por Thierry Meyssan
¿Un 11 de septiembre en París?
Numerosos franceses denuncian el islamismo y manifiestan en
las calles en reacción contra el atentado perpetrado en París contra
el semanario satírico Charlie Hebdo. Por su parte, Thierry Meyssan
observa que la interpretación yihadista carece de sentido. Aunque
sería más conveniente para él sumarse al coro de quienes denuncian una
operación de al-Qaeda o del Emirato Islámico en París, Thierry Meyssan expone
una hipótesis diferente, pero mucho más peligrosa
Damasco (Siria) 8 de enero de 2015
En este reportaje, la televisión francesa France24 mutila el
video original para que televidentes no vean el momento en que los
atacantes ultiman al policía herido.
El 7 de enero de 2015, un comando irrumpe en la sede
parisina de Charlie Hebbo y asesina 12 personas. Otras 4 víctimas han
sido reportadas en estado grave.
En los videos se oye a los atacantes gritar «¡Allah Akbar!»
y afirmar después que han «vengado a Mahoma». Una testigo,
la dibujante Coco, afirmó que los individuos decían ser de al-Qaeda. Eso
ha bastado para que numerosos franceses denuncien el hecho como un atentado
islamista.
Pero esa hipótesis es ilógica.
La misión del comando no coincide con la ideología yihadista
En efecto, los miembros o simpatizantes de grupos como la
Hermandad Musulmana, al-Qaeda o el Emirato Islámico [1]
no se habrían limitado a matar dibujantes ateos. Habrían comenzado por
destruir los archivos de la publicación en presencia de las víctimas, como
lo han hecho en la totalidad de las acciones que perpetran en el Magreb y
el Levante. Para los yihadistas, lo primero es destruir los
objetos que –según ellos– ofenden a Dios, antes de castigar a los «enemigos
de Dios».
Y tampoco se habrían replegado de inmediato, huyendo de la
policía, sin completar su misión. Por el contrario, la habrían
realizado hasta el final aunque eso les costase la vida.
Por otro lado, los videos y varios testimonios muestran que
los atacantes son profesionales. Están acostumbrados al manejo de armas y sólo
disparan cuando es realmente necesario. Su indumentaria tampoco es la de
los yihadistas sino más bien la que caracteriza a los comandos militares.
Su manera de ejecutar en el suelo un policía herido, que
no representaba un peligro para ellos, demuestra que su misión no era
«vengar a Mahoma» del humor no muy fino de Charlie Hebdo.
El video censurado por los canales de televisión de Francia
Objetivo de la operación: favorecer el inicio de una guerra civil
Los atacantes hablan bien el idioma francés y es muy
probable que sean franceses, lo cual no justifica la conclusión
de que todo sea un incidente franco-francés. Por el contrario,
el hecho de que se trata de profesionales nos obliga a separar
estos ejecutores de quienes dieron la orden de realizar la operación. Y
nada demuestra que estos últimos sean franceses.
Es un reflejo normal, pero intelectualmente erróneo,
creer que conocemos a nuestros agresores en el momento en que acabamos de
sufrir la agresión. Eso es lo más lógico, tratándose de la criminalidad
común y corriente. Pero no es así cuando se trata de política
internacional.
Quienes dieron las órdenes que llevaron a la ejecución de
este atentado sabían que estaban provocando una ruptura entre los franceses de
religión musulmana y los franceses no musulmanes. El semanario satírico
francés Charlie Hebdo se había especializado en las provocaciones
antimusulmanas, de las que la mayoría de los musulmanes de Francia
han sido víctimas directa o indirectamente. Si bien los musulmanes
de Francia no dejarán seguramente de condenar este atentado, les será
difícil sentir por las víctimas tanto dolor como los lectores de la
publicación. Y no faltarán quienes interpreten eso como una forma de complicidad
con los asesinos.
Es por eso que, en vez de considerar este atentado
extremadamente sanguinario como una venganza islamista contra el semanario
que publicó en Francia las caricaturas sobre
Mahoma y dedicó reiteradamente su primera plana a
caricaturas antimusulmanas, sería más lógico pensar que se trata del
primer episodio de un proceso tendiente a crear una situación de guerra civil.
La estrategia del «choque de civilizaciones» fue concebida en Tel Aviv y Washington
La ideología y la estrategia de la Hermandad Musulmana,
al-Qaeda y el Emirato Islámico no predica provocar una guerra civil en «Occidente»
sino, por el contrario, desatar la guerra civil en el «Oriente» y separar ambos
mundos herméticamente. Ni Said Qotb, ni ninguno de sus sucesores llamaron
nunca a provocar enfrentamientos entre musulmanes y no musulmanes en el
terreno de estos últimos.
Por el contrario, quien formuló la estrategia del «choque
de civilizaciones» fue Bernard Lewis y lo hizo por encargo
del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Esa estrategia fue divulgada posteriormente por Samuel Huntington,
presentándola no como una estrategia de conquista sino como una
situación que podía llegar a producirse [2]. El objetivo
era convencer a los pueblos de los países miembros de la OTAN de que era
inevitable un enfrentamiento, justificando así el carácter preventivo de
lo que sería la «guerra contra el terrorismo».
No es en El Cairo, en Riad ni en Kabul donde se predica
el «choque de civilizaciones» sino en Washington y en Tel Aviv.
Quienes dieron la orden que llevó al atentado contra Charlie
Hebdo no estaban interesados en contentar a yihadistas o talibanes sino a
los neoconservadores o los halcones liberales.
No debemos olvidar los precedentes históricos
Tenemos que recordar que durante las últimas décadas hemos
visto a los servicios especiales de Estados Unidos y de la OTAN
·
utilizar en Francia la población civil como
conejillos de Indias para experimentar los efectos devastadores de ciertas
drogas [3];
·
respaldar a la OAS para asesinar al presidente
francés Charles De Gaulle [4];
·
proceder a la realización de atentados “bajo
bandera falsa” contra la población civil en varios países miembros de la
OTAN [5].
Tenemos que recordar que, desde el desmembramiento de
Yugoslavia, el estado mayor estadounidense ha experimentado y puesto en
práctica en numerosos países su estrategia conocida como «pelea de perros», que
consiste en matar miembros de la comunidad mayoritaria y matar después miembros
de las minorías para lograr que ambas partes se acusen entre sí y que
cada una de ellas crea que la otra está tratando de exterminarla. Fue así como
Washington provocó la guerra civil en Yugoslavia y, últimamente,
en Ucrania [6].
Los franceses harían bien en recordar igualmente que
no fueron ellos quienes tomaron la iniciativa de la lucha contra los
yihadistas que regresaban de Siria e Irak. Por cierto, ninguno de esos
individuos ha cometido hasta ahora ningún atentado en Francia
ya que el caso de Mehdi Nemmouche no puede catalogarse como un hecho
perpetrado por un terrorista solitario sino por un agente encargado de ejecutar
en Bruselas a 2 agentes del Mosad [7] [8].
Fue Washington quien convocó, el 6 de febrero de 2014, a los ministros del
Interior de Alemania, Estados Unidos, Francia (el señor Valls envió un
representante), Italia, Polonia y Reino Unido para que inscribieran el regreso
de los yihadistas europeos como una cuestión de seguridad nacional [9]. Fue sólo
después de aquella reunión que la prensa francesa abordó ese tema dado
el hecho que las autoridades habían comenzado a actuar.
Expresándose por primera vez en francés para dirigir un mensaje a los franceses, John Kerry denuncia un ataque contra la libertad –cuando su país no vacila, desde 1995, en bombardear y destruir las estaciones de televisión que le molestan, tanto en Yugoslavia como en Afganistán, en Irak y en Libia– y celebra la lucha contra el oscurantismo.
No sabemos quién ordenó este ataque profesional contra Charlie Hebdo
pero sí sabemos que no debemos precipitarnos. Tendríamos que tener
en cuenta todas las hipótesis y admitir que, en este momento,
su objetivo más probable es dividirnos y que lo más probable es
que quienes dieron la orden estén en Washington.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario