente,
sin quererlo y debido a su propia incultura y carencia de entendimiento de cómo
funciona realmente el Poder Global en nuestros días, a lo largo una
docena de años en el gobierno Hugo Chávez terminó armando la bomba social que
hoy le explota en la cara a Nicolás Maduro.
Y si don
Nicolás cree que va a superar este caos hoy reinante en su país – en el que sin
lugar a dudas la CIA norteamericana, el Mossad israelí y los multimedios
globales toman enorme ventaja a río revuelto – mostrando su pequeñita
“constitución bolivariana” cada vez que hace algún discurso en cadena nacional,
al tiempo que ordena se dispare contra manifestantes en las calles y avenidas
de Caracas mientras sigue vendiendo su petróleo a EEUU e invirtiendo fondos
venezolanos en los megabancos globales, se equivoca y mucho. Les está
haciendo el juego de manera fenomenal a los Dueños del Poder Global.
Tristemente,
el corpulento presidente venezolano mostrando su visualmente ridícula
constitucioncita bolivariana no atina a ver ni a comprender lo que está
ocurriendo delante de sus propias narices.
Ucrania
También
aquí vemos a un país políticamente inestable e inmaduro al que – al igual que a
decenas de otros países víctima – el mundialismo le ha impuesto la “democracia”
tras la caída y fractura de la ex-Unión Soviética.
Una falsa
y viciada “democracia” que no es más que un mecanismo formal para reunir y
contar votos a favor de determinados “candidatos” (todos funcionales al poder
global) algunos de los cuales siempre “ganan las elecciones”.
Lo que
quizás recién hoy van comprendiendo los ucranianos es que el imperio de una tal
“democracia” siempre queda en manos de “partidos políticos” y sus operadores
(los sistemáticamente corruptos“políticos”), siempre adictos al dinero, dinero
y más dinero.
Así, las
benditas “elecciones” siempre las ganan quienes tienen el apoyo, favor,
bendición y sustento del dinero: dinero de las empresas, dinero los megabancos,
dinero de anunciantes y especuladores locales y foráneos; dinero de
multibillonarios y de “los poderosos ricos y famosos”; incluso dinero de
narcotraficantes, agentes foráneos, operadores corruptos y criminales; en fin,
de todo un amplio abanico de “gerentes del dinero”.
Superar
la tragedia que hoy vive el pueblo ucraniano requiere primero empezar a
despertar al hecho de que el mamarracho político que le han impuesto nada tiene
que ver con una auténtica Democracia (así, con mayúscula).
En el
mejor – perdón, ¡en el peor! – de los casos, lo que hoy sufre
Ucrania es el tener la mejor “democracia” que el dinero puede
comprar… Que no es ninguna democracia en absoluto, pues el dinero
NO es democrático…
Este
fenómeno hoy lo comprobamos en país, tras país, tras país; y los resultados
están a la vista…
La
violencia Ucraniana también pasa por esta falsa fractura ideológica entre
quienes creen que esa Nación debe integrarse al capitalismo parasitario y
autoritario con el que pretende seducirla la Unión Europea, por un lado; y
quienes aún añoran el antiguo régimen marxista con su “socialismo para todos”
(versión vernácula del modelo marxista de “inclusión”), por el otro lado.
Parecieran
no habercomprendido aún que por encima de todo el macaneo ideológico vacuo,
fofo y estúpido de los ruidosos politiqueros vernáculos, reinan siempre los más
callados intereses geopolíticos concretos, duros y tremendo de Estados
Unidos y sus Aliados en la OTAN por un lado, y los de la nueva Rusia de Putin
con su renovada aristocracia eslava que pretende reconstruir el poder de la
Gran Rusia, por el otro.
A medida
que los pueblos van adquiriendo una visión histórica de largo plazo – dos
siglos, al menos – entonces irán comprendiendo que Capitalismo “democrático” y
Socialismo “democrático” no son más que dos caras de una misma moneda en el
bolsillo de los Dueños del Poder Global.
Argentina
Con sus
propios matices, variantes, desaciertos y estupideces, también Argentina hoy
corre enormes peligros semejantes a los que hoy hunden a Venezuela y Ucrania.
Gracias a
30 años de “democracia” precedidos por 7 años de usurpación cívico-militar, hoy
nuestro país yace postrado, debilitado, ciego y a punto de transitar un proceso
final de disolución nacional.
El
no-gobierno de la cleptocracia kirchnerista no es más que el repugnante
pozo ciego que hoy corona esta “Tragedia 7+30”– 7 años de usurpación militar +
30 años de usurpación “democrática” en esta Argentina Derrotada.
Desde
aquellos generales traidores del 76, pasando por 10 presidentes cobardes de la
“democracia”, hasta desembocar en el actual régimen descerebrado regenteado por
una madame de burdel con veleidades de reina.
¡Pobre Argentina!
Ha sido derrotada en todos los frentes y ámbitos, cayendo a niveles inauditos
de inflación, pobreza, violencia urbana, desculturización, narcotráfico,
narco-producción, narco-adicción, miseria, indefensión territorial,
vaciamiento, corrupción y robo desfachatado dirigido desde la Casa Rosada,
carencias populares de todo tipo, falta de salud, agresiones a los
trabajadores, desprecio por los jubilados, falta de vivienda, trenes asesinos,
pérdida de soberanía energética, ideologización e idiotización de nuestras
universidades, abandono social, multimedios mentirosos y cuasi-pornográficos,
destrucción de nuestras escuelas, cobardía dirigencial; en síntesis:
estupidez,perversión y traición desde los máximos niveles del poder público y
privado.
Más allá de
que el ciudadano argentino se identifique con políticos de la “derecha
liberal” – Menem, Cavallo, Macri, Massa, De Narváez, Scioli, Duhalde,
Capitanich, Rodriguez Saa, – o de la “izquierda” socialdemócrata
masónica – Alfonsín, Stolbizer, Kirchner, Binner – o incluso criminosa-marxista
– Kiciloff, La Cámpora, Madres, Abuelas, Shoklender, Zannini – la Realidad se
impone y es única y terrible: todos estos políticos y gobernantes ideologizados
han sido, a sabiendas o no, absolutamente funcionales a los intereses de los
Dueños del Poder Global en sus objetivos largoplacistas de destruir el Estado
Nacional Soberano Argentino.
Operando
como una suerte de Caballo de Troya, esta “dirigencia” vernácula ha impedido
que la Nación Argentina cumpla su mandato histórico de transformarse en el eje
continental en torno al cual se debe erigir la Gran Patria Sud Americana, que
ya dejó de ser un mero “sueño deseable” y anhelo del corazón de todo Argentino
bien nacido, para transformarse en una Necesidad Imperiosa ante la cataclísmica
amenaza que el venidero Gobierno Mundial de derecho representa para todas las
naciones soberanas. Gobierno Mundial que los Dueños del Poder Global con
su gigantesco poderío usurario, mediático y militar pronto impondrán sobre
todos los pueblos del continente.
Mientras
todo esto ocurre, vemos a un conjunto de payasos como el “jefe de
gabinete-presidente” Capitanich y la descerebrada “reina” Cristina – que no
gobierna porque jamás tuvo la más remota idea de cómo se hace eso – siguen
arrastrándonos hacia un incierto abismo con sus marchas, contramarchas, medidas
y contra-medidas descabelladas, trastabillazos, porrazos y errores políticos
garrafales, todo salpicado de autoritarismo, mentiras y corrupción; y
siempre al son de una pandilla decadente de delincuentes aplaudidores oficiales
como Boudou, Fernández, los mili-tontos de La Cámpora y otro payasos
viles de diversa y dudosa jerarquía.
Miremos
bien lo que hoy ocurre en las calles de Venezuela: gente gritando a favor de
uno u otro bando; trabajadores bien intencionados que defienden a un presidente
al que creen heredero de una “revolución bolivariana” que jamás fue;
profesionales y estudiantes que creen que un Leopoldo López o un Capriles
Radonski los liberará de las garras del marxismo autoritario cuando en realidad
los entregarán a las garras de un sionismo usurero pro-norteamericano aún peor.
Siempre
lo mismo: manifestantes contra la policía: pedradas, golpizas, disparos, gases,
muertos y heridos; los pobres moliendo a golpes a otros pobres…
Mientras
todo esto ocurre en las calles de Caracas, Kiev, Cairo, Damasco, Bagdad, Gaza,
Trípoli, Atenas, Madrid, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Córdoba, Santiago y
Bangkok, allá arriba en las alfombradas salas de directorio y en los centros de
poder global en los pisos altos de los rascacielos de todo el mundo, los
gerenciadores privados y públicos del poder global miran hacia abajo fumando
sus puros y disfrutando de sus whiskey, riéndose de todos nosotros al ver cuán
rápido avanzan sus planes de dominio global…
Buenos
Aires, 24 de febrero de 2014
Adrian
Salbuchi / Proyecto Segunda República (PSR)
EL DESALOJO DE LOS ARGENTINOS
Por Javier Cornejo
Publicado en el diario
El Tribuno el 06 de agosto de 2009
Muchos conocemos a Juan
Bautista Alberdi en el plano «constitucional». Poco conocemos al Juan Bautista
Alberdi de los «escritos póstumos». Tal como su importantísima obra publicada
en 1875 y que tituló: «Estudios económicos».
Interpretación económica de
la historia Argentina y Sud América». En la página 43 se desprenden palabras de
rigurosa actualidad: «La América del Sud está ocupada por pueblos pobres que
habitan suelos ricos».
Después de esta observación
elemental, el pensador argentino señala, como tesis de su obra, que «la Europa
presta al suelo, no al hombre, cuando presta su dinero a los Estados de América
del Sud».
El objetivo del acreedor,
según Alberdi, es obtener la propiedad del suelo gravado en garantía de su
deuda dineraria. Por eso, al momento de la ejecución de los bienes del suelo
para obtener el pago de su crédito, exige el suelo desocupado de habitantes.
¿Y cómo se desaloja todo un
continente?... se pregunta el autor. A ello responde: «Provocando guerras u
otras calamidades por cualquier pretexto y sin ningún sentido». «Son así las
guerras que han asolado a Paraguay y a
Entre Ríos, que se han hecho
con el oro de los ingleses» (página 91).
Si tomamos estos conceptos
embrionarios como base analítica de lo que está ocurriendo actualmente en la
República Argentina, constatamos que parece haber llegado la hora de la
«ejecución de nuestra garantía» a favor de nuestro usurario acreedor, y debemos
entregar el suelo libre de ocupantes.
Así también, cooperar
eficazmente para la entrega del inmenso potencial energético que significa
nuestra Antártida y adyacencias, ofreciendo a quien resulte su propietario, el
reservorio futuro de la humanidad.
De allí se infiere que se
impone el «exterminio» de la población argentina, se debe entregar el suelo (es
decir el patrimonio público y privado con sus recursos naturales intactos)
libre de ocupantes.
El accionar se aceleró
frenéticamente por medio de las herramientas actuales de exterminio. ¡Atrás y
lejos quedaron los Ejércitos de ocupación con metralla, pólvora y fusiles! ¡A
comienzos de 1800 ya Beresford los reemplazó por: letras de cambio, pagarés,
acuerdos comerciales y tratados que se deben cumplir!
Las armas del exterminio
funcionan a la perfección:
·
Guerra química: «Consumo de drogas» con
proyecciones estremecedoras en nuestra juventud. Próxima despenalización de la
tenencia; con lo que se abre la puerta a la legalización del tráfico total,
pre-anunciada por lluvia de drogas en cielos salteños.
·
Guerra bacteriológica:
consumada con las pandemias, sin ningún control sanitario riguroso de sida,
cólera, meningitis, hepatitis, mal de Chagas, fiebre amarilla, dengue, gripes
en sus diversas variedades, y la nueva gripe medieval que ya hace estragos en
China; vigentes en la pobreza creciente que asola a nuestro país y que niegan
los indicadores con precisas instrucciones. Desembocando en un incremento de la
mortalidad infantil.
·
Desquicio educacional: aumento
de una TV espúrea que cala el último rincón con su mensaje desintegrador.
·
Guerra económica: instrumentada en la
siniestra cantidad de medidas y actos administrativos de «ajuste» de nuestros
gobernantes. Incremento inusitado de muertes por accidentes en transportes
públicos y privados: caos en el respeto a las normas de tránsito. Conductores
bajo los efectos de todo tipo de sustancias.
·
Total crisis institucional: en la que la imagen
y autoridad de gobernantes se asimila en forma creciente al término
«corrupción».
·
Inseguridad: como «normalidad» creciente Guerra
civil: en el mundo tenemos hartos ejemplos de guerras «provocadas».
Piquetes y contra piquetes, pobres contra pobres. Ocupas contra ocupas.
·
Indefensión total a cualquier intención de
ocupación de nuestro territorio por cualquier fuerza de ocupación extranjera.
Inexistencia de las Fuerzas Armadas.
En este somero análisis
constatamos la gravedad de una realidad que se nos oculta sistemáticamente y
nos hace parecer que los acontecimientos que ocurren lo son por casualidad del devenir
histórico, y no por una «causalidad» eficientemente provocada con el único fin
de reducir y aniquilar a la población en un continente (Sudamérica Antártida)
con los recursos naturales necesarios para la subsistencia y control de la
humanidad del futuro.
Intentar tapar esta espantosa
y concreta realidad, es un genocidio sin límites, por parte de nuestros
gobernantes a los que sólo parece preocuparles la eternización en un poder de
miserables.
Los conceptos de este
comentario encuentran su basamento en la obra del Dr. Julio González: «Los
tratados de paz por la guerra de las Malvinas», de agosto de 1998.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario